España crea un sistema que permite operar a los cirujanos como si tuvieran visión de rayos X
El
Hospital Gregorio Marañón desarrolla un método que combina impresión 3D
con el uso de gafas de realidad aumentada que acorta los tiempos de la
intervención y permite ganar en precisión
Ya no
solo es la excelencia de sus profesionales, o el liderazgo en
trasplantes. España tiene otro motivo más para sentir orgullo de su
Sanidad. Por primera vez, un equipo de cirujanos e ingenieros españoles
ha conseguido llevar a cabo una operación (extirpar un tumor de tibia)
con la combinación de gafas de realidad aumentada e
impresión 3D personalizada que ha permitido ganar precisión y acortar
el tiempo de la cirugía. En este caso, la intervención pasó de las
cuatros horas y media habituales a menos de tres.
Gracias a este
sistema pionero, desarrollado por el Hospital Gregorio Marañón, el
médico tiene una suerte de «visión de rayos X», casi como si pudiera ver
«a través» del paciente. El Marañón ya usaba la impresión 3D desde 2014
pero ahora la ha combinado con la realidad aumentada para que
se puedan proyectar sobre el enfermo hologramas de sus estudios
radiológicos (por ejemplo un TAC), la reconstrucción en 3D de
su patología así como la planificación quirújica. Para comprender cómo
funciona la realidad aumentada puede imaginarse a usted mismo
recorriendo un museo. Si durante el recorrido encuentra un cuadro que le
guste, unas gafas de realidad aumentada o su teléfono móvil le
permitirán hacer un escáner del mismo aportándole información adicional
en forma virtual. Por ejemplo, quién lo pintó, en qué año, a que periodo
artístico pertenece, etc. Lo mismo pasa en quirófano: sobre el
paciente, en este caso su pierna, se despliegan imágenes con un margen
de error inferior a un milímetro, que aportan información relevante para
la operación como sus pruebas radiológicas.
Todo ello lo permiten
las gafas. Pero lo que estas no saben es colocar el holograma en la
posición exacta encima de la paciente. ¿Cómo se consiguió esto? Gracias a
la experiencia del hospital en impresión 3D encontraron la forma de
sincronizar las imágenes 3D virtuales del paciente con el paciente real.
¿Cómo? A través de la impresión de una plantilla personalizada que contiene un marcador óptico (similar
a los códigos «QR» que usted puede encontrar, por ejemplo, en las
paradas del autobús) y que le indican a las gafas que tiene el médico
dónde proyectar los hologramas. «Así, se aumenta automáticamente sobre
el paciente la información que tenemos de él. Gracias al marcador hemos
podido ver dónde está el tumor sin necesidad de abrir, conocer la
profundidad del mismo en el hueso, de modo que orientamos la cirugía
desde el primer momento», explica a ABC, Rubén Pérez Mañanes, cirujano ortopédico y oncológico del Hospital Gregorio Marañón.
Máxima concentración
Otra
ventaja de este sistema es que al tener todas las imágenes sobre el
paciente se evita que el médico desvíe la mirada o tenga que pedirle a
un enfermero que cargue las imágenes en el ordenador. La idea de este
sistema es que se aplique a todos los hospitales así como a todo tipo de
operaciones y que las gafas sean utilizadas no por el cirujano sino por
todo el equipo que participa en la intervención.
El hospital
trabaja también para que sean «smartphones» y no gafas los que den
soporte a la realidad aumentada (la mayoría de los móviles de los
últimos tres años la integran), de manera que sea este el que pueda
identificar el código «QR» integrado en la plantilla impresa en 3D y
sobre ella proyectar la reconstrucción 3D en el móvil. Con los
«smartphones» se quiere «democratizar el proyecto», aseguró Pérez
Mañanes.
A la presentación asistió el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, quien calificó el invento de «salto cualitativo».
Gracias a este sistema pionero, desarrollado por el Hospital Gregorio Marañón, el médico tiene una suerte de «visión de rayos X», casi como si pudiera ver «a través» del paciente. El Marañón ya usaba la impresión 3D desde 2014 pero ahora la ha combinado con la realidad aumentada para que se puedan proyectar sobre el enfermo hologramas de sus estudios radiológicos (por ejemplo un TAC), la reconstrucción en 3D de su patología así como la planificación quirújica. Para comprender cómo funciona la realidad aumentada puede imaginarse a usted mismo recorriendo un museo. Si durante el recorrido encuentra un cuadro que le guste, unas gafas de realidad aumentada o su teléfono móvil le permitirán hacer un escáner del mismo aportándole información adicional en forma virtual. Por ejemplo, quién lo pintó, en qué año, a que periodo artístico pertenece, etc. Lo mismo pasa en quirófano: sobre el paciente, en este caso su pierna, se despliegan imágenes con un margen de error inferior a un milímetro, que aportan información relevante para la operación como sus pruebas radiológicas.
Todo ello lo permiten las gafas. Pero lo que estas no saben es colocar el holograma en la posición exacta encima de la paciente. ¿Cómo se consiguió esto? Gracias a la experiencia del hospital en impresión 3D encontraron la forma de sincronizar las imágenes 3D virtuales del paciente con el paciente real. ¿Cómo? A través de la impresión de una plantilla personalizada que contiene un marcador óptico (similar a los códigos «QR» que usted puede encontrar, por ejemplo, en las paradas del autobús) y que le indican a las gafas que tiene el médico dónde proyectar los hologramas. «Así, se aumenta automáticamente sobre el paciente la información que tenemos de él. Gracias al marcador hemos podido ver dónde está el tumor sin necesidad de abrir, conocer la profundidad del mismo en el hueso, de modo que orientamos la cirugía desde el primer momento», explica a ABC, Rubén Pérez Mañanes, cirujano ortopédico y oncológico del Hospital Gregorio Marañón.
Máxima concentración
Otra ventaja de este sistema es que al tener todas las imágenes sobre el paciente se evita que el médico desvíe la mirada o tenga que pedirle a un enfermero que cargue las imágenes en el ordenador. La idea de este sistema es que se aplique a todos los hospitales así como a todo tipo de operaciones y que las gafas sean utilizadas no por el cirujano sino por todo el equipo que participa en la intervención.El hospital trabaja también para que sean «smartphones» y no gafas los que den soporte a la realidad aumentada (la mayoría de los móviles de los últimos tres años la integran), de manera que sea este el que pueda identificar el código «QR» integrado en la plantilla impresa en 3D y sobre ella proyectar la reconstrucción 3D en el móvil. Con los «smartphones» se quiere «democratizar el proyecto», aseguró Pérez Mañanes.
A la presentación asistió el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, quien calificó el invento de «salto cualitativo».
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