Científicos identifican dos edades clave en las que el envejecimiento se acelera drásticamente.
¿Alguna vez te has preguntado a qué edad se acelera el envejecimiento? Aunque solemos pensar que envejecemos de forma progresiva y constante, un estudio publicado en Nature Aging demuestra que el cuerpo humano atraviesa dos etapas clave del envejecimiento, donde los cambios moleculares se intensifican de manera abrupta.
Comprender estas etapas no solo nos ayuda a anticipar riesgos para la salud, sino también a identificar momentos críticos donde la intervención médica podría ser más eficaz. El estudio ofrece una visión revolucionaria sobre cómo y cuándo nuestro cuerpo empieza a envejecer más rápido.
De acuerdo con los hallazgos, las edades aproximadas de 44 y 60 años marcan los puntos de mayor disrupción biológica. A partir de esos momentos, numerosos procesos internos comienzan a deteriorarse aceleradamente, aumentando el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas.
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El envejecimiento no sigue una línea recta
Durante mucho tiempo, se asumió que los cambios relacionados con la edad seguían una progresión lineal. Sin embargo, el estudio realizado por Shen et al. (2024) desafía esta idea al analizar perfiles moleculares en 108 personas de entre 25 y 75 años, seguidas por hasta 6.8 años. Los datos incluyeron transcriptómica, proteómica, metabolómica, análisis de citoquinas y microbiomas, proporcionando una imagen muy detallada del envejecimiento humano
Los resultados mostraron que solo el 6.6% de las moléculas analizadas cambiaban de forma lineal con la edad. En cambio, el 81% de los perfiles biológicos mostraban alteraciones no lineales, con puntos de inflexión claros que marcaban aceleraciones del envejecimiento.
Este hallazgo refuerza la idea de que el envejecimiento ocurre en “olas moleculares” y que identificar estos momentos de transición puede ser clave para mejorar la salud y la longevidad.
Dos crestas del envejecimiento: 44 y 60 años
El análisis de las trayectorias moleculares reveló dos olas principales donde los cambios en el organismo se intensifican: una a los 44 años y otra a los 60. Estas “crestas” representan momentos críticos donde los sistemas biológicos sufren una reestructuración acelerada.
En la primera cresta, alrededor de los 44 años, se observaron alteraciones en rutas metabólicas, como el metabolismo de los lípidos y el alcohol, así como una disminución en la capacidad de remodelar lipoproteínas. También se vieron signos de debilitamiento estructural en piel y músculos, con disrupciones en la matriz extracelular y el citoesqueleto.
La segunda cresta, cerca de los 60 años, estuvo marcada por un deterioro en el sistema inmunitario, funciones renales y mayor riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2 y trastornos cardiovasculares. Esta fase también mostró caídas abruptas en rutas de respuesta antioxidante y metabolismo de ácidos grasos.
Cambios funcionales durante las etapas clave del envejecimiento
En las etapas de los 44 y 60 años, los investigadores identificaron funciones biológicas específicas afectadas. Por ejemplo, en la primera fase se alteraron rutas de metabolismo lipídico y de alcohol, y se redujo la eficiencia en la remodelación de lipoproteínas. Esto podría explicar el aumento del riesgo cardiovascular desde edades medias.

En la segunda fase, el estudio detectó un deterioro inmunológico que incluyó respuestas inflamatorias exacerbadas y disminución en la capacidad para metabolizar compuestos como la cafeína. Asimismo, se observaron signos de envejecimiento en funciones renales y menor capacidad antioxidante.
Estos resultados subrayan que no solo cambia la cantidad de moléculas con la edad, sino también sus funciones críticas para la salud y el equilibrio del organismo.
Un patrón común en hombres y mujeres
Un hallazgo interesante fue que estos dos momentos críticos del envejecimiento se presentaron tanto en hombres como en mujeres, independientemente del estado menopáusico. Esto indica que las etapas clave del envejecimiento identificadas responden a procesos biológicos universales, no exclusivos de un sexo.

Incluso al analizar los datos excluyendo la transcriptómica, los resultados se mantuvieron. Esto confirma que los puntos de inflexión son robustos y consistentes a través de distintos tipos de análisis ómicos.
Envejecimiento y riesgo de enfermedades
Los investigadores también relacionaron estas etapas con el aumento del riesgo de enfermedades. En la primera cresta (44 años), aparecieron marcadores vinculados con disfunción hepática, deterioro estructural de tejidos y alteraciones en el metabolismo de aminoácidos ramificados, asociados al desarrollo de enfermedades cardiovasculares y resistencia a la insulina.
En la segunda cresta (60 años), las rutas relacionadas con la inflamación, la función renal y la regulación inmunitaria mostraron disrupciones significativas. También se observaron cambios en el metabolismo de carbohidratos y aumento de marcadores de daño oxidativo, lo que apunta a un deterioro multisistémico acelerado.
Implicaciones para la medicina preventiva
Estos hallazgos abren nuevas posibilidades para la medicina personalizada. Saber a qué edad se acelera el envejecimiento podría ayudar a establecer chequeos preventivos más precisos y tratamientos enfocados a contrarrestar los cambios que aparecen en cada etapa.
Por ejemplo, antes de los 44 años podría priorizarse el monitoreo metabólico y cardiovascular. Cerca de los 60, se podría intensificar la vigilancia inmunológica y renal, o implementar estrategias antioxidantes específicas.
Este enfoque adaptado podría mejorar la calidad de vida y aumentar la expectativa de vida saludable.
Conclusión
El presente estudio nos proporciona una evidencia clara de que el envejecimiento humano ocurre en patrones no lineales, con dos etapas clave: alrededor de los 44 y 60 años. Estas edades marcan momentos de reorganización biológica profunda, donde se aceleran procesos degenerativos y aumenta el riesgo de enfermedades.
Conocer a qué edad se acelera el envejecimiento permite anticipar intervenciones clínicas, personalizar tratamientos y mejorar la prevención. Estas “olas del envejecimiento” podrían convertirse en un nuevo paradigma para la salud humana.
Biólogo con especialidad en biotecnología, apasionado por la divulgación científica, con el propósito de acercar la ciencia a todos en un lenguaje sencillo y claro.
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