El 'blockchain' hará a los bancos lo mismo que internet a los periódicos
29.03.2017
Incluso años después de la
expansión de internet, muchas personas todavía creían que se trataba de
una moda pasajera. Sin embargo, internet se ha convertido desde entonces en una de las principales influencias sobre nuestra vida. Su
nombre está presente en la forma en que adquirimos productos y
servicios, la manera en que hacemos vida social con nuestras amistades,
la Primavera Árabe e incluso las elecciones presidenciales de Estados
Unidos de 2016. Pero durante la década de 1990, la prensa mayoritaria se burlaba
cuando Nicholas Negroponte predecía que pronto la mayoría de nosotros
leeríamos las noticias en línea en lugar de en un periódico impreso.
Vayamos rápido a dos décadas después: ¿Asistiremos a un impacto similar sobre nuestra vida producido por las criptomonedas y la cadena de bloques? Desde
luego existen muchos paralelismos. Al igual que internet, las
criptomonedas como Bitcoin están impulsadas por avances en tecnologías
claves junto con nuevas arquitecturas abiertas, como la cadena de bloques o blockchain, el sistema que sostiene Bitcoin. Al igual que internet, esta tecnología está diseñada para ser descentralizada; está
formada por "capas", cada una de las cuales está definida por un
protocolo interoperable y abierto sobre el que las empresas, y también
los particulares, pueden desarrollar productos y servicios. Al igual que
con internet, durante las primeras fases de su desarrollo existen
muchas tecnologías rivales y es importante especificar de qué cadena de
bloques se habla. Y, al igual que internet, las cadenas de bloques son
más fuertes cuando todos los usuarios utilizan la misma red, así que en
futuro podríamos llegar a hablar de "la" cadena de bloques.
Llevó décadas desarrollar Internet y sus capas, cada una de las cuales supuso una explosión de actividad creativa y emprendedora.
Muy pronto, Ethernet estandarizó la manera en la que los ordenadores
transmitían los bits mediante cables, y empresas como 3Com pudieron
construir imperios basados en sus productos de conmutación. El protocolo TCP/IP
fue empleado para abordar y controlar cómo se enrutaban los paquetes de
datos entre ordenadores. Cisco desarrolló productos como los
enrutadores de red, que le permitieron capitalizar el protocolo TCP/IP.
Para marzo de 2000, Cisco era la empresa más valiosa del mundo. Antes, en 1989, Tim Berners-Lee había desarollado el HTTP, otro protocolo abierto y sin permisos que permitió a la web crear negocios como eBay, Google y Amazon.
La app rompedora para las cadenas de bloques
Pero existe una diferencia importante: el primer internet no era
comercial. Se desarrolló a partir de fondos militares y se utilizó
principalmente para conectar entre sí centros de investigación y
universidades. No se diseñó para ganar dinero, sino para desarrollar la forma más robusta y eficaz de construir una red. La
falta inicial de actores e intereses comerciales fue, a la postre,
vital: permitió una arquitectura de red que compartía recursos de una
manera que no se habría producido dentro de un sistema impulsado por el
mercado.
La aplicación rompedora de internet fue el correo electrónico, lo que impulsó su adopción a gran escala y fortaleció su red. Bitcoin es la app rompedora de la cadena de bloques. La
criptomoneda Bitcoin impulsa la adopción de la cadena de bloques que la
sostiene; su fuerte comunidad técnica y riguroso proceso de revisión de
código la convierten en la más segura y fiable de las diferentes
cadenas de bloques disponibles. Al igual que ocurrió con el correo
electrónico, es probable que alguna forma de Bitcoin persista. Pero la cadena de bloques también será el sostén de una variedad de otras aplicaciones distintas, incluidos
los contratos inteligentes, los registros de propiedad y muchos tipos
nuevos de transacciones que irán más allá de su aplicación financiera y
legal.
Quizá entendamos mejor Bitcoin como un microcosmos de cómo podría funcionar un nuevo sistema financiero descentralizado y automatizado. Aunque
sus capacidades actuales aún son limitadas (por ejemplo, solo soporta
un volumen de transacciones notablemente bajo frente a los sistemas de
pagos tradicionales), su funcionamiento ofrece una sugerente visión de
un posible futuro porque su código describe tanto un sistema regulatorio
como económico. Por ejemplo, las transacciones deben cumplir
determinadas reglas antes de poder aceptarse dentro de la cadena de
bloques de Bitcoin. En lugar de definir unas reglas y nombrar un
regulador que monitorice el código en busca de infracciones, el código
de Bitcoin establece las reglas y es la propia red de usuarios la que vigila su cumplimiento. Si
una transacción infringe las normas (por ejemplo, si las firmas
digitales no cuadran), esta es rechazada por la red. Hasta la "política
monetaria" de Bitcoin está definida dentro de su código: el dinero nuevo
se emite cada 10 minutos y su circulación está limitada de forma que sólo pueda existir un máximo de 21 millones de bitcoins.
Se trata de una regla similar al patrón oro, un sistema en el que la
oferta monetaria se vincula a la existencia de una materia prima y no a
la discreción del gobierno.
Todo lo anterior no significa en cambio que las opciones y posibilidades actuales de Bitcoin sean perfectas. Muchos
economistas critican el patrón oro de Bitcoin y expertos de la abogacía
argumentan que una regulación limitada al código es inflexible, que
no deja espacio alguno para la interpretación. Lo que nadie puede
negar, sin embargo, es que Bitcoin es real y funciona. Las personas
atribuyen un valor económico a los bitcoines. Los "mineros", que
mantienen la cadena de bloques, y los "proveedores de carteras", que
desarrollan los programas de software para realizar transacciones
bitcóin, siguen las reglas sin excepción. Su cadena de bloques ha
demostrado resistir con éxito los ataques y ya apuntala un sistema de
pagos sólido, aunque básico. Esta oportunidad para extender el uso de
cadenas de bloques para rediseñar el sistema financiero inquieta y
cautiva a partes iguales.
¿Demasiado pronto?
Desafortunadamente, la euforia de los inversores fintech o tecnofinancieros se ha adelantado mucho al desarrollo de la tecnología. A menudo observamos supuestas cadenas de bloques que ni son blockchain
ni suponen una innovación real. Se trata en realidad de meras bases de
datos que han existido desde hace décadas y ahora se autodenominan como
cadenas de bloques para subirse al tren de moda.
Hubo muchos actores "preinternet" como operadoras de
telecomunicaciones y cable que intentaron ofrecer múltiples servicios
interactivos en sus redes, pero ninguno pudo generar suficiente impulso
como para crear nombres que todo el mundo conociera. Puede que estemos
observando una tendencia similar con las tecnologías de cadena de
bloques. Actualmente, el paisaje de esta tecnología lo forman una
combinación de instituciones financieras consolidadas que realizan
mejoras incrementales y empresas de nueva creación que construyen sus
proyectos sobre una infraestructura que no deja de cambiar con la
esperanza de que las arenas movedizas sobre las que actúan se endurezcan
antes de quedarse sin pista de aterrizaje.
En el caso de las criptomonedas, estamos observando inversiones mucho
más agresivas de capital riesgo que las que experimentó internet
durante las primeras fases de su desarrollo. Este interés
excesivo por parte de los inversores y los negocios diferencia las
criptomonedas de manera fundamental de internet. Tecnologías
como el bitcóin no han disfrutado de décadas de un olvido relativo
durante las cuales se pudiera investigar, experimentar, iterar y
replantear su arquitectura sin interés comercial. Esta es una de las
razones por las que el trabajo que estamos realizando en la Iniciativa de Monedas Digitales del MIT Media Lab
es tan importante: es uno de los pocos sitios donde se está llevando a
cabo un esfuerzo notable por trabajar en la tecnología sin intereses y
motivaciones económicas. Hacerlo es fundamental.
El ecosistema existente es muy complejo de momento, y esa complejidad
genera riesgos. Un nuevo sistema financiero descentralizado basado en
criptomonedas podría ser mucho más sencillo si se eliminan las capas de
intermediación. Un sistema de este tipo podría ayudar a asegurar los
activos contra los riesgos; nuevas formas de circulación de capital
podrían abrir la puerta a nuevos tipos de productos financieros. Las criptomonedas también podrían abrir el sistema financiero a las personas que ahora están excluidas,
reducir sus barreras de entrada y permitir una mayor competencia. Los
reguladores podrían rediseñar el sistema financiero al replantear la
mejor manera de conseguir el objetivo de sus políticas sin diluir los
estándares de la cadena de bloques. También podríamos tener una
oportunidad de reducir el riesgo sistémico. Al igual que los
particulares, los reguladores sufren como consecuencia de la opacidad.
Las investigaciones al respecto demuestran
que conseguir un sistema más transparente reduce las cadenas de
intermediación y los costes para los usuarios del sistema financiero.
La conclusión
El uso principal y hasta los valores de las personas que utilizan nuevas tecnologías e infraestructuras tienden a cambiar drásticamente a medida que la tecnología madura. Algo que también será cierto, sin ninguna duda, en el caso de la cadena de bloques.
Bitcoin se creó en principio como una respuesta a la crisis financiera de 2008. La comunidad original tenía un enfoque claramente libertario y antiestablishment que, de muchas maneras, era similar a la cultura del software libre y sus marcados valores anticomerciales. Sin embargo, es probable que del mismo modo que Linux hoy forma parte de casi cada tipo de aplicación comercial, muchos de los casos de uso finales de la cadena de bloques se conviertan también en habituales para actores asentados como grandes empresas, gobiernos y bancos centrales.
De forma parecida, muchas personas ven la cadena de bloques y otras iniciativas tecnofinancieras como simplemente una nueva tecnología de entrega, algo parecido a los CD-ROM. De hecho, es muy probable que le haga al sistema financiero y la regulación económica lo que internet ha hecho a las empresas de medios de comunicación y publicidad. Una reestructuración de este calado de una parte central de la economía supone un gran reto para las empresas asentadas que se ganan la vida con ella. Prepararse para estos cambios significa invertir en investigación y experimentación. Aquellos que lo hagan estarán bien posicionados para triunfar en el nuevo sistema financiero emergente.
http://www.hbr.es/tecnolog/511/el-blockchain-har-los-bancos-lo-mismo-que-internet-los-peri-dicos
http://notistecnicas.blogspot.com.es/2017/04/blockchain-la-tecnologia-que-va-cambiar.html
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