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lunes, 31 de mayo de 2021

Bioeconomía & Nanoeconomía.

 

Bioeconomía & Nanoeconomía.

La bioeconomía y la nanoeconomía ¿tienen algo en común?
Recordemos sus fundamentos. La bioeconomía es la respuesta de la biotecnología a las problemáticas detectadas por la economía física tales como: el aumento de la población mundial de 2500 a 7000 mil millones de habitantes entre el año 1950 y el 2013, aproximación a la “carga máxima de la tierra” (10.000 millones de habitantes), fuerte incremento en la demanda de energía y alimentos, aumento de la contaminación en general producto de la mayor cantidad de habitantes y de la actividad del hombre, peligrosa acumulación de gases que conducen al calentamiento global; agotamiento de la energía fósil-extractiva, antes abundante-barata y declive constante de la diversidad biológica ante la apropiación de más espacios físicos por el hombre. En tal sentido, hoy podemos definir a la bioeconomía real como una economía basada en la biotecnología capaz de generar en tiempo y forma los recursos naturales renovables, con su acervo de 65 millones de genes y la ingeniería genética, para dar respuestas a necesidades socioeconómicas tales como la demanda de energía, alimentos, disminución de los gastos en salud y cuidado del medio ambiente, generando a su vez trabajo e ingresos en forma sustentable.
La nanoeconomía surge para llenar en vacío luego de la sucesión  macroeconomía – microeconomía. El faltante es una nanoeconomía,  una economía centrada en el individuo y en su acontecer económico. Una economía construida a partir de las necesidades y el quehacer diario de los 7000 millones de personas habitantes el mundo en vez del resultado del accionar de regiones, países, empresas globalizadas o intereses sectoriales. Decíamos en el artículo Nanoeconomía & Nanotecnologia (Biotecnología & Nanotecnologia al Instante, 20 de diciembre del 2014): “La nanotecnología y la nanoeconomía (y agregamos ahora a la biotecnología y a la bioeconomía) convergen en construir desde la esencia de la vida misma con la convicción que desde lo pequeño se puede avanzar para comprender el todo, pero desde el todo tal vez sea dificultoso o casi imposible comprender y penetrar en el mundo de lo pequeño. Tal como lo hace la bioeconomia, capaz de subordinar la economía macro y micro a las leyes de la naturaleza;  la nanoeconomía subordina la construcción del mundo económico  a las necesidades de cada uno de individuos de planeta. Una construcción difícil, más aún cuando nunca se intentó “visualizar a todos” desde la economía de pensamiento único, pero posible y no más dificultosa que las construcciones nanotecnológicas hoy factibles y en continuo desarrollo”. 

Pensemos un 2015 en el cual el avance tecnológico en lo productivo genera el contexto necesario para encontrar el rumbo alternativo que el mundo reclama.
Un 2015 para comenzar a mirar desde lo pequeño.

En junio de este año, la Universidad Técnica en Múnich (TUM), en Alemania, abrió la primera Licenciatura en Bioeconomía. Además la TUM, junto a la Universidad Estatal Paulista Júlio de Mesquita Filho de Brasil y la Universidad de Queensland en Australia, han formado la Alianza Global de Bioeconomía.

De manera paralela, seis universidades europeas han formado la Universidad Europea de Bioeconomía: Universidad de Bolonia (Italia), Universidad de Finlandia Oriental (Finlandia), Universidad de Hohenheim (Alemania), AgroParisTech, Instituto de Tecnología para la Vida, la Alimentación y las Ciencias del Medio Ambiente de París (Francia), Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida, Viena (BOKU, Austria) y Wageningen Universidad e Investigación (Holanda). 

http://bioecono.blogspot.com/ 

https://www.youtube.com/watch?v=QOMITKXOSHo


Bioeconomía, la próxima frontera

La economía del carbón y el petróleo tiene fecha de vencimiento: está llegando un nuevo modelo para la producción de alimentos, medicamentos y energía. Conozca bioempresas argentinas de un sector que genera negocios globales por u$s 120 billones e inversiones por u$s 30 billones.

Para la economía clásica, el crecimiento se apoya en la producción y el consumo. El problema es que los recursos no son infinitos y el mundo está consumiendo el equivalente a un planeta y medio por año. Para 2050, las tendencias poblacionales indican que seremos 9.000 millones de habitantes, 3.000 millones se incorporarán a la clase media y esto impulsará un aumento del 70% en la demanda de alimentos y proteínas, 50% más de energía y 50% más de agua potable.
Ante tamaño desafío, las técnicas de ADN recombinante pueden dar una respuesta, ya que la ingeniería genética permite aumentar el rinde de los cultivos, generar más alimentos y biocombustibles, nuevos medicamentos, biomateriales innovadores y a la vez biorremediar (sanear mediante bacterias) aguas y suelos contaminados.
Llegó la hora de la Bioeconomía. "El término fue acuñado en los '60 por el economista Rumano Nicholas Roegen, y retomado por Barack Obama, en su anuncio en abril de este año del Bioeconomy Blueprint, un programa de desarrollo de empresas biotecnológicas para generar empleos, aumentar la productividad y cuidar el medio ambiente", explica Alberto D'Andrea, doctor en Química y director de la carrera de Biotecnología de la UADE.
La Argentina tiene un enorme potencial en este sector, "por sus recursos naturales, profesionales capacitados y la aparición de numerosos emprendimientos público-privados que apuestan a la innovación en Biotecnología", apunta Claudio Dunan, director de Estrategia de Bioceres y profesor de la Universidad de San Andrés.
El modelo de negocios bajo este nuevo paradigma exige una articulación entre universidades y centros de investigación, sector público y emprendedores e inversores privados. El consorcio Bioceres, creado en Rosario a fines de 2001, por un grupo de empresarios con participación del Indear-Conicet, es un ejemplo de esto. Hoy tiene 250 accionistas, desde Los Grobo hasta la petrolera nacional YPF, pero ninguno de ellos controla más del 4% de la compañía. Su foco es el desarrollo de productos y tecnologías para el agro, salud, farma y energía. De sus 110 empleados, el 50% son científicos.
En febrero de este año, Bioceres obtuvo, con la Universidad del Litoral (UNL) y el Conicet, la patente de un gen para cultivos tolerantes a sequía y salinidad en trigo soja y maíz cuyo lanzamiento comercial se hará en 2014 en los Estados Unidos, Brasil, la Argentina, China e India. También desarrollan biopesticidas y biofertilizantes a partir de microorganismos que reemplazan a los químicos; están trabajando en biocombustibles de segunda generación (a partir de residuos vegetales) y en bioplásticos a partir de glicerina.

Bioempresas Nac&Pop
La biotecnología es un sector con pocos y muy especializados jugadores. "En el mundo, hay unas 5.000 empresas que se dedican al tema, que generaron negocios por u$s 120 billones, en 2010, e inversiones por u$s 30 billones", destaca Alberto Díaz, director del Centro de Biotecnología Industrial del INTI . En la Argentina hay unas 120 empresas, principalmente en agro y salud. "El mayor impulso está dado por un sector del campo altamente innovador y por la creación de start ups en las universidades", dice Díaz.
En la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), una de las primeras en ofrecer la carrera de Biotecnólogo, se formaron varias bioempresas. Una de ellas es PB-L (Productos Bio-Lógicos), creada por Daniel Ghiringheli, profesor e investigador del Conicet, y tres de sus alumnos, con participación de la Universidad del 20%. La idea surgió en 2002, a partir de los trabajos prácticos de Ingeniería Genética, que derivaron en un plan de negocios, y se transformó seis años después en una sociedad anónima. "Empezamos a fabricar insumos biomoleculares que eran importados", cuenta el profesor. Por entonces, la universidad no tenía -como sí tiene hoy- una unidad de Vinculación y Transferencia. Y los científicos-emprendedores hicieron camino al andar. "Los socios aportamos el capital inicial, y la universidad el espacio y equipamiento. A medida que íbamos produciendo reinvertíamos en insumos y en los trámites para habilitar la empresa", recuerda Ghiringheli.
Hoy, PB-L produce marcadores, enzimas y reactivos para laboratorios de investigación públicos y privados en el país y factura unos $ 800.000 anuales. "Tenemos habilitación para exportar a países limítrofes, donde esperamos llegar en breve", afirma el investigador.

El motivador menos pensado
"Cuando (el ex ministro de Economía Domingo Felipe) Cavallo mandó a los científicos a lavar los platos, sin quererlo nos hizo un favor", confiesa con humor Hernán Farina, Biotecnólogo de la UNQ y co-fundador de Bioext. "Como no nos alcanzaba el sueldo, con dos colegas empezamos a pensar cómo completar ingresos". Así, en 1997 crearon dentro de la universidad una empresa dedicada a mejorar cultivos con biotecnología. Empezaron ensayando con soja en 20 hectáreas del abuelo de uno de los socios, y terminaron comprando un campo de 2.000 hectáreas más un galpón que equiparon para biofábrica. La inversión total ronda hoy u$s 1 millón, financiada en parte con Aportes No Reembolsables del programa Fontar del Ministerio de Ciencia.
A medida que se acentuaba el furor de la soja y los pooles de siembra y más empresas se dedicaban al rubro, los socios de Bioext redirigieron el negocio hacia cultivos no extensivos. En 2008 adquirieron una empresa dedicada a micropropagación vegetal (una especie de clonación, pero de tejidos en lugar de células), para la producción de arándanos. Luego, subieron un peldaño más en la agregación de valor y empezaron a extraer antioxidantes de estos frutos. "El mercado de suplementos dietarios en Sudamérica alcanza los u$s 1.300 millones, y queremos capturar un 5%", dice Farina. El primer paso será cubrir el mercado local, donde hay 22.000 farmacias, y luego ir a Brasil.
Por otra parte, están desarrollando un edulcorante en base a stevia, un cultivo originario de Paraguay, que no se metaboliza y resulta excelente para bajar de peso y tratar la diabetes. "Además, es un alimento funcional porque dos sobrecitos cubren la dosis diaria de Vitamina C", asegura Farina, quien continúa con su doble rol de científico y empresario. A la mañana dirige la empresa y a la tarde investiga.

Biología molecular for export
En 50 kilómetros a la redonda de Rosario se concentra el 10% de la producción mundial de biodiesel, según estima la Cámara Argentina de Energías Renovables. Por eso, no es casual que en la cuna de la bandera haya surgido Keclon, pionera en el desarrollo de una enzima que mejora la calidad y reduce el costo de este combustible derivado del aceite de soja.
La compañía fue fundada por Hugo Menzella, microbiólogo del IBR (Instituto de Biología Molecular de Rosario, dependiente del Conicet y la Universidad Nacional de Rosario), junto a tres colegas. Su actividad principal es la producción de enzimas -proteínas que actúan como catalizadores (aceleradores) de reacciones químicas- para la industria del biodiesel.
Con técnicas de ADN recombinante y biología sintética el grupo desarrolló una enzima que elimina impurezas del biodiesel en forma rápida, reemplazando procesos químicos mucho más costosos o el sistema de decantación que lleva varios días. Para lanzar su primer producto en 2015, la compañía estableció un acuerdo con el Conicet y la UNR, obtuvo un subsidio del Fondo Sectorial Fonarsec del Ministerio de Ciencia y cerró una ronda de financiamiento privado por u$s 600.000. Los inversores son el biotecnólogo chileno Pablo Valenzuela y el fondo AxVentures-Pymar de Lisandro Bril.
Mientras la industria local de biodiesel está en la encrucijada por la aplicación de retenciones móviles y un techo al precio interno por debajo de los costos, Menzella apunta al largo plazo y al mercado global. El mercado mundial de biocombustibles generará u$s 71 billones en 2020, según la Cámara Argentina de Biocombustibles, y la demanda de combustibles limpios crecerá en todo el mundo por el agotamiento del petróleo y la necesidad de reducir emisiones de gases de invernadero.
"La biotecnología permite reducir costos y tiempos, ser amigables con el medioambiente y generar transferencia de conocimiento para la sociedad", asegura el bio-emprendedor. Su start up apuesta a la producción de enzimas, un mercado global de u$s 6.000 millones anuales que crece al 7% anual.

https://www.cronista.com/pyme/Bioeconomia-la-proxima-frontera-20121025-0017.html 

https://www.youtube.com/watch?v=qAtFAANPd8M

https://www.investigacionyciencia.es/blogs/tecnologia/102/posts

Nanobioeconomía, el camino correcto.

El economista Nicholas Georgescu-Roegen (1906-1994), uno de los pensadores más notables y profundos de la economía moderna,  lanzó dos torpedos críticos a la economía vigente en sus libros Analytical Economics(1966) y The Entropy Law and Economic Process(1971) en los cuales, centra las problemáticas económicas actuales, en el divorcio entre las teorías económicas y el cumplimiento de las leyes de la naturaleza. En su enfoque físico, la economía debe estar sujeta a las leyes de la termodinámica y su funcionamiento solo puede garantizarse por una entrada continua de energía y materiales.
El problema de la economía actual es su pérdida del contacto con la base material del proceso económico y que se ha centrado, casi en forma exclusiva, en analizar el funcionamiento de los mercados y el intercambio comercial. Pone énfasis en crecimiento económico sin considerar la finalidad ni sus costos. Para los economistas de pensamiento único todo es un ciclo de producción y consumo, pero para la naturaleza ésto no constituye un ciclo, es solo un gasto unidireccional de energía y recursos naturales no renovables en el tiempo que se consumen. Nicolás Georgescu-Roegen  auguró, por lo tanto, un gran fracaso en la economía mundial, fracaso evidente ante la cantidad, en tiempos cada vez más cortos, de crisis económicas. Señaló como única solución posible la aparición de una ciencia-tecnología capaz de generar en tiempo y forma los recursos naturales necesarios para llegar a un nuevo tipo de equilibrio en la tierra.
La biotecnología con su capacidad transformadora de la naturaleza aparece como la tecnología "prometeica" buscada en respuesta a las problemáticas planteadas por su economía física. Hoy podemos definir a la bioeconomía  como una economía basada en la biotecnología capaz de generar en tiempo y forma los recursos naturales renovables, con su acervo de 65 millones de genes y la ingeniería genética, para dar respuestas a necesidades socioeconómicas tales como la demanda de energía, alimentos, disminución de los gastos en salud y cuidado del medio ambiente, generando a su vez trabajo e ingresos en forma sustentable. Sus aportes van desde la obtención de energía utilizando biomasa hasta las biofábricas transgénicas. No obstante comienzan a llegar respuestas de otra ciencia-tecnología con capacidad de trasformar la naturaleza: la nanotecnología.
La nanotecnología ofrece nuevas soluciones energéticas como los paneles solares de puntos cuánticos flexibles, capaces de producir energía con la luz solar durante el día y captando la radiación infrarroja durante la noche y de producir nanocatalizadores para transformar el dióxido de carbono atmosférico a gas metano. De hecho la generación de energía solar supera largamente la aportada por la biomasa en el planeta. 
 
http://bioecono.blogspot.com/2017/09/nanobioeconomia-el-camino-correcto.html

La convergencia de las tecnologías exponenciales & la singularidad tecnológica

l libro La convergencia de las tecnologías exponenciales & la singularidad tecnológica constituye un intento para ubicar en tiempo y espacio las respuestas que brindan las tecnologías convergentes, NBIC (Nano-Bio-Info y Cognotecnología), a las problemáticas socioeconómicas actuales. Tecnologías con crecimiento exponencial para cubrir las demandas de un planeta que aumentó su población en 5000 millones de habitantes en los últimos 67 años. La comprensión del mundo en que vivimos, desde la óptica de las NBIC, nos conduce inexorablemente a extrapolar el camino hacia el futuro a partir de las tecnologías que lo están conformando y no de una predicción basada sólo en la imaginación. La convergencia de las tecnologías exponenciales & la singularidad tecnológica se constituye en una rara avis al ensayar una respuesta sin ambigüedad a dos de las preguntas más inquietantes del siglo XXI: ¿mortales o inmortales?, ¿hombres, robots o ambos?

https://www.casassaylorenzo.com/Papel/9789873887550/CONVERGENCIA+DE+LAS+TECNOLOGIAS+EXPONENCIALES+++LA+SINGULARIDAD+TECNOLOGICA+(CAECE+PRESS)+(RUSTICA) 

¿Por qué es esencial desarrollar el modelo de bioeconomía en España y la UE?

En las próximas décadas se prevé un crecimiento importante de la población mundial (+30% hasta el 2050), el consiguiente incremento de la demanda de alimentos, una mayor dependencia energética y a elevados precios, escasez de agua y otros recursos por su sobreexplotación, agotamiento o degradación, hacen esencial el desarrollo de la bioeconomía en el ámbito europeo. Además, de la presión creciente sobre el medio ambiente, el riesgo de pérdida de biodiversidad se agravará por los efectos del cambio climático.

Pero como bien hemos comentado en anteriores artículos, el consumidor ha de situarse siempre en el epicentro del desarrollo de productos, de ahí que sea necesario implicarlo en este cambio de paradigma. Hacerle partícipe de esta revolución.

Y a pesar de la importancia de la bioeconomía, de los recursos económicos y de investigación dedicados, los ciudadanos no son conscientes de su importancia y del papel que juega en nuestra sociedad.

Según las investigaciones previas llevadas a cabo por el Proyecto BIOWAYS, los consumidores y consumidoras tienen una percepción positiva sobre los productos de base biológica. Así lo afirma el 80%, y más del 60% es consciente de sus beneficios ambientales. Pero también es cierto que el 31% considera que no sabe realmente que son los productos de base biológica, los confunde con “productos ecológicos”. Tampoco es consciente que el uso de estos productos contribuye al crecimiento económico sostenible y la creación de nuevos empleos. Por tanto, es necesario comenzar informando al consumidor sobre qué es la bioeconomía, concienciarle y hacerle partícipe de sus beneficios.

AINIA, implicado activamente en el proyecto BIOWAYS

Para dar respuesta a todo ello se ha puesto en marcha el proyecto europeo BIOWAYS por parte de IPL Insight Publishers (Reino Unido) como coordinador del proyecto, LOBA (Portugal), FVA New Media Design (Italia), International Q-Plan (Grecia), Pedal Consulting (Eslovaquia), la Universidad de Bolonia (Italia), Civitta (Estonia) y AINIA Centro Tecnológico. Un proyecto que está financiado por los fondos del plan H2020-EU.

Este proyecto pretende acercar a la sociedad este concepto y las tecnologías emergentes que en torno al mismo se desarrollan. Además, busca aumentar la conciencia de la opinión pública sobre su importancia y de los productos y aplicaciones que se basan en ella, así como dar a conocer sus beneficios socioeconómicos. Con ello, se espera lograr un crecimiento de la bioeconomía en Europa y por tanto, una mejora social.

https://www.ainia.es/tecnoalimentalia/consumidor/bioeconomia-proyecto-bioways/ 

https://edo.uab.cat/es/node/5675

Bioeconomía ¿Otro tren que nos pasa de largo?

 

Esta disciplina podrá sonar nueva y hasta desconocida en nuestro medio. Sus pilares se remontan incluso a finales de la década de los año ‘70. Sin embargo, no ha sido hasta hace unos cuantos años que algunos países de la región, como Argentina, Brasil, Chile y Colombia, que han empezado a incorporar este acercamiento novedoso para generar una economía circular sustentable en el tiempo (por aquel principio de reusar y reciclar) con productos de base biológica.

Entre los recién llegados está Ecuador, que en el mes de abril presentó BioEmprende, un centro de promoción y fomento de negocios basado en el uso sustentable de los recursos naturales y que se presentan como una alternativa para el desarrollo sostenible en su país. Cabe destacar, que entre las cosas buenas que hizo Rafael Correa, fue la implementación de la carrera de biotecnología, con profesores de muy alto nivel, en tres universidades.

Un informe de la CEPAL de 2017 indicaba, que pese a que América Latina y el Caribe tienen un gran potencial para el desarrollo de esta disciplina, “ha recibido poca atención en las políticas públicas de los países de la región”. ¿Qué es lo que ha cambiado en tan poco tiempo desde la publicación de este informe?

Estos países no estaban durmiendo en sus laureles, ni celebrando solsticios invernales, cuando decidieron generar estrategias y política sobre la biotecnología, identificando las prioridades y áreas que podrían generar investigación dentro de esta otra gran área multidisciplinaria. Estos países hoy cuentan con profesionales en distintas ramas de la biotecnología, institutos de investigación, programas que fomentan la colaboración entre empresa privada y la academia, normativa y un marco administrativo claro para desarrollar e impulsar la innovación y generación de soluciones.

Ahora estos países están en alguna fase de investigación o de implementación de productos o procesos que involucran algas, árboles, residuos agrícolas, bacterias, hongos, que generan alternativas para la generación y obtención de energía limpia, textiles, alimentos, medicinas y otros insumos industriales. Todo esto a su vez generando nuevos emprendimientos, fuentes de trabajo y dinamizando la economía de cada país.

Este año, la Universidad Técnica en Múnich (TUM), en Alemania, abrió la carrera de bioeconomía que funcionará en un campus dedicado a esa rama y a la biotecnología industrial. La TUM, junto a la Universidad Estatal Paulista Júlio de Mesquita Filho de Brasil y la Universidad de Queensland en Australia, han formado la Alianza Global de Bioeconomía. No sorprende que una universidad en Alemania ponga sus ojos en Brasil y Australia, dos países megadiversos.

De manera paralela, seis universidades europeas han formado la Universidad Europea de Bioeconomía: Universidad de Bolonia (Italia), Universidad de Finlandia Oriental (Finlandia), Universidad de Hohenheim (Alemania), AgroParisTech, Instituto de Tecnología para la Vida, la Alimentación y las Ciencias del Medio Ambiente de París (Francia), Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida, Viena (BOKU, Austria) y Wageningen Universidad e Investigación (Holanda). Todas estas universidades ya ofrecían el postgrado en bioeconomía.

La clave para desarrollar la bioeconomía, depende ampliamente en la variedad de organismos, sobre todo microorganismos y plantas que cada país conozca en su territorio. Los estudios previos sobre los mismos, son indispensables para plantear una serie de posibles nuevos procesos, metabolitos, proteínas, enzimas y demás subproductos que puedan reemplazar o ser utilizados en diversos aspectos que una sociedad demanda hoy en día, con la ventaja de ser renovables y sostenibles en el tiempo.

En Bolivia somos muy ricos en cuanto a diversidad biológica y por ende genética. Pero no conocemos ni la mitad. Los profesionales en biotecnología, la mayor parte están afuera o no cuentan con un laboratorio adecuado para desarrollar investigación específica. Trabajar de manera multidisciplinaria, es otro tema pendiente entre nuestros profesionales. ¿También nos quedaremos rezagados en esta oportunidad que ya surgió a nuestro alrededor?

Cecilia González Paredes M.Sc.

Especialista en Agrobiotecnología

https://www.brujuladigital.net/opinion/bioeconomia-otro-tren-que-nos-pasa-de-largo

 

La bioeconomía: ¿Producir un crecimiento verde sostenible?

https://infoagro.com.ar/la-bioeconomia-producir-un-crecimiento-verde-sostenible/

https://www.unibo.it/it/internazionale/accordi-e-network/european-universities-initiative-1/european-bioeconomy-university-international-alliance-con-focus-sulla-bioeconomia

http://bioecono.blogspot.com/2015/08/bioeconomia-para-todos.html

https://www.unibo.it/it/internazionale/accordi-e-network/european-universities-initiative-1/european-bioeconomy-university-international-alliance-con-focus-sulla-bioeconomia

https://magazine.unibo.it/archivio/2018/11/21/nasce-la-european-bioeconomy-university-unalleanza-internazionale-sulla-bioeconomia

https://www.elmundoecologico.es/gadget-ecologicos/bioways-juegos-bioeconomia-ainia/


 

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