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lunes, 31 de mayo de 2021

Luego de la pandemia, la economía de las nuevas tecnologías.

 

Luego de la pandemia, la economía de las nuevas tecnologías.

La economía de pensamiento único en la cual lo económico predomina sobre lo político y el mercado soluciona todos los problemas del sistema en concurrencia con la competitividad y el libre intercambio, no puede dar en la actualidad respuestas a las demandas de una sociedad planetaria de 7.500 millones de habitantes.

El intento histórico más reciente de romper con la inconveniencia actual de la economía partió de Nicholas Georgescu-Roegen, uno de los pensadores más notables y profundos de la economía moderna; él lanzó dos torpedos críticos a la economía vigente en sus libros Analytical Economics (1966) y The Entropy Law and Economic Process (1971), en los cuales centra las problemáticas económicas actuales en el divorcio entre las teorías económicas y el cumplimiento de las leyes de la naturaleza.

Para los economistas de pensamiento único todo es un ciclo de producción y consumo, pero para la naturaleza esto no constituye un ciclo, es sólo un gasto unidireccional de energía y recursos naturales no renovables en el tiempo que se consumen. En definitiva, él previó un mundo globalizado en el cual tanto la economía como el medio ambiente andarían a la deriva y que solo con la aparición de tecnologías capaces de transformar la naturaleza se podrían restituir las pautas perdidas y hacer posible la vida en la tierra.

Es así como en 1973 surge la biotecnología moderna y en 1974 la nanotecnología. Las respuestas de ambas en áreas como la alimenticia, la energética, de la salud y el medio ambiente, paulatinamente fueron dando origen a sus respectivas economías, la bioeconomía y la nanoeconomía.

Hoy podemos definir la bioeconomía real como una economía basada en la biotecnología, capaz de generar en tiempo y forma los recursos naturales renovables, con su acervo de 65 millones de genes, y la ingeniería genética, para dar respuestas a necesidades socioeconómicas, tales como la demanda de energía, alimentos, disminución de los gastos en salud y cuidado del medio ambiente, generando a su vez trabajo e ingresos en forma sustentable.

La lógica de la palabra economía parece indicar una sucesión, luego de la macro y microeconomía, hacia una nanoeconomía; es decir, al estudio de la economía a partir del eslabón más pequeño, de lo cotidianamente pequeño, una economía centrada en el individuo y en las necesidades del acontecer económico diario. Resumiendo. Podemos presentar la nanoeconomía como una economía construida a partir de las necesidades del quehacer diario de los 7.500 millones de personas habitantes del mundo, en vez del resultado del accionar de países o empresas. Nada tan heterogéneo como dar respuestas a la economía diaria de 7.500 millones de personas, nada más complejo que la cantidad de combinaciones posibles de los átomos y moléculas existentes.

Tal como lo hace la bioeconomia, capaz de subordinar la economía a leyes de la naturaleza; la nanoeconomía subordina la construcción del mundo económico a las necesidades de cada uno de los individuos del planeta. Una construcción difícil, más aún cuando nunca se intentó “visualizar a todos” desde la economía de pensamiento único, pero posible y no más dificultosa que las construcciones nanotecnológicas hoy factibles y en continuo desarrollo.

La bioeconomía y la nanoeconomía a partir de su capacidad productiva van originado la economía de las nuevas tecnologías; desde el átomo y el gen hacia una economía condicionada sólo por la naturaleza y las necesidades de los seres vivos. Esto conduce a hacer viable lo inviable y que cada zona del planeta pueda desarrollarse y vivir armónicamente sin necesidad de contar con grandes recursos naturales.

La reciente pandemia puso un stop a la globalización y también al incremento de la contaminación. Los países se cerraron, la producción masiva se paró, bajó el consumo de energía y hasta se nota una menor contaminación. La reciente pandemia puso un stop a la globalización y también al incremento de la contaminación. Es el momento para el desarrollo local, no globalizado. Las herramientas están, es el momento adecuado para pasar de la economía de globalización a la economía de las nuevas tecnologías centrada en la persona y la naturaleza.

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