¿Los virus controlan nuestro comportamiento?
Todos
hemos experimentado alguna vez las sensaciones que nos incapacitan
parcialmente cuando estamos bajo los efectos de una infección vírica.
Sólo hay que recordar la última vez que tuvimos un resfriado fuerte o
una gripe: tos, dolores de cabeza, dolores musculares, vómitos, diarrea y
fatiga general que te obligan a quedarte en cama. Pues bien, ¿cómo hace
exactamente el –maldito- virus para provocarte todo eso?
Otra vez como viene siendo habitual en mis post, para entender esto hay que adoptar una perspectiva evolutiva:
todo eso supone una ventaja evolutiva para el virus, por lo que poco a
poco a lo largo de la su historia, se han ido fijando estos efectos, o
por decirlo de otra manera, los virus que provocaban alguno de estos
efectos conseguían replicarse mucho más y esto hizo que poco a poco se
fuesen especializando y adquiriendo nuevas "habilidades" hasta llegar a
nuestros días con toda esa maquinaria de "síntomas" que nos producen. Tu
enfermedad hace que los virus pasen más fácilmente a individuos sanos
–en este caso sobre todo la diarrea y los vómitos-.
Un artículo publicado en la revista PLoS Pathogens investiga los
mecanismos moleculares detrás de los vómitos y diarreas producidos por
rotavirus, un agente infeccioso que está detrás de la muerte de más de 600.000 niños
cada año en países en vías de desarrollo -y de la hospitalización de
muchos más- debido a la deshidratación severa provocada por vómitos y
diarreas excesivas.
El vómito, como la mayoría de procesos fisiológicos, está controlado por el cerebro.
En condiciones normales, el vómito es una reacción fisiológica de
defensa que evita el envenenamiento debido a la ingesta de comida en mal
estado. La presencia de sustancias potencialmente peligrosas en nuestro
sistema digestivo dispara el proceso. La conexión cerebro-intestino se
produce por sistema nervioso entérico o SNE. Estas neuronas están
conectadas células endocrinas específicas sensoriales llamadas "células
enterocromafines (células EC) que cubren el lumen del tracto intestinal y
responden a la presencia de sustancias potencialmente dañinas secretando mensajeros químicos
–como la serotonina (5-HT), que activan el SNE y terminan llevando la
información al cerebro que decide inducir vómito y diarrea para
librarnos de las sustancias peligrosas. Ahora bien, ¿cómo activa el
rotavirus todo este proceso en su beneficio?
La hipótesis más plausible es que una vez que se ha ingerido el
rotavirus este infecta a las células del intestino y hace que éstas liberen serotonina
e induzcan el vómito/diarrea. En los experimentos en el laboratorio se
observó que justo después de la entrada del virus en las células se
producía en éstas una gran liberación de calcio, lo que activaba la
secreción de serotonina. Esto implica que todo el proceso se activa
antes de que comience la replicación vírica, por lo que tenía que ser
algo que estuviese en la propia partícula vírica. Una vez analizadas las
partículas víricas, los investigadores concluyeron que no había nada en
éstas que activase el proceso. Después de varios experimentos, el grupo
de investigación descubrió que era la proteína NSP4, una proteína secretada por las células infectadas por el rotavirus, la que disparaba la cascada de activación.
Estos resultados fueron comprobados posteriormente en un modelo de
ratón. Los investigadores observaron que en la realidad, las células EC casi no se infectaban por el rotavirus, sino que este infectaba a las células normales del intestino (enterocitos) y en éstas se
producía la liberación de la proteína NSP4 que luego inducía la
liberación de calcio y secreción de serotonina en las células EC.
Como consecuencia de esto, en los ratones se producía diarrea y se
activaban regiones del cerebro asociadas con el mareo en humanos (los
ratones no vomitan).
Con este trabajo, los investigadores demostraron de manera elegante y sencilla como el rotavirus induce el vómito y diarrea.
Según su modelo, el rotavirus infecta las células epiteliales y
endocrinas del intestino haciendo que estas sinteticen y secreten la
proteína NSP4 que al unirse a las células EC hace que estas secreten
serotonina activando así a las neuronas del sistema SNE, lo que provoca
las reacciones fisiológicas de vómito y diarrea. De esta manera el virus consigue una rápida diseminación de partículas víricas facilitando así su transmisión y la infección de nuevos huéspedes. La pérdida rápida y excesiva de fluidos causa la deshidratación del portador hasta tal punto que le puede llevar a la muerte.
La buena noticia es que gracias a este trabajo se ha identificado el mecanismo molecular que dispara el proceso
–la unión de la proteína NSP4 a su receptor en las células EC- con lo
que se puede diseñar una molécula que lo bloquee y así impida que se
libere serotonina, se salve la vida de muchos niños y
se prevenga el contagio por rotavirus en las sociedades humanas.
Mientras tanto, inhibidores de vómito y diarrea -antagonistas de
serotonina- se seguirán utilizando, pero como siempre, es mucho mejor
apagar la televisión -que no se produzca serotonina- que no ponerle una
manta sobre la pantalla encendida -"tapar" los lugares de unión de la
serotonina en el cerebro-, de ahí el gran valor de este trabajo.
-
ReferenciasHagbom, M., Istrate, C., Engblom, D., Karlsson, T., Rodriguez-Diaz, J., Buesa, J., Taylor, J., Loitto, V., Magnusson, K., Ahlman, H., Lundgren, O., & Svensson, L. (2011). Rotavirus Stimulates Release of Serotonin (5-HT) from Human Enterochromaffin Cells and Activates Brain Structures Involved in Nausea and Vomiting PLoS Pathogens, 7 (7) DOI: 10.1371/journal.ppat.1002115
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