El español que busca la vacuna del Covid-19 en EEUU: "No vamos a poder parar el virus"
El catedrático Adolfo García Sastre, uno de los virólogos españoles más reconocidos del mundo, cree que es inevitable que el coronavirus se convierta en endémico
Adolfo García Sastre
(Burgos, 1964) dirige en Nueva York el Instituto Global de Salud y
Patógenos Emergentes en la Escuela de Medicina de Icahn en el Hospital
Mount Sinai, uno de los centros de referencia de EEUU. Convertido en uno de los virólogos más destacados del mundo,
con cientos de publicaciones científicas relevantes, su trabajo se ha
centrado sobre todo en la gripe, para intentar conocer los factores que
la convierten en una enfermedad más grave o más leve. El conocimiento
que genera su equipo de investigación sirve para desarrollar mejores
vacunas y nuevos tratamientos antivirales. En su laboratorio también se
estudian otros virus, desde el virus respiratorio sincitial a los
flavivirus (dengue, fiebre amarilla o zika). Y, ahora, cómo no, el coronavirus.
La
irrupción de SARS-CoV-2 hace que desde hace semanas esté completamente
centrado en este problema, sobre todo en la búsqueda de una posible
vacuna. Aunque cree que los chinos serán más rápidos,
su trabajo es hallar una solución segura y eficaz porque probablemente
será necesaria. García Sastre habla de ello en una entrevista telefónica
concedida a Teknautas desde Nueva York.
RESPUESTA.
La vacuna contra la gripe o los antivirales que tenemos no funcionan,
así que son distintos, pero se transmiten de forma muy parecida y la
enfermedad que causan también es similar, puede ir desde muy suave a muy
severa. La gran diferencia con la gripe estacional es que hay personas
que no se infectan porque la han tenido hace poco o porque la vacuna les
ha funcionado bien. En la gripe pandémica, como la gripe A de 2009, no
existe esa inmunidad, así que el número de infecciones puede ser mayor
y, en ese sentido, se parece más.
P. ¿Las medidas que se están tomando servirán para contener la epidemia?
R.
Las medidas de contención, incluso aunque sean tan estrictas como las
de China, no son efectivas para parar el virus. Va a llegar a los
distintos países y se va a propagar. Sin embargo, al principio sirven
para intentar ralentizar la transmisión. Si en una ciudad se infectan el
10% de las personas, es muy distinto que lo hagan en dos semanas que en
cuatro meses. Al final del brote el número será el mismo, pero sin
medidas de contención habría muchos casos en un periodo de tiempo muy
corto y esto supone que también habría un mayor número de casos severos y
se colapsarían los hospitales. Si se infectan 100.000 personas a la
vez, sería muy difícil tratarlas.
Nunca vamos a poder saber cuánto
de efectivas fueron las medidas de contención porque no podemos
compararlas con lo que hubiese ocurrido sin ellas o si hubieran sido más
fuertes. Haremos lo que se pueda para intentar no crear mucha
disrupción social, para que las consecuencias de las medidas no sean
mayores que las del virus, pero nunca sabremos cuál será su repercusión
con respecto a la enfermedad.
P. ¿Qué escenario futuro nos dejará? ¿Será un virus que mutará como el de la gripe estacional?
R. Es
difícil de predecir. Por lo que sabemos de otros coronavirus, no creo
que sea tan mutable como el virus de la gripe. Es muy efectivo con
respecto a la infección, así que es muy fácil que al final haya una gran
cantidad de personas infectadas de aquí a un año. Sin embargo, esto
también va a generar personas resistentes contra el virus, aunque no
está claro si se necesita una o más de una infección; si es así, quizá
la segunda o la tercera sean más leves. Esas resistencias harían que el
virus tuviera un nicho más pequeño e infectase a niños de uno a diez
años o a personas que no se han visto expuestas debido a que circula
menos.
P. Pero los menores apenas están enfermando. Aunque en España tenemos algún caso, son leves.
R.
No tenemos datos fiables de lo que ocurre en los niños, está claro que
no les causa una enfermedad severa y casi no hay casos ni diagnósticos.
Las razones pueden ser dos: que los niños son resistentes a la
infección, lo que sería muy extraño, o que tienen una infección muy leve
y prácticamente no tienen síntomas. Una vez que haya pasado el brote, y
si causa muchos casos, como parece que va a ocurrir, quizá se convierta
en un virus de niños y adolescentes que no cause muchos problemas. El
resto de la población ya estará inmunizada. Y las generaciones del
futuro se inmunizarán de niños, de tal forma que no tendrán problemas de
adultos. También es probable que dentro de un año ya tengamos una
vacuna. Si se usa o no, dependerá de cuánta gente se haya convertido en
resistente a la infección y de cuántos casos graves estén ocurriendo.
P. Teniendo en cuenta el ritmo de propagación y el porcentaje de casos graves, ¿qué panorama nos espera?
R.
Va a depender de si se comporta como un virus estacional, es decir, de
que el número de casos disminuya o no según vamos entrando en la
primavera y el verano. Esto no lo sabemos, porque no conocemos el
comportamiento de este virus. Si realmente se transmite fundamentalmente
durante el invierno y muy poco durante el verano, como pasa con la
gripe, tendremos una primera ola de infecciones ahora, que disminuirá
durante el verano, de manera que las infecciones se concentrarán en el
hemisferio sur, donde será invierno. Después volverá con una segunda ola
de infecciones en nuestro próximo invierno.
Las medidas van a contribuir a que no ocurran todos los contagios a la vez, pero tarde o temprano nos infectaremos
La
otra posibilidad es que no se comporte de modo estacional y siga
habiendo infecciones hasta que se alcance la suficiente inmunidad como
para que empiece a bajar el número. ¿Cuántas infecciones tiene que haber
para eso? Por lo menos tiene que estar infectada más del 10% de la
población y yo creo que eso ocurrirá de aquí a un año. Eso quiere decir
que tampoco tenemos que preocuparnos mucho de si nos vamos a infectar
ahora, lo más fácil es que mucha gente acabe teniendo la enfermedad a
pesar de las medidas que se pongan. Esas medidas, insisto, van a
contribuir a que no ocurran todos los casos a la vez, pero tarde o
temprano nos infectaremos.
P. Con millones de afectados habría muchos casos graves y muchos fallecimientos.
R. Se
dice que rondan el 3%, pero ese número va a depender siempre del número
de infecciones reales que hay y, como digo, no se detectan en niños ni
en adolescentes. ¿Es porque no se infectan o porque no se diagnostican?
La mayor parte de las infecciones de gripe y otros virus respiratorios
ocurren realmente en ese sector joven de la población y eso quiere decir
que a lo mejor tenemos 10 veces más infecciones de las que realmente se
reportan. Eso haría que la mortalidad en realidad disminuyera del 3% al
0,3%. Incluso puede llegar al 0,1%. Es decir, que no sabemos con
seguridad cuál es la letalidad de este virus, pero es muy probable que
sea menor que la que estimada debido a que el número de diagnosticados
no es igual al verdadero número de infectados.
También
hay que tener en cuenta que la mayor parte de las muertes y casos
severos ocurren en personas mayores o con enfermedades preexistentes, es
lo mismo que pasa con la gripe. Es difícil que la mayor parte de
adultos y niños sin condicionantes previos sufran una enfermedad severa.
P. ¿Qué puede recomendar un experto como usted?
R. Lo
primero es tener cuidado con la gente mayor y la gente inmunosuprimida.
En residencias de ancianos hay que poner medidas, porque si entra el
virus el nivel de mortalidad es mucho mayor. Lo más importante es
intentar evitar la enfermedad en ese sector. En cuanto al resto del
mundo, seguramente tenga una gran probabilidad de ser infectado y una
probabilidad muy pequeña de tener enfermedad severa.
P. ¿La neumonía que causa el SARS-CoV-2 tiene alguna peculiaridad?
R. El
espectro de enfermedad de los virus respiratorios es muy amplio y la
neumonía siempre es grave. Una de las cosas que es un poco distinta y
que en este virus es problemática es que parece que la gente tarda
bastante en recuperarse. Los casos de neumonía por el virus de la gripe
no duran tanto. Hay gente que llega a cuatro semanas de hospitalización y
eso puede ser una fuente de problemas, de nuevo, por la misma razón:
aunque al final se resuelvan, no es lo mismo tener una persona infectada
en el hospital una semana que cuatro. Ocupa más tiempo y es más difícil
tener camas para todo el mundo. Aún no sabemos lo suficiente como para
prever cuántos casos habrá de neumonía prolongada, pero es un aspecto
clave para conocer ser el impacto que va a causar el virus.
P. Las personas asintomáticas que contagian y los supercontagiadores tampoco son peculiaridades normales, ¿no?
R. No,
justo por esto digo que es muy difícil que vayamos a poder parar el
virus con las medidas de contención. En la epidemia de SARS la capacidad
de transmisión de la enfermedad era parecida y también había
supertransmisores, como ahora, pero la diferencia era que entonces se
producían los contagios después de que hubieran aparecido los síntomas.
En cambio, la mayor parte de las transmisiones que ocurren en Covid-19
son antes de los síntomas severos, es decir, antes de que una persona
sepa que tiene la enfermedad y pueda ser aislada. SARS se pudo contener y
el ébola también, porque se transmite cuando hay síntomas o cuerpos de
personas que han muerto de la enfermedad.
P. Ustedes ya
trabajan en el desarrollo de una vacuna y para ello colaboran con el
equipo de Luis Enjuanes e Isabel Sola, del Centro Nacional de
Biotecnología.
R. Son muy buenos colegas.
Hemos pedido financiación a la Fundación Bill y Melinda Gates y a los
National Institutes of Health. No existe una forma oficial de evaluar
este tipo de proyectos, pero imagino que pronto se sabrá cuánto dinero
hay disponible para trabajos relacionados con el nuevo virus. En todo
caso, tanto su laboratorio como el mío nos hemos puesto a trabajar
porque pensamos que es importante y, aunque no tenemos fondos
específicos, usamos otros recursos.
P. Decía antes que la vacuna puede estar en un año. ¿Se pueden acortar los plazos habituales?
R. Eso
va a ser muy interesante. Es probable que en China haya un proceso
mucho más acelerado, mientras que en Europa y en Estados Unidos va a ser
más lento, porque el tipo de ensayos clínicos que se van a realizar
para probar que la vacuna no causa efectos adversos y es realmente
eficaz lleva tiempo.
P. ¿Entonces ganarán la carrera los chinos?
R. Yo
creo que los chinos desarrollarán una vacuna mucho más rápido que el
resto del mundo, pero la vacuna solo estará probada en China y eso
causará problemas, sobre todo si aún existe mucho miedo al virus.
Algunos dirán que si en China hay una vacuna, por qué no la tenemos
nosotros. La gente se preguntará si pueden conseguir una vacuna en China
y verán que no está probada para usarla aquí. Si se desarrollan vacunas
en países como China que no estén aprobadas fuera, podría haber
piratería, exportación ilegal de vacunas o personas que viajen allí para
vacunarse. Espero que no ocurra una cosa así, porque sería un escenario
bastante caótico, pero puede ocurrir, así que hay que estar preparados y
tratar de evitar problemas.
P. ¿Y qué pasa con los tratamientos antivirales?
R.
Aún no sabemos mucho. Hay un fármaco experimental que se ha probado en
animales, pero todavía tiene que pasar los ensayos clínicos. Puede haber
otros, pero aún no se han descubierto.
P. Ha pasado una década desde la gripe A y apenas nos acordamos. ¿Cómo veremos este coronavirus en 10 años?
R. Como
un episodio que pasó, pero habrá muchas críticas sobre las medidas de
contención que se tomaron porque es muy fácil hablar 'a posteriori'.
P. ¿Saltarán otros virus de los murciélagos a los humanos?
R. Lo
más triste de este episodio es que ya sabíamos que virus como el del
SARS pueden ocasionar problemas, que hay una gran cantidad de virus
parecidos en murciélagos y que las condiciones que fomentaron que SARS
saltara a humanos no han cambiado. Con eso no quiero decir que se
cierren los mercados de animales vivos, pero nadie controla si esos
animales están infectados por algún virus parecido a SARS, que es lo que
se debería hacer. Sabiendo que esto puede volver a ocurrir y que los
virus que hay son muy parecidos a los del SARS, no se siguió trabajando
en elaborar antivirales o vacunas, porque el SARS se acabó.
Incluso
podríamos haber tenido una vacuna basada en SARS que funcionase ahora
contra este nuevo coronavirus, porque son muy similares. Lo mismo pasa
con los antivirales. Podíamos haber estado más preparados, sabíamos que
esto podía pasar y lo que teníamos que hacer para mitigarlo.
P. ¿Aprenderemos la lección y evitaremos la próxima epidemia?
R. Si
este virus se propaga y se vuelve endémico, como parece que va a
ocurrir, es muy probable que el sistema inmune humano llegue a ser capaz
de prevenir la infección por un virus similar. Depende de cómo acabe
esto, pero es posible que no nos tengamos que preocupar más de los virus
que se parezcan al SARS.
Sin embargo, hay otros virus que sabemos
que causan problemas y que están ahí: el ébola, el Nipah o arbovirus
como el zika. Hay virus similares que no sabemos si van a explotar o no,
así que es importante mantener la financiación. Para la próxima gripe
pandémica hay fondos, pero para los virus emergentes solo se destina
financiación cuando ocurre la emergencia, no antes, y una vez que han
pasado se vuelven a disipar. Y eso es un problema.
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- https://www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2020-03-05/adolfo-garcia-sastre-covid19-vacunas-coronavirus_2482907/?fbclid=IwAR3zmjHN06KSii3EGBJOuFffAZE_vVIgHQQ2UN28FBZxGTom0GO8Mc3Hr-A
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