Opinión de la viróloga Margarita del Val sobre las medidas de contención reforzadas: las incógnitas del virus COVID-2019
Soy viróloga e inmunóloga, pero no epidemióloga.
A mi juicio, la clave para entender lo que está pasando con el
coronavirus es pasar del nivel de individuo al nivel de epidemia, que la
que la sufre es la sociedad.
Entiendo vuestro asombro porque estoy de acuerdo en que no se dice
por qué se toman estas medidas tan inhabituales, y, de verdad, no
entiendo por qué no se dice. En breve, para quien no quiera leer más: se
toman estas medidas no solo para protegernos a cada uno de nosotros del
coronavirus, sino especialmente para proteger a los vulnerables y
especialmente a los que nos curan, para que los sanitarios no se saturen
ni enfermen en masa y puedan curarnos a todos. Entiendo también que no
se quiera alarmar a la población para que no acudan innecesariamente al
médico. Aún así, como vosotros, echo de menos una explicación de las
medidas drásticas que se están tomando en el mundo.
Algunos puntos para entenderlo, en mi humilde opinión:
Primero, la mortalidad por el coronavirus parece ser algo superior
que la de la gripe, pero el grupo más vulnerable es parecido y hablar
como de gripe no es alejarse mucho de lo que es. La gripe, por cierto,
no es tan banal como nos creemos. Cada año mueren 6.300 españoles de
gripe. Muchos más que por accidentes de tráfico. Con ambos virus hay que
tener especial atención con gente con patologías previas de varios
tipos y con gente de mayor edad: la mortalidad en China por coronavirus
aproximadamente se duplica con cada década de edad (buscad datos exactos
si queréis), llegando al 14,8 % para los mayores de 80 años.
Así que a nivel individual no hay que sobre-preocuparse. Si tenemos
síntomas por los que por gripe no iríamos al médico ni al teléfono, y si
no somos contacto de un infectado por coronavirus ni hemos viajado a
lugares de riesgo, solo tenemos que leernos las instrucciones de
Sanidad, quedarnos tranquilos, y no saturar los centros médicos por el
miedo.
PERO: (y no quiero alarmar): a nivel colectivo hay varias diferencias
que justifican este cuidado, estas cuarentenas, este impacto social y
económico. Es lo que es el contenido completo de la palabra epidemia:
que el impacto es a nivel colectivo, de sociedad, no solo individual:
El cornavirus es un virus nuevo y la ciencia sabe muy poco de él. Y
por tanto puede predecir muy poco. Pero hacemos bien los científicos en
afanarnos e intentar entender todo lo posible
No tenemos ni un antiviral ni una vacuna, mientras que frente a la
gripe tenemos vacunas, mejorables, pero tenemos. Ni sabemos si toda la
ciencia logrará producir vacunas; es posible, pero hasta que no las
tengamos, no sabemos. Tenemos vacunas frente a pocas enfermedades
infecciosas, no olvidéis que hay infecciones que se resisten a pesar de
esfuerzos científicos mundiales tremendos, como HIV o dengue, malaria o
tuberculosis, y muchas más.
El cornavirus es bastante más contagioso que la gripe, entre otras
cosas quizás porque mal que bien contra la gripe tenemos algo de
inmunidad pasada, pero frente a este virus estamos totalmente inermes,
naive.
De gripe se enferma (o sea, con síntomas como para ir al médico) un
1% de la población cada año en la temporada de invierno. Lo que quiere
decir que a lo mejor no sabemos lo que es una gripe en nuestra vida –
puede que no nos toque más de una en 100 años – a no confundir una buena
gripe con otras infecciones mas leves con síntomas muy parecidos. Y se
hospitalizan cada año unos 30.000 por gripe severa.
De coronavirus nos podemos infectar, teóricamente y sin cuarentenas
ni barreras, un 100% de la población en unos pocos meses, en el peor de
los casos. Bueno, solo un 20-25% tendrán síntomas, en el peor de los
casos.
El 1% de gripe anual en invierno es lo que absorbe el sistema
sanitario, que llega en esos meses a sus niveles máximos de saturación.
No podemos permitirnos la libre circulación del coronavirus porque
enfermaría (grave o crítico) un 17% de la población (datos de China
actuales), número de pacientes que es inabsorbible por el sistema
sanitario.
Por tanto hacen falta cuarentenas, trazado de contactos, y cualquier
medida que logre reducir la velocidad a la que, lentamente, nos iremos
contagiando casi todos. Hay que ganar todo el tiempo posible para que la
infección de todos tarde ojalá que 100 años. Hay que ganar tiempo para
que haya una vacuna o un tratamiento. Hay que ganar tiempo a ver si hay
suerte y se atenúa en verano. O desaparece, como el SARS con medidas de
contención drásticas parecidas a las actuales. Hay que ganar tiempo para
que haya un antiviral. Hay que ganar tiempo a ver si vivo más y no me
muero precozmente.
Pero, sobre todo, hace falta que nuestro sistema sanitario no
colapse. Porque la COVID-19 es una enfermedad que, con asistencia
sanitaria, es mucho menos dañina y mucho menos mortal que sin ella:
oxígeno, hidratación, antipiréticos, antiinflamatorios, antibióticos si
se complica, soporte vital… – lo saben los médicos para las demás
neumonías, pero quizás este virus tiene patologías y secuelas propias.
En China, en la “zona cero” la mortalidad ha sido entre 8 y 30 veces
mayor que en otras provincias de China: “Asked why [in] Wuhan [the
fatality ratio] was so much higher than the national level, the National
Health Commission of China official replied that it was for lack of
resources” (reunión NHCC y OMS, Feb 20, 2020).
Porque hay que frenar la epidemia, está protocolizado que los
sanitarios se pongan en cuarentena cuando han estado expuestos sin
saberlo y sin protegerse a un enfermo con coronavirus. Esto se hace ya
para neumonías, sarampión, por ejemplo, y también ahora para
coronavirus. Si ellos se infectan, aunque sea levemente, y se tienen que
poner en cuarentena, para evitar contagiar a su vez a pacientes muy
vulnerables, van bajando los recursos humanos sanitarios.
Porque hay que frenar la epidemia, está protocolizado que los
enfermos con coronavirus sean aislados, en hospital o en casa según la
gravedad y según los recursos disponibles. Pero de esta manera, con las
medidas necesarias de aislamiento, no podrán ni siquiera atendernos si
llega a enfermar el 1% de la población en unos meses, si llega a ser el
nivel habitual que alcanza la gripe en invierno, ni si llega a ser un
año de gripe duro. Lombardía, en el norte de Italia, ha llegado este fin
de semana pasado del día internacional de la mujer a niveles cercanos a
la emergencia sanitaria con unos 350 casos por millón de habitantes,
muy lejos del 1% (que son 10.000 casos por millón). Por eso ha sido
necesaria la adopción de medidas drásticas de circulación de las
personas. Y la Sanidad italiana es la quinta del mundo, con la española
la tercera, con todas sus deficiencias y sus grandezas que conocemos. En
Hubei, o provincia china, han llegado a un máximo de 1.200
casos/millón. Por eso han tenido que construir 16 hospitales en pocos
días y reclutar a decenas de miles de sanitarios de otras provincias.
-
Hay que frenar la epidemia porque la observación de Italia, de
España, nos muestra que cada semana o diez días se multiplica el número
de casos de coronavirus por 10. Haced números a corto plazo, estimad
cómo llegamos tan solo a fin de mes si seguimos reticentes a adoptar o
seguir las medidas recomendadas.
-
Por eso hay que respetar todas las medidas de contención, de
cuarentena, de aislamiento que nos recomienden las autoridades
sanitarias. Porque aún haciéndolo, y estando más preparados que nunca en
la historia para combatir una pandemia, estamos también más
globalizados que nunca para expandir y potenciar una pandemia.
-
Por eso, además de seguir a rajatabla todas las medidas recomendadas
contra el coronavirus, hay que tener sensatez y autolimitarse los
contactos. Porque lo que está en cuestión no es solo si me infecto yo o
no, sino sobre todo si yo puedo infectar o no a otras personas, justo lo
contrario. Recordad, es una epidemia. Por eso, hay que cancelar
congresos de sanitarios. Por eso, hay que evitar viajes innecesarios y
en los que estemos expuestos y exponiendo a mucha gente de orígenes
diversos. Por eso, hay que evitar multitudes y reuniones grandes. Por
eso, cuando te cierran la empresa porque hay un caso de coronavirus en
tu departamento, o te cierran la universidad, no hay que irse a tomar
una copa o a visitar a tu madre o a hacer la compra en un momentito: te
envían a casa no para protegerte a ti, que estás fuertote, joven y sano,
sino para que no seas un vehículo de contagio que podría llevar a la
muerte a personas mas vulnerables en un par de saltos de contagio, e
incluso a ti si inopinadamente sufres una apendicitis y no te pueden
curar.
-
Por no hablar de si pasa lo mismo en unas semanas en países con menos recursos.
Ojalá que en un futuro el coronavirus se convierta tan solo en una
enfermedad estacional como la gripe y las múltiples infecciones
respiratorias que sufrimos regularmente. Pero para llegar a ello tenemos
que pasar por la oleada de la epidemia. Y tiene que ser lo más
lentamente posible. Hay que ganar tiempo, cualquier retraso en la
diseminación del virus y la extensión de la epidemia es importante. Sí,
es posible hacerlo y los retrasos están en las manos de todos (nunca
mejor dicho, lávatelas), incluso con medidas sencillas,
-
Además de un intento de explicación de las medidas tomadas en el
mundo con la epidemia de coronavirus, esto es una llamada a la sensatez y
a la responsabilidad, una vez que tenemos los datos, los pocos datos
que conocemos de este virus. La responsabilidad no es solo no sentir
pánico, que también, sino pensar en los demás, que suelen ser, siempre,
los más cercanos.
Bueno, esta es mi opinión. Un saludo
Marga del Val
-
http://indagando.tv/2020/03/10/opinion-de-la-virologa-margarita-del-val-sobre-las-medidas-de-contencion-reforzadas/?fbclid=IwAR0fk4anYoZd_mXzx7W0xIORtRkB2fduIbT23vqQ4BhU0214XUMIuD7d1Kw
No hay comentarios:
Publicar un comentario