Murcielagos Vs Interferon VS medicacion Hepatitis C VS Fibrosis higado
El sistema inmune de los murciélagos hace que sus virus sean más agresivos para los humanos, según un estudio
MAR 11 FEBRERO 2020. 14.22HEUROPA PRESS
MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
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Un estudio de la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos) ha concluido que la feroz respuesta inmunológica de los murciélagos a los virus podría hacer que se repliquen más rápidamente, de modo que cuando saltan a los mamíferos con sistemas inmunológicos normales, como los humanos, los virus causan estragos de mayor daño.
En su trabajo, publicado en la revista 'eLife', los investigadores explican que "no es coincidencia" que algunos de los peores brotes de enfermedades virales de los últimos años, como SARS, MERS, ébola y el recién llegado nuevo coronavirus se originaron en murciélagos.
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Se ha demostrado que algunos murciélagos, incluidos los que se sabe que son la fuente original de infecciones humanas, albergan sistemas inmunes que están perpetuamente preparados para montar defensas contra los virus. La infección viral en estos murciélagos conduce a una rápida respuesta que separa al virus de las células. Aunque esto puede proteger a los murciélagos de ser infectados con altas cargas virales, alienta a estos virus a reproducirse más rápidamente dentro del huésped antes de que se pueda articular una defensa.
Esto hace que los murciélagos sean un reservorio único de virus de rápida reproducción y altamente transmisibles. Mientras que los murciélagos pueden tolerar virus como estos, cuando estos virus se transmiten a animales que carecen de un sistema inmunológico de respuesta rápida, los virus afectan mucho a sus nuevos huéspedes, lo que conduce a altas tasas de mortalidad.
"Algunos murciélagos son capaces de montar esta robusta respuesta antiviral, pero también de equilibrarla con una respuesta antiinflamatoria. Nuestro sistema inmunológico generaría una inflamación generalizada si se intenta esta misma estrategia antiviral. Pero los murciélagos parecen ser los más indicados para evitar la amenaza de la inmunopatología", explica una de las líderes de esta investigación, Cara Brook.
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SU HÁBITAT TAMBIÉN ES IMPORTANTE
Los investigadores apuntan que la perturbación del hábitat de los murciélagos parece estresar a estos animales, y hace que arrojen aún más virus en su saliva, orina y heces que pueden infectar a otros animales. "El aumento de las amenazas ambientales para los murciélagos puede sumarse a la amenaza de la zoonosis", comenta Brook.
Esta investigadora trabaja en un programa de vigilancia de murciélagos financiado por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de Estados Unidos (DARPA, por sus siglas en inglés) que se está llevando a cabo en Madagascar, Bangladesh, Ghana y Australia. La iniciativa, denominada 'Bat One Health', explora el vínculo entre la pérdida del hábitat de los murciélagos y la propagación de los virus de los murciélagos a otros animales y a los seres humanos.
"La conclusión es que los murciélagos son potencialmente especiales cuando se trata de albergar virus. No es casualidad que muchos de estos virus provengan de murciélagos. Los murciélagos ni siquiera están tan estrechamente relacionados con nosotros, por lo que no esperaríamos que albergaran muchos virus humanos. Pero este trabajo demuestra cómo el sistema inmunológico de los murciélagos podría impulsar su virulencia", resume otro de los autores, Mike Boots.
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LA IMPORTANCIA DE SU VUELO
Como único mamífero volador, los murciélagos elevan sus tasas metabólicas en vuelo hasta un nivel que duplica el alcanzado por roedores de tamaño similar cuando corren. Por lo general, la actividad física vigorosa y las altas tasas metabólicas dan lugar a mayores daños en los tejidos debido a la acumulación de moléculas reactivas, principalmente radicales libres. Pero para permitir el vuelo, los murciélagos parecen haber desarrollado mecanismos fisiológicos para limpiar eficazmente estas moléculas destructivas.
Los investigadores argumentan que esto tiene el beneficio secundario de limpiar eficientemente las moléculas dañinas producidas por la inflamación de cualquier causa, lo que puede explicar la larga vida de los murciélagos. Los animales más pequeños con un ritmo cardíaco y un metabolismo más rápidos suelen tener una vida más corta que los animales más grandes con un ritmo cardíaco y un metabolismo más lentos, presumiblemente porque un metabolismo elevado produce más radicales libres destructivos. Pero los murciélagos son únicos en tener una vida mucho más larga que otros mamíferos del mismo tamaño: algunos pueden vivir 40 años, mientras que un roedor del mismo tamaño puede vivir dos.
Esta rápida reducción de la inflamación también puede tener otra ventaja: reducir la inflamación relacionada con la respuesta inmunológica antiviral. Un truco clave del sistema inmune de los murciélagos es la liberación de una molécula de señalización llamada interferón-alfa, que le dice a otras células que se 'preparen' antes de que un virus invada.
Brook tenía curiosidad por saber cómo la rápida respuesta inmunológica de los murciélagos afecta a la evolución de los virus que albergan, por lo que llevó a cabo experimentos con células cultivadas de dos murciélagos y, como control, de un mono. Un murciélago, el murciélago egipcio de la fruta ('Rousettus aegyptiacus'), un huésped natural del virus de Marburgo, requiere un ataque viral directo antes de transcribir su gen de interferón-alfa para inundar el cuerpo con interferón. Esta técnica es ligeramente más lenta que la del zorro volador negro australiano ('Pteropus alecto'), un reservorio del virus de Hendra, que está preparado para combatir las infecciones virales con ARN de interferón-alfa que se transcribe y está listo para convertirse en proteína. La línea celular del mono verde africano ('Chlorocebus sabaeus') no produce interferón en absoluto.
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LA IMPORTANCIA DEL INTERFERÓN
Al ser desafiados por virus que imitan al ébola y al Marburgo, las diferentes respuestas de estas líneas celulares fueron sorprendentes para los científicos. Mientras que la línea celular del mono verde fue rápidamente abrumada y eliminada por los virus, un subconjunto de las células del murciélago egipcio de la fruta se aisló con éxito de la infección viral, gracias a la alerta temprana del interferón. En las células de zorro volador negro australiano, la respuesta inmune fue aún más satisfactoria, ya que la infección viral se redujo sustancialmente más que en la línea de células de murciélago egipcio de la fruta. Además, estas respuestas de interferón de murciélago parecían permitir que las infecciones duraran más tiempo.
"Esto sugiere que tener un sistema de interferón realmente robusto ayudaría a que estos virus persistan dentro del huésped. Cuando se tiene una respuesta inmune más alta, se obtienen estas células que están protegidas de la infección, por lo que el virus puede realmente aumentar su tasa de replicación sin causar daños a su anfitrión. Pero cuando llega a algo como un humano, no tenemos ese mismo tipo de mecanismo antiviral, y podríamos experimentar muchas patologías", expone Brook.
Los científicos recuerdan que muchos de los virus de murciélago saltan a los humanos a través de un intermediario animal. El SARS llegó a los humanos a través de la civeta de las palmeras común; el MERS por los camellos; el ébola por los gorilas y los chimpancés; el Nipah a través de los cerdos; el Hendra por los caballos y el Marburg a través de los monos verdes africanos. Sin embargo, estos virus siguen siendo extremadamente virulentos y mortales al dar el salto final a los humanos.
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Ahora, Brook y Boots están diseñando un modelo más formal de la evolución de la enfermedad dentro de los murciélagos para entender mejor el contagio del virus en otros animales y humanos. "Es realmente importante entender la trayectoria de una infección para poder predecir su aparición, propagación y transmisión", concluyen los investigadores.
MAR 11 FEBRERO 2020. 14.22HEUROPA PRESS
MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
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Un estudio de la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos) ha concluido que la feroz respuesta inmunológica de los murciélagos a los virus podría hacer que se repliquen más rápidamente, de modo que cuando saltan a los mamíferos con sistemas inmunológicos normales, como los humanos, los virus causan estragos de mayor daño.
En su trabajo, publicado en la revista 'eLife', los investigadores explican que "no es coincidencia" que algunos de los peores brotes de enfermedades virales de los últimos años, como SARS, MERS, ébola y el recién llegado nuevo coronavirus se originaron en murciélagos.
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Se ha demostrado que algunos murciélagos, incluidos los que se sabe que son la fuente original de infecciones humanas, albergan sistemas inmunes que están perpetuamente preparados para montar defensas contra los virus. La infección viral en estos murciélagos conduce a una rápida respuesta que separa al virus de las células. Aunque esto puede proteger a los murciélagos de ser infectados con altas cargas virales, alienta a estos virus a reproducirse más rápidamente dentro del huésped antes de que se pueda articular una defensa.
Esto hace que los murciélagos sean un reservorio único de virus de rápida reproducción y altamente transmisibles. Mientras que los murciélagos pueden tolerar virus como estos, cuando estos virus se transmiten a animales que carecen de un sistema inmunológico de respuesta rápida, los virus afectan mucho a sus nuevos huéspedes, lo que conduce a altas tasas de mortalidad.
"Algunos murciélagos son capaces de montar esta robusta respuesta antiviral, pero también de equilibrarla con una respuesta antiinflamatoria. Nuestro sistema inmunológico generaría una inflamación generalizada si se intenta esta misma estrategia antiviral. Pero los murciélagos parecen ser los más indicados para evitar la amenaza de la inmunopatología", explica una de las líderes de esta investigación, Cara Brook.
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SU HÁBITAT TAMBIÉN ES IMPORTANTE
Los investigadores apuntan que la perturbación del hábitat de los murciélagos parece estresar a estos animales, y hace que arrojen aún más virus en su saliva, orina y heces que pueden infectar a otros animales. "El aumento de las amenazas ambientales para los murciélagos puede sumarse a la amenaza de la zoonosis", comenta Brook.
Esta investigadora trabaja en un programa de vigilancia de murciélagos financiado por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de Estados Unidos (DARPA, por sus siglas en inglés) que se está llevando a cabo en Madagascar, Bangladesh, Ghana y Australia. La iniciativa, denominada 'Bat One Health', explora el vínculo entre la pérdida del hábitat de los murciélagos y la propagación de los virus de los murciélagos a otros animales y a los seres humanos.
"La conclusión es que los murciélagos son potencialmente especiales cuando se trata de albergar virus. No es casualidad que muchos de estos virus provengan de murciélagos. Los murciélagos ni siquiera están tan estrechamente relacionados con nosotros, por lo que no esperaríamos que albergaran muchos virus humanos. Pero este trabajo demuestra cómo el sistema inmunológico de los murciélagos podría impulsar su virulencia", resume otro de los autores, Mike Boots.
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LA IMPORTANCIA DE SU VUELO
Como único mamífero volador, los murciélagos elevan sus tasas metabólicas en vuelo hasta un nivel que duplica el alcanzado por roedores de tamaño similar cuando corren. Por lo general, la actividad física vigorosa y las altas tasas metabólicas dan lugar a mayores daños en los tejidos debido a la acumulación de moléculas reactivas, principalmente radicales libres. Pero para permitir el vuelo, los murciélagos parecen haber desarrollado mecanismos fisiológicos para limpiar eficazmente estas moléculas destructivas.
Los investigadores argumentan que esto tiene el beneficio secundario de limpiar eficientemente las moléculas dañinas producidas por la inflamación de cualquier causa, lo que puede explicar la larga vida de los murciélagos. Los animales más pequeños con un ritmo cardíaco y un metabolismo más rápidos suelen tener una vida más corta que los animales más grandes con un ritmo cardíaco y un metabolismo más lentos, presumiblemente porque un metabolismo elevado produce más radicales libres destructivos. Pero los murciélagos son únicos en tener una vida mucho más larga que otros mamíferos del mismo tamaño: algunos pueden vivir 40 años, mientras que un roedor del mismo tamaño puede vivir dos.
Esta rápida reducción de la inflamación también puede tener otra ventaja: reducir la inflamación relacionada con la respuesta inmunológica antiviral. Un truco clave del sistema inmune de los murciélagos es la liberación de una molécula de señalización llamada interferón-alfa, que le dice a otras células que se 'preparen' antes de que un virus invada.
Brook tenía curiosidad por saber cómo la rápida respuesta inmunológica de los murciélagos afecta a la evolución de los virus que albergan, por lo que llevó a cabo experimentos con células cultivadas de dos murciélagos y, como control, de un mono. Un murciélago, el murciélago egipcio de la fruta ('Rousettus aegyptiacus'), un huésped natural del virus de Marburgo, requiere un ataque viral directo antes de transcribir su gen de interferón-alfa para inundar el cuerpo con interferón. Esta técnica es ligeramente más lenta que la del zorro volador negro australiano ('Pteropus alecto'), un reservorio del virus de Hendra, que está preparado para combatir las infecciones virales con ARN de interferón-alfa que se transcribe y está listo para convertirse en proteína. La línea celular del mono verde africano ('Chlorocebus sabaeus') no produce interferón en absoluto.
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LA IMPORTANCIA DEL INTERFERÓN
Al ser desafiados por virus que imitan al ébola y al Marburgo, las diferentes respuestas de estas líneas celulares fueron sorprendentes para los científicos. Mientras que la línea celular del mono verde fue rápidamente abrumada y eliminada por los virus, un subconjunto de las células del murciélago egipcio de la fruta se aisló con éxito de la infección viral, gracias a la alerta temprana del interferón. En las células de zorro volador negro australiano, la respuesta inmune fue aún más satisfactoria, ya que la infección viral se redujo sustancialmente más que en la línea de células de murciélago egipcio de la fruta. Además, estas respuestas de interferón de murciélago parecían permitir que las infecciones duraran más tiempo.
"Esto sugiere que tener un sistema de interferón realmente robusto ayudaría a que estos virus persistan dentro del huésped. Cuando se tiene una respuesta inmune más alta, se obtienen estas células que están protegidas de la infección, por lo que el virus puede realmente aumentar su tasa de replicación sin causar daños a su anfitrión. Pero cuando llega a algo como un humano, no tenemos ese mismo tipo de mecanismo antiviral, y podríamos experimentar muchas patologías", expone Brook.
Los científicos recuerdan que muchos de los virus de murciélago saltan a los humanos a través de un intermediario animal. El SARS llegó a los humanos a través de la civeta de las palmeras común; el MERS por los camellos; el ébola por los gorilas y los chimpancés; el Nipah a través de los cerdos; el Hendra por los caballos y el Marburg a través de los monos verdes africanos. Sin embargo, estos virus siguen siendo extremadamente virulentos y mortales al dar el salto final a los humanos.
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Ahora, Brook y Boots están diseñando un modelo más formal de la evolución de la enfermedad dentro de los murciélagos para entender mejor el contagio del virus en otros animales y humanos. "Es realmente importante entender la trayectoria de una infección para poder predecir su aparición, propagación y transmisión", concluyen los investigadores.
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***En estudio, relación interferon con coronavirus
Fibrosis pulmonar coronavirus VS Fibrosis higado VS tratamiento interferon en Hepatitis C
https://notistecnicas.blogspot.com/2020/03/en-estudio-relacion-interferon-con.html"Los murciélagos producían los anticuerpos necesarios para combatir el coronavirus, pero mientras estos no se activaban había un margen de entre una semana y un año en que podían infectar a otros animales. Y de ellos, como intermediarios, pasar a los humanos"
La 'Bat Woman' china que identificó el SARS y el coronavirus en cuevas de murciélagos asegura que hay otros 5.000 tipos de virus esperando a ser encontrados
- La doctora china Shi Zheng Li ha empleado los últimos 16 años en identificar docenas de coronavirus en cuevas de murciélagos, lo que le ha granjeado el nombre de la 'Bat Woman' de la virología.
- Advierte que todavía hay muchos por encontrar, cerca de 5.000, y que identificarlos todos es la mejor manera de prevenir pandemias como la del Covid-19 que asola todo el planeta.
- Sus estudios concretan que el murciélago es uno de los mayores transmisores de coronavirus, aunque no siempre contagia directamente a los humanos. A veces infectan a otros animales, como cerdos y caballos, y estos portan la enfermedad hasta sus dueños.
30 de diciembre de 2019. Un teléfono suena en el Instituto de Virología de Wuhan, China. La doctora Shi Zheng Li recoge la llamada mientras trabaja en su último hallazgo, unas misteriosas muestras de pacientes infectados por una enfermedad desconocida.
Al otro lado de la línea se encuentra su jefe, el director del centro, y
el mandato es claro desde el primer momento: "Deja todo lo que tengas
entre manos e investiga este patógeno", recuerda Shi.
Sin saberlo, ambos habían dado con un nuevo y extraño tipo de coronavirus,
uno especialmente peligroso por su neumonía atípica y que proviene de
la misma familia que el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), una
enfermedad transmitida por murciélagos que causó más de 800 muertes
entre 2002 y 2003. Y este es el campo de Shi, a la que sus colegas
virólogos conocen como "la Bat Woman de China" debido a sus expediciones de caza de virus en cuevas de murciélagos, disciplina en la que se ha curtido durante los últimos 16 años.
"Me preguntaba si [la autoridad municipal de salud] se había
equivocado; nunca hubiera esperado que esto sucediera en pleno centro de
China", recuerda en declaraciones a Scientific American. Sus estudios demostraban que el riesgo de transmisión de animales a humanos se intensificaba en las áreas subtropicales del país como Guangdong, Guangxi o Yunnan, pero nunca había sucedido en un núcleo urbano de las dimensiones de Wuhan.
No tuvo tiempo de buscarle explicación. Antes de descubrir su origen, la misteriosa enfermedad corrió como la pólvora y se instauró en la capital de Hubei, primero, y en el resto del mundo, después. Mientras se escriben estas líneas el coronavirus, ya catalogado como Covid-19, ha producido 81.000 infectados en China, más de 11.000 en España y un total de 180.000 enfermos en todo el mundo.
Todos los continentes, a excepción de la Antártida, tienen casos diagnosticados, y cerca de 7.200 personas han fallecido a causa del brote, recientemente considerado como pandemia.
Porque esta es una de las más desoladoras que hayan afectado al mundo en las últimas décadas, superando tanto en contagios como en víctimas a infecciones como el ébola, el Zika o el SARS; y en muchos países ya ha provocado más muertes que la Gripe A (H1N1), causante de 18.000 decesos en todo el mundo. El origen de la enfermedad, así como su cadena de transmisión, es la clave para acabar con ella.
A la caza de los coronavirus
La primera vez que Shi se puso las botas de
espeleóloga fue en 2004, durante el caluroso verano que azotó a la
provincia de Guangxi (China). Rodeada de un equipo internacional de
investigadores, la entonces desconocida viróloga se adentró en las colonias de Nanning, unas profundas y estrechas cuevas de caliza blanca y carámbanos colgantes donde el principal anfitrión, el murciélago de herradura, habita entre humedales y grietas en la roca. De esta comunidad de esquivos voladores nació la respuesta a la primera gran epidemia del siglo XXI: un tipo de coronavirus conocido como SARS.
El síndrome respiratorio agudo severo se había
detectado por primera vez en las civetas, mamíferos parecidos a las
mofetas nativos del Ásia y África subtropicales. Su impacto no fue tan
letal como la del Covid-19 actual, pero su estudio supuso años de adelanto para entender las epidemias modernas, un primer vistazo al incierto futuro que le esperaba a los contagios masivos. Con él se reactivó la búsqueda global de virus animales que podían transmitirse a los humanos.
Shi fue una de las primeras en verlo. Aunque nunca llegó a saber cómo
las civetas habían contraído la infección, sí averiguó que pandemias
anteriores partían de los pequeños mamíferos voladores como los que se
ocultaban en las cuevas de Nanning. Los murciélagos, infectados, habían trasladado el Hebra a los caballos australianos en 1994 y el Nipah a los cerdos de Malasia en 1998, y así se originaron ambas plagas.
Algo similar ocurrió con el SARS. Los murciélagos producían los
anticuerpos necesarios para combatir el coronavirus, pero mientras estos
no se activaban había un margen de entre una semana y un año en que podían infectar a otros animales. Y de ellos, como intermediarios, pasar a los humanos.
El equipo de Shi utilizó la prueba de anticuerpos para reducir ubicaciones y especies de murciélagos
en los que buscar estas pistas genómicas. Después de recorrer el
terreno montañoso en la mayoría de las docenas de provincias de China,
los investigadores centraron su atención en un lugar: la cueva de Shitou, en las afueras de Kunming, la capital de Yunnan.
Cinco años a la caza del patógeno en las cavidades valieron la pena: una de las mayores bibliotecas genéticas naturales sobre los virus en murciélagos,
con más de cien coronavirus distintos registrados. "La mezcla constante
de diferentes virus incrementa las posibilidades de que surjan nuevos
patógenos peligrosos", aseguraba Ralph Baric, virólogo de la Universidad
de Carolina del Norte, a Scientific American; uno de ellos fue el coronavirus de 2013, una cepa que el equipo de investigación supo prever y neutralizar a tiempo, lo mismo que en 2016. Todo gracias a Shi y "sus murciélagos".
Leer más: Qué dicen exactamente los médicos que están tratando el coronavirus en Wuhan, origen del brote
Claro que no son infalibles. La invasión de las poblaciones
humanas en el hábitat silvestre, el comercio a partir de la ganadería
intensiva y el aumento de los viajes nacionales e internacionales hace de la transmisión de enfermedades una certeza casi matemática. El Covid-19, o cualquier virus similar, suponía una nueva y fatal consecuencia de la globalización.
Así lo mantenían Shi y sus colegas virólogos mientras investigaban las
cuevas de Shitou, muchos años antes de la ominosa noche del pasado
diciembre.
La llegada del Covid-19
Ya en los albores de 2020, Shi y sus colegas se enfrentaron a su peor
pesadilla. Era la misma para la que se habían estado preparando durante
los últimos 16 años, pero que no dejaba de quitarles el sueño: la posibilidad de que uno de "sus virus" hubiera podido escapar e infectar a seres humanos. El resultado fue negativo, pero el miedo seguía presente.
Para el 7 de enero, el equipo de Wuhan determinó que el nuevo virus
había causado la enfermedad que padecían esos pacientes. Su secuencia
genómica, ahora oficialmente llamada SARS-CoV-2, era un 96% idéntica a la de un coronavirus previamente identificado en los murciélagos de herradura de Yunnan, según informaron en un artículo de la revista Nature. Así lo demuestra el análisis de 326 secuencias virales realizado por Baric, quien presupone que "los virus comparten un ancestro común" y que pudieron estar presentes durante meses antes de que los primeros casos salieran a la luz.
Para muchos, los florecientes mercados de vida silvestre de la región, que venden una amplia gama de animales como murciélagos, civetas, pangolines, tejones y cocodrilos, son una especie de olla a presión para la fusión viral. Aunque los humanos podrían haber contraído el virus mortal de los murciélagos directamente (según varios estudios, incluidos los de Shi y sus colegas), equipos independientes han sugerido en estudios previos que los pangolines podrían haber sido el huésped intermedio qeu transportó la enfermedad de murciélagos a humanos.
Según los informes, varios coronavirus similares al SARS-CoV-2 estaban presentes en estos animales, incautados en operaciones contra el contrabando en el sur de China.
El 24 de febrero, el Gobierno anunció una prohibición permanente del consumo y el comercio de vida silvestre —excepto para fines de investigación o medicinales—, lo que supuso el cierre de una industria de 76.000 millones de dólares. Ahora que está prohibido, existe el miedo de que el mercado negro se haga con el tráfico de estos productos.
Si cuando estaba regulado era dificíl de controlar, detectar
enfermedades en un mercado clandestino puede convertirse en toda una
quimera.
En cualquier caso "el comercio y el consumo de vida silvestre son sólo una parte del problema", indica Shi. A finales de 2016, los cerdos de cuatro granjas en el condado de Qingyuan (Guangdong), a 60 millas del sitio donde se originó el brote de SARS, sufrieron vómitos agudos y diarrea: casi 25.000 murieron sin que los veterinarios identificasen ningún patógeno conocido.
Shi investigó el caso y descubrió que la causa de la enfermedad,
llamada síndrome de diarrea aguda porcina (SADS), resultó ser un virus
cuya secuencia genómica era un 98% idéntica al coronavirus de uno de sus murciélagos.
El brote de Wuhan es el sexto causado por virus transmitidos por murciélagos en los últimos 26 años. Antes
que él se conocían los casos de Hendra en 1994, Nipah en 1998, SARS en
2002, MERS (síndrome respiratorio del Medio Oriente) en 2012 y Ébola en
2014, pero los animales nunca fueron el problema. "De hecho
—argumenta Shi— los murciélagos ayudan a promover la biodiversidad y la
salud de sus ecosistemas al comer insectos y polinizar plantas. El
problema surge cuando nos ponemos en contacto con ellos".
Qué han descubierto y cómo afrontar el futuro
Más de 2s meses después de la epidemia, y 7 semanas después de que el gobierno chino impusiera restricciones de transporte en toda la ciudad en Wuhan, una megaurbe de 11 millonesde habitantes, el ritmo de vida ha vuelto casi a la normalidad, asegura Shi. "Quizás nos estemos acostumbrando, pero lo peor ya ha pasado".
Durante meses, tanto ella como sus ayudantes subsistieron en el
Instituto a base de fideos instantáneos y viajes del trabajo a casa y de
casa al trabajo. Ahora todo está más tranquilo.
Tra largas horas de trabajo y horarios estajanovistas, el equipo de Shi ha descubierto que el Covid-19 entra en las células pulmonares humanas mediante un receptor llamado enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2). La información es valiosa. Ahora que conocen el origen, sólo falta encontrar el fármaco que pueda bloquear esta invasión: una carrera por la vacuna que les enfrenta a los grandes laboratorios del planeta.
Aún así, si algo han aprendido del Covid-19 es que las medicinas
están bien, sí, pero evitar las enfermedades antes de que surjan es
mejor. El 70% de las enfermedades infecciosas vienen de animales salvajes, sobre todo mamíferos, por lo que encontrarlas todas aumenta el margen de acción y reduce las consecuencias. Conocer la enfermedad, detectar un posible brote y evitar la epidemia es el objetivo de cara al futuro.
De vuelta a Wuhan, la Bat Woman de China se ha retirado ya de la primera línea de búsqueda y captura de los virus, dejando tras de así una amplia experiencia y una de las mayores bibliotecas víricas del mundo. A sus ojos "es sólo la punta del iceberg, pero la misión debe continuar", sobre todo cuando otras 5.000 cepas de coronavirus esperan todavía a ser encontradas. "Vendrán y causarán más brotes —asegura—. Debemos encontrarlos antes de que ellos nos encuentren a nosotros".
Más vale prevenir que curar, que se suele decir.
https://www.businessinsider.es/como-bat-woman-china-identifico-coronavirus-murcielagos-601807?fbclid=IwAR0GAbdH8_AB4RaoXpzGUslKA5LugbZLCimba16OUqhRLNNWfvxpRvGEMcg
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