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sábado, 29 de agosto de 2015

EL INTESTINO NUESTRO SEGUNDO CEREBRO

EL INTESTINO NUESTRO SEGUNDO CEREBRO

Los científicos de ahora creen que el intestino funciona como un segundo cerebro. Pero esto no quiere decir necesariamente que te ayudará a estudiar para un examen o conseguir un mejor puesto en el trabajo, tu intestino puede influir en la química de tu estado de ánimo, emociones, sistema inmunológico y salud a largo plazo. La investigación sugiere incluso que el intestino puede “aprender” nuevos trucos a través de acondicionamiento. Estas conexiones de gran alcance, son parte de un campo emergente de la ciencia llamada neurogastroenterología, diseñada para estudiar el enlace intestino-cerebro.
Todas nuestras emociones, sensaciones de bienestar se generan en nuestros intestinos. El 90% de laserotonina, la hormona del bienestar, la producimos en el intestino. Poseemos un verdadero cerebro dentro de nuestras entrañas, y su función neuronal es muy parecida a la actividad cerebral de la cabeza. Ahora te dejamos 10 datos sobre la inteligencia del intestino que no sabías.

1. El intestino es el único órgano del sistema que puede llevar a cabo sus funciones sin la supervisión del cerebro

Se podría pensar de tu intestino como un rebelde contra la autoridad; no espera a que los impulsos de tu cerebro hagan el trabajo importante de la digestión. No es necesario ya que el intestino actúa como su propio “cerebro”. Ningún otro órgano, incluso el corazón “todopoderoso”, puede compararse con esta habilidad.

2. Hay más de 100 millones de células cerebrales en tu intestino

El poder de tu intestino de pensar por sí mismo no es ninguna sorpresa; hay millones de células cerebrales o neuronas, en sus largos ductos (9 metros de intestinos, desde el esófago hasta el ano). Y son más neuronas que las que se encuentran en la médula espinal o sistema nervioso periférico.

3. El intestino tiene su propio sistema nervioso

El sistema nervioso entérico, es el mecanismo de control de la digestión y eliminación, es el soberano de tu intestino y funciona por su propia cuenta. Algunos científicos lo ven como parte del sistema nervioso central, mientras que otros lo consideran propio del intestino. Probablemente evolucionó para dar al intestino la orden de continuar.

4. El intestino envía señales emocionales al cerebro, lo que sugiere que “sentimos” primero con nuestros intestinos

Hay un nervio visceral grande, encajado en el intestino, el nervio vago. Investigaciones han revelado que hasta el 90% de sus fibras llevan información desde el intestino al cerebro, en lugar de que sea al revés. En otras palabras, el cerebro interpreta las señales del intestino como las emociones. Así que a veces realmente debes confiar en tus intestinos.

5. Padecimientos gastrointestinales pueden verse como la “enfermedad mental” del intestino

Un 95% de la serotonina de tu cuerpo, esa molécula de humor maravillosa que sirve como antidepresivo como el Prozac en tu cuerpo, puede encontrarse en el intestino. Piensa en eso. No es de extrañarse que la dieta, los medicamentos y antibióticos puedan causar estragos en el estado de ánimo.
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6. Un intestino saludable puede proteger tus huesos

En un estudio de la relación serotonina-intestinos, los científicos descubrieron un vínculo inesperado entre el intestino y los huesos. Inhibir la liberación de la serotonina en el intestino había contrarrestado la reducción de la densidad ósea de la osteoporosis.

7. Nuevas investigaciones muestran vínculos entre el autismo y menos cepas de bacterias en el intestino

En nueve de cada 10 casos, las personas autistas tienen en común desequilibrios intestinales como el síndrome de intestino permeable, el síndrome del intestino irritable y menos cepas de bacterias “buenas”. Investigaciones están buscando posibles tratamientos de algunos de los trastornos conductuales del autismo por equilibrio de bacterias en los intestinos, aunque muchos advierten que estos tratamientos no pueden producir una “cura” para el autismo.

8. La comida afecta tu estado de ánimo

Hay diferentes alimentos que al introducirse en el intestino a través de tubos de alimentación, demostraron causar un cambio en los estados de ánimo de la persona, sin que tuviera conciencia de que era lo que estaba “comiendo”. La grasa, por ejemplo, aumentó los sentimientos de felicidad y placer (sorprendente, ¿verdad?) que parecen activar la liberación de dopamina, el opiáceo natural del cerebro. También, el consumo de hidratos de carbono, estimuló la liberación de serotonina, el neurotransmisor del “sentirse bien”.

9. Tu intestino es tu mejor amigo en la temporada de resfríos y gripe

Tu intestino no solo tiene muchas de las células cerebrales, sino también alberga la mayor parte de lascélulas inmunes, el 70%, y estas se presentan en forma de tejido linfoide asociado al intestino, o TLAI, que desempeña un papel enorme en la defensa, matando y expulsando a los invasores extranjeros de enfermedades. El TLAI y tu microbioma intestinal, que son los billones de bacterias que viven como un inmenso universo microbiano en tu intestino, trabajan duro para ayudarte a deshacer de lo que más te aqueja. Es razón de más para tener cuidado con el uso de antibióticos, ya que estos acaban con las bacterias beneficiosas junto con las malas.

10. Tu intestino puede convertirse en adicto a opiáceos, al igual que tu cerebro

Dentro de tus intestinos se encuentran receptores opiáceos, que también se encuentran en el cerebro. El intestino es tan susceptible a la adicción como el cerebro y puede, de hecho, contribuir a la intensa dificultad que algunos adictos tienen de dejar el hábito.

María Blasco encuentra el talón de Aquiles del cáncer

El equipo de la alicantina María Blasco encuentra el talón de Aquiles del cáncer

Un grupo de investigadores del CNIO que dirige la científica de Alicante ha logrado frenar el crecimiento del carcinoma de pulmón en ratones gracias a una innovadora y efectiva diana terapéutica: los telómeros

13.05.2015 | 12:59
El equipo de la alicantina María Blasco encuentra el talón de Aquiles del cáncer
El equipo de la alicantina María Blasco encuentra el talón de Aquiles del cáncer
El carcinoma de pulmón, el tipo de cáncer que más muertes causa en el mundo, puede tener los días contados, y es que un equipo de investigadores del CNIO ha logrado frenar el crecimiento de este tumor en ratones gracias a una innovadora y efectiva diana terapéutica: los telómeros, su talón de Aquiles.
Un telómero es un capuchón formado por seis proteínas, que está situado en los extremos de los cromosomas y que sirve para proteger la información genética del organismo.
Y es que cada vez que una célula se divide, duplica su material genético (el ADN), que está empaquetado en los cromosomas, pero en cada división celular, los telómeros se van haciendo más y más cortos; cuando son excesivamente cortos, se vuelven tóxicos para la célula, que deja de replicarse y es eliminada por el organismo.
Las células cancerígenas, sin embargo, son capaces de dividirse y multiplicarse sin que sus telómeros se acorten demasiado. El secreto de su inmortalidad es la telomerasa, una enzima que repara constantemente los telómeros y que en la mayoría de las células sanas está 'apagada', mientras que en las tumorales está activa.
Por eso, los científicos habían intentado en otras ocasiones frenar el crecimiento del cáncer inhibiendo la telomerasa de sus células, una vía que actualmente se está probando en ensayos clínicos de tumores hematológicos (mieloma múltiple) pero que aún no ha dado resultados concluyentes.
Ahora, científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (entre ellos, la directora del centro, María Blasco, y su predecesor en el cargo, Mariano Barbacid), con la colaboración del Departamento de Medicina y Cirugía Animal de la Universidad Complutense de Madrid, ha encontrado una nueva manera de enfrentarse al cáncer: atacar los telómeros sin alterar la telomerasa.
Para ello, estos científicos han utilizado una de las seis proteínas (o shelterinas) que protegen a los telómeros, la TRF1, y al bloquearla han conseguido destruir este escudo protector de los cromosomas del cáncer, cuyas células mueren de forma inmediata.
"Hemos identificado un potencial nuevo talón de Aquiles del cáncer", subraya María Blasco en declaraciones a Efe.
Y es que, "aunque es algo que tiene mucho sentido", puntualiza Blasco, hasta ahora nadie había intentado utilizar las shelterinas como dianas contra el cáncer porque al estar presentes tanto en las células sanas como en las tumorales, el tratamiento con fármacos generaba demasiados efectos tóxicos.
El estudio, publicado en la revista EMBO Molecular Medicine, demuestra que al bloquear esta proteína "se impide el crecimiento de carcinomas de pulmón ya establecidos", escriben los autores.
"Cuando se elimina TRF1 se induce una desprotección instantánea de los telómeros, lo que a su vez hace que las células entren en senescencia o mueran. Vemos que esta estrategia mata eficientemente las células del cáncer, frena el crecimiento tumoral y tiene efectos tóxicos tolerables", sostiene María Blasco.
Para comprobar esta teoría, los científicos inhibieron TRF1 en ratones y lo hicieron de dos maneras: farmacológica y genéticamente.
Usaron el inhibidor químico, ETP-47037, que ha sido desarrollado por el Programa de Terapias Experimentales del CNIO a partir de las colecciones de principios activos de este organismo.
"Demostramos que es posible encontrar potenciales fármacos que pueden inhibir TRF1 cuando se administran oralmente a los ratones y que tienen un efecto terapéutico", explica Blasco.
Pero llegar hasta aquí ha sido un largo trabajo para el CNIO.
Primero hubo que seleccionar TRF1 de entre la familia de shelterinas, después se bloqueó genéticamente la acción de TRF1 en ratones con cáncer de pulmón y en ratones sanos (para estudiar la toxicidad del procedimiento).
El diario INFORMACIÓN concedió a la científica alicantina María Blasco Marhuenda el premio Importante correspondiente al mes de abril de 2005 por los trabajos punteros desarrollados para descubrir como evoluciona el cáncer y conocer las causas del envejecimiento con el objetivo de obtener nuevas terapias.
Finalmente, los investigadores buscaron compuestos químicos que contrarrestaran a TRF1, y hallaron dos que funcionan en animales.
El CNIO busca ahora socios en la industria farmacéutica que desarrollen estos fármacos en un estadio más avanzado para usarlos además no sólo en casos de cáncer de pulmón, sino en otros tipos de cáncer porque la diana descubierta por el CNIO ataca "una característica universal" de todos los tipos de cáncer: sus telómeros o escudos protectores.
"Han sido más de 4 años de trabajo porque la validación de dianas en modelos animales es un proceso costoso y lento, pero tiene la enorme ventaja de que los resultados son claros y concluyentes", sentencia Blasco.