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viernes, 23 de marzo de 2012

"Por hinchar bonus entonces, hoy pierden el empleo"


Laura Anguera...el boum y el crack

A finales de los noventa, la vida de una pequeña caja era abrir cartillas y depósitos regalando vajillas y despertadores. Hacían hipotecas, pero sólo a clientes solventes por el 80% de la justa tasación 
Pero los precios empezaron a subir...
Los pequeños constructores tentaban a las cajas pidiendo crédito para sus primeras promociones. Fueron un éxito y, además de intereses, traían nuevos clientes a las cajas, que les vendía seguros, tarjetas y cuentas.
Y la burbuja empezó a hincharse.
De repente no es que fueras más listo si te comprabas un piso, es que eras tonto si no te comprabas tres. Quien vivía de alquiler se convirtió en un paria y además un inútil.
"Métete en la rueda", decían, y ganarás.
Yo me sentí tonta al comprar mi piso sobre plano y ver que otro compraba dos y, luego, con la venta de uno el listo se pagaba el otro.
"¿Cuántos pisos quiere?", preguntaban.
En el 2002 el promotor ya había aprendido y al inicio sólo vendía el 20% de los pisos -los peores- y después los buenos los iba colocando con incrementos sucesivos.
Chico listo.
Y los presidentes de las cajas también quisieron serlo: como el negocio no estaba en financiar la obra, sino en promoverla y venderla, crearon sus propias promotoras. En el 2006, la fiesta estaba en su apogeo. Los Cayenne hacían cola en los semáforos.
Era el utilitario del momento.
Caros todoterrenos comprados con créditos a 15 años iban a las residencias de la Cerdanya -aunque todo fuera asfalto-, mientras los promotores volaban: "¿Y vuestro avión? ¿Cuántas plazas tiene?". Y crecía el turismo inmobiliario exterior e interior.
¿A Kenia con lo que sobra de hipoteca?
Pagábamos coches y viajes con las hipotecas, que la banca se afanaba en ampliarte, y llegaban suecos, holandeses, alemanes..., a Barcelona y a toda España, para comprarse piso en un weekend. Y venderlos después.
Ladrillo exprés.
Y cuando la burbuja en España ya parecía agotada, un gurú profetizó que seguiría en Europa del Este con su entrada en la UE. Y los amigos juntaron dinero y pagaron promociones en Budapest o Varsovia. Los bloques fantasma españoles -vacíos- aún hacen sonreír a polacos, rumanos, húngaros...
¿Y nadie veía venir el pinchazo?
Un empleado ecuatoriano que conozco pidió en la caja un préstamo de 3.500 euros para la fianza de un alquiler. Se lo denegaron por insolvente. Un mes después, la misma caja le concedía sin pestañear 220.000 euros de hipoteca para comprarse un piso...
Alguien quería cobrar el bonus ya.
Los de las cajas sólo veían el bonus. Si hubieran visto el riesgo, aún conservarían todos el empleo. Los pueblos nos hacían pagarles las fiestas a cambio de acelerar expedientes: recuerdo a la hija de un alcalde darse el capricho de contratar a El Canto del Loco.
Hubo voces que advertían del riesgo.
Así llegamos al 2010: en España hay 25,8 millones de viviendas... ¡Una por cada 1,8 habitantes! ¡Niños y bebés incluidos! Y, sí, inspectores del Banco de España envían una carta a Economía alertando del "riesgo insostenible" de la banca en el inmobiliario.
Espero que no los expedientasen.
Los promotores organizaban concursos de misses con los bancos. Paseaban las promociones y las cajas pujaban por financiarlas. Así se expandían por toda España. Yo también estaba en la rueda. En el 2004 dejé el bufete: me fichó una inmobiliaria.
Yo la hubiera felicitado: era el futuro
Eso pensaba también la bolsa: en ocho meses la inmobiliaria Astroc pasó de 6,67 euros por acción a 72... Y todos nos sentíamos más ricos pensando que vivíamos en pisos que de pronto valían millones de euros.
¡Ojalá hubiéramos vendido entonces!
¿Para ir adónde? ¿A comprar un piso peor que ya valdría más del que habías vendido?
Y creíamos que aún podía subir más.
El 23 de abril del 2007 llegó el astrocazo (hoy cotiza a 0,073 euros) y en otoño la crisis subprime pinchaba del todo la burbuja. La banca, alarmada, colocó sus inmobiliarias a los propios promotores, que se endeudaron todavía más con ella para pagarlas: y así el sector financiero se ahogó aún más en un ladrillo con el precio ya en caída libre.
Todavía no vemos el suelo...
Y la banca se ha adjudicado activos inmobiliarios por valor de 70.000 millones de euros: una larga agonía de entidades, muchas zombis, asfixiadas por suelo y pisos invendibles y cada vez más devaluados.
Es el fin de dos siglos de cajas de ahorros de todos... ¡Ay!, y de su obra social.
Aquel inmigrante con hipoteca de 220.000 euros ha perdido su trabajo en la construcción y la caja ha ejecutado el préstamo, pero el piso no vale ni la mitad. Entre el 2008 y el 2011 la facturación de espectáculos por fiestas en los pueblos cayó un 80%.
Las burbujas estallaban... ¿Y usted?
Como la mayoría de miles de empleados de promotoras y constructoras, fui despedida. Me habían dicho que si estudiaba, trabajaba duro y cumplía mis compromisos..., el sistema cumpliría con los suyos. Pero sólo vi una burbuja de avaricia e improvisación de espabilados y aprovechados que estalló.
Todos hemos aprendido algo... Espero.
Me encerraba en casa por las tardes con mi gin-tonic, mi musiquita y el ordenador... No sabía lo que iba a salir, pero ya no pensaba en el paro. Acabé Boom y llegó el Barça y me rescató. Tengo suerte.



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