Izpisua avanza en la línea para revertir el envejecimiento prematuro
El catedrático de la UCAM identifica un tipo de ARN que se acumula en el núcleo celular de pacientes con progeria y descubre que su bloqueo revierte los síntomas de esta enfermedad
El equipo de científicos liderado por el catedrático de Biología del Desarrollo de la UCAM, profesor del Laboratorio de Expresión Génica de Salk Institute y director del Instituto de Ciencias Altos Labs en San Diego, California, Juan Carlos Izpisua, ha descubierto un tipo de ARN que se acumula en el núcleo celular de las personas que padecen un envejecimiento prematuro o progeria, y que el bloqueo de este ARN revierte los síntomas de esta enfermedad y prolonga la vida en ratones.
Los resultados ahora publicados en la revista Science Translational Medicine derivan de uno de los proyectos desarrollados por el doctor Izpisua, promovidos y financiados por la UCAM, y se centran en el estudio de un fragmento de ARN conocido como LINE-1.
"Estos hallazgos proporcionan una nueva visión de los síndromes progeroides y de cómo tratarlos, a la vez que destacan la importancia del ARN LINE-1 en el proceso de envejecimiento normal", afirma Izpisua.
Los síndromes progeroides, que incluyen el síndrome de progeria de Hutchinson-Gilford y el síndrome de Werner, provocan un envejecimiento acelerado en niños y adolescentes. Los pacientes no sólo desarrollan un aspecto físico llamativo, sino también síntomas y enfermedades típicamente asociados a la vejez, como enfermedades cardíacas, cataratas, diabetes de tipo 2, osteoporosis y cáncer. Actualmente no existen tratamientos eficaces para estos síndromes y las personas que los padecen acaban muriendo en pocos años.
Izpisua y su equipo eran conscientes de que una de las características moleculares tanto del envejecimiento normal como de los síndromes progeroides es la alteración de la organización del ADN en el núcleo celular. Cuando el ADN se empaqueta de forma diferente, cambian los genes que están accesibles para que la célula los pueda leer y, por tanto, cambia drásticamente el comportamiento y la función celular. También sabían que el genoma humano contiene trozos de ADN que se propagan y mueven por el genoma, además de codificar ARN LINE-1. La función de estos elementos es poco conocida, pero lo cierto es que cambian y se multiplican con la edad, o con enfermedades como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Los investigadores se preguntaron si estos elementos también cambiaban y se acumulaban en los síndromes progeroides.
"Las secuencias repetidas en el ADN, como es el caso de LINE-1, constituyen un gran porcentaje de nuestro genoma, sin embargo, hasta ahora no se les ha prestado mucha atención a los efectos que puede tener la acumulación de este ARN LINE-1 sintetizado en el núcleo celular, que aumenta con la edad ", dice Pradeep Reddy, científico de Salk Institute y de Altos Labs.
En este trabajo, los investigadores estudiaron células de pacientes con síndromes progeroides y descubrieron que tenían entre cuatro y siete veces más ARN LINE-1 que las células de individuos sanos. Además, demostraron que la acumulación de este ARN LINE-1 se producía antes de que ocurrieran los principales cambios estructurales en el ADN asociados a la progeria.
“Desarrollamos entonces una serie de moléculas que podían unirse específicamente al ARN LINE-1, bloqueándolo e impidiendo que este se acumulara y afectara a la función celular. Este tipo de tratamiento revirtió los signos moleculares de la progeria en células aisladas y prolongó la vida de ratones con mutaciones genéticas que causan envejecimiento prematuro”, apunta Estrella Núñez, vicerrectora de Investigación de la UCAM y coautora del trabajo. En ambos casos, la expresión de los genes asociados a la proliferación celular y a la estructura del ADN aumentó tras el tratamiento, mientras que la expresión de los genes asociados al envejecimiento, la inflamación y el daño del ADN disminuyó.
"Dirigirse al ARN LINE-1 puede ser una forma eficaz de tratar los síndromes progeroides, así como otras enfermedades relacionadas con la edad que se han relacionado con LINE-1, incluyendo trastornos neuropsiquiátricos, oculares, metabólicos o cáncer", dice Izpisua Belmonte. "Con el tiempo, creemos que este enfoque puede conducir a tratamientos que ayuden a prolongar la salud humana durante el envejecimiento".
Los investigadores se están planteando futuros estudios para comprender mejor qué causa la acumulación de ARN LINE-1 y cómo prevenirla con fármacos en humanos.
https://www.laopiniondemurcia.es/comunidad/2022/08/10/izpisua-avanza-linea-revertir-envejecimiento-73361636.html
Izpisua logra revertir signos de envejecimiento en ratones
El equipo del científico español Juan Carlos Izpisua revierte los signos del envejecimiento en ratones con una terapia celular, de forma segura y sin que se produzcan efectos secundarios, como tumores u otros problemas de salud.
La vida eterna es una utopía, pero envejecer de forma activa y saludable evitando los problemas físicos asociados a la edad, como las patologías óseas o musculares, o un mayor riesgo de desarrollar cáncer o enfermedades cardiovasculares, podría convertirse en realidad en un futuro no muy lejano, ya que un grupo de científicos liderados por el Dr. Juan Carlos Izpisua Belmonte ha demostrado en un estudio realizado con ratones sanos que es posible revertir los signos de envejecimiento, tanto en animales ancianos, como en los de mediana edad.
En la investigación, que ha sido promovida y financiada por la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), han logrado este hito –de forma segura y eficaz– reprogramando parcialmente las células de los roedores a estadios más juveniles. “Nuestros resultados indican que podemos utilizar este método para retrasar el envejecimiento en animales envejecidos de forma natural. La técnica es segura y eficaz en ratones", asegura el Dr. Izpisua Belmonte, Catedrático de Biología del Desarrollo de la UCAM y profesor del Laboratorio de Expresión Génica del Instituto Salk, California.
“Además de permitirnos abordar las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, este enfoque proporciona a la comunidad biomédica una nueva herramienta para recuperar la salud de los tejidos envejecidos y del propio organismo, mejorando el funcionamiento de las células en diferentes situaciones patológicas, como por ejemplo las enfermedades neurodegenerativas, del sistema músculo esquelético, de la piel o enfermedades renales”, añade el científico.
Borrar las huellas del paso del tiempo sin efectos secundarios
El envejecimiento no solo altera nuestro aspecto exterior y deteriora nuestra salud, sino que cada célula del organismo tiene un reloj molecular que registra el paso del tiempo y las células aisladas de individuos de avanzada edad muestran marcas epigenéticas en su ADN que se deben a su estilo de vida y a su interacción con el medio ambiente y que difieren de las que presentan los individuos jóvenes. Tratar esas células envejecidas con una combinación de cuatro factores de reprogramación celular (Oct4, Sox2, Klf4 y cMyc), también conocidos como ‘factores de Yamanaka’, puede borrar esas marcas epigenéticas que se han acumulado con el tiempo de manera que las células adultas se pueden convertir, desde el punto de vista del desarrollo, en células madre.
“Este enfoque proporciona una nueva herramienta para recuperar la salud de los tejidos envejecidos y del propio organismo, mejorando el funcionamiento de las células en diferentes situaciones patológicas”
“En 2016, cuando se inició este proyecto de la mano del Dr. Izpisua Belmonte, publicamos, por primera vez, que utilizando los factores Yamanaka se podía revertir el envejecimiento y aumentar la vida útil de ratones que padecían progeria (enfermedad que provoca un envejecimiento prematuro). Posteriormente, en 2021, en un proyecto desarrollado en colaboración con el Comité Olímpico Español, publicamos que, incluso en ratones jóvenes, los factores de Yamanaka pueden acelerar la regeneración muscular; y basándose en estas publicaciones, otros equipos científicos han mejorado la función de otros tejidos como corazón, cerebro y nervio óptico”, ha explicado Estrella Núñez, coautora del trabajo y vicerrectora de Investigación de la UCAM.
La nueva investigación se ha publicado en Nature Aging, y para llevarla a cabo el Dr. Izpisua y sus colaboradores han empleado esta misma tecnología de rejuvenecimiento en ratones sanos que envejecen de forma natural (con la edad). A un grupo de estos animales se les administraron dosis regulares de los factores de Yamanaka desde los 15 hasta los 22 meses de edad (el equivalente aproximado en humanos desde los 50 a los 70 años); un segundo grupo fue tratado desde los 12 hasta los 22 meses (de 35 a 70 años en humanos); y un tercer grupo fue tratado solo durante un mes a los 25 meses de edad (80 años en humanos).
“Lo que queríamos comprobar era si la aplicación de los factores de Yamanaka durante un período de tiempo más largo es segura y no provoca la formación de tumores”, declara Pradeep Reddy, co-primer autor del nuevo trabajo. Los investigadores no observaron ningún efecto negativo en la salud, el comportamiento o el peso corporal de los ratones tratados en comparación con los del grupo control (no tratados, ni tampoco se produjeron alteraciones de las células sanguíneas, ni cambios neurológicos, ni cáncer, en ninguno de los roedores tratados.
No observaron ningún efecto negativo en la salud, el comportamiento o el peso corporal de los ratones tratados, ni alteraciones de las células sanguíneas, ni cambios neurológicos, ni cáncer
Al analizar los signos de envejecimiento en los ratones tratados los investigadores comprobaron que eran muy similares en muchos aspectos a los animales jóvenes. Por ejemplo, los patrones epigenéticos de las células de los riñones y de la piel de los animales tratados se parecían a los de los más jóvenes, y cuando se lesionaban células de la piel de los animales tratados, su capacidad de proliferación era mayor y eran menos propensas a formar cicatrices permanentes que las de los animales no tratados.
Este rejuvenecimiento se observó en los ratones a los que se administró el tratamiento con los factores de Yamanaka durante siete o 10 meses (grupos uno y dos), pero no en los tratados durante solo un mes (grupo tres). “Cuando se analizaron los animales a mitad del tratamiento, los efectos aún no eran tan evidentes. Esto sugiere que el tratamiento no se limita a detener el envejecimiento, sino que lo hace retroceder activamente, aunque se necesitan más investigaciones para diferenciar ambas cosas”, señala Reddy.
“Queremos devolver la plena funcionalidad y capacidad de recuperación a las células envejecidas o que han perdido su función para que sean más resistentes al estrés, a las lesiones y a las enfermedades”, dice el Dr. Izpisua Belmonte. “Nuestros resultados demuestran que, al menos en ratones, hay un camino para conseguirlo”.
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