“En el año 2050, la mitad de la población mundial será miope”
A partir de los 50, dejé de contar años. Nací en Almenar (Lleida) –soy “la Maribel del Serni”, mi abuelo– y vivo en Barcelona. Estoy casada con el retinólogo Jeroni Nadal, y tenemos dos hijos, Bernat (24) y Víctor (22). ¿Política? Soy humanista. ¿Creencias? Valores de base católica. (Foto: Àlex Garcia)
Glaucoma, ceguera silente
Maribel Canut es una eminencia internacional en glaucoma y presidenta de la Societat Catalana de Oftalmologia (SCOFT). Me recibe en su consulta de la clínica de oftalmología Oftalvist de Barcelona (veo entrar y salir familias venidas de los Emiratos Árabes), y me anuncia que una de cada dos personas seremos miopes mediado este siglo. Me imparte una lección sobre miopía (a partir de seis dioptrías es miopía magna), hipermetropía, astigmatismo, glaucoma...: no cabe aquí. Nuestro lenguaje se trufa del sentido de la vista (”¡Nos vemos!”, “¡Qué bien se te ve!”. “¡Veámonos más!”...), pero nos despreocupamos de cuidarnos los ojos: Maribel me insiste en transmitir al lector que acuda a su oftalmólogo cada año, desde niños y siempre: para ver mejor el mundo y evitar males mayores.
¿El ojo desmiente la evolución?
El ojo es un desconocido, un misterio. Su perfección, desde luego, es asombrosa.
No los míos.
Los suyos tienen miopía magna.
Eso significa que...
De cerca ve bien, de lejos... muy mal.
¿Había miopes hace miles de años?
No llegaban muy lejos, caían a un pozo.
¿Nuestros antepasados veían mejor?
Miraban a lo lejos para cazar, pescar...
¿Y hoy?
Abuso de pantallas: habitúan al ojo a la visión cercana... y pierde así visión lejana.
¿Le preocupa?
¡La miopía es la nueva pandemia!
¿Pandemia?
Lo dice la OMS: en el año 2050, la mitad de la población mundial será miope.
¿Qué aconseja para paliar la pandemia?
La regla del 20/20/20.
Explíquemela.
Ante el ordenador, tableta, móvil, ebook o libro, cada veinte minutos levanta la vista... y mira a veinte metros... durante veinte segundos. Ya digo, ¡20/20/20!
20/20/20: parece fácil...
¡Hágalo! Reducirá la indeseada adaptación muscular de su ojo a solo enfocarse bien para ver de cerca.
Pero miopes hubo siempre.
Salvados por las lentes, al menos desde el Renacimiento. Y en el siglo XX, por la queratotomía radial.
Y lentillas...
El futuro pasa por la genética: localizaremos genes que, si se expresan, predisponen al ojo a la miopía.
¿Tiene base genética, la miopía?
Y epigenética. Un día modularemos genes para soslayar la carga genética de la miopía. Y así nos ahorraremos patologías asociadas: glaucoma, retinopatía...
¡Mientras... 20/20/20!
¡Y visitar al oftalmólogo! Eso nos da la medida del nivel cultural de una sociedad.
¿Ah, sí?
Sí: la gente formada consulta al oftalmólogo cada año. ¡Pero en España aún hay gente que nunca ha ido al oftalmólogo!
¿En serio?
Es tremendo. Ya vamos una vez al año al ginecólogo... También vamos una vez al año al dentista... ¿Y al oftalmólogo, qué?
¿Qué ganaremos yendo una vez al año?
Salvaríamos miles de ojos del glaucoma, es decir ¡la visión de miles de personas! Además de corregir miles de ojos miopes.
¿Cuáles son hoy las principales causas de ceguera?
Las cataratas, en países más pobres; el glaucoma, aquí, en nuestros países.
¿Y eso? ¿A qué se debe esa diferencia?
En países avanzados ha cuajado ya el hábito de ir al oftalmólogo contra las cataratas, pero el glaucoma...
¿El glaucoma no preocupa?
No: no nos revisamos nuestra presión intraocular, ¡qué ignorantes somos en eso!
Se enciende...
Es la ceguera silente. ¡No avisa, no da síntomas! Y la presión intraocular sube...
¿Va unida a la hipertensión arterial?
¡No! Qué va, no tiene nada que ver.
¿Con qué tiene que ver, entonces?
El ojo es una caja cerrada. Si se estropean los canales de drenaje de los líquidos intraoculares, ¡sube la presión intraocular! Y esa presión lesionará las nobles fibras del fondo del ojo, las del nervio óptico.
Entiendo... ¿Con qué consecuencias?
Cada lesión te va cegando una porción del campo visual: muertes ya irreversibles... hasta llegar a la ceguera. Y el ojo miope tiene más riesgo; y a más miopía, ¡más!
Al diagnosticar un glaucoma, ¿qué le dice a su paciente?
“Obedéceme o perderás la visión”. Le cuento que puede recuperar la presión sana mediante ciertas gotas en los ojos (cada doce horas) y trabeculoplastia láser.
¿No existe trasplante de ojo, no?
El ojo es el único órgano que no puede trasplantarse. El ojo es una extensión cerebral, el ojo es una prolongación del cerebro. No vemos con los ojos, sino con el cerebro occipital. El ojo es el que transmite los estímulos al cerebro.
¿En alguna parte del mundo hay más miopes que en el resto?
Sí, en la cuenca mediterránea y en Japón. En los emiratos árabes hay alta diabetes congénita, que genera lesiones de retina.
¿Por qué se especializó en los ojos?
Estudiar su estructura tan delicada me enamoró, y... abrí los ojos: ¡el ojo es la ventana al mundo, a la vida!
Lo vio usted claro.
Y el profesor Joaquim Barraquer me enseñó a escuchar al paciente con sensibilidad y cariño, a ganar su confianza.
¿Quién más le marcó?
Mi abuela Lola y mi padre, que me decía: “tienes que avanzarte, ¡verlas venir!”.
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