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"Su
trabajo pionero sobre la regulación genética por microARN allanó el
camino a investigaciones sobre terapias novedosas para enfermedades
devastadoras como la epilepsia , pero también nos abrieron los ojos a
la maravillosa maquinaria que controla estrechamente lo que ocurre en
nuestras células", dijo a la BBC Janosch Heller de la Universidad de la
Ciudad de Dublín.
Los ganadores de los premios de Medicina y Fisiología son elegidos por la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Suecia.
El Premio Nobel de Fisiología o Medicina se ha concedido 114 veces a 227 galardonados entre 1901 y 2023 .
El año pasado, el premio fue otorgado a Katalin Karikó y Drew Weissman por la vacuna de la covid basada en ARN mensajero.
Premio Nobel de Medicina 2023 por las vacunas de ARN contra la covid-19
La investigación reconocida con el galardón este año se centra
en el descubrimiento de un mecanismo regulador vital que se utiliza en
las células para controlar la actividad genética. La información
genética fluye del ADN al ARN mensajero (ARNm), a través de un proceso
llamado transcripción, y luego a la maquinaria celular para la
producción de proteínas. Allí, los ARNm se traducen para que las
proteínas se fabriquen de acuerdo con las instrucciones genéticas
almacenadas en el ADN.
Victor Ambros y Gary Ruvkun (nacidos en New Hampshire en 1953 y
en Berkeley, California, en 1952, respectivamente) se interesaron por
el modo en que se desarrollan los distintos tipos de células y revelaron
un principio completamente nuevo de regulación genética que resultó ser
esencial para los organismos multicelulares, incluidos los humanos.
Ahora se sabe que el genoma humano codifica más de mil microARN.
Un nuevo nivel de regulación genética
Desde mediados del siglo XX, varios de los descubrimientos
científicos más fundamentales han explicado cómo funcionan estos
procesos. Nuestros órganos y tejidos están compuestos por muchos tipos
de células diferentes, todas con información genética idéntica
almacenada en su ADN. Sin embargo, estas diferentes células expresan
conjuntos únicos de proteínas. ¿Cómo es esto posible?
En la década de 1960 se demostró que unas proteínas
especializadas, conocidas como factores de transcripción, pueden unirse a
regiones específicas del ADN y controlar el flujo de información
genética al determinar qué ARNm se producen. Desde entonces, se han
identificado miles de factores de transcripción y durante mucho tiempo
se creyó que se habían resuelto los principios básicos de la regulación
genética. Sin embargo, en 1993, los premios Nobel de ese año publicaron
hallazgos inesperados que describían un nuevo nivel de regulación
genética, que resultó ser muy significativo y se mantuvo a lo largo de
la evolución.
El gusanito que lo cambió todo
A finales de los años 1980, Victor Ambros y Gary Ruvkun fueron becarios postdoctorales en el laboratorio de Robert Horvitz , donde estudiaron un gusano redondo relativamente modesto de 1 mm de largo, C. elegans . A pesar de su pequeño tamaño, C. elegans posee
muchos tipos de células especializadas, como células nerviosas y
musculares que también se encuentran en animales más grandes y
complejos, lo que lo convierte en un modelo útil para investigar cómo se
desarrollan y maduran los tejidos en organismos multicelulares.
Ambros y Ruvkun estaban interesados en los genes que controlan
el momento de activación de diferentes programas genéticos, asegurando
que varios tipos de células se desarrollen en el momento adecuado.
Estudiaron dos cepas mutantes de gusanos, lin-4 y lin-14 ,
que mostraban defectos en el momento de activación de los programas
genéticos durante el desarrollo. Los galardonados querían identificar
los genes mutados y comprender su función lo que les llevó a descubrir
un nuevo principio de regulación genética, mediado por un tipo de ARN
previamente desconocido, el microARN.
Los resultados fueron recibidos inicialmente con un silencio casi ensordecedor por parte de la comunidad científica
Los resultados fueron publicados en 1993 en dos artículos en la revista Cell y
fueron recibidos inicialmente con un silencio casi ensordecedor por
parte de la comunidad científica. Aunque eran interesantes, el inusual
mecanismo de regulación genética se consideró una peculiaridad de C. elegans ,
probablemente irrelevante para los humanos y otros animales más
complejos. Esa percepción cambió en 2000 cuando el grupo de
investigación de Ruvkun publicó su descubrimiento de otro microARN que
estaba altamente conservado y presente en todo el reino animal. El
artículo despertó un gran interés y, en los años siguientes, se
identificaron cientos de microARN diferentes. Hoy, sabemos que hay más
de mil genes para diferentes microARN en humanos, y que la regulación
genética por microARN es universal entre los organismos multicelulares.
La regulación genética por microARN ha estado en funcionamiento
durante cientos de millones de años y ha permitido la evolución de
organismos cada vez más complejos. Sabemos por la investigación genética
que las células y los tejidos no se desarrollan normalmente sin
microARN. La regulación anormal por microARN puede contribuir al cáncer,
y se han encontrado mutaciones en los genes que codifican microARN en
humanos, causando afecciones como pérdida de audición congénita y
trastornos oculares y esqueléticos. Las mutaciones en una de las
proteínas necesarias para la producción de microARN dan lugar al síndrome DICER1 , un síndrome raro pero grave vinculado al cáncer en varios órganos y tejidos.
Investigación en enfermedades
“Aunque los genes de microARN son muy pequeños (de 21 a 25
nucleótidos), existen enfermedades genéticas hereditarias causadas por
mutaciones en estos genes y, como consecuencia, se desregulan muchos
genes distintos, pudiendo alterar varias vías de señalización o
metabólicas y afectar a distintos órganos”, señala Gemma Marfany , catedrática de Genética de la Universidad de Barcelona (UB), al SMC .
“La denominación de microARN proviene de que son unas secuencias
muy pequeñas, de tan solo 22 nucleótidos, pero su potencial en la
célula es enorme”, añade Guillermo Peris Ripollés ,
profesor titular de la Universitat Jaume I cuyo grupo investiga la
desregulación de los microARN. “De hecho, aumentos o disminuciones de su
expresión están asociados a distintas enfermedades”.
Sònia Guil ,
líder del Grupo de Regulación del ARN y Cromatina del Instituto de
Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, destaca especialmente
que el descubrimiento de estos pequeños RNAs tuvo lugar en unos gusanos
diminuto. “Reconocer el trabajo de estos investigadores es poner de
relieve lo esencial de la investigación básica (incluyendo organismos
modelos no humanos), lo cual muchas veces es poco valorado por las
decisiones en política científica”, indica, también al SMC .
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El Nobel que han anunciado hoy, intenta responder a una pregunta básica:
Si todas las células tienen el mismo ADN, ¿cómo hacen para diferenciarse unas de otras?
¿Por qué unas células se convierten en neuronas y otras en músculo y otras en intestino, si todas tienen el mismo ADN?
For the discovery of microRNA and its role in post-transcriptional gene regulation
La evolución de los organismos pluricelulares a partir de ancestros unicelulares, en los que cada tipo celular adquirió funciones especializadas, requirió mecanismos cada vez más sofisticados de regulación génica. Además de la regulación génica transcripcional mediada por factores de unión al ADN que actúan sobre secuencias reguladoras, surgieron otras formas de sistemas de control a medida que evolucionaban organismos cada vez más complejos. A lo largo de cientos de millones de años, los genes que codifican diminutas moléculas de ARN no codificante, los llamados microARN, se expandieron dentro de los genomas de los organismos multicelulares para ejercer un control postranscripcional sobre la estabilidad del ARNm y la traducción de proteínas. Los microARN y su modo de regulación génica permanecieron completamente desconocidos hasta el descubrimiento de Victor Ambros y Gary Ruvkun en 1993. Los dos premios Nobel investigaron nematodos mutantes de C. elegans con defectos de desarrollo causados por alteraciones en los loci genéticos lin-4 y lin-14. El laboratorio de Ambros clonó el gen lin-4 e hizo el sorprendente descubrimiento de que no codificaba una proteína. En su lugar, codificaba un ARN corto no codificante de 22 nucleótidos. Paralelamente, el laboratorio de Ruvkun determinó que lin-4 regula lin-14 a través de elementos multipl en su región 3′ no traducida (3'UTR). Al comparar la información de secuencias, definieron una complementariedad parcial de secuencias entre el ARN corto no codificante de lin-4 y los elementos 3'UTR de lin-14. Esto proporcionó una primera visión de un tipo conceptualmente novedoso de ARN reguladores: los microARN. En 2000, el laboratorio de Ruvkun descubrió el microARN let-7, altamente conservado, lo que llevó a la posterior identificación de microARN homólogos en diversas especies animales, incluida la humana. Esto desencadenó intensos esfuerzos de clonación y secuenciación para identificar microARNs en todo el reino animal, lo que condujo al descubrimiento de que los microARNs abarcan un gran grupo de reguladores que controlan vastas redes de genes codificadores de proteínas. El descubrimiento de Ambros y Ruvkun fue totalmente inesperado y desveló un mecanismo regulador postranscripcional evolutivamente conservado mediado por microARN, con funciones críticas en el desarrollo animal y en la función de los tejidos adultos.
Introduction
El control de cuándo y dónde debe transcribirse cada gen en ARN y traducirse en proteína es un aspecto fundamental de la vida (Figura 1). Por ejemplo, la insulina se produce en las células beta de los islotes pancreáticos, mientras que las opsinas se producen en la retina del ojo. Las instrucciones para la regulación precisa de los genes específicos de cada tipo celular están codificadas en el propio material genético y actúan sobre él proteínas de unión al ADN específicas de cada secuencia. François Jacob y Jacque Monod recibieron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1965 por descubrir cómo se regulan los genes. El repertorio de factores de transcripción de unión al ADN está bien conservado entre los eucariotas unicelulares y pluricelulares (King et al., 2008), mientras que en los organismos pluricelulares han surgido capas adicionales de regulación génica para garantizar la producción correcta de ARN y proteínas en un momento dado en cada tipo celular.
Figure 1. Regulation of cell-type specific functions.
Every cell contains an identical set of chromosomes and therefore, the
exact same set of genes. Cell-type specific functions arise when only a
select subset of these genes is activated within each cell type. © The Nobel Committee for Physiology or Medicine. Ill. Mattias Karlén Los organismos modelo eucariotas han sido de gran valor para la investigación genética y han dado lugar a numerosos descubrimientos inesperados. Sydney Brenner introdujo el gusano nematodo Caenorhabditis elegans (C. elegans) hace más de cinco décadas. El corto tiempo de generación, la transparencia y la facilidad de manipulación genética de este organismo han facilitado su estudio a gran escala. Sydney Brenner, John Sulston y Robert Horvitz utilizaron C. elegans para desentrañar cómo la división, diferenciación y muerte celular se controlan genéticamente durante el desarrollo de los órganos, descubrimientos por los que recibieron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2002.
En la década de 1970, las pruebas de mutagénesis en C. elegans realizadas en el laboratorio de Brenner descubrieron el mutante lin-4 (e912). Estos gusanos mostraban un fenotipo sorprendente: muchos tipos celulares y estructuras morfológicas estaban totalmente ausentes, y los huevos se acumulaban debido a un fallo en el desarrollo de la vulva (Figura 2) (Horvitz y Sulston, 1980; Chalfie, Horvitz y Sulston, 1981), aparentemente por la reiteración de programas de desarrollo para linajes celulares específicos.
La importante alteración del desarrollo del gusano observada en el mutante lin-4 sugería que lin-4 codificaba un regulador maestro del calendario de desarrollo. Se caracterizó un gran número de mutantes heterocrónicos adicionales que presentaban diversos defectos temporales del desarrollo, incluido un segundo mutante, lin-14, descubierto en el laboratorio de Horvitz (Ferguson, Sternberg y Horvitz, 1987).
Figure 2. Heterochronic worm mutants with developmental defects. Nematode
lin-4 and
lin-14 mutants with disrupted animal development. Mutant
lin-4 worms reiterate developmental programs for cell lineages to accumulate internal eggs without forming a vulva, while
lin-14 mutants are small and lack larval development.
Worms adapted from (Ambros, 2008)
Meanwhile, Victor Ambros joined the Horvitz lab following his PhD with
David Baltimore
on poliovirus genome structure and replication. As a postdoctoral
fellow, Ambros immediately embarked on genetic analyses of heterochronic
mutants and identified
lin-14 as having developmental timing defects that were opposite to those observed in the
lin-4 mutant (
Figure 2 ). In
lin-14 mutants, larval programs were completely absent (Ambros and Horvitz, 1984). Notably, Ambros later discovered that
lin-4 was a negative regulator of
lin-14 (Ambros, 1989).
During this period, Gary Ruvkun had completed his PhD in bacterial
genetics under Frederick Ausubel’s supervision. While travelling through
Europe, he became intrigued by worm genetics after learning about cell
lineage analyses of heterochronic mutants (Chalfie, Horvitz and Sulston,
1981; Ruvkun, Wightman and Ha, 2004). Subsequent discussions with
Martin Chalfie and Robert Horvitz further fueled his interest in using
C. elegans to investigate these questions. In 1982, Ruvkun started his postdoctoral research jointly between the labs of
Walter Gilbert and Robert Horvitz.
Discovery of post-transcriptional gene regulation through microRNAs
En el laboratorio de Horvitz, Ambros y Ruvkun iniciaron su larga búsqueda para clonar lin-14. En aquella época, identificar la secuencia de ADN de un locus definido por la genética era una tarea ardua. Tras años de experimentación persistente, identificaron con éxito la región utilizando un enfoque clásico de polimorfismo de longitud de fragmentos de restricción (Ruvkun et al., 1989). Durante este periodo, tanto Ambros como Ruvkun obtuvieron puestos docentes, Ambros en la Universidad de Harvard y Ruvkun en el Hospital General de Massachusetts y la Facultad de Medicina de Harvard. Comprometidos con sus preguntas, continuaron sus análisis moleculares. Ruvkun demostró que lin-14 es una proteína nuclear con una expresión específica de cada etapa del desarrollo, alta en la etapa L1 y alterada en mutantes lin-4 y lin-14 (Ruvkun y Giusto, 1989). Curiosamente, se descubrieron mutantes de ganancia de función de lin-14 con deleciones en la 3'UTR (Ruvkun y Giusto, 1989; Wightman et al., 1991), lo que condujo a una detección prolongada de la proteína lin-14 más allá del estadio L1 (Arasu, Wightman y Ruvkun, 1991; Wightman et al., 1991). La interrupción de los elementos 3'UTR no tuvo ningún impacto en la secuencia de la proteína, y Ruvkun, por lo tanto, postuló que un mecanismo post-transcripcional que actuaba sobre la estabilidad del ARNm, la exportación nuclear o la traducción probablemente mediaba el cambio temporal en lin-14 (Wightman et al., 1991).
In contrast to the several lin-14 mutants identified, only one mutant in lin-4 had been found (e912). The Ambros lab set out to clone the lin-4
gene guided by restriction fragment length polymorphism and Southern
blot probing. “Walking along the chromosome” and iteratively testing
smaller genomic fragments for their ability to rescue the mutant lin-4 phenotype, they pinpointed a 693 bp Sal l
restriction enzyme fragment. After rounds of open reading frame
predictions and clone re-sequencing to rule out errors, they began
suspecting that the lin-4 gene might be a noncoding RNA due to its short open reading frame (ORF) sequence. Frameshift mutations introduced into the C. elegans sequence did not affect lin-4 function, confirming this suspicion. In 1991, the lab began probing the lin-4
transcript by Northern blot and RNase protection assay, revealing two
short RNA transcripts of 61 and 22
nucleotides (nt) in length (Figure 3 ).
Figure 3. Identification of two short lin-4 transcripts. Northern blot of total RNA from wild-type,
lin-4 (e912) mutant, and
lin-4 (e912) mutant rescued with Sal I fragment, probed with radiolabeled
lin-4 RNA probe, compared to U6 loading control.
(Lee, Feinbaum and Ambros, 1993).
Having independently deduced the sequences of both lin-4 (Ambros lab) and lin-14 (Ruvkun lab), on the evening of June 11, 1992, Ambros and Ruvkun exchanged sequence data for the lin-4 and lin-14 genes. Both noticed conspicuous partial complementarity between the lin-4 noncoding RNA and multiple elements in the lin-14 3’UTR (Figure 4 ).
Recognizing the significance of their observation, the two labs
performed an array of additional experiments demonstrating that the lin-4 microRNA regulates the lin-14 mRNA
through base pairing with elements located in the 3’UTR. Their seminal
discovery was reported in two papers published back-to-back in Cell in
1993 (Lee, Feinbaum and Ambros, 1993; Wightman, Ha and Ruvkun, 1993).
Figure 4. Complementary sequence elements in lin-4 and lin-14 RNA. Upon comparing cloned sequences for
lin-4 and
lin-14 , it was revealed that the short 22 nt
lin-4 RNA had partial complementarity to repeated elements in the
lin-14 3’UTR.
© The Nobel Committee for Physiology or Medicine. Ill. Mattias Karlén Ambros’s lab used the C. elegans lin-4 sequence to identify corresponding lin-4 containing clones in other nematodes species (C. briggsae , C. remanei and C. vulgaris ). These experiments demonstrated that lin-4 clones from the other nematodes could rescue the lin-4 mutant phenotype in C. elegans . They also screened over 20,000 mutagenized chromosomes to identify a second lin-4 mutant
(ma161), which contained a single nucleotide mutation. Notably, this
mutation was present within the complementary sequence, further
supporting the functional significance of the complementary bases
between the lin-4 microRNA and the lin-14 3’UTR elements (Lee, Feinbaum and Ambros, 1993).
Ruvkun’s lab comp ared the amounts of lin-14 protein and RNA in
wild-type and lin-14 gain-of-function mutants. Lin-14 protein in the
mutants were 4- to 7-fold elevated, with no difference in RNA amounts,
demonstrating that lin-14 is regulated at the post-transcriptional level (i.e., after the RNA has been transcribed). Transferring the lin-14 3’UTR into a reporter gene resulted in post-transcriptional regulation of the reporter gene that was similar to lin-14 , demonstrating that the heterologous 3’UTR was sufficient to control mRNA translation. Iteratively, smaller fragments of the lin-14 3’UTR
were transferred into the reporter until a functional 124 nt long 3’UTR
fragment was identified. This 3’UTR region contained several of the
partially complementary sequences to lin-4 , and additionally this region was conserved in C. briggsae (Wightman, Ha and Ruvkun, 1993).
Computational analysis of the newly discovered lin-4 microRNA
against the comprehensive database of nucleotide sequences from all
species revealed matching sequences exclusively among other
Caenorhabditis nematodes, e.g. C. briggsae . A key question
remained: was the presence of microRNA a peculiarity unique to
nematodes, or was it conserved with far-reaching functional consequences
throughout the animal kingdom?
Discovery of the evolutionarily conserved let-7 microRNA
Following the groundbreaking discovery of lin-4 , the first microRNA, seven years passed before a second microRNA gene, let-7 ,
was identified. The Ruvkun lab conducted a genetic screen, focusing on
mutants that suppressed the synthetic sterile phenotype of a strain
bearing mutations in both the lin-14 and egl-35 loci (Reinhart et al. , 2000). Let-7 was found to encode a short 21-nt RNA that exhibited complementarity to 3’UTRs of various heterochronic genes, including lin-14 , lin-28 , lin-41 , lin-42 and daf-12 . Loss of let-7 led
to the reiteration of larval cell fates in the adult stages. The
finding of a second microRNA gene suggested that microRNAs may play a
broader role in regulating stage-specific timing of cell lineage
formation during development.
The next breakthrough came when the Ruvkun lab found that the let-7 gene, unlike lin-4 , was evolutionarily conserved across a wide range of animals. Comparing the let-7 microRNA sequence against nucleotide databases revealed matching sequences in both the fruit fly and human (Pasquinelli et al. , 2000). One identified target of let-7 in the nematode was lin-41 (Reinhart et al. , 2000), a protein with orthologues in zebrafish and fruit flies. Reassuringly, the 3’UTRs of both the zebrafish and fruit fly lin-41 orthologues showed complementarity to let-7 (Pasquinelli et al. , 2000). Furthermore, let-7 microRNA was found across several human tissues indicating its relevance for gene expression in mammalian cells in general.
Similar to nematodes, analysis of fruit fly development demonstrated temporal regulation of the let-7 microRNA, suggesting a conserved role for let-7 among insects, crustaceans, and nematodes (Pasquinelli et al. , 2000). Remarkably, temporal let-7 expression was detected even in adult stages of mollusk and annelid species (Pasquinelli et al. ,
2000), species that do not develop through larval states. Furthermore,
vertebrates do not have distinct larval stages but exhibit temporally
regulated let-7 expression during development, including strong expression in adult zebrafish. Strikingly, let-7 expression
was found to be temporally regulated among bilaterians, i.e. animals
with left-right symmetry, and may have evolved after the divergence of
these animals from diploblastic species, i.e. those that develop from
two primary germ layers instead of three, as do humans and other
vertebrates (Figure 5 ). Discovery of the evolutionarily highly conserved let-7 greatly increased the interest in microRNAs as post-transcriptional regulators of gene expression.
Figure 5. Evolutionary conservation of the let-7 RNA expression and microRNAs more generally.
Left: An evolutionary tree of metazoans, highlighting the branches of
the tree with a detectable let-7 microRNA expression (+) or where no
let-7
expression was detected (-). Species with similar developmental pattern
of let-7 RNA expression is (no let-7 in early stages; but let-7
expression by adulthood) are indicated by ‘Dev.’. (Pasquinelli et al.,
2000). Right: MicroRNA genes have evolved and expanded within the
genomes of multicellular organisms for over 500 million years.
© The Nobel Committee for Physiology or Medicine. Ill. Mattias Karlén
Following the discovery of let-7 , several research labs
sought to identify additional microRNAs in humans and other species via
small RNA cloning. The laboratory of Thomas Tuschl cloned novel
microRNAs from human and fruit fly tissues (Lagos-Quintana et al. , 2001), David Bartel’s lab isolated new microRNAs from the nematode (Lau et al. ,
2001), as did Ambros lab (Lee and Ambros, 2001). The collective
evidence was now compelling: a vast class of regulatory microRNA exists
across animals, likely playing important roles in gene regulation.
Advances in molecular biology and sequencing technologies have since led
to the identification of over a thousand microRNA genes in the human
genome. Currently, miRBase, a database for microRNA genes, comprises
over 38,000 hairpin precursors and 48,860 mature microRNA gene sequences
across 271 organisms (Kozomara, Birgaoanu and Griffiths-Jones, 2019).
Even viruses have been found to encode microRNA genes (Pfeffer et al. , 2004).
The cloning of additional microRNAs and the availability of whole
genome sequences presented increasing opportunities to define the
base-pairing rules between microRNAs and 3’UTR regions. Pivotal studies
conducted in the laboratories of David Bartel, Christopher Burge and
Stephen Cohen (Lewis et al. , 2003; Stark et al. , 2003; Brennecke et al. ,
2005; Lewis, Burge and Bartel, 2005) elucidated the overall rules of
microRNA target recognition using combined experimental and comparative
genomics approaches. These studies showed that microRNAs typically have
partial complementarity to the target mRNAs, primarily in the microRNA
“seed” region. This work also unveiled that each microRNA likely regulat
multiple protein-coding genes, as many 3’UTRs exhibit excessive
conservation of sequences complementary to microRNA seed
sequences (Brennecke et al. , 2005; Lewis, Burge and Bartel,
2005). Interestingly, genes coexpressed with a cell-type or lineage
specific microRNA are devoid of target sites for that specific microRNA.
In contrast, such microRNA target sites are common in genes expressed
in neighboring cells and tissues (Farh et al. , 2005; Stark et al. ,
2005). These observations reinforced the hypothesis that microRNAs have
important functions in cell lineage formation and cell-type stability
in multicellular organisms.
MicroRNA biogenesis and function
Parallel to the cloning of additional microRNA genes, intense efforts
by several research groups were devoted to understanding microRNA
biogenesis and mechanisms of action (Bartel, 2004). Strategies for
microRNA gene transcription vary. Many microRNA genes are independent
transcriptional units, sometimes clustered, while others reside within
introns of protein-encoding genes. Canonical primary microRNAs
(pri-microRNAs) are transcribed by RNA polymerase II and feature a
hairpin-structured sequence. This hairpin serves as a substrate for
processing in the nucleus by the microprocessor, a heterotrimeric
complex containing Drosha endonuclease, to cleave both strands to
produce the precursor microRNA (pre-microRNA), typically 60-70
nucleotides long, first detected in the Ambros lab (Figure 2). Exportin 5
and RAN-GTP facilitate pre-microRNA transport to the cytoplasm.
Subsequent processing by Dicer, an endonuclease originally identified in
Greg Hannon’s laboratory (Bernstein et al. , 2001), forms a
microRNA duplex. The effective microRNA strand becomes loaded onto an
Argonaute protein-containing silencing complex, whereas the other
“passenger” strand is displaced (Schwarz et al. , 2003). Once
the microRNA strand is loaded into the silencing complex, it can carry
out sequence-specific negative regulation of mRNAs via reduced
translation and/or mRNA degradation. This regulation involves the
adaptor protein TNRC6 and the poly(A)-binding protein PABPC that recruit
deadenylase complexes that shorten the mRNA polyA tail, resulting in
mRNA degradation and translational inhibition depending on the cellular
context, e.g. developmental stage and cell type.
The machinery that processes and executes microRNA function is also
used for other RNA-based silencing mechanisms, commonly known as RNA
interference (RNAi). These include small interfering RNAs (siRNAs),
endogenous piwi-associated RNAs (piRNAs) and repeat-associated small
interfering RNA (rasiRNAs). The discovery that double-stranded RNA can
induce sequence-dependent gene silencing (Fire et al. , 1998), earned Andrew Z. Fire and Craig C. Mello
the 2006 Nobel Prize in Physiology or Medicine. Whereas RNAi functions
primarily as a defense mechanism against virus infections (in plants and
in animals of lower complexity) and against unwanted genomic mobile
element activity, microRNAs exert post-transcriptional control over
mRNAs throughout development and across adult cell types. To this end,
microRNAs have evolved partial complementarity towards their target mRNA
sequences to “tune” the respective effects on each mRNA target, whereas
e.g. siRNAs are often exogenous with complete complementarity to
specific RNA target sequences that become cleaved. In 1999, David
Baulcombe showed that post-transcriptional gene silencing in plants
involves processing of short RNAs with specificity to target
sequences (Hamilton and Baulcombe, 1999), further connecting
observations in different fields.
Evolution of microRNAs and their physiological roles
La aparición y expansión de genes de microARN están íntimamente ligadas a la evolución de organismos más complejos (Figura 5). El número de genes microARN aumentó notablemente durante la evolución temprana de los bilaterios (Grimson et al., 2008; Wheeler et al., 2009), y sus funciones se dedujeron en el último ancestro común de los bilaterios antes de la divergencia entre protostomas y deuterostomas (Christodoulou et al., 2010). Desde entonces, se han obtenido cientos de genes microARN adicionales con la evolución de tipos celulares y tejidos más especializados en organismos complejos. Se han identificado genes de microARN incluso en esponjas metazoarias primitivas, plantas y en dos especies de eucariotas unicelulares. Por lo tanto, es posible que los microARN hayan surgido varias veces durante la evolución, incluido el linaje primitivo de los animales multicelulares hace unos 600 millones de años, o que el antepasado de las plantas y los animales desarrollara microARN hace ya mil millones de años (Moran et al., 2017). En particular, el hecho de que muchos genes de microARN evolutivamente antiguos se conserven en organismos que evolucionaron posteriormente y que estos genes rara vez se pierdan a lo largo de la evolución demuestra su papel fundamental en la regulación génica.
The essential roles of microRNAs in metazoan development and for
tissue function have been demonstrated through the ablation of
components in the microRNA biogenesis pathway. The loss of Dicer, which
processes pre-miRNAs in the cytoplasm, is embryonically lethal in mice
and zebrafish (Bernstein et al. , 2003; Wienholds et al. ,
2003). The removal of individual or groups of microRNA genes in fruit
flies and mice also causes strong phenotypes (Bartel, 2018). However,
the roles of individual microRNA genes can be obscured, likely due to
redundant roles of several microRNA genes that share target-defining
seed sequences. While the redundancy in the system represents a barrier
to studying the function of single microRNA genes, it also demonstrates
the robustness of the system and explains why it cannot be easily
manipulated by, e.g., viruses.
To highlight the fundamental role of microRNAs, it is important to
note that the most evolutionarily conserved microRNA genes, those shared
among bilaterian organisms, function early in embryonic development,
whereas microRNAs that evolved specifically in mammals function at later
stages of embryonic development (DeVeale, Swindlehurst-Chan and
Blelloch, 2021). In contrast, species-specific microRNA genes generally
play roles in adult cell-types rather that in embryonic development.
These patterns are evident from the systematic knockout experiments on
microRNA genes of varying evolutionary conservation. The specific
regulatory roles of microRNAs during animal development include
developmental timing, the formation and stability of cell fates, general
physiology, and homeostasis (DeVeale, Swindlehurst-Chan and Blelloch,
2021).
The functions of microRNAs in adult cells and tissues have been
elucidated through selective Dicer removal in transgenic mice. Early
removal of Dicer1 during B-cell maturation led to a differentiation halt at the pro-B cell stage (Koralov et al. , 2008). Dicer1 ablation
at embryonic day 15.5 in neurons resulted in the early postnatal death,
preceded by microcephaly, reduced dendritic branch elaboration, and
increased dendritic spine lengths (Davis et al. , 2008). In post-mitotic cerebellar Purkinje cells, Dicer1 loss at two weeks age triggered cerebellar degeneration and ataxia onset (uncoordinated muscle movement) (Schaefer et al. , 2007). Similarly, loss of Dicer1 in midbrain dopaminergic neurons led to progressive neuron loss and reduced locomotor activity (Kim et al. ,
2007). Severe phenotypes have been observed across several other cell
types and tissues, demonstrating the critical roles of microRNAs in both
developmental processes and adult cell-type functions.
The importance of microRNAs for human development and function
becomes apparent through syndromes associated with mutations in specific
microRNA genes or components of the biogenesis pathway. The DICER1
syndrome is a rare inherited disorder caused by a mutation in the DICER1
gene, which predisposes individuals to tumors in the kidney, thyroid,
ovary, cervix, testicle, brain, eye, and lung. Often, one allele of DICER1 has
a germline mutation that renders it nonfunctional, lowering the amounts
of functional DICER1 protein in cells. These individuals are vulnerable
for additional somatic mutations, and as a consequence, often develop
tumors during childhood (Foulkes, Priest and Duchaine, 2014).
The base-pairing portion (i.e., the seed region) of individual
microRNA genes is short, making them less likely to be altered by chance
mutations. However, there are known mutations in the seed sequence of
microRNA genes that are linked to disease. These include mutations in
miRNA-96 that are associated with progressive hearing loss (Mencía et al. , 2009; Soldà et al. ,
mutations in miRNA-184 causing EDICT syndrome, a rare eye disease with
iris hypoplasia, endothelial dystrophy, and congenital cataract (Hughes et al. , 2011; Iliff, Riazuddin and Gottsch, 2012; Lechner et al. , 2013), and mutations in miRNA-140-5p resulting in a congenital skeletal disorder (Grigelioniene et al. ,
2019). Advances are being made in developing microRNA-based diagnostics
and therapeutics for diseases, such as metabolic disorders,
cardiovascular disease, neurodegenerative conditions, and cancer.
Summary
Gracias al descubrimiento seminal de Ambros y Ruvkun, y a los numerosos colegas que se basaron en sus hallazgos, se ha revelado una nueva dimensión de la regulación génica. Mientras que las proteínas del núcleo regulan la transcripción y el empalme del ARN, los microARN controlan la traducción y degradación del ARNm en el citoplasma. Esta inesperada capa de regulación génica postranscripcional tiene una importancia crítica a lo largo del desarrollo animal y en tipos de células adultas, y es esencial para la compleja vida multicelular.
Rickard Sandberg, PhD, Professor at Karolinska Institutet, (Rickard.Sandberg@ki.se ), Member of the Nobel Committee
Key references
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Bruce Wightman, Ilho Ha , and Gary Ruvkun
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by lin-4 mediates temporal pattern formation in C. elegans”. Cell , 75(5), pp. 855–862.
Amy E. Pasquinelli, Brenda J. Reinhart , Frank Slack, Mark Q.
Martindale, Mitzi I. Kurodak, Betsy Maller, David C. Hayward, Eldon E.
Ball, Bernard Degnan, Peter Müller, Jürg Spring, Ashok Srinivasan, Mark
Fishman, John Finnerty, Joseph Corbo, Michael Levine, Patrick Leahy,
Eric Davidson & Gary Ruvkun (2000) “Conservation of the sequence and temporal expression of let-7 heterochronic regulatory RNA”. Nature , 408(6808), pp. 86–89.
*these authors contributed equally to this work.
The Nobel Assembly, consisting of 50
professors at Karolinska Institutet, awards the Nobel Prize in
Physiology or Medicine. Its Nobel Committee evaluates the nominations.
Since 1901 the Nobel Prize has been awarded to scientists who have made
the most important discoveries for the benefit of humankind.
Nobel Prize® is the registered trademark of the Nobel Foundation
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https://www.nobelprize.org/prizes/medicine/2024/advanced-information/
La Biología es al siglo XXI lo que la Física fue al siglo XX.
Su papel es fundamental en procesos como la diferenciación de las
células y su alteración puede influir en enfermedades como el cáncer.
Catedrático de la Universidad de Sevilla y miembro del grupo de Expresión Génica en Eucariontes
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La
concesión del Nobel de Medicina 2024 a Victor Ambros y Gary Ruvkun es
un gran acierto de la Academia sueca. Las contribuciones de Ambros y
Ruvkun supusieron un cambio de paradigma en nuestra visión de cómo se
controla la información contenida en el genoma, añadiendo una nueva
dimensión. A partir de ese momento se reveló que los genes no solo se
regulaban encendiéndose o apagándose en los cromosomas, sino que su
expresión se controlaba también modificando la estabilidad y efectos de
sus productos inmediatos (los ARN mensajeros).
Su identificación de pequeñas moléculas
de ARN como reguladores postranscripcionales revolucionó nuestro
conocimiento del desarrollo corporal de los organismos pluricelulares
complejos, como el ser humano, y supuso un elemento imprescindible para
entender el comportamiento celular en situaciones patológicas como el
cáncer.
Declara no tener conflicto de interés
Profesor titular de la Universitat Jaume I y bioinformático del grupo Elementos Transponibles en desarrollo y enfermedad dirigido por la doctora Sara H. Heras, en el centro de Genómica y oncología GENYO de Granada
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Este año el premio Nobel de Medicina se ha otorgado a Victor Ambros y Gary Ruvkun por el descubrimiento de los microARN .
Estas secuencias ARN juegan un papel fundamental en la expresión
génica, es decir, en qué genes o secuencias de ADN se transcriben en ARN
y traducen a proteína en cada célula , dando una función concreta a cada tipo celular. Se denomina regulación post-transcripcional
ya que, al contrario que otros mecanismos epigenéticos que también
regulan la expresión génica, como la metilación del ADN, se produce
después de que se ha transcrito de ADN a ARN.
La denominación de microARN proviene de que son unas secuencias muy pequeñas ,
de tan solo 22 nucleótidos, pero su potencial en la célula es enorme.
De hecho, aumentos o disminuciones de su expresión están asociados a
distintas enfermedades. Me hace una particular ilusión este premio ya
que en nuestro de grupo de investigación estudiamos cómo afecta la
desregulación de los microARN a diversas
enfermedades, como por ejemplo tumores, y más en concreto a una
enfermedad rara, el síndrome 22q11, en el que se pierde un gen muy
importante para la fabricación de estas secuencias.
Declara no tener conflicto de interés
Líder del Grupo de Regulación del ARN y Cromatina del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras
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Ha
sido una gran alegría conocer los galardonados de este año con el Nobel
de Fisiología o Medicina. Los doctores Ambros y Ruvkun revolucionaron
nuestra comprensión de los programas celulares que determinan la
identidad de nuestras células, descubriendo que la expresión de los
genes se determina no solo en el núcleo sino también en el citoplasma
celular, cuando se convierten las instrucciones del ARN en proteína. Lo
crucial de sus descubrimientos es que la molécula que controla este paso
es otro ARN, de muy pequeño tamaño, que pertenece a un tipo de
moléculas casi desconocidas hasta el momento: los ARNs no codificantes.
Estos hallazgos abrieron todo un campo importantísimo en la biología
molecular, ya que estos pequeños ARNs se están usando décadas después
como herramientas terapéuticas para controlar genes o como marcadores de
enfermedades en la práctica clínica.
Y destaco especialmente que el
descubrimiento de estos pequeños ARNs tuvo lugar en unos gusanos
diminutos (1mm) de nombre complejo (Caenorhabditis elegans ) y
usados en investigación básica, aunque ya pocos años después se vio que
este nuevo mecanismo celular está conservado evolutivamente y es de
importancia clave en humanos también. Por tanto, reconocer el trabajo de
estos investigadores es poner de relieve lo esencial de la
investigación básica (incluyendo organismos modelos no humanos), lo cual
muchas veces es poco valorado por las decisiones en política
científica.
Declara no tener conflicto de interés
Catedrática de Genética de la Universitat de Barcelona (UB) y jefa de grupo del CIBERER
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Me
parece muy interesante este Premio Nobel ya que premia a investigadores
que realizaron investigación básica que luego se ha demostrado que es
muy importante para comprender la regulación de la expresión de los
genes. Habitualmente, explicamos que los genes son una secuencia de ADN
que codifica para una proteína concreta, y que para que se pueda
decodificar la información genética, el ADN se transcribe a ARN para ser
luego traducido a proteínas. Sin embargo, y aunque todos los genes se
transcriben, no todos codifican para proteínas. Hay genes para los que
el ARN no es traducido, sino que el ARN funciona como tal.
Los ganadores del Premio Nobel de este
año, Ambros y Ruvkun, justamente descubrieron un mecanismo de regulación
genética que se basa en el uso de ARNs muy pequeños, de ahí el nombre
de microARNs, cuya función es unirse a los ARNs de otros genes para
silenciarlos y que no produzcan proteína. Es decir, que hacen la función
inversa, impedir y bloquear que se traduzcan otros genes. Ambros y
Ruvkun descubrieron estos genes en el nemátodo C.elegans y al
principio no se les hizo mucho caso porque se pensó que era un mecanismo
excepcional que solo debía actuar en organismos muy concretos, hasta
que se ha descubierto que es un mecanismo de regulación muy efectivo y
universal en los organismos pluricelulares. Aunque los genes de microARN
son muy pequeños (de 21 a 25 nucleótidos), existen enfermedades
genéticas hereditarias causadas por mutaciones en estos genes y, como
consecuencia, se desregulan muchos genes distintos, pudiendo alterar
varias vías de señalización o metabólicas y afectar a distintos
órganos.
No declara conflicto de interés
Investigadora
Miguel Servet estabilizada del Servicio Gallego de Salud, Instituto de
Investigación Biomédica de A Coruña (INIBIC)
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Afirmo
sin temor a equivocarme que hoy todos los científicos que trabajamos en
el campo de la epigenética estamos tremendamente contentos tras saber
que el Premio Nobel de Medicina o Fisiología 2024 ha recaído en esas
fascinantes pequeñas moléculas de ARN no codificante: los microARNs.
Pocas moléculas han sido implicadas en
tantos procesos fisiológicos vitales como los microRNAs, mediante la
represión de sus genes diana están involucrados en procesos
inmunológicos, cancerígenos, del desarrollo o en procesos inflamatorios,
expresándose a su vez en una gran variedad de organismos.
Es un premio muy merecido a los
investigadores que descubrieron el primer microARN, demostrando una vez
más que la ciencia básica es el primer paso para llegar a la traslación
clínica.
Declara no tener conflicto de interés
Investigadora especializada en los mecanismos de regulación de la traducción del ARNm y el cáncer
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El
premio Nobel de Medicina o Fisiología recae este año en Victor Ambros y
Gary Ruvkun, por el descubrimiento del microARN y su papel en la
regulación postranscripcional de los genes. Los microARNs, como su
nombre indica, son pequeñas moléculas de ARN de 20-22 nucleótidos que se
unen por complementariedad de bases a moléculas de ARN más grandes,
como los ARN mensajeros (ARNm) que codifican cada una de nuestras
proteínas. Al unirse, los microARNs regulan la estabilidad y la
eficiencia de traducción del ARNm, condicionando los niveles de
proteínas en la célula y, en consecuencia, la fisiología celular. La
regulación por microARNs es muy importante para mantener una fisiología
sana, y fallos en esta regulación pueden ocasionar no solo problemas
durante el desarrollo embrionario, sino también contribuir a
enfermedades como el cáncer.
Me alegro mucho de que el premio Nobel
de este año haya recaído en el descubrimiento de los microARNs por dos
motivos. Primero, porque se descubrieron en el gusano C. elegans ,
y es un ejemplo más de cómo la cienca básica es tan fundamental para el
avance de la Medicina, y de por qué los gobiernos deben financiar la
ciencia básica. Segundo, porque junto con otros Premios Nobel
anteriores, como el del año pasado a Katalin Karikó y Drew Weissman por
las modificaciones del ARNm que fueron esenciales para el desarrollo de
vacunas contra la pandemia COVID-19, resaltan la relevancia del ARN y la
regulación post-transcripcional. ¡Son buenos tiempos para el ARN!
No declara conflicto de interés
Catedrática de Bioquímica y Biología Molecular en el departamento de Biología de la Universidad de A Coruña
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Aunque
todas las células de nuestro organismo contienen básicamente la misma
información genética, en no todas llega a expresarse de la misma forma, y
este proceso que llamamos ‘regulación de la expresión génica’ es lo que
permite que unas células sean distintas unas de otras. No expresa los
mismos genes una célula epitelial o una neurona, por ejemplo. Tampoco
expresa los mismos genes una célula sana que una cancerosa. Hay muchos
procesos que suceden en la célula que contribuyen a hacer posible estas
diferencias y en ellos intervienen interacciones entre moléculas.
El interés de las investigaciones de
los científicos galardonados consiste en haber puesto en evidencia la
existencia de un nuevo mecanismo, hasta entonces desconocido, que es la
participación de moléculas muy pequeñas de ARN (microARNs) que controlan
el proceso mediante mecanismos que suceden una vez que los ARNs
mensajeros, copia de la información de algunos genes, ya han sido
sintetizados. El reconocimiento entre el AR mensajero y el microARN es
muy sencillo, simplemente porque sus bases son complementarias, pero eso
dirige a una serie de proteínas hacia ese mensajero, determinando que
pueda ser degradado y su información no sea expresada en la célula.
Los microARNs son importantes
herramientas en el diagnóstico de determinados tipos de cáncer y tienen
la ventaja de que se pueden detectar mediante biopsia líquida, en
análisis de sangre. Su descubrimiento ha permitido el desarrollo de
nuevas herramientas para la investigación biológica en todos los
ámbitos. También pueden ser sintetizados fácilmente lo que favorece sus
posibles aplicaciones terapéuticas.
Declara no tener conflicto de interés
Catedrático
Anthony N. Brady, director del Programa de Biología Vascular y
Terapéutica (VBT), departamentos de Medicina Comparada y Patología,
Centro de Metabolismo Molecular y Sistémico de Yale (YMSM), facultad de
Medicina de la Universidad de Yale (Estados Unidos)
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Me
parece un premio Nobel muy merecido. Los dos galardonados descubrieron
pequeñas moléculas de ARN que regulan post-transcripcionalmente la
expresión génica de la gran mayoría de genes. Ruvkun y Ambros
identificaron estas moléculas estudiando el desarrollo del nematodo C. elegans
cuando observaron que una pequeña molécula de ARN, Lin-4, suprimía la
expresión de Lin-14 durante el proceso de desarrollo de este organismo.
La alteración en la expresión de estas moléculas está asociada a
numerosos procesos patofisiológicos, incluidos el cáncer, las
enfermedades neurodegenerativas y cardiometabólicas. Existe la
posibilidad de manipular la expresión de estas moléculas para el
tratamiento de estas enfermedades. Por otro lado, el descubrimiento de
los microARNs supone un hallazgo muy relevante, puesto que estas
moléculas controlan numerosos procesos celulares y fisiológicos básicos
como el desarrollo, la proliferación celular y el metabolismo del
colesterol.
Declara no tener conflicto de interés
Investigadora
principal, Grupo de Fisiopatología de las Enfermedades Relacionadas con
Lípidos, Instituto de Investigación Biomédica Sant Pau (IIB-Sant Pau),
CIBER de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM)
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Personalmente, para m í es una alegría la concesión del Premio Nobel de Fisiología o Medicina a dos grandes científicos como son Victor Ambros y Gary Ruvkun ,
por sus estudios que iniciaron en los 80’s como estudiantes
postdoctorales, y que luego continuaron como investigadores
independientes sobre la regulación génica y cómo esta permite que
distintos tipos celulares se desarrollen o no en un determinado
momento.
Mi investigación también se centra en el fascinante mundo de los microARNs ,
pequeñas secuencias de ARN no codificante de cadena simple (entre 19-22
nucleótidos) que regulan la expresión génica a nivel
postranscripcional, ya sea inhibiendo la traducción o promoviendo la
degradación del ARN mensajero (ARNm). Desde su descubrimiento, se ha
revelado cómo un solo microARN puede regular más de 100 ARNm, y de igual manera, cómo un ARNm puede estar regulado por varios microARNs . Además, los microARNs están implicados tanto en procesos de salud como en el desarrollo de enfermedades.
Me gustaría destacar que los microARNs
son dianas terapéuticas muy prometedoras y pueden utilizarse como
biomarcadores para diversas enfermedades, especialmente en cáncer y
enfermedades cardiovasculares. De hecho, numerosos estudios preclínicos
han explorado la sobreexpresión o inhibición de determinados microARNs . Algunos de estos estudios han avanzado hasta ensayos clínicos, como es el caso de Miravirsen , el primer fármaco dirigido específicamente a un microARN ,
que actualmente se encuentra en fase II (evaluación de seguridad y
eficacia) en pacientes. Sin embargo, debemos ser cautelosos, ya que aún
queda mucho por investigar y desarrollar.
Otro
aspecto que me gustaría destacar es que sus estudios se enmarcan en la
investigación básica, concretamente en modelos con pequeños gusanos ( C. elegans ),
que a menudo son subestimados. Es fundamental resaltar la importancia
de estos estudios para el avance del conocimiento científico.
No declara conflicto de interés
Investigadora del d epartamento de Bioquímica de la UAM, especialista en e l papel de los microARN en la inmunología tumoral
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Es un gran acierto y una alegría que el Premio Nobel de Medicina de este año haya sido otorgado a Victor Ambros y Gary Ruvkun por su descubrimiento de los microA RN s
y su papel en la regulación génica postranscripcional. Este hallazgo es
de gran importancia, al transformar nuestra comprensión de la
regulación de la expresión génica y atribuir funciones críticas a una
fracción del genoma humano que anteriormente se consideraba 'ADN basura'
por no codificar proteínas. Estos pequeños ARNs no
codificantes desempeñan papeles fundamentales en prácticamente todos
los procesos celulares, incluyendo el desarrollo, la inmunidad y la
progresión de enfermedades, mediante la regulación simultánea de
múltiples genes, lo que genera efectos funcionales potentes. El impacto
de los m icroARNs e n
la medicina es evidente, posicionándolos como moléculas clave en el
desarrollo de nuevas terapias para enfermedades complejas, como el
cáncer y las enfermedades autoinmunes, entre muchas otras.
No declara conflicto de interés
Jefa del grupo Moléculas Reguladoras de la Inflamación en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC)
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Este
premio Nobel destaca la enorme relevancia de los microARNs (miRNAs) en
la regulación post-transcripcional de la expresión génica, un campo en
rápido crecimiento con aplicaciones directas en la medicina de
precisión, gracias a los avances en la terapia con ARN. Algunos de estos
avances han sido reconocidos con premios Nobel en años anteriores. Tras
el éxito de las vacunas de ARN administradas a millones de personas, se
ha demostrado que la terapia con ARN es un área llena de posibilidades
prometedoras. Los microARNs, estudiados desde los años 80 por Victor
Ambros y Gary Ruvkun, quienes fueron becarios postdoctorales en el
laboratorio de Robert Horvitz —galardonado con el Nobel en 2002 junto a
Sydney Brenner y John Sulston por sus descubrimientos sobre la
regulación genética del desarrollo de órganos y la muerte celular
programada—, continúan revelando mecanismos fundamentales para la
biología y la medicina moderna.
Los miRNAs son pequeñas moléculas de
ARN no codificantes, de aproximadamente 22 nucleótidos de longitud, que
regulan la expresión génica a nivel post-transcripcional. Estos miRNAs
actúan uniéndose a secuencias complementarias en el ARN mensajero de
genes específicos, lo que conduce su degradación o a la inhibición de su
traducción, bloqueando así la producción de proteínas. Este mecanismo
de silenciamiento génico es esencial para el control de procesos
biológicos clave, como el desarrollo celular, la diferenciación, y la
respuesta a estrés o enfermedades, y está implicado en la regulación de
múltiples enfermedades, desde el cáncer hasta enfermedades
cardiovasculares, las cuales representan la principal causa de
mortalidad global.
Además, la identificación de perfiles
específicos de miRNAs circulantes en sangre está mostrando gran
potencial para la detección temprana de cánceres difíciles de
diagnosticar, como el cáncer de páncreas y pulmón. Estudios recientes
señalan que los miRNAs podrían utilizarse como biomarcadores en
enfermedades cardiovasculares como la miocarditis, la aterosclerosis, la
hipertensión o la fibrosis cardiaca.
Este reconocimiento a Victor Ambros y
Gary Ruvkun refuerza la importancia de los miRNAs, abriendo puertas a
aplicaciones terapéuticas y diagnósticas que podrían transformar el
manejo de enfermedades tan devastadoras como el cáncer y las patologías
cardiovasculares.
Conflicto
de interés: Pilar Martín es inventora de una patente para el uso de
nuevos microRNAs para el diagnóstico de cardiomiopatías.
Jefe de equipo en el Centre de Regulació Genòmica ( CRG )
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Victor y Gary utilizaron el asombroso poder de la genética de C. elegans para descubrir los microARN . Por aquel en tonces,
trabajaban para comprender cómo se desarrollan los nematodos desde
embriones a adultos e identificaron genes importantes que codificaban ARN
pero no proteínas, algo que no se creía que ocurriera en biología. El
trabajo de Victor y Gary condujo directamente a la comprensión de que
los microARN son un mecanismo crucial para la regulación de los genes en todo el árbol de la vida, incluidos los seres humanos.
No declara conflicto de interés
Profesor ICREA, investigador en la Universitat Pompeu Fabra (UPF), director
del grupo de Transcriptómica del Desarrollo y Evolución de los
Vertebrados en el Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona
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El descubrimiento de los miRNA ,
pequeñas moléculas de RNA que modulan la cantidad de proteína producida
por los genes, fue una auténtica revolución en todos los campos de la
biología y medicina. En primer lugar, fueron un paso más en la
deconstrucción el dogma de la biología molecular, ya que mostraba que
los RNAs , no solo las proteínas podían regular
la expresión de los genes del genoma. Esto abrió la puerta al
descubrimiento de redes reguladoras, más y más complejas, basadas en RNAs
no codificantes, incluyendo, por ejemplo, otras moléculas de RNA más
largas. Segundo, a medida que iba quedando claro que la regulación por miRNAs
no eran una excepción sino la regla, se estudió y demostró su
relevancia en prácticamente todos los campos de la investigación
biomédica: desde la evolución de los seres vivos al desarrollo
embrionario y la progresión del cáncer y otras enfermedades. Los miRNAs
resultaron ser una parte esencial de casi todos los circuitos génicos
y, por tanto, todos los investigadores en biomedicina nos hemos topado
con los miRNAs , en mayor o menor medida, en algún momento de nuestras carreras.
Este
galardón es un nuevo reconocimiento a la importancia capital de la
ciencia básica, a la investigación dirigida por la curiosidad. Como en
muchos otros casos, unas observaciones inesperadas y potencialmente
anecdóticas, acabaron derivando en una explosión de nuevas oportunidades
prácticas y en una revolución en nuestro conocimiento sobre la vida.
Profesor de Investigación del CSIC en el Instituto de Neurociencias (Alicante), donde
dirige un grupo de investigación que estudia el desarrollo embrionario
del cerebro y su evolución, especialista en el plegamiento de la corteza
cerebral
El
premio Nobel de Fisiología o Medicina de este año ha sido galardonado a
dos grandes científicos, que descubrieron la existencia de los micro
ARNs. Este hallazgo significó un antes y un después en el campo de la
genética, puesto que puso de manifiesto un nuevo mecanismo biológico y
molecular por el que las células regulan la expresión genética. La
importancia clave radica en que los microARNs no son un mecanismo
alternativo a lo ya conocido, sino un nivel adicional de regulación
génica, que se añade y combina a todos los otros mecanismos ya
conocidos. Por ello, este descubrimiento nos abrió los ojos a un nuevo
mundo de posibilidades antes insospechadas, iniciando un nuevo campo de
investigación que tiene y ha tenido repercusiones en muchísimas
direcciones: en la investigación fundamental, a nivel de mecanismos
moleculares, evolución e incluso el origen de la vida, como en la
investigación aplicada al sistema de salud.
Tras su descubrimiento inicial se han
identificado miles de micro ARNs diferentes, y comprendemos como los
producen las células y cuáles son sus efectos. Una de las
características de los miARNs es la complejidad de su forma de acción:
sabemos que estas pequeñas moléculas pueden actuar solas, o en grupo, y
que su forma de actuar y el efecto que producen pueden variar
enormemente según el contexto: el tipo de célula o su estado. Todo ello
ha cambiado para siempre nuestra forma de mirar la genética,
tradicionalmente determinista.
Aunque son moléculas pequeñas, se ha
descubierto que existen desde hace muchos millones de años y
desempeñaron funciones clave, tanto en la evolución de nuestro cerebro,
por ejemplo, como en su patología, incluyendo cánceres cerebrales
infantiles que surgen en el mismo embrión.
Por todo esto, se trata de un premio más que
merecido, y que pone en valor la ciencia que ‘solo’ hace avanzar el
conocimiento, pero aparentemente sin utilidad social inmediata, en un
mundo que exige rentabilidad a corto plazo. Hoy el comité Nobel premia
un descubrimiento de Victor Ambros y Gary Ruvkun que cambió para siempre
los libros de texto.
No declara conflicto de interés
Profesor de Investigación ICREA en el Instituto contra la Leucemia Josep Carreras
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Los
doctores Victor Ambros y Gary Ruvkun han recibido el Premio Nobel de
Fisiología o Medicina en la presente edición por el descubrimiento de
los microARNs. El dogma central de la biología molecular dice que a
partir de los genes (ADN) se produce una molécula llamada ARN mensajero
(se parece mucho al ADN pero no es de doble cadena y en vez de “T” en su
secuencia tiene “U”), que es la responsable de llevar la información a
las fábricas de las células (ribosomas) que producen las proteínas
(hemoglobina, insulina, etc.).
Este dogma presenta varias grietas y
los investigadores mencionados descubrieron uno más: existen genes
(alrededor de 1.000 en el genoma humano) que no producen ARN mensajero
sino un ARN más pequeño (de 21 a 25 piezas) denominado microARN que no
origina proteínas. Estos microRNAs son los reguladores de los ARN
mensajeros: se unen a los mismos por complementariedad química e inhiben
su función. Este fenómeno contribuye a que, aunque todas las células
del cuerpo humano tienen la misma secuencia de ADN, puedan producir
cantidades de proteína distinta: por ejemplo, en la retina requieres
expresión elevada de rodopsina para ver, mientras que la piel expresa
niveles altos de queratina.
Los hallazgos de los premiados fueron inicialmente descritos en un gusano usado ampliamente en los laboratorios, el Caenorhabditis elegans ,
en 1993; pero con posterioridad en el año 2000 también demostraron que
sucedían en humanos. Hoy en día sabemos que los patrones de expresión de
los microARNs están alterados en muchas patologías como el cáncer y sus
genes están mutados en algunas enfermedades minoritarias. Existe
también una investigación farmacológica muy activa para encontrar
fármacos que actúen a nivel de los microARNs. ¡Es un reconocimiento bien
merecido!
No declara conflicto de interés
Investigador Ramón y Cajal en el departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo
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El
premio Nobel de Medicina de este año ha galardonado a los dos
científicos americanos descubridores de la regulación de la expresión
génica mediada por micro ARN s : los profesores Victor Ambros y Gary Ruvkun .
Aunque todas las células de nuestro cuerpo poseen el mismo genoma (los
mismos genes), no todos los genes están activos en todas ellas. Una de
las claves necesarias para entender la salud y la enfermedad es la
comprensión de los mecanismos que gobiernan qué genes y en qué grado
deben estar activos en un momento dado en cada célula, lo que se conoce
como la expresión génica. En este sentido, el trabajo de los premiados
estudiando elementos reguladores del desarrollo de un pequeño gusano de
laboratorio inició el descubrimiento de un amplio mecanismo de
regulación de los seres vivos hasta entonces desconocido.
Estos investigadores descubrieron que los genomas también producen moléculas de ARN de muy pequeño tamaño ( micro ARN s )
que regulan los niveles de expresión de la mayor parte de los genes
mediante su unión a secuencias específicas presentes en los ARNs mensajeros. Desde su descubrimiento en 1993, se han identificado más de 1 . 000 genes humanos de micro ARN s ,
y el trabajo de multitud de laboratorios ha revelado que estas
moléculas están implicadas en la regulación de prácticamente cualquier
aspecto de nuestro organismo, incluyendo el envejecimiento como ha
demostrado nuestro laboratorio.
No declara conflicto de interés
Investigadora principal del grupo de Neurobiología del Desarrollo del Instituto de Biomedicina de Valencia (CSIC)
Investigador
principal del grupo de Metabolismo y Regulación de la expresión génica
del Instituto de Biomedicina de Valencia (CSIC)
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Este premio a los profesores Victor Ambros y Gary Ruvkun era esperado desde hace tiempo. Sus trabajos han sido clav e s en el descubrimiento de los microARNs ,
unas moléculas que tienen una función clave en la regulación de la
actividad de muchos de nuestros genes. Además, estos descubrimientos
dieron paso al uso de los microARNs como marcadores de enfermedades y nuevas dianas terapéuticas — el doctor Santiago Vernia y la doctora Susana Rodriguez-Navarro, trabajan en el campo del RNA en el Instituto de Biomedicina de Valencia del CSIC (IBV-CSIC) — .
Cabe destacar que estos descubrimientos fueron en buena parte posibles gracias a la elección del organismo modelo Caenorhabditis elegans para sus investigaciones. C.elegans es un pequeño (1mm) nematodo fácil de crecer y manipular en el laboratorio pero que , a su vez ,
comparte con los humanos los principales tejidos y sus mecanismos de
regulación, constituyendo una herramienta muy potente para caracterizar
procesos fundamentales del funcionamiento de nuestras células — l a doctora Nuria Flames y el doctor José Pérez son ambos especialistas en este pequeño organismo modelo — . Estrategias similares ya dieron lugar a otros premios N obe l como Mello & Fir e (2006) que también utilizaron C.elegan s para caracterizar otros procesos como el de interferencia de ARN, que ha dado lugar a fármacos que ya han llegado a la clínica.
https://sciencemediacentre.es/nobel-de-medicina-o-fisiologia-para-ambros-y-ruvkun-por-el-descubrimiento-de-los-microarns-y-su 2023
https://notistecnicas.blogspot.com/2023/10/premio-nobel-de-medicina-para-los.html
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