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martes, 24 de enero de 2012

"Ahora nuestras democracias tienen al enemigo dentro" Tzvetan Todorov

"la economía debe subordinarse al bienestar de todos y no al revés"...


Hoy las democracias ya no tienen enemigos exteriores: ni fascismo ni totalitarismos con enormes ejércitos. Ahora nuestras democracias tienen al enemigo en su interior.


¿Quién es el enemigo?
Sus mayores enemigos están entre sus hijos ilegítimos ganadores de una gran revolución en marcha: se trata de un cambio en el poder de dimensiones no inferiores a las revoluciones que acabaron con las monarquías absolutas para dar el poder a las nuevas soberanías populares.

Explíquenos.
Es un cambio inmenso hacia un nuevo orden que sustrae el poder a lo político para concentrarlo en las pocas manos que tienen el control de los mercados.

¿Cómo?
El poder político ya no decide nada serio. El poder real está en esas mismas manos que orientan la marcha de los mercados, porque la nueva economía globalizada escapa al control de los estados: de todos ellos.

Para eso mismo se ha globalizado.
En el nuevo orden, las megacorporaciones financieras y sus bancos de inversión han logrado modificar las reglas hasta aparecer como las creadoras de empleo y riqueza.

Y si la economía de un país va mal, sus gobernantes pierden las elecciones.
Y si un gobierno quiere regularlas, se van a otro país con inversiones y empleos.

¿Por qué el electorado no reacciona?
Porque esa revolución ha sido preconizada por una ideología fundamentalista ultraliberal que vincula la prosperidad a la libertad de mercados. Sostienen que no hay prosperidad sin total libertad –para ellos– de mercado. El Estado, por tanto, debe renunciar a toda regulación, es decir, a todo su poder.

Sobre todo cuando ellos ganan.
Es que ese fundamentalismo ultraliberal engaña, porque, en el fondo, no quiere la neutralidad real del Estado, sino que el Estado intervenga a su favor cuando lo necesiten.

Cuando ganan no pagan impuestos, y se van a las Caimán, pero cuando pierden exigen subvenciones del contribuyente.
Me gusta extraer lecciones del pasado. Mire lo que decía un pensador nada sospechoso de izquierdismo: Edmund Burke...

Adelante.
... En Reflexiones sobre la Revolución Francesa, Burke deja claro que la libertad sin límites de unos es la sumisión de otros: "No podemos pedir libertad sin definir en qué contexto, porque la libertad genera poder y el poder sin límites es contrario a todo espíritu de libertad". Burke ya definía así nuestro problema como europeos de hoy.

¿La libertad absoluta de los capitales inicia la servidumbre de los ciudadanos?
Si suprimes todo control a las grandes corporaciones financieras; no es que les des libertad, es que les concedes un poder ilimitado sobre ti mismo. Y si no limitas ese poder, acabas –y acaban– con tu propia libertad.

Por ejemplo.
El Supremo de EE.UU. ha dado hace poco la consideración de individuo a grandes corporaciones y eso les permite donaciones sin límite a candidatos en campaña. Eso es vender la democracia. Quien paga manda.

¿Por qué no hay reacción social?
En el siglo XX la amenaza fue el sistema soviético. Yo lo sufrí en Bulgaria, donde no tenías más alternativa que someterte en la vida pública y la privada: ibas a la cárcel por llevar pantalón estrecho o falda corta.

Ya sólo es historia: afortunadamente.
Pero hoy vamos al otro extremo: la desaparición del Estado para dar todo el poder a un grupo de individuos que son los que deciden en los mercados, hasta el punto de que todos los estados, aún llamados democráticos, se ponen a su servicio.

¿De qué modo?
Lo estamos viendo hasta el punto de que la idea misma de interés colectivo –"el bien común"– tiende a desaparecer. Si el régimen soviético era liberticida, este fundamentalismo neoliberal es sociocida: liquida lo social.

Pero no hay ninguna reacción.
Porque antes de ganar la batalla política en las instituciones, estos privilegiados han ganado la de las ideas, al identificar con el comunismo derrotado cualquier idea de bien común. Es el Tea Party denunciando un gulag en el tímido intento de Obama de crear un embrión de sanidad pública.

¿Otros ejemplos más próximos?
Es el intento de liquidar el Estado de bienestar europeo como una rémora que superar para que la UE vuelva a ser competitiva.

¿Qué hacer?
La Unión Europea nació para acabar con las guerras en el continente y para frenar la amenaza soviética...

Objetivos –magníficos– conseguidos.
Por eso, hoy debemos darle otro mandato: los ciudadanos de Europa hemos conseguido un equilibrio y un bienestar europeo y ahora deberíamos luchar por ellos...

¿Y si fuera insostenible?
Es que la economía debe subordinarse al bienestar de todos y no al revés. Europa sigue siendo un lugar maravilloso para vivir y por eso el primer objetivo de la UE hoy tiene que ser preservar el bienestar de todos.

Tal vez el Estado de bienestar necesite reformas para poder seguir sirviendo.
La UE tiene que cambiar de objetivo y todos tenemos que cambiar nuestro marco mental: la crisis debería obligarnos a hacerlo... Espero que no tenga que agravarse para que respondamos a ese reto.
Moderación
"Elogio de la moderación", titula Todorov su intervención en el CCCB. El pensador, que combatió al totalitarismo soviético, se niega ahora a aceptar el desmantelamiento del bienestar europeo en beneficio de las pocas manos que controlan los mercados. La Unión Europea nació para evitar las guerras europeas y frenar el comunismo. Lo logró y ahora está a punto de perecer extorsionada por los amos de los mercados financieros. Para evitarlo, Todorov aboga por que renovemos la UE dándole un nuevo mandato: crear prosperidad y distribuirla solidariamente. Dan que pensar tanto su temperado juicio crítico como que su sentido común suene ahora mismo casi a revolucionario.

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