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sábado, 16 de abril de 2016

Margarita Salas:«Los investigadores hacemos milagros»

Margarita Salas:«Los investigadores hacemos milagros»

http://www.laverdad.es/murcia/v/20110607/cultura/investigadores-hacemos-milagros-20110607.html

07.06.11 - 00:57 -


Vídeo: laverdad.es
La investigadora del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y presidenta de la Fundación Severo Ochoa, Margarita Salas, pronunció ayer en Molina de Segura una conferencia sobre su vida como mujer científica. La investigadora asturiana ha obtenido numerosos reconocimientos como el Premio Nacional de Investigación Ramón y Cajal o el Premio a los Valores Humanos del Grupo Correo de Comunicación en 1998, entre otros muchos. Invitada por la Fundación de Estudios Médicos y por el Hospital de Molina, esta insigne científica española y académica de la lengua explicó su experiencia personal, desde sus dudas iniciales acerca de si estudiaba Ciencias Químicas o Medicina hasta sus trabajos más recientes como investigadora, pasando por la influencia que tuvo en su carrera profesional el Premio Nobel Severo Ochoa, con quien trabajó en Nueva York desde 1964 a 1967, así como su defensa de la investigación científica en España, pese a que las ayudas públicas y privadas son insuficientes, según explicó.
-¿Cruzarse en el camino con Severo Ochoa fue tan determinante en su vida?
-Conocer a Severo Ochoa en un momento crítico de mi vida fue fundamental. Cuando estudiaba en Madrid, al acabar tercero, elegí Química Orgánica, y me equivoqué. Tuve la suerte de conocerlo y me invitó a una conferencia que dio en Oviedo. Me dijo que me mandaría un libro dedicado sobre bioquímica. Al final hice la tesis doctoral en Madrid y luego me marché, junto a mi marido, a Nueva York donde trabajamos con Severo Ochoa durante tres años maravillosos.
-¿Así surgió su pasión por la investigación?
-Severo Ochoa se quejaba de no haber estudiado bioquímica. El estudió Medicina para llegar a la Biología. Le faltaba, por tanto, esa formación química y física, y por eso se rodeaba de gente que estudiaba esas materias. Yo pienso que la vocación no nace, se hace. A medida que me fui adentrando en la biología molecular, me fui entusiasmando y, ciertamente, soy una apasionada de la investigación.
-Como mujer, ¿llegó a sentirse discriminada?
-Hubo una época que lo pasé bastante mal, cuando empecé la tesis doctoral en 1961 con el profesor Alberto Sols, gracias a una carta de recomendación de Severo Ochoa. Me sentí discriminada porque Alberto Sols consideraba que las mujeres no daban la talla y me sentí invisible. Cuando nos reuníamos se dirigía a Eladio, mi marido, que era compañero de laboratorio, y yo era invisible, inexistente. Con el paso del tiempo lo reconoció y fue obvio que cambió de criterio al cabo de los años. Sin embargo, con Severo Ochoa fue completamente distinto. Me trató como persona, independientemente de mi condición de mujer.






-Sin embargo, usted no defiende la paridad
-No quiero cuotas, no me gusta que haya discriminación ni en un sentido ni en otro. Creo que no se deben dar más derechos u oportunidades por ser mujer, pero tampoco que se las quiten. Cuando me dieron la Medalla de Oro al Trabajo, me llamó el ministro, en aquel entonces Jesús Caldera, y me dijo que, al ser mujer, era mejor. Le dije que si era por ser mujer, no quería el premio. Al final se aclaró todo, pero es cierto que hay gente que siempre está con las cuotas en la cabeza.
-Ahora hay más mujeres universitarias que hombres.
-En las carreras científicas también hay más mujeres que hombres y, además, tienen las mejores notas. En los institutos pasa lo mismo.
-¿Considera que en España la investigación científica no recibe el suficiente apoyo?
-No se suelen hacer milagros en la Ciencia, pero en España, con el dinero que tenemos para investigar, sí se hacen milagros. Falta más apoyo público y privado. Las cifras son claras: la investigación representa el 1,38% del PIB, cuando la media europea es del 1,85%. La ayuda privada no llega al 50% y en otros países del entorno se alcanza el 65%. Lo normal es que llegue al 66%. Pese a todo, hay muy buena investigación en nuestro país.
-¿El futuro pasa por poner marcha una carrera universitaria orientada a la investigación científica para así formar más estudiantes con vocación?
-Es importante hacer realidad la carrera investigadora, que ya se ha prometido en el marco de la Ley de la Ciencia, porque, hoy en día, la gente joven es reacia a estudiar ciencias si no ven un futuro claro. Es importante que sea así para que los estudiantes decidan hacer una tesis doctoral en ciencias para seguir una carrera investigadora. Además, hay que enseñar bien las ciencias en Secundaria y en Bachiller para que se despierte ese interés. De todas formas, la vocación científica hay que experimentarla y vivirla. Cuando uno la conoce, inevitablemente se apasiona. El padre de la biología molecular ya dijo que si uno no tiene la capacidad para ser artista, lo mejor es ser científico.
-¿Qué opinión tiene de lo que ha sucedido con Alemania en torno a la denominada crisis del pepino? Al parecer, brotes de soja en una granja alemana estarían en el origen de la infección que ha causado la muerte a 22 personas.
-En este caso concreto, las declaraciones de la consejera de Hamburgo han sido muy desafortunadas por el perjuicio que ha ocasionado a la agricultura española. Lo dijo sin base científica y ha provocado graves problemas.
-¿Es partidaria de los productos transgénicos?
-Aquellos que rechazan los transgénicos, no sé si saben exactamente lo que son. Son plantas normales, que tienen uno, dos o tres genes distintos que les otorgan unas cualidades positivas. Plantas transgénicas ha habido durante siglos. No veo nada negativo, si tiene algo es positivo. Se hacen suelos cultivables donde no lo son.
-¿Los intereses de determinados grupos económicos pueden condicionar e, incluso, frenar determinados avances científicos?
-Yo creo que no, yo creo que los investigadores somos lo suficientemente libres para llevar a cabo nuestro trabajo. Lo único que nos hace falta es tener la financiación adecuada. La financiación pública es libre, no está supeditada a intereses y no debe estar dirigida. La financiación privada es distinta, está más dirigida por el interés de la empresa que pone el dinero.
-¿Qué le parece la polémica que se ha desatado en torno a la descripción que hace la Real Academia de la Historia sobre la época franquista?
-Sobre este tipo de cuestiones prefiero no pronunciarme. Soy científica y no es mi misión meterme en estas polémicas.
-Entre sus aportaciones a la Ciencia destaca la investigación sobre la enzimología y los trabajos sobre Genética centrados en la manera en la que se transmite la información genética y en el ADN. ¿En qué está trabajando actualmente?
-Sigo trabajando con mi fango (ríe), que sigue dando buenos resultados económicos importantes al CSIC. Estudiamos la biología molecular del fango, cuyo DNA (como a mí me gusta llamarlo) tiene la peculiaridad de que multiplica el material genético. Nuestros estudios se han podido extrapolar a otros temas de interés sanitario. El enzima que produce tiene unas propiedades fantásticas, generando millones de copias de DNA. Está patentado y ha dado al CSIC el 50% de royalties que ha recibido en los últimos años. Es una fuente de dinero importante que se reparte en tres partes: al CSIC, a los inventores y al grupo de trabajo.

En España hacemos milagros con el poco presupuesto que hay para investigación"

¿Por qué se revuelve en el asiento cada vez que se la celebra como la científica más influyente de España?
-Porque no creo serlo. Soy una mujer que trabaja mucho y a la que le gusta lo que hace.
-¿Qué significó Severo Ochoa para su carrera científica?
-Fue clave para que yo me dedicase a la bioquímica y a la biología molecular. Pude hacer la tesis doctoral gracias a que él me recomendase al que fue mi director de tesis, Alberto Sols, un excelente bioquímico. Si no, probablemente no me hubiese querido en su equipo por ser mujer. Después Severo Ochoa me sugirió que fuese con él a Estados Unidos a hacer una estancia postdoctoral. Así que fue decisivo en mi carrera.
Ochoa y Margarita 1968 3 (1)
-¿Las científicas españolas hoy siguen siendo discriminadas e invisibles?
-Es cierto que hay bastantes menos mujeres que hombres dirigiendo  grupos de investigación o en puestos científicos administrativos más altos. Esto se debe a que hemos empezado más tarde en la ciencia y el número de mujeres con cierto grado de madurez y experiencia es menor. También tenemos otros problemas como la maternidad o el peso del hogar y siguen siendo pocas las ayudas para la conciliación. Pero no creo que haya discriminación. En el CSIC para conseguir un puesto de trabajo se mira el currículum, no el sexo, y la remuneración es la misma para cargos iguales.
-¿Y qué tiene que pasar para que por fin haya una mujer presidenta del CSIC?
-Hoy en nuestros laboratorios hay más mujeres que hombres haciendo la tesis doctoral y que se plantean seguir adelante con su carrera. Estoy convencida de que en un futuro no demasiado lejano, la mujer en el mundo científico ocupará el puesto que le corresponda de acuerdo con su capacidad y su trabajo. Tendremos alguna presidenta del CSIC, como las hay del Gobierno.
-¿Cuál es el principal problema de los científicos españoles?
-El económico. La media europea de financiación es del 2% del PIB, en España estamos en el 1,24%. Estamos muy por debajo y a la cola de la UE. Formamos muy buenos doctores, pero que no encuentran la forma de continuar en nuestro país y se tienen que marchar. Irse fuera dos, tres o cuatro años está muy bien, pero siempre que puedas volver.
-La situación actual de la ciencia española ¿es tan descorazonadora como parece?
-No hay que ser catastrofista. Tenemos muy buena calidad de investigación, lo que falta es presupuesto. Todos hemos sufrido recortes, yo misma el año pasado recibí un 60% menos que la cantidad percibida hacía tres años. Siempre digo que en España con el poco presupuesto que tenemos para investigación, hacemos milagros.
-¿Qué le parece que los políticos hablen poco de ciencia en sus programas y discursos en general?
-Los políticos deberían hablar de ciencia porque es la base para el crecimiento de un país. Severo Ochoa lo decía mucho, que un país sin ciencia es un país sin desarrollo.
-¿Y por qué cuesta ver clara esta evidencia?
-Los políticos lo ven todo en el corto plazo, en su legislatura. Lo que tendría que haber es un pacto de Estado por la ciencia e investigación. Algunos científicos ya lo propusimos en el 2004, pero al final llegó el Gobierno de Zapatero y todo se olvidó, seguimos sin pacto y seguiremos sin él.
-Siempre ha sido muy autocrítica con la divulgación y el sector científico. ¿Es su asignatura pendiente?
-Los científicos y los medios de comunicación tenemos la obligación de divulgar la ciencia. A la sociedad le gusta conocer los avances de la misma porque repercuten en el bienestar de todos. El cáncer, las enfermedades neurodegenerativas... Sería muy importante que hubiese muchos más programas científicos en televisión. Si la gente presiona y lo demanda, los políticos se darían cuenta de que hay que apoyar más a la ciencia.
-Es usted miembro de la RAE y de la Academia de las Ciencias. ¿Cuál es ahí su principal reto?
-En la RAE pertenezco a una comisión de vocabulario científico y técnico y revisamos e incorporamos nuevos términos y traducimos algunos, ya que muchos vienen acuñados del inglés y nosotros tratamos de españolizarlos. En la Academia de las Ciencias se dan conferencias sobre temas de divulgación científica. Yo misma he dado este año una sobre los Premios Nobel de Química 2015, relacionada con los mecanismos de reparación del ADN y este tipo de charlas están abiertas al público y es un trabajo de difusión interesante.
Ingreso RAE 2003
- Respecto a su campo ¿hacia dónde va la biología molecular y cuál es el gran desafío?
-El gran reto es conocer cómo funciona el cerebro, cómo pensamos, hablamos. Las bases moleculares del sentimiento, del pensamiento, de la palabra. Otro gran desafío es poder diagnosticar, prevenir y curar enfermedades y con la secuencia del genoma humano se está avanzando mucho en los diagnósticos. También lo que se llama medicina personalizada, es decir, dar a cada individuo el tratamiento más adecuado teniendo en cuenta su perfil genético.
 - Usted ha dicho que cuando empezó la discriminaron por mujer y ahora la lo hacen por ser mayor. ¿Qué se puede hacer contra eso?
- Oficialmente yo estoy jubilada, pero en el CSIC existe la figura del profesor 'ad honorem' y gracias a eso puedo seguir trabajando porque si no, me tendría que ir a mi casa. Para mí la jubilación en ciencia no tiene sentido porque creo que si quieres puedes acogerte a ella, pero si te encuentras bien física y psíquicamente también debes tener derecho a continuar.


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