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sábado, 22 de abril de 2017

Marcha por la ciencia

También en España habrá Marcha por la Ciencia. Tras semanas de dudas y contratiempos, investigadores de Girona, Madrid, Sevilla, Barcelona y Granada han confirmado que organizan protestas y debates, en el marco de la que se espera que sea la mayor manifestación mundial llevada a cabo por la comunidad científica.
La Marcha por la Ciencia central tendrá lugar en Washington DC el 22 de abril, Día de la Tierra, pero más de 500 ciudades de todo el mundo están organizado eventos paralelos.
“La ciencia, los científicos y la política basada en la evidencia científica están bajo ataque. Los recortes, la censura, la desaparición de los datos y las amenazas de desmantelar las agencias gobernativas nos amenazan a todos y ponen en riesgo la salud, comida, el aire, el agua, el clima y el trabajo”, afirma el manifiesto de la marcha, que la define como una “celebración de la ciencia […] bien financiada y comunicada al público”.. “Será un día histórico”, afirma Valorie Aquino, antropóloga de la Universidad de Nuevo Mexico, experta en como el clima afectó a las sociedades del pasado y una de las promotoras de la marcha.

EL 'SHOCK' CON DONALD TRUMP

La idea de la marcha nació en enero en redes sociales de jóvenes investigadores de Estados Unidos. El recién elegido Donald Trump, arropado por creacionistas y negacionistas del cambio climático, llevaba meses contraponiendo hechos alternativos a los hallazgos científicos. Poco después el presidente intentó impedir el ingreso de inmigrantes de siete países, entre ellos numerosos científicos. Y su primer presupuesto pasó el rodillo sobre la inversión en investigación.
“La propuesta creció exponencialmente en cuestión de días”, afirma Aquino. “Nos inspiró ver que se planteaban marchas fuera [de EEUU]. Me emociona ver que hay tanta gente que quiere que la ciencia juegue un papel más fuerte”, añade.
Girona fue el primer sitio en sumarse en España. “Cuando los políticos esconden la evidencia científica, puede pasar cualquier cosa. Es un ataque a unos valores comunes fundamentales”, explica Esteve Farrés, un físico a caballo entre investigación e industria, quien tomó la iniciativa. En Girona se celebrará una mesa redonda con profesores universitarios en el centro cívico Pla de Palau.

RECORTES A LA CIENCIA

La marcha ha asumido matices locales en cada ciudad. Los recortes a la ciencia son uno de los aspectos más destacados por las iniciativas españolas. “Que se vuelva al presupuesto anterior a la crisis, que la investigación no dependa tanto de la agenda política y estructurar la carrera investigadora” son algunas de las peticiones de la marcha de Madrid, según Javier Jiménez, periodista científico y portavoz de la iniciativa. En Madrid, la manifestación irá del ministerio de Educación al de Hacienda.
“Reclamamos nuestro derecho como sociedad a construir un futuro donde los datos pesen más que el interés”, afirma (conectando con la preocupación principal de la marcha de EEUU) Francisco Vega, investigador en biomedicina del cáncer de la Universidad de Sevilla. Allí, la marcha empezará en la plaza Nueva.

DIÁLOGO CON LA SOCIEDAD

En Barcelona, se hace hincapié en el diálogo con la sociedad. “Se necesita un nuevo contrato social para los científicos: una ciencia más implicada con la sociedad. No es casualidad que la marcha se celebre en el Día de la Tierra”, afirma Gilles Mirambeau, profesor de la Universidad Pierre et Marie Curie-Sorbonne de París, exinvestigador de un centro de Barcelona, e impulsor de la revista Euroscientist. Mirambeau ha sido uno de los principales animadores de las iniciativas en España.
En Barcelona, se celebrará una jornada con debates, talleres, espectáculos y momentos lúdicos, en la plaza interior del Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona. “Los científicos viven en una sociedad, donde hay familias, políticos, emprendedores…”, afirma Yoran Beldengruen, doctorando del Instituto de Química Avanzada de Catalunya e impulsor de la asociación de jóvenes investigadores Scientists Dating Forum, que está organizando el evento de Barcelona. “Queremos conectar a los científicos con un contexto humano”, concluye.

Las marchas se topan con resistencias en las instituciones científicas

Las iniciativas españolas para la Marcha por la Ciencia han surgido desde abajo. En Madrid, de un encuentro casual entre investigadores en un coche compartido. En Sevilla, del colectivo Ciencia con Futuro, vinculado con el 15M y de las movilizaciones contra los recortes a la ciencia. Al contrario de otros países, donde importantes organizaciones científicas se han sumado inmediatamente (desde la revista 'Science' hasta el Instituto Max Planck), en España el 'establishment' científico se ha hecho esperar. Finalmente, el 5 de abril sociedades científicas (COSCE) y rectores (CRUE) publicaron un manifiesto de adhesión.
“En una ciudad con tantos científicos como Barcelona, muchos no se habían enterado y otros no se atrevían a participar: no querían líos en sus laboratorios”, observa Mirambeau. “Algunos doctorandos recibieron presiones para no implicarse: nadie quería que su grupo de investigación quedara señalado”, coincide Jiménez. Beldengruen ve la botella medio llena: el 80% del grupo promotor barcelonés está formado por mujeres, un colectivo discriminado en la ciencia. “Barcelona es una capital científica. Hubiera sido una vergüenza que no tuviera marcha”, concluye.

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