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lunes, 13 de mayo de 2019

Los virus ¿nuestros futuros aliados?

Los virus ¿nuestros futuros aliados?
Parece ser que buscar dentro del cuerpo humano a un luchador como son los virus para atacar a los enemigos esta dando resultado.

Para que la terapia génica funcione se debe introducir el gen terapéutico en cientos de millones de células, y para ello es necesario un vehículo o vector que lo trasporte hasta el interior de las células.

Vectores virales

Agrupan cuatro tipos de virus: retrovirus, adenovirus, virus adenoasociados y herpesvirus.
  • Los retrovirus comprenden una clase de virus cuyo material genético es una cadena sencilla de ARN; durante su ciclo vital, el virus se transcribe en una molécula bicatenaria de ADN, gracias a la acción de la enzima transcriptasa reversa, que se integra en el genoma de la célula huésped sin aparente daño para ella. La mayor parte de los retrovirus, a excepción del HIV, sólo se pueden integrar en células con capacidad para replicarse, lo cual restringe su uso. Sin embargo, se pueden desarrollar en grandes cantidades y su expresión en la célula hospedadora se mantiene durante largos periodos de tiempo.
  • Los adenovirus son un conjunto de virus con ADN lineal de cadena doble. Los vectores de adenovirus son más grandes y complejos que los retrovirus. La principal ventaja de su utilización en la terapia génica es que se pueden producir en grandes cantidades y transfieren de forma muy eficaz el material genético a un número elevado de células y tejidos, aunque el hospedador parece limitar la duración de la expresión del nuevo material genético.
  • Los virus adeno-asociados son pequeños, no autónomos y con ADN lineal de cadena sencilla. Los vectores que se forman con este tipo de virus son muy simples y son capaces de expresarse a largo plazo en las células que no se dividen. Otra de las ventajas del uso de virus adeno-asociados es que son virus no patógenos y por lo tanto en la mayoría de los pacientes no aparecen respuestas inmunes. En contrapartida, tiene limitación en el tamaño del DNA recombinante que podemos usar dado el tamaño de estos virus y en la complejidad de su producción.
  • Los herpesvirus poseen un material genético compuesto por ADN de doble cadena lineal, este tipo de virus son muy útiles, pues es posible insertar en su genoma grandes cantidades de ADN y llevar a cabo durante largos periodos de tiempo infecciones latentes en la célula hospedadora, sin ningún efecto aparente sobre ésta. El inconveniente que presentan estos virus es que están asociados a alteraciones linfoproliferativas, con lo cual, para su uso como vectores es necesario identificar estos genes y eliminarlos, manteniendo únicamente aquellos que permitan la replicación del virus y el mantenimiento del plásmido viral. Hasta la fecha, el uso fundamental de los herpesvirus en la terapia génica se limita al empleo in vivo del herpes simples (HSV). 



Virus

Virus del VIH en el torrente sanguineo
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Virus del VIH en el torrente sanguineo

Foto: AgeFotostock
Genoma gigante
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Genoma gigante

El de la imagen es un Tupanvirus gigante recién descubierto, que se encuentra en las amebas, tiene la cola más larga y el mayor conjunto de genes involucrados en la producción de proteínas de cualquier virus conocido.
Foto: J. Abrahão et al./Nat. Comun.
04 virus H1N1 gripe española. El germen homicida
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El germen homicida

La gripe está causada por varios virus muy parecidos entre sí, pero solo una cepa (el tipo A) está relacionada con las epidemias mortales. La pandemia de 1918 la causó un virus del tipo A conocido como H1N1, probablemente de origen aviar. En esta imagen se observan partículas de ese virus reproducidas en un laboratorio.
FOTO: SPL / AGE Fotostock


tejido victimas gripe española. Tejido infectado
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Tejido infectado

Bloques de parafina con tejido de víctimas de la pandemia de gripe de 1918.
FOTO: SPL / AGE Fotostock
La gran pandemia
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La gran pandemia

La relación entre virus y bacterias, y demás especies con las que interactúan tiene un matiz peculiar. Y es que su desarrollo a lo largo de la historia esta ligado en un proceso que se conoce como co-evolución. A través de este proceso un virus puede afectar a sus hospedadores hasta el momento en que estos, como especie, a causa de la selección natural, por ejemplo, desarrollan una resistencia natural a sus efectos. Es entonces cuando, para medrar, el virus está obligado a mutar. De este modo, esta nueva mutación del virus, puede resultar extremadamente agresiva si los efectos del virus en cuestión son mortales, y el sistema inmunológico de sus hospedadores no está preparado para combatirlo. Es de este modo como se han producido las grande pandemias en la historia de la humanidad, diezmando en algunas ocasiones a la población. Hawking sostenía que uno de los posibles finales, y no muy lejano quizá, para nuestra especie, puede venir de la mano de un virus.
Foto: Gtres
Una gran victoria para la medicina
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Una gran victoria para la medicina

Los directores del Programa de Erradicación Mundial de la Viruela anuncian en 1980 el éxito de la campaña.
Foto: Public Health Image Library
virus1. Virus aislado
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Virus aislado

Montaje fotográfico que simula un virus aislado.
Imagen: Manuel Martínez / UPF
virus2. Equipo de investigadores
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Equipo de investigadores

Los doctores Manuel Martínez García, a la derecha, líder el proyecto junto con el doctor Óscar Fornas, experto en citometría de flujo.
Foto: Manuel Martínez / UPF
virus3. Recogiendo agua de mar
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Recogiendo agua de mar

El estudiante de doctorado Francisco Martínez Hernández, a la izquierda, el principal autor del estudio, recogiendo agua de mar para separar los virus.
Foto: Manuel Martínez / UPF
SIDA. SIDA o VIH, una enfermedad mortal
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SIDA o VIH, una enfermedad mortal

Biosensor contra el VIH
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Biosensor contra el VIH

El biosensor combina estructuras micromecánicas de silicio con nanopartículas de oro para conseguir una detección temprana del VIH.
Foto: Joan Costa / CSIC
Detección en menos de 5 horas
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Detección en menos de 5 horas

“El tiempo total del ensayo es de cuatro horas y 45 minutos. Es realmente rápido, por lo que, para confirmar el diagnóstico se podría incluso repetir las pruebas y los resultados clínicos podrían estar el mismo día del control médico” explica Javier Tamayo.
Foto: Joan Costa / CSIC
Un tamaño muy reducido
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Un tamaño muy reducido

El biosensor tan solo mide medio milímetro de longitud, un tamaño realmente reducido, como se puede observar en la imagen.
Foto: Joan Costa / CSIC
Otras aplicaciones
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Otras aplicaciones

La tecnología está siendo aplicada tanto para la detección del VIH como para detectar de manera precoz algunos tipos de cáncer.
Foto: Joan Costa / CSIC
Manipulación del biosensor
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Manipulación del biosensor

Trabajos de laboratorio con el biosensor en el Instituto de Microelectrónica de Madrid.
Foto: Joan Costa / CSIC
Investigación y patente
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Investigación y patente

Javier Tamayo, científico del CSIC, muestra los biosensores en su laboratorio.
Foto: Joan Costa / CSIC
"Victims of the Zika virus"
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"Victims of the Zika virus"

Categoría: Contemporary Issues. Historias. Segundo premio.
Marcela observa a sus hermanas en el regazo de su madre en la casa de una familia rural de Areia, Brasil. Las hermanas gemelas Heloisa, -izquierda, y Heloá, nacieron a los siete meses con microcefalia causada por el virus Zika.
Foto: Lalo Almeida / World Press Photo 2017
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Máscaras protectoras

Un cazador de una aldea de la República Democrática del Congo (RDC) se ajusta la máscara que llevará durante la partida. El consumo de carne de animales salvajes infectados es una de las vías por las que el virus del Ébola llega a los seres humanos.
Foto: Pete Muller
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Solo en el mundo

Después de pasar varias semanas en el centro Hastings cercano a Freetown, Molai Kamara se encuentra solo en el mundo. Según los médicos del centro, el chiquillo perdió a toda su familia por el Ébola y, a pesar de estar libre del virus, él todavía sufre ulceraciones.
Foto: Pete Muller
MM8398 141123 00885. Centro Hastings de tratamiento del ébola, Sierra Leona
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Centro Hastings de tratamiento del ébola, Sierra Leona

Personal del centro Hastings de tratamiento del ébola, en Sierra Leona, ayuda a un paciente que, víctima de los delirios típicos de esta enfermedad, había tratado de saltar el muro. Falleció 12 horas más tarde, una muerte más de un total que hoy supera las 11.000.
Foto: Pete Muller
https://www.nationalgeographic.com.es/temas/virus/fotos/1/6


  • https://culturacientifica.com/2016/08/11/naukas15-somos-virus/
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Somos virus

14/09/2015
Ignacio López Goñi ha hablado sobre viruses y la influencia que tiene sobre la especie humana
  • https://www.eitb.eus/es/divulgacion/naukas-bilbao/videos/detalle/3468664/video-naukas-bilbao-2015--ignacio-lopez-goni/
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Un problema que se plantea con las técnicas anteriores es que el vector alcance realmente su objetivo y no quede diseminado por el organismo. Por ello existe un procedimiento que consiste en introducir, junto al material genético que queremos transferir, moléculas que puedan ser reconocidas por los receptores de la célula diana.

Virus contra bacterias

El grave problema de la resistencia bacteriana a antibióticos y biocidas necesita soluciones alternativas. Una de ellas son los virus que atacan y matan de forma especifíca determinados tipos de bacterias: los bacteriófagos (fagos). No sólo en la medicina sino también en la industria alimentaria, los fagos prometen como tecnología de biocontrol de patógenos en verduras y alimentos listos para el consumo. Los bacteriófagos son virus abundantes en la naturaleza y forman parte de la microflora natural en humanos, plantas y animales. 
Lo que los hace muy especiales es que atacan y matan específicamente a determinados tipos de bacterias. Por ejemplo, los fagos que infectan a E.coli O157:H7solamente lo hacen exactamente a E.coli O157:H7 y no a otros tipos de E.coli o a otras bacterias presentes en su entorno. 
Tras décadas de uso intensivo de toneladas de antibióticos, y de la aparición de resistencias frente a estos compuestos en las bacterias, los fagos se presentan como un arma de biocontrol con potencial para desarrollar alternativas a esta situación.
Y no sólo en el campo de la medicina, sino también en la industria alimentaria, especialmente para la reducción de patógenos en verduras y alimentos listos para el consumo.
https://www.montmedi.com/es/noticias/virus-contra-bacterias 

Virus contra bacterias, renovada esperanza para tratar infecciones

Miguel Ángel Cevallos

Renovada esperanza para tratar infecciones

Ha vuelto a surgir el interés en una terapia médica que el mundo occidental abandonó hace décadas en favor de los antibióticos. Los avances recientes en la biología molecular permitirán aprovecharla de manera mucho más amplia y eficaz.
Hace pocas semanas, navegando por el ciberespacio en busca de libros viejos, me encontré en eBay, a un precio irrisorio, la versión en inglés de un libro clásico de la época de oro de la microbiología escrito por el científico franco-canadiense Félix d'Herelle. El libro, publicado en 1926, se titula Le Bactériophage et son Comportement (El bacteriófago y su comportamiento). Una vez en mis manos, ojeándolo recordé las importantísimas aportaciones que hizo este hombre a la microbiología y, en general, a la ciencia. Posiblemente las de mayor trascendencia sean el descubrimiento de los bacteriófagos —los virus que afectan y usualmente matan a las bacterias—, y el haber propuesto su utilización para combatir las infecciones de origen bacteriano, algo que el propio d'Herelle realizó con éxito.

Increíble abundancia

Los bacteriófagos, palabra que literalmente significa "comedores de bacterias", son los entes biológicos más abundantes sobre la Tierra; hay quienes estiman que su número va de 1 x 1030 a 1 x 1032 y en conjunto pesan unos 1 000 millones de toneladas. Además los bacteriófagos o fagos, como actualmente se acostumbra denominarlos, están presentes en todos los ecosistemas. Se ha calculado que en cada gramo de suelo puede haber unos 100 millones de fagos y que en un mililitro de agua de mar podríamos contar hasta un millón: esto significa que por cada célula que existe en este planeta hay por lo menos 10 fagos. Los fagos se clasifican en 13 familias y en unos 30 géneros, y se intuye que deben existir cerca de 10 millones de "especies" diferentes. Si bien todavía no conocemos con exactitud el papel que desempeñan en la naturaleza, conjeturamos que es esencial. Los fagos son pequeñísimos, miden entre 20 y 200 nanómetros (el grosor de un cabello humano es de unos 80 000 nanómetros), y de estructura muy simple; una "cajita" de proteínas, normalmente de forma icosaédrica, que guarda en su interior el material genético, por lo general ADN aunque a veces es ARN. La cajita, o cápside en lenguaje técnico, suele tener además un cuello largo unido en su extremo inferior a un conjunto de fibras. Si quieres tener una imagen rápida de cómo es un fago, imagina un diminuto balero con patas.
Los gustos de los fagos son exquisitos: cada "especie" de fago infecta exclusivamente a una especie bacteriana y en muchas ocasiones tan sólo a algunas de sus variedades. Como veremos más adelante, desde el punto de vista terapéutico, esto constituye a la vez su gran ventaja y su talón de Aquiles.
El ciclo de "vida" de los fagos puede ser de tres tipos: lítico, lisogénico y crónico. Los fagos líticos no tienen misericordia: cuando infectan a una bacteria se replican de manera explosiva en su interior, hasta que la bacteria literalmente revienta, liberando así la extensa progenie que alberga. Los fagos lisogénicos insertan su material genético en el de la bacteria que han infectado y ahí permanecen tranquilos, sin dar señales de su presencia incluso por muchas generaciones, hasta que detectan que su hospedero enfrenta una mala situación, como podría ser la escasez de alimento; entonces el material genético del fago se activa y comienza a producir rápidamente nuevos fagos hasta que la bacteria no puede más y se rompe en mil pedazos. Por último, los fagos que producen infecciones crónicas esclavizan a las bacterias para que produzcan nuevos fagos y los secreten al medio, sin poner en riesgo la vida de esas bacterias.

Éxito efímero

D'Herelle descubrió a los bacteriófagos en 1917 y muy pronto se dio cuenta que los fagos líticos podían usarse para el "control biológico" de las enfermedades infecciosas. En 1919 este investigador reportó que las disenterías bacterianas se podían tratar exitosamente con preparaciones de fagos concentrados, todo un logro pues en la época previa al descubrimiento de los antibióticos este tipo de infecciones era una de las causas más comunes de muerte en seres humanos. La fagoterapia, nombre que se usa actualmente para describir esta técnica, tuvo impresionantes éxitos en las primeras décadas del siglo pasado: d'Herelle y otros investigadores lograron curar el cólera, muchas heridas y quemaduras purulentas e incluso infecciones oculares; también hubo reportes de éxitos asombrosos en el tratamiento de septicemias e incluso de la mismísima peste bubónica. Es más, d'Herelle tuvo la visión y la osadía de usar a los fagos como medida profiláctica para tratar las aguas destinadas al consumo humano en áreas proclives a las epidemias de infecciones intestinales.
Los triunfos de la fagoterapia fueron tan sonados que pronto algunas de las más grandes compañías farmacéuticas, como Eli Lilly, Squibb and Sons, Park-Davis Company, Swan and Myers, una división de los laboratorios Abbot, y la Safe Hair Dye Company, antecesora de lo que hoy es L'Oréal, comercializaron productos con fagos para el tratamiento de diversas infecciones. Incluso d'Herelle y su yerno fundaron una compañía, Laboratoire du Bactériophage, para tratar infecciones con la nueva técnica que inicialmente fue exitosa. No obstante, los productos con fagos perdieron rápidamente su popularidad en el mundo occidental después de la Segunda Guerra Mundial, por varias razones. En primer lugar por la aparición de los antibióticos, que con prontitud se hicieron populares ya que resultaron tremendamente efectivos en el tratamiento de una miríada de infecciones. En segundo, porque en aquel entonces los conocimientos sobre la biología de los fagos eran someros y por ello las preparaciones industriales de los concentrados de fagos resultaban poco consistentes y no siempre daban el resultado esperado. Por ejemplo, con frecuencia los métodos que se utilizaban para preservar las preparaciones de fagos acababan, más bien, por estropearlas. A esto se sumaron dos hechos: el que mucha de la literatura concerniente a lafagoterapia se publicó en revistas rusas, de circulación local, lo que limitó su difusión, sobre todo durante la Guerra Fría, y el que los diseños experimentales para demostrar la efectividad de la fagoterapia no cumplían con los cánones actuales de las investigaciones biomédicas. Para contrastar y ser justo tengo que decir que muchas de las vacunas que se usaron en la primera mitad del siglo XX, tampoco habrían cumplido con las pruebas que se piden hoy para liberar este tipo de medicamentos.
La fagoterapia básicamente desapareció en Occidente. Sólo sobrevivió en algunos laboratorios del Instituto Pasteur, en Francia, donde hasta mediados de 1990 se produjeron fagos para combatir infecciones difíciles de tratar provocadas por la bacteria Staphyloccocus. Pese a todo, en el Instituto Eliava, en la Republica de Georgia, esta técnica se ha utilizado sin interrupciones durante casi 90 años; igualmente, en el Instituto Hirszfeld de Inmunología y Terapias Experimentales, situado en Wroclaw, Polonia, la fagoterapia ha florecido desde 1954. Estos dos institutos son los únicos en el mundo que hoy en día ofrecen tratamientos de fagoterapia al público y que continúan manufacturando productos para algunas de las repúblicas de la ex Unión Soviética.

Resistencia peligrosa

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta el día de hoy, nuestra principal línea de defensa contra las infecciones bacterianas son los antibióticos. En un principio parecían una poción mágica, ya que en pocos días curaban casi cualquier infección. Sin embargo, como se abusó de ellos, pronto las bacterias empezaron a desarrollar mecanismos para contrarrestar los embates de estos medicamentos. De hecho, las bacterias que circulan en nuestro ambiente, sean patógenas o no, son resistentes a un abanico cada vez más amplio de antibióticos. Por cada antibiótico que ha salido al mercado, las bacterias han desarrollado en pocos años un mecanismo de resistencia que demerita su utilidad. Ahora se pueden encontrar bacterias en los hospitales que son esencialmente resistentes a todos nuestros antibióticos. Lo que es peor, los genes que les permiten a las bacterias defenderse de los antibióticos tienen la capacidad de trasmitirse eficientemente de una especie bacteriana a otra. Por ello, las autoridades de salud de todo el mundo, incluido México, están intentando legislar para que los antibióticos se usen de manera adecuada y podamos gozar por mucho más tiempo de las virtudes curativas de estos antimicrobianos.
El surgimiento de bacterias patógenas multirresistentes es uno de los motivos por los cuales ha vuelto el interés en la fagoterapia. El conocimiento que tenemos ahora de la biología molecular básica de los fagos nos está permitiendo desarrollar técnicas mucho más adecuadas para seleccionar mejores fagos, prepararlos de mejor manera y evaluarlos con los mejores protocolos biomédicos, con todo lo cual nos será posible diseñar procedimientos más eficientes para combatir las infecciones. No dudo que pronto tendremos en las farmacias preparaciones de fagos para combatir muchas de las enfermedades bacterianas más comunes.

Las dos caras de los antibióticos

Es evidente que, en su mayor parte, las poblaciones humanas son cada vez más longevas; esto se debe a que tienen acceso a los antibióticos, las vacunas y medidas de higiene tales como tener agua potable en los hogares. Para visualizar esto en una correcta perspectiva quizá baste decir que los mexicanos, en la década de los años 40, antes de la aparición de los antibióticos en el mercado, teníamos una esperanza de vida de aproximadamente 55 años en las zonas urbanas y de hasta 15 años menos en las zonas rurales. En esa época, el 70% de las muertes se debían a infecciones, enfermedades parasitarias y males respiratorios. Hoy en día, nuestra esperanza de vida es de aproximadamente 76 años y las tres causas principales que nos arrastran a la tumba son los males cardiovasculares, las complicaciones de la diabetes y el cáncer: las infecciones ya no son una causa preponderante de muerte gracias a los tratamientos con antibióticos.
Una de las grandes ventajas de los antibióticos es que suelen ser muy eficientes matando a una amplia variedad de bacterias. De hecho, es una práctica común que el médico recete antibióticos cuando el paciente padece infecciones agudas, incluso antes de saber cuál es la identidad del agente infeccioso. Si los antibióticos se toman como el médico los receta, en frecuencia y temporalidad, los tratamientos suelen contrarrestar con agilidad las infecciones. No obstante, la causa más frecuente de que esta estrategia falle es que la bacteria patógena sea resistente al antibiótico, problema que, como ya he mencionado, es cada vez más común.
Es evidente que una de las estrategias a seguir consiste en el desarrollo de nuevos antibióticos, pero aun así, la experiencia nos dice que una vez que sale un antibiótico al mercado, sólo es cuestión de tiempo para que las bacterias generen resistencia contra él. Por ello, el interés de la industria farmacéutica no siempre se centra en generar nuevos antibióticos, como debiera, porque es muy costoso y el precio de éstos en el mercado suele ser, en proporción, relativamente bajo: en otras palabras, para las grandes compañías por lo general no es un buen negocio y por ello prefieren redoblar sus esfuerzos en la investigación de otro tipo de medicamentos.
No obstante sus bondades, los antibióticos tampoco están exentos de provocar ciertos problemas colaterales; al ser fármacos de amplio espectro suelen aniquilar no sólo a las bacterias patógenas, sino a nuestra necesarísima flora intestinal (ver ¿Cómo ves? No. 106), lo cual puede ocasionar malestares digestivos y además favorecer infecciones secundarias provocadas por la non grata bacteria Clostridium difficile que producen desde una diarrea moderada hasta una peligrosa inflamación del colon.

Múltiples aplicaciones

Los fagos líticos pueden tornarse en una herramienta valiosísima para combatir bacterias patógenas y en especial a las resistentes a los antibióticos. Sin embargo, como todo en esta vida, la fagoterapia tiene sus pros y sus contras. Los fagos son extraordinariamente específicos ya que sólo pueden destruir un número muy restringido de especies bacterianas y con frecuencia sólo a ciertos representantes dentro de una especie. Atacan únicamente a las bacterias patógenas para las que fueron seleccionados y son completamente inertes frente a otras bacterias como las que se encuentran presentes en nuestra flora intestinal. Por esta misma razón, es muy importante determinar si la bacteria responsable de la infección de un paciente es sensible al fago que se pretende utilizar para combatirla. Para minimizar este problema y potenciar la utilidad de la fagoterapia se prefiere utilizar cócteles de fagos y así asegurarse que en la preparación haya alguno que sea efectivo en el combate de la infección.
Otra de las grandes ventajas que los fagos tienen sobre los antibióticos es que su actividad curativa se incrementa precisamente en los lugares donde más se necesita: en los focos de infección. Lo anterior se debe a que basta que un solitario fago infecte a una bacteria para que se inicie una especie de reacción en cadena de producción de fagos que se extingue en el momento en el que ya no existan bacterias susceptibles al fago. Esta reproducción auto limitada es también una gran ventaja adicional de los fagos: cuando dejan de ser útiles desaparecen. En contraste, la eficacia de los antibióticos depende de que éstos lleguen, de forma pasiva y en la dosis adecuada, al sitio de la infección.
Las bacterias también pueden volverse resistentes a los fagos que los atacan, pero como éstos se replican, pueden generar fagos mutantes que contrarresten la resistencia de la bacteria. Es decir, en todo momento podemos seleccionar fagos mutantes que maten a las bacterias resistentes al fago inicial, minimizando así el problema. Otra característica fundamental de la fagoterapia es que es mucho más fácil seleccionar un fago que desarrollar un nuevo antibiótico, lo que abarata enormemente los gastos de investigación y de desarrollo; por ende, se podrá ofrecer un buen producto al público a precios competitivos.
Los experimentos clínicos piloto que se están realizando con un número limitado de pacientes han dejado entrever que la combinación de antibióticos con la fagoterapia es lo que da mejores resultados en el combate a las infecciones. Esto apunta a que en el futuro van a prosperar las terapias combinadas.
Hoy en día los protocolos de investigación clínica son muchísimo más rigurosos de lo que eran en el pasado y en este momento sólo se permiten estudios clínicos con fagos para evaluar su eficacia en infecciones graves de piel y músculo. Por ahora se han postergado todas aquellas investigaciones que impliquen la introducción de fagos por vía intravenosa, por temor a que los fagos despierten una respuesta de nuestro sistema inmune que limite la eficacia de estos virus. Indudablemente, antes de cualquier decisión se tiene que evaluar experimentalmente si el sistema inmune compromete o no la eficacia de la fagoterapia.
La brillante idea de d'Herelle de utilizar fagos para controlar bacterias no se reduce sólo al ámbito de la medicina humana, sino que puede aplicarse a muchos otros campos. En este momento existen decenas de nuevas compañías que están desarrollando productos con aplicaciones novedosas muy interesantes que van más allá de sus propósitos iniciales. En el mercado ya existen productos con base en fagos enfocados a la medicina veterinaria o diseñados para eliminar bacterias patógenas de nuestros alimentos, e incluso para combatir infecciones en plantas de interés agrícola, por ejemplo los jitomates.
Hay también grupos de investigación interesados en modificar fagos con métodos de ingeniería genética para que se puedan utilizar como vacunas o en el combate al cáncer. Este renovado interés en los fagos me permite asegurar que en los próximos años veremos un merecido renacimiento de la investigación, tanto básica como aplicada, de estas minúsculas criaturas.


Virus Hepatitis C




  •  https://www.diarioinformacion.com/ciencia/2009/03/04/virus-bacterias-via-combatir-resistencia-antibioticos/859089.html

Virus diseñados para atacar bacterias salvan la vida de una chica de 15 años

La terapia con virus bacteriófagos, nueva estrategia para tratar infecciones resistentes a antibióticos

Virus diseñados para atacar bacterias salvan la vida de una chica de 15 años
Cultivo de bacterias resistentes a antibióticos (solarseven / Getty Images/iStockphoto)
Una adolescente de 15 años que se encontraba en estado crítico a causa de una infección causada por bacterias resistentes a antibióticos se ha recuperado gracias a un cóctel de virus diseñado para destruir la bacteria.
El caso clínico, que se presenta hoy en la revista Nature Medicine, demuestra que los virus pueden convertirse en el futuro “en una posible estrategia para tratar infecciones resistentes a los fármacos”, declara por correo electrónico Graham Hatfull, investigador de la Universidad de Pittsburgh (EE.UU.) que ha desarrollado la terapia.

Con tratamiento inmunosupresor

La paciente, afectada de fibrosis quística, había recibido un doble trasplante pulmonar

El tratamiento se ha aplicado a una chica con fibrosis quística que recibió un doble trasplante pulmonar en el verano de 2017 en el hospital pediátrico Great Osmond Street de Londres. Había estado tomando antibióticos desde los siete años para mantener a raya las infecciones derivadas de la fibrosis quística, una enfermedad hereditaria que afecta principalmente a los pulmones.
Semanas después del trasplante, y de haber empezado a tomar fármacos inmunosupresores para evitar el rechazo inmunitario, la joven sufrió una infección por la bacteria Mycobacterium abscessus . La bacteria apareció primero en la herida de la intervención quirúrgica y en el hígado, formó nódulos bajo la piel en los brazos, las piernas y las nalgas y después se extendió a otros órganos. Ningún antibiótico consiguió eliminarla.
Un virus bacteriófago observado por micrografía electrónica, La estructura hexagonal de la parte superior de la imagen contiene el ADN del virus, Las fibras de la parte inferior permiten al virus fijarse a las bacterias que infecta
Un virus bacteriófago observado por micrografía electrónica, La estructura hexagonal de la parte superior de la imagen contiene el ADN del virus, Las fibras de la parte inferior permiten al virus fijarse a las bacterias que infecta (DEPT. OF MICROBIOLOGY, BIOZENTRU / Getty)
El equipo médico del hospital londinense se puso en contacto entonces con Graham Hatfull, de la Universidad de Pittsburgh, que ha reunido la mayor colección del mundo de bacteriófagos a lo largo de tres décadas. Los bacteriófagos son un tipo de virus que, como su nombre indica, comen bacterias. Por el contrario, no tienen capacidad de infectar las células humanas.
Hatfull buscó en su colección de más de 10.000 bacteriófagos cuáles podían destruir la cepa de Mycobacterium abscessus que le habían enviado desde Londres. Identificó tres candidatos y, después de modificar el genoma de dos de ellos para aumentar su eficiencia, creó un cóctel con los tres virus para tratar la infección.

Virus inocuos para las personas

Los bacteriófagos infectan bacterias, pero no atacan células humanas

La paciente empezó a recibir el tratamiento en junio del año pasado. Consistió en mil millones de partículas víricas inyectadas por vía endovenosa dos veces al día. Seis semanas después, la infección había desaparecido del hígado. La joven “sigue recibiendo el tratamiento en la actualidad”, informa Hatfull. De los más de veinte nódulos que le aparecieron en la piel, sólo le quedan dos.
Se trata del “primer uso terapéutico de bacteriófagos modificados”, destacan los autores del avance médico en Nature Medicine. La combinación de los tres virus distintos reduce la probabilidad de que las bacterias se vuelvan resistentes al tratamiento, al igual que las combinaciones de fármacos contra el VIH limitan la aparición de virus resistentes a los antirretrovirales.
Aunque el uso de virus para tratar infecciones se ensayó por primera vez en 1919, antes de que se descubrieran los antibióticos, esta línea de investigación había quedado prácticamente abandonada en Europa Occidental y Norteamérica. El interés por los bacteriófagos resurgió en la década pasada cuando las nuevas tecnologías de secuenciación genómica facilitaron su estudio.

Investigación emergente

Por lo menos una decena de compañías de biotecnología desarrollan terapias basadas en virus para tratar infeccions

Un equipo médico de San Diego, en California, utilizó bacteriófagos por primera vez con éxito en 2017 para tratar a una persona con una bacteria resistente a todos los antibióticos disponibles, aunque en aquella ocasión los virus no se modificaron genéticamente. Tras aquel éxito, la Universidad de California en San Diego creó el año pasado el Centro de Aplicaciones y Terapias Innovadoras de Bacteriófagos.
La multinacional Johnson & Johnson, por su parte, ha invertido más de 800 millones de dólares en terapias basadas en bacteriófagos. Hay por lo menos una decena de compañías biotecnológicas fundadas en los últimos años que exploran las posibilidades de los virus para tratar infecciones bacterianas, informa la revista Nature Biotechnology en un artículo publicado hoy. La Agencia de Medicamentos y Fármacos (FDA) de EE.UU. ha hecho pública su “disposición a facilitar” la aprobación de terapias basadas en bacteriófagos.

Tecnología costosa

El coste elevado de esta tecnología es un obstáculo para su implantación

Estos virus tienen la peculiaridad de que pueden ser eficaces contra bacterias específicas, a diferencia de la mayoría de antibióticos que actúan contra múltiples especies de bacterias. Quienes trabajan en esta línea de investigación esperan que los virus se conviertan en una nueva arma para abordar el problema creciente de las bacterias resistentes a antibióticos.
Sin embargo, advierten, será costoso identificar el bacteriófago adecuado para cada bacteria, modificarlo genéticamente si es preciso y combinarlo con otros virus para evitar que las bacterias se vuelvan resistentes. Además, pocos hospitales disponen de la tecnología para identificar con rapidez las bacterias concretas que deberían ser tratadas con bacteriófagos. Todo ello, advierte Nature Biotechnology, puede frenar la implantación de los tratamientos basados en bacteriófagos.

  • https://www.lavanguardia.com/ciencia/20190508/462128168390/virus-atacan-bacterias-resistentes-antibioticos.html

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