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domingo, 3 de mayo de 2020

Información útil sobre el MMS y el dióxido de cloro J.R.Alonso



Información útil sobre el MMS y el dióxido de cloro

Los defensores del MMS han tenido a bien colocar mi artículo El negocio del MMS: la sustancia tóxica que ni cura el coronavirus ni nada  como el más leído entre los que hemos escrito los profesores de mi universidad que colaboramos en The Conversation. También han conseguido que este blog, donde publiqué mi post original sobre el MMS,  aumente considerablemente el número de visitas, superando los 10.000 lectores al día, cosa que también les quiero agradecer.

Para corresponder a su amabilidad, y a sus insultos, lo mejor que puedo hacer, creo, es explicar porqué nadie debe poner en peligro su salud y a los que lo comercializan, recordarles que vender un producto tóxico y prohibido como si fuera un medicamento es un delito y que terminarán, antes que después, en manos de la justicia. También creo que llegan a este blog personas preocupadas intentando buscar información de buena fe. A algunos es imposible convencerles de que la Tierra es redondeada, pero a la persona libre de prejuicios, con la mente abierta a aprender se puede intentar darle argumentos y confiar en que la información pueda ser de utilidad.
En este post intento organizar información sobre el MMS y el dióxido de cloro para las personas interesadas. Intentaré irlo completando y actualizando. Las personas que quieran aportar datos con base científica son bienvenidas. Si estoy equivocado en algo, estoy dispuesto a revisarlo y corregirlo. No tengo conflicto de intereses, no vendo nada y no trabajo en la industria farmacéutica, trabajo en la educación pública.
Estas lejías son productos útiles, son potentes desinfectantes, biocidas, que ayudan a eliminar microbios del suelo (pasando la fregona, por ejemplo), echándolas en el agua de la piscina o de una depuradora o aprovechando que algunas son gases para tratar contra plagas un almacén de alimentos. Cuando el dióxido de cloro se haya evaporado puedes consumir ese agua o esa comida. La toxicidad del cloro hizo que fuera usado como arma química en la I Guerra Mundial. En el ámbito sanitario también pueden ser de utilidad para desinfectar algún material quirúrgico o médico, aunque lo más normal es usar productos de un solo uso o autoclavar. Lo que es una irresponsabilidad, un ejemplo de ignorancia y un delito es plantear el consumo humano en forma oral, mediante inyección intravenosa o en enemas.

A. Lecturas recomendadas

B. Declaraciones de agencias gubernamentales sobre seguridad de medicamentos

  • Food and Drug Administration (EEUU)
  • Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (España)
«El clorito de sodio, en solución acuosa y cuando se administra en las condiciones adecuadas, se transforma en ácido cloroso que se degrada a dióxido de cloro. Todas estas sustancias tienen una acción oxidante fuerte, y su consumo directo en esas condiciones puede producir dolor abdominal, nauseas, vómitos, diarrea, intoxicaciones, fallo renal y metahemoglobinemia. Las autoridades sanitarias canadienses han constatado la aparición de dos casos de efectos adversos graves, que en un caso pusieron en peligro de vida del paciente».
  • Health Canadá
  • Alemania (Bundesinstitut für Risikobewertung)

 


MMS

 
Los defensores del MMS han tenido a bien colocar mi artículo El negocio del MMS: la sustancia tóxica que ni cura el coronavirus ni nada  como el más leído entre los que hemos escrito los profesores de mi universidad que colaboramos en The Conversation. También han conseguido que este blog, donde publiqué mi post original sobre el MMS,  aumente considerablemente el número de visitas, superando los 10.000 lectores al día, cosa que también les quiero agradecer.
Para corresponder a su amabilidad, y a sus insultos, lo mejor que puedo hacer, creo, es explicar porqué nadie debe poner en peligro su salud y a los que lo comercializan, recordarles que vender un producto tóxico y prohibido como si fuera un medicamento es un delito y que terminarán, antes que después, en manos de la justicia. También creo que llegan a este blog personas preocupadas intentando buscar información de buena fe. A algunos es imposible convencerles de que la Tierra es redondeada, pero a la persona libre de prejuicios, con la mente abierta a aprender se puede intentar darle argumentos y confiar en que la información pueda ser de utilidad.
En este post intento organizar información sobre el MMS y el dióxido de cloro para las personas interesadas. Intentaré irlo completando y actualizando. Las personas que quieran aportar datos con base científica son bienvenidas. Si estoy equivocado en algo, estoy dispuesto a revisarlo y corregirlo. No tengo conflicto de intereses, no vendo nada y no trabajo en la industria farmacéutica, trabajo en la educación pública.
Estas lejías son productos útiles, son potentes desinfectantes, biocidas, que ayudan a eliminar microbios del suelo (pasando la fregona, por ejemplo), echándolas en el agua de la piscina o de una depuradora o aprovechando que algunas son gases para tratar contra plagas un almacén de alimentos. Cuando el dióxido de cloro se haya evaporado puedes consumir ese agua o esa comida. La toxicidad del cloro hizo que fuera usado como arma química en la I Guerra Mundial. En el ámbito sanitario también pueden ser de utilidad para desinfectar algún material quirúrgico o médico, aunque lo más normal es usar productos de un solo uso o autoclavar. Lo que es una irresponsabilidad, un ejemplo de ignorancia y un delito es plantear el consumo humano en forma oral, mediante inyección intravenosa o en enemas.

A. Lecturas recomendadas

B. Declaraciones de agencias gubernamentales sobre seguridad de medicamentos

  • Food and Drug Administration (EEUU)
  • Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (España)
«El clorito de sodio, en solución acuosa y cuando se administra en las condiciones adecuadas, se transforma en ácido cloroso que se degrada a dióxido de cloro. Todas estas sustancias tienen una acción oxidante fuerte, y su consumo directo en esas condiciones puede producir dolor abdominal, nauseas, vómitos, diarrea, intoxicaciones, fallo renal y metahemoglobinemia. Las autoridades sanitarias canadienses han constatado la aparición de dos casos de efectos adversos graves, que en un caso pusieron en peligro de vida del paciente».
  • Health Canadá
  • Alemania (Bundesinstitut für Risikobewertung)

C. Noticias

  • American Journal of Nursery
La FDA advierte a los consumidores no beber Miracle Mineral Solution y otros productos de clorito sódico.
  • BBC
  • Business Insider
  • La Vanguardia
  • NBC News
Algunos padres están envenenando a sus hijos con lejía para “curar” el autismo. Estas madres están intentando detenerlo.
  • The Guardian
El hombre que anima a los enfermos y a moribundos a beber lejía industrial.
El periódico The Guardian describió el MMS como «una sustancia extremadamente desagradable, y el consejo médico dado es que cualquiera que tenga este producto debe dejar de usarlo inmediatamente y tirarlo. En Canadá se prohibió después de causar una reacción potencialmente mortal»

D. Artículos científicos sobre la toxicidad del clorito de sodio y el MMS

  • Daniel et al. (1990) encontraron toxicidad tras exponer a ratas a dióxido de cloro en el agua. El hígado y el bazo mostraban un tamaño menor de lo normal y también presentaban lesiones nasales causadas por los vapores en el agua consumida.Bercz et al. (1982) realizaron un test similar en monos (Cercopithecus aethiops). Los animales que tomaron 200 mg/L cde dióxido de cloro durante 4-6 semanas mostraban eritema y ulceración de la mucosa oral.

  • Alcantara Nicolas FDA, Perez Mesonero R, Melgar Molero V , Pastor Nieto MA, Sanchez Herreros C, Ballano Ruiz, A., … & De Eusebio Murillo E (2016) Irritant contact dermatitis from” miracle mineral solution”. J Amer Acad Dermatol 74(5): AB92-AB92).
  • Ali SN, Arif H, Khan AA, Mahmood R (2018) Acute renal toxicity of sodium chlorate: Redox imbalance, enhanced DNA damage, metabolic alterations and inhibition of brush border membrane enzymes in rats. Environ Toxicol 11: 1182-1194.
  • Arnold J, Rushton W (2018). The mineral miracle disaster: accidental poisoning after use of 28% sodium chlorite solution resulting in methemoglobinemia and mild hemolytic anemia. Clinical Toxicology 56(10):  941-942.
  • Bercz J.P., Jones L., Garner L., Murray D., Ludwig D.A., Boston J. (1982) Subchronic toxicity of chlorine dioxide and related compounds in drinking water in the nonhuman primate. Environ. Health Perspect. 1982;46:47–55. doi: 10.1289/ehp.824647
  • Chhetri RK, Baun A, Andersen HR (2019) Acute toxicity and risk evaluation of the CSO disinfectants performic acid, peracetic acid, chlorine dioxide and their by-products hydrogen peroxide and chlorite. Sci Total Environ 677: 1-8.
  • Chang YB, Lee FY, Goh MM, Lam DK, Tan AB (2018) Assessment of occupational exposure to airborne chlorine dioxide of healthcare workers using impregnated wipes during high-level disinfection of non-lumened flexible nasoendoscopes. J Occup Environ Hyg 15(12):818-823.
  • Daniel F.B., Condie L.W., Robinson M., Stober J.A., York R.G., Olson G.R., Wang S.R. (1990) Comparative subchronic toxicity studies of three disinfectants. J. Am. Water Works Assn 82:61–69.
  • Liu RJ, Ren AN (2016) [Six patients with chlorine dioxide poisoning]. Zhonghua Lao Dong Wei Sheng Zhi Ye Bing Za Zhi 34(12):937-938
  • Loh JM, Shafi H (2014) Kikuchi-Fujimoto disease presenting after consumption of ‘Miracle Mineral Solution’ (sodium chlorite). BMJ Case Rep.; 2014.
  • Williams SR, Dawling, S., Seger, DL (2009) Severe hemolysis in pediatric case after ingestion of miracle mineral solution (TM). En: Clinical Toxicology  47(7): 737. https://www.researchgate.net/publication/296347139_Severe_Hemolysis_in_Pediatric_Case_after_Ingestion_of_Miracle_Mineral_Solution_TM

E. Argumentos falsos

1.- El dióxido de cloro no es una lejía
Al final depende de cómo definamos lejía. Si la definición es “sustancia química altamente oxidante, basada en el hipoclorito de sodio”, pues no es exactamente eso. Si la definición es “sustancia química altamente oxidante, basada en el cloro” entonces el MMS, el CDS, el dióxido de cloro son exactamente eso, lejías.
La RAE define “lejía” como Solución de sales alcalinas en agua, que se utiliza en limpieza como desinfectante y blanqueador doméstico. Por lo tanto el MMS, el dióxido de cloro y el CDS son lejías.
El Ministerio de Relaciones con las Cortes dice que la lejía es la de hipoclorito de sodio alcalino (¿qué hipoclorito no será alcalino?).
Pero lo relevante no es si bajo determinada legislación es correcto llamarlo o no lejía: ¡lo importante son sus efectos! Y ahí, hipoclorito y clorito de sodio son semejantes.
Mira por ejemplo las fichas, muy compactas, que da el ChemHAT (Chemical Hazards and Alternatives Toolbox) para el hipoclorito de sodio y para el clorito de sodio.
Las fichas parecen sugerir que el clorito de sodio es incluso más chungo que “la lejia” definida por el BOE.
Así que lo que usted prefiera o son lejías o son semejantes a la lejía.
2.- Yo, mi madre, mi primo, el primo de mi primo… tomaron MMS y se curaron de ….. (cáncer, autismo, gripe, coronavirus, malaria, calvicie…)
Es lo que se conoce como amimefuncionismo,  una estrategia de propaganda que tiene como propósito introducir de un modo antinatural en el mercado medidas y productos placebo cuya eficacia o efectividad no ha sido probada. El amimefuncionismo se basa en principios opuestos a la evidencia y rigor científicos, para poder explotar las vulnerabilidades emocionales de la salud individual y colectiva. Dichos principios son:
  • Si no puedes demostrar que funciona, niega el método científico (probar hipótesis mediante experimentación) y fomenta la fe irracional.
  • Aplica el placebo las veces que sea necesario hasta que en un caso, por pura casualidad estadística, funcione. En ese momento, haz uso de la generalización y la exageración para publicitar dicho caso aislado.
  • Utiliza la falacia y la manipulación como eslogan, tratando de extraer dobles sentidos a afirmaciones vacías de grandes organizaciones: Afirmar que haya gente que use un placebo no quiere decir que el placebo funcione, pero si ponemos dicha afirmación irrelevante en boca de la Organización Mundial de la Salud, lo mismo cuela.
3.- La Cruz Roja demostró la eficacia del MMS contra la malaria en Uganda pero le han obligado a ocultar ese descubrimiento.
Falso. Está muy bien contado aquí:
4.- El dióxido de cloro se usa en las transfusiones sanguíneas para eliminar patógenos y microbios de la sangre que está contaminada
Falso. Tras consultar a hematólogos de prestigio a quien quiero agradecer su respuesta me dicen lo siguiente:
«Bajo mi experiencia en hemoterapia (4 años), jamás he oído hablar del dióxido de cloro en la transfusión.
A todos los donantes, por ley, se les hacen serologías VHB, VHC, sífilis y VIH, y algunas otras dependiendo de la zona de procedencia. Si algún resultado es positivo, se informa al donante y se elimina la sangre. Por supuesto, antes de la donación, se lleva a cabo una entrevista acerca de los antecedentes personales y enfermedades, para descartar entre otras, una infección previa que pudiera comprometer la donación.
Si se puede proceder a la donación, a la sangre donada se le añaden soluciones anticoagulantes y con solución conservante para garantizar la viabilidad celular. Actualmente la sangre total donada, se procesa y divide en concentrados de hematíes (que se conservan en SAG-Manitol), plaquetas  y plasma. Plaquetas y plasma, sufren un proceso de inactivación de patógenos, bien con amotosaleno, riboflavina o azul de metileno, pero no he encontrado nada acerca del uso del dióxido de cloro.  El plasma puede ser “no inactivado, cuarentado” y entonces se cuarentena hasta su uso (no puede utilizarse hasta que el donante vuelva a donar, y se repitan las serologías con resultado negativo).
En los Servicios de Transfusión de los hospitales  antes de transfundir cualquiera de los componentes sanguíneos, no se lleva a cabo ningún proceso de eliminación de patógenos ni semejante.»
5. La prueba de que el MMS es un medicamento útil es que ha sido reconocido como medicamento huérfano para la esclerosis lateral amiotrófica.
Falso. La declaración como “medicamento huérfano” no implica ni aprobación, ni dice nada sobre su seguridad y eficacia. Muy bien contado en estos enlaces.
Registros oficiales del ensayo clínico del NIH:
6. Los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos están haciendo un estudio sobre el clorito de sodio.
Falso.
Los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) tienen una página web (Clinicaltrials.gov) donde se registran los ensayos clínicos que quieren aparecer ahí. Los NIH dejan claro que no lo hacen ni ellos ni apoyan esas investigaciones ni las supervisan. En realidad lo que se presenta es un estudio planteado por el médico colombiano Eduardo Insignares Carrione, especialista en medicina bioenergética del Hospital de Cundinamarca, con solo 20 pacientes. Piden voluntarios. Ni siquiera está claro que este estudio se vaya a hacer.
7. Patentes
Hay patentes para el uso de estas lejías (MMS, dióxido de cloro y clorito de sodio) e para distintas enfermedades: asma, rinitis, dermatitis atópica, esclerosis múltiple, enfermedad de Alzheimer).
Una patente es un documento que protege el derecho a explotar en exclusiva una invención. No indica nada sobre la eficacia del método patentado, sobre su utilidad, sobre su aplicabilidad, sobre su seguridad, sobre su eficacia.
Es famoso el ejemplo de una camilla rotatoria para partos que permitía que los niños salieran más rápido por la fuerza centrífuga.
8. No hay ningún caso en el que el MMS haya sido mortal.
Falso.
The Sydney Morning Herald
Gibson J (2010) Death in Paradise
Silvia Fink toma MMS como preventivo de la malaria y muere doce horas después.
9.- Información sobre Josep Pamiès.
 Josep Pamiès aconseja el uso del MMS o el clorito de sodio contra algunas enfermedades. En ese vídeo dice que existe un hospital, del que no “puede decir el nombre”, que lo está probando inyectándolo en vena.
https://www.eldiario.es/catalunya/Josep-Pamies-sancionado-pseudoterapias-coronavirus_0_1016648635.html
https://www.elperiodico.com/es/ciencia/20181026/600000-multa-sancion-generalitat-pamies-dulce-revolucion-7111204
https://www.redaccionmedica.com/virico/noticias/la-hipocresia-en-el-mensaje-de-pamies-tras-su-infarto-que-cabrea-en-redes-6350
10.- El MMS es eficaz contra el coronavirus
Falso.
https://maldita.es/malditaciencia/2020/02/28/remedios-falsos-pseudociencias-coronavirus-mms-homeopatia/

Supuestas evidencias:
Young RO (2016) Chlorine Dioxide (CLO2 ) As a Non-Toxic Antimicrobial Agent for Virus, Bacteria and Yeast (Candida Albicans). Int J Vaccines Vaccin 2(6): 00052. DOI: 10.15406/ijvv.2016.02.00052
La revista International Journal of Vaccines and Vaccination está publicada por MedCrave una editorial incluida en la lista de Editoriales Predadoras de Beall, una listada usada por investigadores y bibliotecarios de todo el mundo para identificar revistas como esta que no tienen calidad y no son fiables, pues publican lo que sea a cambio de dinero (revistas predadoras).

 


https://jralonso.es/2020/04/21/informacion-util-sobre-el-mms-y-el-dioxido-de-cloro/#more-325227 

El MMS es una disolución de clorito de sodio que al reaccionar con un ácido da dióxido de cloro… El CDS es también dióxido de cloro a otra concentración.

 Algunos individuos venden a las familias de personas con autismo un tratamiento llamado MMS. Son las siglas de «Miracle Mineral Solution» o «Miracle Mineral Supplement»; es decir, una solución «milagrosa» de minerales, o un suplemento igualmente «milagroso» también de minerales. Lo de prometer milagros es algo que no hacen ya ni en Lourdes. En realidad, el MMS es una potente sustancia química que se transforma en lejía industrial cuando se mezcla con un ácido según las instrucciones del paquete. Si no se hace este tratamiento previo, los ácidos del estómago harán el mismo efecto. Es una sustancia tóxica y peligrosa.

El MMS se vende por diferentes canales, pero sobre todo por internet y su uso es frecuente en América Latina. En otras partes del mundo como Europa, Australia, Canadá o los Estados Unidos, la peligrosidad del MMS ha sido ampliamente denunciada y en distintos países, incluido España, ha sido prohibido. Eso no evita que algunos curanderos peligrosos como Josep Pamiès lo patrocinen y lo difundan. Según los expertos de la FDA (Food and Drug Administration), la agencia que controla y verifica los alimentos y los medicamentos en Estados Unidos, el MMS es una sustancia peligrosa y recomienda detener el consumo de este producto inmediatamente.
El MMS es una solución al 28 % de clorito sódico en agua destilada. Hay también una versión más diluida denominada solución de dióxido de cloro o CDS en sus siglas en inglés. No hay que confundir el clorito sódico, que es el MMS, con el cloruro sódico, que es la sal común. MMS 
Los vendedores dicen que el producto debe mezclarse con un ácido, como por ejemplo el ácido cítrico que contiene el jugo de limón, antes de beberlo. Al mezclar la solución de clorito con el ácido se produce dióxido de cloro (ClO2). Esta sustancia química es una lejía muy utilizada en la industria: se usa para blanquear la pasta de papel, para blanquear fibras textiles y para desinfectar. Es una de las lejías industriales más utilizadas en el mundo por su bajo precio y su acción radical. Al ser una sustancia tóxica hay límites muy definidos para cualquier persona que la tenga que manejar en su trabajo con lo que resulta aún más sorprendente que haya quien proponga bebérselo y aun más aterrador, que algunas personas se lo beban o se lo den a beber a sus hijos o se lo pongan como enemas.
Beber la cantidad indicada por los vendedores en las etiquetas del MMS puede causar náuseas, vómitos, dolores de estómago, diarrea, irritación en los ojos, fallo renal, hemolisis, problemas respiratorios o síntomas de una deshidratación grave que puede llevar a una hipotensión mortal. Cuando las personas que han comprado el MMS mencionan con una preocupación lógica estos síntomas a las personas que les han vendido el producto, la respuesta es alucinante: para ellos esas señales de daño corporal son, en realidad, «la prueba de que el MMS está funcionando». No proporcionan ninguna evidencia de que sea así porque simplemente no es verdad. Naren Gunja, director del Centro de Información sobre Envenenamientos de Nueva Gales del Sur (Australia) indicó que usar este producto es «algo parecido a beber lejía concentrada».
En el siguiente enlace tienes el dictamen de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios
NI_MUH_Ilegales_05-2010
Los desaprensivos que venden este tóxico utilizan como evidencias datos inventados, opiniones de su cuñado, videos de youtube sin ningún control de veracidad y ataques a la comunidad científica, que al parecer somos todos unos esbirros a sueldo de la industria farmacéutica. Nada raro, siempre hacen y dicen lo mismo los que temen que les desmontes el chiringuito.
Es verdad que el MMS es tóxico para las células cancerígenas pero lo es igualmente para las células sanas. Es como si para tratarnos el cáncer nos tirásemos a una hoguera, mataríamos a las células tumorales pero también a todas las demás. No hay ninguna enfermedad para la que el dióxido de cloro sea de utilidad.
Otro argumento que se utiliza es que no puede ser malo si se utiliza para potabilizar el agua, lo que es cierto, se usa para sanear torres de refrigeración y en depuradoras. Lo que no nos dicen es que se usa para potabilizar precisamente por su capacidad de destruir y matar. Si hervimos el agua también eliminamos los microorganismos pero nadie recomienda que bebamos agua hirviendo. En realidad, si el agua potable contiene más de 0,8 mg/L de dióxido de cloro deja de ser considerada apta para el consumo. La cantidad recomendada en el etiquetado del MMS es 200 veces superior a la ingesta diaria máxima.
El MMS no solo se vende como un supuesto tratamiento para el autismo sino que sus vendedores, a veces a escondidas, dicen también que tiene resultados milagrosos contra el SIDA, el cáncer, la malaria, el herpes, el asma, la diabetes, la hepatitis, los catarros y el acné. No hay ni un solo estudio científico que apoye emplear MMS para estas enfermedades ni para ninguna otra. Sería rarísimo que una misma molécula fuese eficaz contra cosas tan distintas, con distintos agentes causales y actuando en distintas partes del cuerpo. El único «milagro» aquí es cómo se llenan el bolsillo algunas personas a partir de la ignorancia, la desesperación y la esperanza de otras. En realidad, el dióxido de cloro es una sustancia muy barata pero los que lo venden como MMS multiplican su precio por varios cientos. Ellos sí que hacen el milagro, el de multiplicar sus cuentas bancarias, el de desplumar a los incautos. La industria farmacéutica tiene unos estándares de calidad y debe demostrar que un medicamento es seguro y eficaz. Los vendedores de MMS solo hablan de su supuesta experiencia, aunque no tengan ninguna formación ni hayan hecho ningún estudio ni hayan realizado ningún control.
Cuando usted vea que el MMS no hace nada, que su hijo sigue teniendo autismo o el cáncer ha avanzado por abandonar las terapias eficaces, ¿qué hará? Es posible que se vuelva hacia quien le vendió el clorito pero no responderá o si lo hace es posible que le diga que tiene que seguir más tiempo, que cada paciente responde de forma distinta, que no debe escuchar a la familia que ellos están sanos y no entienden, o lo más indignante, que usted necesita una actitud de gratitud y claro en vez de eso, dice que no funciona y que le han timado, así no va por buen camino.
Jim-productosEl inicio del MMS fue un libro publicado por Jim Humble en 2006, The Miracle Mineral Solution of the 21st Century. Humble afirmaba que había sido enviado desde la galaxia Andromeda para salvar a la humanidad con su solución milagrosa. Fundó una iglesia, la Genesis II Church of Health and Healing de la que te puedes hacer socio por el módico precio de 35 $ lo que te da derecho a no creer en las vacunas, en los rayos X y en distintos tratamientos médicos que esta secta considera dañinos para la gente. El único resultado palpable es que este «profeta» del MMS ahora pone en su tarjeta de visita obispo Jim Humble, lo que no creo que le libre de las demandas que recibirá de sus clientes engañados. En los años siguientes fueron surgiendo casos de personas con daño orgánico por el consumo de MMS, algunas de las cuales murieron poco después. Dough Nash indicó a la cadena ABC que su esposa lo tomó una única vez y doce horas después falleció. Canadá prohibió el MMS después de que una persona tuviera que ser hospitalizada tras consumirlo llegando a urgencias en una situación crítica. Distintos países europeos y la Asociación Europea de Centros de Toxicología y Toxicología Clínica también han emitido una alerta sobre su uso. Según la Agencia norteamericana de Protección Ambiental, la exposición crónica a pequeñas dosis de dióxido de cloro genera un deterioro en el sistema reproductivo y daños en el desarrollo neurológico.
La oficina del Fiscal General del estado de Washington presentó una demanda contra una pareja australiana que vendía MMS en la zona de Seattle, contando con la colaboración de la Australian Competition and Consumer Commision, una agencia de defensa de los consumidores. En el juicio, el juez describió a los acusados como curanderos y encontró que las afirmaciones de las páginas web eran «falsas, equívocas o engañosas». No ha sido el único caso, Andreas Kalcker fue detenido en España por vender la solución como medicamento, violando las leyes españolas de protección de la salud pública. Este señor, que se autodenomina doctor con un título falso comprado en internet, sigue engatusando gente diciendo que cura el autismo, algo de lo que no presenta ninguna prueba fiable y es una mentira trágica. La FDA indicó que seguiría sus investigaciones haciendo uso de la legislación civil y la penal para proteger a la sociedad de quien pone su salud en riesgo y se aprovecha de ellos. En conclusión, nadie debería usar MMS y las personas que lo venden deberían responder ante la justicia de sus mentiras -no hace lo que dicen que hace-, sus estafas -consiguen dinero con información falsa- y su daño a la salud.

Para leer más:

 

https://jralonso.es/2016/07/17/mms/



José Ramon Alonso es catedrático de Biología Celular, profesor de la Universidad de Salamanca e investigador en el Instituto de Neurociencias de Castilla y León. Uno de sus ámbitos de conocimiento es el autismo, un trastorno que conoce bien y que le ha llevado en los últimos años a indagar sobre el MMS, una sustancia que se vende como milagrosa y curativa para este trastorno pero que es en realidad un producto sin ningún aval científico y que puede resultar dañino. En su blog Neurociencia ha dedicado más de un artículo a desmontar los argumentos de quienes difunden esta pseudoterapia

Qué es exactamente el MMS? 
Son las siglas en inglés de Suplemento Mineral Milagroso, un producto comercial, que se vende sobre todo por internet. Es una disolución de clorito de sodio que al mezclarse con un ácido, que puede ser un cítrico, genera un gas que es el dióxido de cloro. Es un producto tóxico y nocivo, aunque quienes lo difunden digan que lo cura todo, desde el cáncer a la malaria, el autismo y ahora el coronavirus. 
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos considera el MMS directamente lejía. ¿Lo es? 
La lejía comercial, la que compramos en el supermercado, es hipoclorito de sodio y el MMS es clorito de sodio. No es la misma molécula pero es muy parecida. Pero sí, encaja en la definición de lejía en cuanto a sustancia de efecto oxidante basada en el cloro. En este caso, se usa normalmente como blanqueador y desinfectante. Parece que le queramos dar al MMS una connotación como que se está usando como remedio algo que es para fregar el suelo, pero es que la definición encaja. 
¿Qué efectos puede ocasionar a quien lo consume?
Esto es un producto tóxico que puede provocar náuseas, diarreas, vómitos... Así lo declara la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), que prohibió su comercialización en 2010, o la Agencia Europea de Medicamentos (AEM), la australiana, la FDA americana... Pero es que además estas pseudoterapias tienen el peligro de que la gente muchas veces acaba dejando el medicamento que es realmente eficaz para usar este que le han prometido que es mucho más cómodo. 
Siempre que se habla del MMS en artículos y publicaciones aparecen comentarios de lectores que dicen haberlo usado ellos y otros familiares y que les ha funcionado. O que cuando menos no les ha resultado tóxico. 
Depende del tiempo que pase desde su preparación o de si lo diluyes mucho, el daño puede ser menor. Pero luego hay los testimonios que ellos no cuentan, de padres con hijos con autismo que han acabado expulsando el epitelio intestinal, destrozados por dentro, después de tomar el MMS. La cuestión aquí es que tenemos un sistema que ha demostrado su eficacia aunque funcione a base de errores. No se puede vender un supuesto medicamento sin demostrar que es seguro y eficaz. Y este no lo es. Igual que no se puede ir diciendo que cura todas las enfermedades.
¿De donde sale la fórmula y por qué tiene tanto predicamento dentro de algunos ámbitos de las terapias naturales y alternativas?
Parece que el inventor fue Jim Humble, un señor que en algunas de sus declaraciones dice que viene de la Galaxia de Andrómeda, y que creó una iglesia que ahora es conocida como la Iglesia de la Lejía. Tiene mucho predicamento en primer lugar porque puede ser un grandísimo negocio: lo venden por 30 euros pero su coste es baratísimo, con lo que multiplican los beneficios. En segundo lugar, lo es porque la ciencia, que es quien aporta siempre las soluciones, es lenta. A mis alumnos les pongo siempre el ejemplo de Fleming, que vio que la penicilina podía ser eficaz contra algunas bacterias en 1928 y se trató al primer paciente en 1941. Momentos como el que vivimos nos llevan a veces a creer en milagros. Y un tercer factor es que hay países, como en América Latina, donde muchos medicamentos están fuera del poder adquisitivo de la población, que acaba por convencerse de que esto es útil. Pero igual que beber agua del mar, no sirve para nada. 
¿Un cuarto factor puede ser que, al venderse como solución de enfermedades muy graves, algunos pacientes se agarren a ello porque piensan que no hay nada que perder?
Esto ocurre con el autismo, que es un ámbito que me interesa mucho. Porque para el autismo no hay cura y sin embargo te ofrecen este milagro igual que lo ofrecen incluso a veces para curar el Síndrome de Down. Para que veas hasta donde llega su desvergüenza. Conozco a una persona que fue a hacer un tratamiento para su hijo con células madre, algo que no está avalado por ningún ensayo clínico. Le costaba 8.000 euros. Cuando le dije que yo investigo esto y que no hay evidencia científica de nada me dijo que ya lo sabía, pero que era el único hijo que tenía. Me parece cruel que haya quien juegue con el amor, la esperanza y la desesperación de la gente.
Uno de los argumentos de sus defensores, cuando se les dice que no hay ningún ensayo clínico ni nada parecido que avale este remedio, es que no hay interés en investigarlo porque es tan barato que arruinaría a las farmacéuticas.
Aquí hay un claro uso del sesgo contra la autoridad. Apelan a la desconfianza de la gente en el gobierno, en las agencias estatales y a las farmacéuticas. La industria farmacéutica en general se dedica a la salud. No es que sean santos, tampoco es su obligación, pero sí tienen mecanismos de control. ¿Que hay fármacos muy caros? Esto es un problema real, también porque muchos suponen un gasto brutal en investigación, controles y ensayos clínicos. 
El problema es que para investigar un medicamento, sobre todo con seres humanos o animales, has de pedir la aprobación de comités éticos y científicos. Y si tanto piden que se investigue el MMS, ¡que lo hagan ellos! Los científicos se dedican a investigar aquello que creen que aportará algo a la ciencia, no lo que no tiene fundamento alguno. Es que para la comunidad científica esto es una ridiculez. 
Lo que más me asombra es que hay gente que lleva años investigando una sola enfermedad. Un compañero mío, el decano de la facultad, hace 30 años que trabaja con la malaria. ¿Alguien cree que no lo dejaría todo para ponerse como un loco a investigar algo que parece una solución? ¡Ojalá las cosas fuesen como ellos dicen! ¿Alguien cree que si un médico lo probase y le funcionase lo haría a escondidas en vez de salir a pedir el Premio Nobel? 
¿Cree que las denuncias por delito contra la Salud Pública, como ha ocurrido con Josep Pàmies, y los expedientes para impedir sus charlas son la mejor forma de combatir estas pseudociencias?
Yo no soy jurista, pero me alegro de que los colegios de médicos emprendan estas acciones porque es intrusismo profesional y puede que un delito. En cuanto a las charlas, la clave es que en internet pueden colgar cualquier tipo de falacia de forma gratuita con un impacto generalizado. Es muy difícil limitarlo. En este sentido necesitamos actuaciones más contundentes de las autoridades.
Existe ahora el debate de si cuando Donald Trump pidió investigar el uso de desinfectante para pacientes con coronavirus se refería al MMS. 
Desde luego que es muy parecido. 
¿Qué le parece que personalidades con tanto impacto mediático ayuden a difundir estas pseudoterapias?
Al menos un centenar de personas tuvieron que ser hospitalizadas por haber ingerido desinfectante. Es algo tan evidente que parece mentira que tengamos que seguir explicándolo. 
La última prueba a la que recurren los vendedores de MMS es que se está investigando ya su uso contra el coronavirus en ensayo recogido en ClinicalTrials. ¿Cómo lo ve? 
Dicen que es el gobierno norteamericano quien lo investiga y no es cierto. En ClinicalTrials ya dejan claro que no respaldan estos estudios, que no los justifican ni los defienden. Simplemente se anota que hay este estudio en marcha. Pero es que es un estudio que va a usar solamente 20 pacientes, tal como indican ellos mismos, y aún así dudo que los encuentren. Además, no hay grupo de control. Dudo que los resultados valgan para algo más que aumentar la ceremonia de la confusión


https://www.eldiario.es/catalunya/Jose-Ramon-Alonso-neurobiologo_0_1021898269.html

¿Por qué el MMS no puede curar la COVID–19?

...ni la malaria, ni el autismo, ni el cáncer, ni... y, en cambio, puede perjudicar irreversiblemente nuestra salud.

La crisis pandémica mundial, originada por la enfermedad COVID–19 y causada por el virus SARS–CoV–2, está aflorando lo mejor de nuestra condición humana. Nunca la sociedad había mostrado tal nivel de coordinación y sacrificio para paliar —en la medida de lo posible, con infraestructuras desbordadas y personas arriesgando constantemente su integridad física— los efectos de la epidemia, tan injusta sobretodo con nuestros mayores.

El comportamiento heroico del personal sanitario, de las fuerzas de seguridad, de los trabajadores de la alimentación y de los demás sectores esenciales, es digno de tal elogio que las palabras resultan insuficientes. No menos relevante es el confinamiento que todos hemos asumido con el mejor ánimo. Es mi convencimiento que, una vez superada la crisis, veremos este sacrificio como algo que exageradamente valió la pena.

Esta población, que ha demostrado tal nivel de sensibilidad con los más débiles, está luchando lo indecible, mientras que, a la vez, se enfrenta a sus propios temores, ya sea el miedo al contagio, el sufrimiento de los más allegados, la incertidumbre económica... Es por ello por lo que cualquier esfuerzo para mitigar estos miedos, al menos en parte, es más que obligatorio. De ahí a que me atreva a escribiros este artículo.

La llegada de las fake news

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En estos días de contacto exclusivamente telemático, unos cuantos parientes y amistades me han hecho llegar los vídeos de Andreas Kalcker y de Josep Pàmies, donde se recomienda el uso del MMS, la "Miracle Mineral Solution", para curar la COVID–19, además de muchísimas otras enfermedades muy graves. Por cierto, me desconcierta que Kalcker acuse, en su vídeo,  de "rapidez" a la comunidad científica para caracterizar el genoma del coronavirus, y en cambio no sea pronto para que el MMS pueda ser un tratamiento eficaz y sin efectos secundarios.

Aquellos que me han contactado son personas allegadas. Gracias a ello, un mensaje de tranquilidad, y recomendación de ignorar las noticias circulantes, es más que suficiente. La confianza de la proximidad, amistad y parentesco permite no tener que entrar en detalles sobre el tema, y no requiere tener que justificar, de forma convincente desde un punto científico, por qué no es posible que funcionen como medicamentos, sino que, además, son potencialmente peligrosos.

Pero estas explicaciones deben salir a la luz, puesto que los argumentos basados en la evidencia científica deben diseminarse en un lenguaje más adaptado al ciudadano medio. Os explico entonces por qué el comportamiento químico de las sustancias de las que hablamos, no encaja con lo que los proponentes del MMS afirman.

¿Que és el MMS?

Se trata de una mezcla de dos compuestos: las sustancias denominadas clorito sódico y ácido cítrico, que se pueden suministrar juntos o por separado. La primera es un sólido granuloso blanquecino, mientras que el segundo es un ácido débil muy presente en ciertos alimentos.

La preparación de la mezcla se realiza disolviéndola en agua, y en este formato se suministra. Se trata entonces de un preparado denominado "clorito sódico acidificado", también conocido mediante las siglas de su nombre en lengua inglesa, ASC.

El clorito sódico, un sólido blanquecino, que disuelto en agua y ácido cítrico, constituye el preparado conocido como "clorito sódico acidificado", o ASC.  Esta preparación modifica su composición, puesto que la acidez provoca que se forme ácido cloroso y dióxido de cloro, primero, y más clorito y cloruro sódico, después.
El clorito sódico, un sólido blanquecino, que disuelto en agua y ácido cítrico, constituye el preparado conocido como "clorito sódico acidificado", o ASC.  Esta preparación modifica su composición, puesto que la acidez provoca que se forme ácido cloroso y dióxido de cloro, primero, y más clorito y cloruro sódico, después.

El ASC se comporta como un potente descontaminante, ya sea en el tratamiento de superficies duras que han estado en contacto con alimentos, o bien para lavar y aclarar los propios alimentos, principalmente carnes rojas, carnes de ave, pescado, frutas o vegetales. La disolución ASC no se mantiene demasiado tiempo activa, por lo que cuando se usa adecuadamente, no deja ningún tipo de residuo.

Quizás algún lector sabrá que el clorito sódico está relacionado con la lejía, el desinfectante por excelencia en nuestros hogares, de olor no muy placentero, pero tranquilizante.

Es cierto. El componente activo de la lejía es el hipoclorito sódico, nombre ciertamente parecido al clorito sódico. Más parecidas son sus fórmulas químicas, NaClO para el primero, NaClO2 para el segundo, es decir, un átomo de oxígeno más. De ahí que el clorito sea más oxidante que el hipoclorito.

Este mayor poder oxidante provoca que los mecanismos de acción biocida, aunque parecidos, muestren diferencias, y de ahí que no deban confundirse las dos sustancias. Una descripción más detallada del mecanismo de acción del hipoclorito la podéis encontrar aquí.

Entremos más en detalle. Cuando se prepara la mezcla ASC, la substancia original se transforma dentro de la propia disolución en otras substancias:

  • En primer lugar, una parte de clorito sódico, entre un 5 y un 35 %, se transforma en ácido cloroso, en mayor proporción cuanto más ácido cítrico contenga la mezcla.
  • El ácido cloroso, a su vez, produce dióxido de cloro,
  • que también evoluciona para acabar produciendo más clorito sódico y,
  • finalmente, cloruro sódico.

Esta evolución, este cambio químico, causa que la ASC se nombre de diferentes formas, pero el efecto es el mismo.

De hecho, uno de los componentes que más se utiliza para identificarlo, el dióxido de cloro, compuesto de fórmula química ClO2, es un gas cuando se prepara en estado puro y uno de los biocidas más potentes. En concreto, se muestra efectivo contra todos los microbios, desde los más benignos hasta los clasificados como amenaza bioterrorista de categoría A, como el responsable del carbunco.

¿Cómo actúa el clorito sódico?

El poder germicida del clorito sódico, al igual que el dióxido de cloro, se basa, como os acabo de mencionar, en su carácter fuertemente oxidante. Este término es la enrevesada forma que los químicos nos inventamos, históricamente, para indicar que la sustancia es capaz de arrancar electrones, de muchas de las moléculas con las que se encuentra.

Sé que lo que acabo de decir no es muy útil, y se entiende aún menos. Baste entender, entonces, que el clorito sódico modifica irreversiblemente cualquier sustancia que, en los seres vivos, posea átomos de nitrógeno o azufre en su interior.  Y estos elementos se encuentran en prácticamente todos los componentes celulares.

La transformación química que provoca es de tal magnitud, que la función original de las proteínas, de los lípidos, o de los ácidos nucléicos, se pierde irremediablemente. Esta situación se da en la totalidad de los microbios, tanto benignos como dañinos, pero, atención, se da también en todas las células del ser humano.

Otros desinfectantes conocidos actúan de modo diferente. Por ejemplo, es sabido que el alcohol es un germicida también, aunque no tan potente como el ASC. ¿Cómo actúa, entonces? Literalmente, disolviendo los ácidos grasos que suelen estar presentes en las paredes exteriores de los virus. Otros agentes antivíricos, menos conocidos, son las denominadas sales cuaternarias. Estas actúan desnaturalizando algunas proteínas de los virus, en concreto las que les permiten introducirse dentro de las células.  El jabón, en general, no ataca los virus, a no ser que contenga una base alcohólica. Eso sí, los limpia, entre un 90 y un 99 %, por efecto detergente, al lavarnos las manos. Por supuesto hay más desinfectantes, pero nos desviaríamos de nuestro objetivo si los describimos aquí.

Atención al punto que os comento ahora. Acabo de afirmar, con otras palabras, que los mecanismos de acción descritos no son específicos. Es decir, actúan contra toda la materia orgánica que participa en los procesos vitales, ya sean microbios, los agentes invasores, como las células de nuestro cuerpo, los agentes invadidos. Por este motivo, estas sustancias biocidas se deben utilizar fuera del alcance de nuestro organismo.

¿Qué ocurre si ingerimos MMS?

El comportamiento biocida que acabamos de describir muestra todos los elementos de un veneno, y para nada de un medicamento. Destruye la función de muchos componentes celulares o de las proteínas víricas, sin ningún tipo de especificidad.

Los medicamentos, en cambio, son sustancias inocuas para la mayor parte del organismo, puesto que su acción es específica contra un grupo muy reducido de proteínas, principalmente enzimas, que en ningún caso las desnaturaliza, sino que temporalmente bloquea su acción metabólica. Formas habituales de acción son o bien taponando el acceso al centro activo del enzima, o modificando alguno de sus aminoácidos de ese centro.

La ingestión del MMS debe tratarse entonces como una intoxicación. En este sentido, la acción del clorito sódico se ha mostrado parecida a otra substancia de la familia, el clorato sódico, compuesto de fórmula química NaClO3. En concentraciones muy pequeñas, el cuerpo humano resiste el ataque químico, pero a partir de un gramo por litro de la sustancia, se sufren nauseas y vómitos. Incrementando la concentración, se produce fallo renal, fallo celular, sobretodo en las células del torrente sanguíneo, y a partir de 15 gramos por litro, la concentración es letal.  En la sangre se produce metahemoglobinemia, una degradación de la hemoglobina debido a la oxidación del hierro que contiene.  Se manifiesta como dificultad en la respiración y cianosis, coloración morada-azul subcutánea.

Por otro lado, el denominado CDS, dióxido de cloro puro, és todavía más peligroso, pues la concentración letal se puede inhalar inadvertidamente, al tratarse de un gas.  Experimentos con modelos animales han mostrado que dosis de 0.1 mg/kg/dia, es decir, una décima de miligramo, por kilo de peso y dia, suministradas de forma continuada, provocan una disminución en el recuento de glóbulos rojos, al cabo de nueve meses.  Es éste un dato que puede parecer poco relevante, pero es un toque de atención para aquellos que consumen MMS como medida profiláctica.  A dosis mayores, los daños aumentan.  Por otro lado, las agencias de Salud Pública han establecido una concentración máxima de 0.8 mg/m3 del dióxido de cloro gas, en el ambiente, que es pertinente sobretodo en los entornos laborales de industrias relacionadas con la fabricación y uso de dióxido de cloro.

Los límites legales establecidos por las agencias de Salud Pública, una vez han revisado centenares de estudios toxicológicos (aquí tenéis unas cuantas referencias bibliográficas), para la cantidad máxima ingerida se encuentran, por los motivos anteriores, en unos seguros 1 miligramo por litro. ¿Qué ocurre entonces si ingerimos estas concentraciones tan bajas? Nada.

Mejor dicho, un ataque a las paredes de las células que la solución baña en su recorrido, y la desactivación del MMS, que en ningún caso irá más allá del estómago. Tanto el ion clorito, la fracción realmente oxidante del clorito de sodio, como el dióxido de cloro se desactivan al realizar el ataque a toda materia orgánica que se encuentran en su recorrido a través del esófago y estómago. Podrán entonces atacar bacterias y otros patógenos que se encuentren ahí, incluidos todos aquellos microorganismos que necesitamos, pues su función es necesaria. Pero atacarán también las mucosas, principalmente proteínas, que protegen las paredes de los órganos, y continuarán hacia las células, degradando ràpidamente su membrana celular.

El resultado del ataque es que los componentes activos del preparado ASC original se transforman en especies inocuas, sobre todo como ion cloruro, que se mezcla con más iones cloruro aportados por el ácido clorhídrico del estómago y ahí termina su recorrido como agente oxidante. Por tanto, ni puede llegar en concentraciones apreciables al torrente sanguíneo ni mucho menos al hígado, por ejemplo. Ese es, en cambio, el recorrido de los medicamentos como tales, puesto que, como decía, son inertes para el organismo hasta que se encuentran con las enzimas que realmente pueden desactivar.

Por suerte, la dosis hace al veneno y el cuerpo repara el daño causado, a esas concentraciones más bajas. De ahí que su ingestión pueda hacer creer, por efecto placebo, que es efectivo. Pero tomarlo es jugar con fuego, sobretodo en aquellos pacientes con otras dolencias, puesto que el estrés oxidativo al que se somete el cuerpo es muy importante.

El tema subyacente es que los desinfectantes no sirven como medicamentos, como ya investigaron los pioneros Kraube, Lister o Snow, y tantos otros científicos, desde finales del siglo XIX.  Por ello, del mismo modo que el agua "clorada" que nos llega de la red doméstica no nos sirve como medicamento dentro de nuestro cuerpo, o que las bebidas alcohólicas no actúan como antivirales, lo mismo sucede con cualquier otro desinfectante.  Debe resaltarse que el enjuague bucal "Listerine", una solución alcohólica, funcionaba tan bien que se llegó a prescribir, precisamente, para tratar infecciones virales, a mediados del siglo XX, hasta que las autoridades sanitarias prohibieron su prescripción, por ausencia de efecto.

Si el ClO2 se diluye, para bajar la concentración, menos actúa y antes se desactiva.  Y si la aumentamos, nos acercamos peligrosamente a las dosis tóxicas.  Es éste un cuerpo de conocimiento totalmente consolidado, que justifica porqué no se atienden las insistentes peticiones de los partidarios del MMS.  

Por otro lado, por extraño que parezca, las frecuentes declaraciones del "a mi me funciona", no son prueba de nada, o en todo caso del ya mencionado efecto placebo.  La razón es que, del mismo modo que ocurre con muchas infecciones —no con todas, cuidado—, el sistema inmunológico es capaz de luchar y vencer al agente vírico invasor, por sí mismo y sin medicación.

Por tanto, no se puede afirmar que un tratamiento funciona, si ya nos curamos sin tomar nada, que por suerte es lo que ocurre con el 98–99%, aproximadamente, de los infectados por el SARS–CoV–2.  La única forma de conocer la efectividad es con el método científico, probándola con grupos de control, y demostrar que su efecto es superior a la capacidad natural del organismo de recuperarse y al efecto placebo.

Otra cuestión de seguridad. El clorito sódico sólido, es decir, antes de disolverse en agua, puede resultar explosivo si no se manipula con cuidado. Si se golpea bruscamente, sobre una base grasienta, explota de forma bastante violenta. También puede incendiarse si se frota en presencia de azufre o fósforo.

¿Cómo es posible que se comercialice el MMS?

Su comercialización, como medicamento o como preparado listo para consumirse, no es legal, al menos en Estados Unidos y en Europa. Por este motivo, Pàmies ha sido multado por tercera vez por la justicia española, con 600.000 €. El agricultor ha recurrido la sentencia, pero en ningún caso se ha archivado, por mucho que él lo afirme públicamente. En otros países han ocurrido casos parecidos. Por ejemplo, diversos vendedores del MMS han sido encarcelados y/o multados en Estados Unidos, ya hace más de diez años, y el mismo destino tuvieron L. R. Vasallo y A. D. Smith, conocidos promotores del uso de la sustancia en Australia, en 2009.

Incluso circula por las redes que el MMS se usa para el tratamiento de la esclerosis lateral amiotrófica, ELA. La cuestión es que se llegó a solicitar, a la Agencia Europea del Medicamento, su admisión. Pero los estudios en fase clínica fracasaron y fueron abandonados. Podéis consultar los estudios aquí y aquí. También se han propuesto diversas patentes para el uso del MMS, pero o son sólo ideas que no se materializan, o bién son patentes de desinfección, un comportamiento conocido y autorizado adecuadamente, pero tan peligroso, si se extrapola, que imposibilita justificar su ingestión.

Una de las amistades que me ha contactado estos días se preguntaba agriamente: "¿Cómo puede ser que esta gente [refiriéndose a los autores de los vídeos] intente sacar beneficio mintiendo de esta forma, se aprovechen de los temores y jueguen con el bienestar de los ciudadanos de a pie?" Por la misma y triste razón por la que los vendedores de productos milagrosos han existido siempre, y nos han engañado siempre, por que hay beneficio fácil a la vista.

Nota final

Soy perfectamente consciente que este artículo despertará no pocas respuestas agresivas, por parte de los defensores del MMS. Ya me ha sucedido cuando he escrito sobre los chemtrails o sobre la homeopatía. Ya anticipo que no responderé a todas aquellas intervenciones que no muestren un deseo respetuoso de análisis racional de las discrepancias. Y también anticipo que, de acuerdo con lo que me manifiestan los responsables de la revista, todos aquellos mensajes que contengan insultos serán borrados.

Nota del 11/04/20

He añadido comentarios adicionales, así como referencias a documentos, de acuerdo con las peticiones de los lectores. Inicialmente no quería entrar en tanto detalle, para no hacer demasiado denso un texto divulgativo, pero es justo incorporarlos.

Por otro lado, he modificado el tono con el que escribí el último párrafo del artículo. El sufrimiento a raíz de la pandemia provocó que estuviera más crispado de lo que corresponde. Pido disculpas.

Agradezco pues a los lectores que han contribuído y contribuyen con sus intervenciones, aunque me entristece ver que algunas intervenciones demuestran que el escrito no se ha leído con la suficiente atención.  La mayoría de las preguntas de los lectores están ya respondidas en el texto.  

Es más, estas mismas intervenciones no dudan en aportar datos totalmente falsos, como que Otto Warburg investigó sobre el tema y ganó tres premios Nobel de medicina.  Ganó el de 1931, que no es poco, pero por sus descubrimientos sobre el mecanismo de la respiración y el papel del hierro.  Tampoco dudan en cuestionar toda la ciencia oficial, pero se basan en ella para respaldar sus argumentos... que cuando los compruebas son todos falsos.

En ese sentido,  quiero aclarar que no pretendo convencer a nadie que crea profundamente en la cuestión. Sólo pretendo informar sobre lo que soy capaz de razonar, a partir de las evidencias de la literatura científica y mis conocimientos, y evitar así que su uso lleve a casos muy graves, como los que se reportan aquí.

Xavier Giménez Font
Xavier Giménez Font

Profesor titular del Departamento de Ciencia de Materiales y Química Física, y miembro del Instituto de Quimica Teórica y Computacional, de la Universidad de Barcelona. Docente en química ambiental y química física de materiales, e investigador en simulación computacional de reacciones químicas con aplicación a I+D, y en innovación docente. Divulgador científico, autor del libro El aire que respiramos (UB Edicions, 2018).

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