Demuestran por primera vez cómo unas proteínas pueden modular la evolución de otras
Ron Geller, investigador del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio) centro mixto de la Universitat de València y del CSIC (España), en colaboración con grupos de investigación norteamericanos, ha demostrado que la proteína chaperona Hsp90 influye en otras proteínas, a las cuales ayuda a plegarse, indicándoles qué mutaciones son toleradas en sus secuencias. El trabajo ha estudiado la evolución de las proteínas en el virus de la poliomielitis y explica qué pasos siguen estas a través de nuevas mutaciones.
El experimento se publicó ayer en la revista Nature Communications, y en él se ha empleado la proteína chaperona Hsp90. Las funciones de esta son ayudar a otras proteínas a plegarse adecuadamente, estabilizarlas en situaciones de hipertermia, ayudar en la degradación de otras proteínas y también estabilizar a otras implicadas en el crecimiento de algunos tumores. Por este motivo, los inhibidores de la Hsp90 son investigados como fármacos contra el cáncer.
El estudio ha determinado cómo las proteínas chaperonas influyen en la evolución de las proteínas a las que ayudan a plegarse, cuestión que hasta el momento era incierta. El experimento demuestra por primera vez cómo las chaperonas influyen en la evolución general de algunas proteínas de forma muy específica, ayudando a que se seleccionen unos tipos de mutaciones específicos, pero en cambio, rechazando otros.
El grupo de investigación ha seleccionado el virus de la poliomielitis como objeto de estudio para observar la respuesta de sus proteínas a los efectos de la Hsp90. Este virus solo tiene once proteínas, y además cuenta con una gran capacidad evolutiva, un periodo de replicación corto (ocho horas por ciclo), una alta tasa de mutación y un gran número de población (1.000 millones por mililitro).
El equipo investigador está formado por Ron Geller, del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas; Sebastian Pechmann, de la Universidad de Montreal; Ashley Acevedo, de la Rockefeller University de Nueva York; Raul Andino, de la Universidad de San Francisco; y Judith Frydman, de la Universidad de Stanford.
Ron Geller, investigador del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio), centro mixto de la Universitat de València y del CSIC. (Foto: U. València)
La investigación ha sido financiada por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad (MINECO) mediante ayudas Ramón y Cajal y una beca otorgada a Judith Frydman por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIH) de Estados Unidos.
El Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio), centro mixto de la Universitat de València-CSIC, se dedica al estudio de sistemas biológicos complejos, sobre todo microorganismos, con aplicaciones principalmente en biomedicina y biotecnología. El centro funciona mediante un innovador modelo de investigación público-privada y está situado en el Parque Científico de la Universitat de València, en el campus de Burjassot-Paterna. (Fuente: U. València)
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