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miércoles, 6 de mayo de 2015

Visionarios...A.Clarke O.2001

Visionarios...A.Clarke O.2001....
http://www.elmundo.es/magazine/m66/textos/arthur1.html
https://www.fayerwayer.com/2012/04/el-escritor-arthur-c-clarke-describio-el-futuro-de-internet-en-1974/

El padre de 2001: Una odisea espacial acaba de publicar en España, de la mano de la editorial Plaza & Janés, el último producto de su imaginación: 3001: Odisea final. A sus 80 años, Arthur C. Clarke, uno de los visionarios más famosos del siglo XX vive retirado en su tecnooasis de Colombo (Sri Lanka), desde donde asiste vía Internet al día a día de la actualidad científica. Llegó a su exilio paradisíaco por casualidad, cuando buscaba las mejores aguas para practicar el submarinismo, sin sospechar que se convertiría en su residencia definitiva. Ahora, sigue haciendo gala de un optimismo irreprimible sobre el futuro de la ciencia y de su capacidad de imaginar mundos que sólo caben, hoy por hoy, en la mente de los científicos más vanguardistas del planeta.
Aunque ha escrito decenas de libros de ciencia-ficción, jamás podrá separarse su nombre del título de 2001, la obra llevada al cine por Stanley Kubrick, con la que inauguró una nueva iconografía popular sobre los viajes espaciales.
-Me gustaría hablar con usted, precisamente, a cerca de sus ideas sobre los viajes espaciales...
-Ya he escrito docenas de libros sobre ese tema y, sinceramente, estoy bastante cansado de hablar de ello. En realidad no tengo nada nuevo que añadir, excepto que cada vez estoy más convencido de que la nueva era espacial (y la nueva era de cualquier cosa) tiene que pasar por una inevitable revolución energética.

-¿A qué se refiere exactamente con revolución energética?
-A la creación de una nueva fuente de energía que podría estar relacionada con la fusión fría. Es increíble lo que está pasando con esta línea de investigación sobre la búsqueda de una fusión nuclear segura a temperatura ambiente, se habla de ella en todo el mundo; hay cientos de laboratorios trabajando con ella repartidos por todo el planeta e, incluso, ya se han registrado varias patentes. Los prototipos de generadores de fusión fría ya están a la venta, en Rusia hay 7.000 unidades... Y, sin embargo, en Estados Unidos parece que nadie repara en ello.

-¿Qué supondría para la exploración espacial la aplicación práctica de energías basadas en la fusión fría?
-Uno de lo sectores más beneficiados sería la propulsión. Yo ya no tengo interés en los cohetes y esas cosas tan añejas. Los cohetes serán para la industria aeroespacial lo que los globos fueron para la aeronáutica.

-O sea, poca cosa.
-Bueno, fueron el primer paso. Por desgracia, en el caso de la fusión fría, todavía estamos muy lejos de dar el segundo. Pero existen otras formas de energía...

-Por ejemplo, la fluctuación cuántica que usted menciona en su novela 3001.
-Sí. Es lo que algunos científicos llaman energía del Campo de Punto Cero o energía del vacío. Algunos científicos creen que del vacío podría extraerse una cantidad increíble de energía si fuésemos capaces de jugar con la estructura del espacio, de aprovechar las fluctuaciones cuánticas que allí se producen. Richard Feynman ha llegado a decir que la energía contenida en el volumen de una taza de café es suficiente para que hiervan todos los océanos de la Tierra.

-Si lográramos poner en práctica este tipo de energía, qué aplicaciones tendría para la exploración del espacio.
-Tendría que pasar mucho tiempo para que se pudiera aplicar, porque hay demasiados intereses encontrados en esta materia: los defensores de la "fusión caliente", los ingenieros encargados de hacer cohetes... todos se quedarían en paro. A pesar de esto, creo que al final de esta década la gente aceptará la existencia de este tipo de energía y rodarán muchas cabezas en el Departamento de Energía de Estados Unidos.

-Sí, pero todavía no nos ha dicho qué pasos seguiremos hasta llegar a ese momento soñado, al día en el que se pueda lograr energía del vacío.
-Lo primero que hay que hacer es convencerse de que este tipo de energía existe y empezar a diseñar prototipos que nos permitan extraerla y controlarla. Y luego comenzar a explorar las líneas de investigación más prometedoras. En la actualidad existe un trabajo muy especulativo pero interesante en torno a lo que los científicos llaman control de gravedad. ¿Ha oído usted esa curiosa noticia procedente de Islandia?

-Se refiere a la investigación de unos científicos islandeses que aseguran haber reducido la gravedad en las proximidades de un material superconductor?
-Sí. ¿Se trata de un fraude o qué?

-¿Opina usted que no es cierto?
-Bueno, no sé. La verdad es que el efecto que han conseguido es bastante pobre. Aunque las primeras reacciones nucleares también lo fueron. En cualquier caso, si es cierto, el hallazgo borraría las fronteras del Sistema Solar, del mismo modo que el avión nos borró las fronteras del planeta. Si podemos controlar la gravedad y la inercia, reducirlas aunque sólo sea un poco, estaremos abriendo las puertas a un nuevo sistema de propulsión. Si en ausencia de gravedad alguien nos da un empujón leve, desapareceríamos al instante a miles de kilómetros por hora hasta rebotar al otro lado de la habitación: sería el primer paso a la teleportación.

-En sus libros ha adelantado algunos descubrimientos que luego se han producido. ¿Puede indicarnos algún hallazgo que crea que saltará, en el futuro, de la ciencia-ficción a la realidad?
-Bueno, puedo decirle algunas cosas que yo predije y que están empezando a hacerse realidad. Por ejemplo, en uno de mis libros predije que hallarían hielo en la Luna, y así ha sido. Ahora acabo de enterarme de que en el MIT han inventado un sistema de comunicación electrónica a través de un simple apretón de manos que yo ya había vislumbrado.

-¿En qué consiste?
-Se trata de un dispositivo que se implanta en la palma de la mano y permite transmitir datos a otra persona que tenga un aparato igual.

-¿Alguna otra sorpresa para el futuro?
-Creo que también lograremos crear ascensores espaciales suspendidos de un cable, que unan la Tierra con un satélite geoestacionario. La materia del cable podrían ser unos nanotubos de carbono 60 que acaban de descubrirse en la Universidad de Rice. Todavía sólo podemos generar carbono 60 en cantidades mínimas, pero pronto lograremos suficiente material para crear ascensores espaciales. En ese momento, podría reducirse el coste de los viajes espaciales de forma increíble. En el futuro, un viaje de ida y vuelta al espacio costará 1.500 pesetas, porque el 90 por 100 de la energía consumida para ir se podrá aprovechar también para volver.

-¿Qué opina de la posibilidad de que la famosa roca marciana hallada en la Antártida contenga restos de vida?
-Me encantaría, por supuesto. Pero no apostaría más de 80 centavos en ello.

-También debe de estar encantado con las imágenes de Europa (la luna de Júpiter) captadas por la nave Galileo...
-Sí, claro. Pero espero que haya otros acercamientos. De momento los datos no son definitivos, no hay nada realmente nuevo en ellos.

-¿Cree que algún día podremos estudiar el subsuelo de Europa y comprobar si hay restos de vida?
-Creo que podremos hacer lo que queramos en Europa, pero no en las próximas dos décadas.

-El tiempo se nos acaba. ¿Le importa si seguimos la entrevista a través del correo electrónico?
-Ah, no por favor. Tengo demasiado correo electrónico. De hecho he contratado a ocho secretarias sólo para que me lo administren. Así que prefiero acabar aquí


¿Sabes? Es posible que haya salvado a la Humanidad", afirma Sir Arthur C. Clarke mientras aleja la silla de ruedas de su mesa de despacho, deja caer su mandíbula y me sonríe. En ese momento yo estaba pensando en su asombroso parecido con el escritor inglés P.G. Wodehouse. De repente, suelta una risotada triunfal y me lanza dos documentos: unos papeles de la NASA y del Centro Nacional Espacial Británico en el que se detallan estrategias para defender a la Tierra de una devastadora amenaza asteroide.
Clarke, que durante la década de los 40 desarrolló la teoría fundamental para los satélites de comunicaciones (por lo que fue nominado para el Nobel) y que en 1948 anticipó, con gran detalle, el primer alunizaje del hombre, ahora resulta que también es el hombre que inspiró Safeguard (Salvaguardia), una iniciativa internacional que mantendrá a raya los posibles objetos cercanos a la Tierra que pudieran resultar letales y que "con un poco de suerte", según afirma, garantizará el futuro del planeta. "Al menos durante cierto tiempo".

Reportaje
Con más de 80 novelas y unas ventas superiores a los 13.700 millones de pesetas, es el indiscutible visionario de la era espacial: fue el primero en predecir el uso de naves espaciales reutilizables, el efecto 2000 y la proliferación del teléfono móvil. Su mayor éxito fue escribir con Stanley Kubrick 2001: una odisea del espacio, para muchos el filme espacial definitivo. "Es una película con la que todavía disfruto. Cada vez que escucho esa obertura, se me erizan los pelos", dice.
Clarke, el hijo de un granjero inglés del condado de Somerset, nació el 16 de diciembre de 1917. Se graduó con honores en el Kings College de Londres, donde estudió Matemáticas y Física. Loco por la ciencia ficción desde la infancia, en los años 40 comenzó a publicar sus primeras novelas. A principios de los 50, su pasión por la exploración submarina le condujo primero al Gran Arrecife de Coral australiano y más tarde a Sri Lanka, la bella isla del océano Pacífico castigada por la guerra que, durante los últimos 30 años, ha sido su residencia permanente. Vive aquí, honorable y libre de impuestos, Canciller de la Universidad local, la primera persona en la historia de la nación a quien se le concede el rango de "residente invitado".
Clarke se encuentra en silla de ruedas desde que en 1962 contrajera la polio. Tuvo una buena recuperación, pero ahora es víctima del síndrome postpolio: no puede caminar sin asistencia y sufre de fatiga repentina. Una vez que han servido el té y ha comprobado, y vuelto a comprobar, el correo electrónico en su pantalla, me entrega una copia de la declaración estándar para los periodistas donde explica que ya no concede entrevistas a la prensa, salvo que ocurra un acontecimiento de importancia; por ejemplo, un genuino mensaje desde el espacio o el aterrizaje de un extraterrestre sobre el césped de la Casa Blanca.
Me dice con bastante formalidad que a las cinco tiene un partido de tenis de mesa. "Eso quiere decir que disponemos de dos horas. ¿Por dónde comenzamos?". ¿Por las cosas en las que se equivocó?, le pregunto dubitativamente. "Buen punto para comenzar", y se ríe. "Pensaba que el aerodeslizador se convertiría en algo grande. Incluso llegué a comprarme uno. Fue un error. Los aerodeslizadores son maravillosos sobre el hielo y excelentes para uso militar, pero no se han convertido en algo tan universal como yo había imaginado. La cronología en 2001 va algo a la deriva. Pensé que ya estaríamos establecidos firmemente en la Luna. Hemos descubierto más sobre el sistema solar de lo que yo pensaba, pero no ha habido tanta exploración humana como hubiera deseado. Todavía no existe exactamente un Hilton en el espacio, aunque la MIR sí podría ser una especie de hotel espacial, lo único que le falta es una estrella y media adicional".
Le pregunto sobre HAL, el ordenador parlante, pensante e intrigante que acabó convirtiéndose en la estrella de la película de Kubrick. "No cabe duda de que HAL es factible actualmente. Hemos avanzado mucho por el camino de la inteligencia artificial. Es probable que para el año 2020 existan máquinas por lo menos tan inteligentes como el hombre". ¿Serán capaces de desarrollar una conciencia o un sentido de los valores morales? "Algunos opinan que no, sin embargo, no estoy tan seguro. Me gusta citar a Marvin Minsky: `¿Puede pensar una máquina? Yo soy una máquina y pienso'. También me gusta citar a J.B.S. Haldane: `El Universo no sólo es más extraño de lo que nos imaginamos. Es más extraño de lo que nos podemos imaginar'. Lo que digo es que si hay una guerra entre el hombre y la máquina, sé quién la va a desencadenar".
¿Cuándo se descubrirá vida en otros planetas? "Hasta la fecha no existe la mínima evidencia positiva de que exista vida allí afuera. Me conformaría con un microbio en Marte, pero hasta hoy día, nada. Dicho eso, existen 100.000 millones de soles y 100.000 millones de galaxias. Tengo la certeza al 99% de que deben de existir otras formas de vida. Me da la impresión de que para el año 2030 habremos contactado con vida inteligente de otros planetas. Puede que el primer mensaje que captemos haya tardado millones de años en llegar hasta nosotros y pertenezca a una civilización ya desaparecida".

"El gran descubrimiento del próximo siglo serán las nuevas formas y fuentes de energía. También habrá un cambio en nuestro combustible personal. Dentro de muy poco podremos sintetizar nuestros propios alimentos"
Cuando me intereso por predicciones a corto plazo para la vida sobre la Tierra puntualiza: "Más que predicciones, prefiero denominarlas extrapolaciones. La invención tecnológica más importante del siglo XX ha sido el microchip. El gran descubrimiento del próximo siglo que, por cierto, comienza el 1 de enero de 2001, serán las nuevas formas y fuentes de energía: fusión fría, fisión caliente, sólo Dios los sabe. También habrá un cambio en nuestro combustible personal. Dentro de muy poco podremos sintetizar nuestros propios alimentos. Todo lo que hará falta será agua, aire y algunos elementos químicos elementales, es el final de la agricultura y de la ganadería. Esto podría ocurrir incluso durante mi propia existencia. Está claro que el impacto de la ingeniería genética será profundo y no sólo en términos de salud o de longevidad. Por ejemplo, el deporte se verá transformado. Tendrás nadadores con pies palmípedos y respiradores integrados".
Despierta el Peter Pan dentro de mí. ¿Llegaremos a volar? "No, creo que no, dudo que tengamos hombres voladores sobre la Tierra, pero sí tendremos turismo espacial y enormes cúpulas sobre la Luna donde se podrá disfrutar de unas vacaciones voladoras. Podrás viajar a bordo de mi ascensor espacial: un teleférico de fibra de carbono hacia las estrellas. Quiero que el primero esté anclado sobre el punto más elevado de Sri Lanka, en Adam's Peak. Mira". Con la ilusión de un chaval me muestra otro informe de la NASA donde se demuestra que el concepto que nació como un brillo en sus ojos se está desarrollando como una posibilidad.
Está tan lleno de buen humor y de entusiasmo contagioso que rápidamente llego a la conclusión de que sacar a colación el penoso tema de las acusaciones vertidas contra él me va a resultar completamente descortés. En ese momento, Valerie entra en la habitación. El autor vive con ella y su marido, Hector Ekanayak (su socio en el mundo del buceo) y sus tres hijas. "Mis tres hijas adoptivas. Lo significan todo para mí, especialmente la más joven de todas. Las quiero más de lo que puedo explicar. La gente debería vivir más en el seno de familias extendidas". Valerie se gira hacia mí y, sin hostilidad ninguna, me explica que tienden a desconfiar de los periodistas. "Desde toda esa mierda de la pederastia" y sonríe. El inmencionable tema ha sido planteado.
Hace tres años, justo cuando se anunció su nombramiento como caballero británico en la Lista de Honores del Año Nuevo, el Sunday Mirror, un tabloide londinense sugirió en primera página que el legendario escritor decidió vivir en Sri Lanka por algo más que el sol y el submarinismo. Se acusaba a Sir Arthur de "pagar por tener relaciones sexuales con chicos jóvenes". Él negó las afirmaciones y amenazó con emprender acciones judiciales. La polémica coincidió con la visita oficial del príncipe de Gales a Sri Lanka para conmemorar el 50 aniversario de su independencia. El príncipe tenía intención de ordenarle caballero en el transcurso de la visita. Ante los acontecimientos, se optó por cancelar la ceremonia. Dado que el príncipe Carlos ha tenido sus más y sus menos con la prensa, ¿no le parece un poco pusilánime por su parte acobardarse ante la ceremonia por una historia sin fundamento publicada en un tabloide? Se inclina hacia la mesa con urgencia. "Él no se acobardó, me retiré yo. No quería causarle una situación embarazosa. Nos vimos durante el banquete y no pudo ser más amable conmigo".
Entonces, ¿cuándo obtuvo su título de caballero? "Un año después, en el Alto Comisionado Británico de Sri Lanka. Me perdí la ceremonia, pero al final me dieron la condecoración. Mejor tarde que nunca". ¿Por qué no demandó al periódico? "Tiempo y dinero. Me hubiera costado una fortuna y habría durado años. Si hubiera ganado, ellos habrían apelado y todavía estaría en los tribunales. Soy un hombre viejo, no valía la pena. Mi conciencia está tranquila. Siempre he tenido una especial antipatía hacia los pederastas, por lo que pocas acusaciones me podrían resultar más repugnantes, pero carece de todo fundamento. Sabía que era inocent,e por lo que no me preocupaba". Me gustaría conocer su opinión sobre la homosexualidad. "Cuando algún reportero impertinente me pregunta si soy gay, le respondo que soy ligeramente jovial. Estoy de acuerdo con la Señora Patrick Campbell: `No me importa lo que haga la gente en su alcoba, mientras no lo hagan en la calle y asusten a los caballos'", me responde mientras mueve su cabeza con una ligera desesperación.
Sir Arthur es absorbente, obsesivo y consciente de quién es, pero resulta original, brillante y, para mi sorpresa, realmente gracioso, sus ganas de agradar son enternecedoras. No fuma, apenas bebe, pero mantiene la firme creencia de que los narcóticos no sólo deberían legalizarse, sino que además deberían ser gratuitos "para que aquéllos que quieran matarse consumiéndolos sean libres de hacerlo y el resto de nosotros podamos continuar con nuestras vidas". Ha decidido que nunca volverá a salir de Sri Lanka. "Viajar me resulta ya demasiado agotador. Si deseo volver a Somerset sólo tengo que cerrar los ojos".
Le pregunto si se arrepiente de algo de lo que haya hecho. "Ojalá hubiera aprendido a tocar el piano. Me compré uno, pero apareció el ordenador y eso me distrajo". ¿Qué hay de su matrimonio? "Pienso que todo el mundo debería casarse por lo menos una vez. En 1952 fui a Estados Unidos a practicar submarinismo. Me alojé en Key Largo y ahí conocí a Marilyn. Una semana más tarde nos casamos. No funcionó, pero continuamos siendo amigos hasta que ella falleció". Hace una pausa. "Lo que realmente lamento es que nunca llegué a conocer bien a mi padre. Tenía 13 años cuando él murió. Lo que sí me sorprende es lo mucho que echo de menos a Stanley Kubrick. No nos veíamos muy a menudo, pero era el hombre más inteligente que jamás haya conocido. Hablábamos sobre Matemáticas. Le fascinaban los números transinfinitos, los números más allá del infinito".
Es la hora del tenis de mesa. ¿Piensa a menudo en la muerte? "La última vez que estuve en Nueva York conocí a Woody Allen y estoy de acuerdo con él: no me asusta la muerte, sólo que no quiero estar ahí cuando ocurra. Soy un antimístico y tiendo a sentir prejuicios, desde hace mucho tiempo, contra toda religión organizada. No creo ni en Dios ni en la vida después de la muerte". Por lo tanto, ¿no tiene intención de reunirse con los demás inmortales? "Yo no he dicho eso", y se ríe. "Al contrario, hace poco tiempo apareció un individuo para quitarme seis pelos de mi ya rala cabellera. Esos pelos han sido lanzados a bordo de un satélite. Es cierto, mi ADN va camino de las estrellas. Así que, ¿quién sabe? Puede que sea replicado de nuevo. Piénsalo: dentro de un millón de años, media docena de Arthur C. Clarkes flotando por las galaxias". Increíble. "No, es bastante creíble, acuérdate de la Ley de Clarke: cualquier tecnología lo suficientemente avanzada resulta indistinguible de la magia".

> La obra maestra de Kubrick

> Las otras películas
Fundación Arthur C. Clarke en Internet:www.acclarke.co.uk

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Reportaje

En sus libros ha adelantado algunos descubrimientos que luego se han producido. ¿Puede indicarnos algún hallazgo que crea que saltará, en el futuro, de la ciencia-ficción a la realidad?
-Bueno, puedo decirle algunas cosas que yo predije y que están empezando a hacerse realidad. Por ejemplo, en uno de mis libros predije que hallarían hielo en la Luna, y así ha sido. Ahora acabo de enterarme de que en el MIT han inventado un sistema de comunicación electrónica a través de un simple apretón de manos que yo ya había vislumbrado.
-¿En qué consiste?
-Se trata de un dispositivo que se implanta en la palma de la mano y permite transmitir datos a otra persona que tenga un aparato igual.
-¿Alguna otra sorpresa para el futuro?
-Creo que también lograremos crear ascensores espaciales suspendidos de un cable, que unan la Tierra con un satélite geoestacionario. La materia del cable podrían ser unos nanotubos de carbono 60 que acaban de descubrirse en la Universidad de Rice. Todavía sólo podemos generar carbono 60 en cantidades mínimas, pero pronto lograremos suficiente material para crear ascensores espaciales. En ese momento, podría reducirse el coste de los viajes espaciales de forma increíble. En el futuro, un viaje de ida y vuelta al espacio costará 1.500 pesetas, porque el 90 por 100 de la energía consumida para ir se podrá aprovechar también para volver.http://www.elmundo.es/magazine/m66/textos/arthur1.html

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