Canada y varios estados de EEUU; legalizan la marihuana.ES DEBATIBLE,
consumir como ocio con mesura,no nos debería preocupar mucho, aunque hay
estudios que dicen que afecta a la memoria. Si puede preocupar si es la
puerta de acceso a otras drogas, al empezar a considerar el binomio
Ocio=Drogas, como principal disfrute....TAMBIEN sabemos que en España,
es el lugar del mundo donde hay muchas personas entre 30 y 40 años
pillados por la cocaína.En fin como en todo,los excesos seguro que pasan
factura
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*En este caso SNB, hace unos 8 años acerto " elEconomista.es
26/10/2010 -
"Puede que mañana sea legalizada en California, pero lo será pasado en todas partes. Para recaudar, claro, pero no sólo. En 1933 se levantó la Ley Seca para que se pudieran ahogar las penas en alcohol, y se recaudó. Ahora se legalizará la marihuana para recaudar y para calmar a quienes la crisis pueda hacer sentir nerviosos" Santigo Niño Becerra IQS
http://www.eleconomista.es/economia/noticias/2553632/10/10/Las-consecuencias-de-la-crisis-Nino-Becerra-y-la-legalizacion-de-la-marihuana.html
El mito del cannabis medicinal
Cannabis es un género de plantas dioicas que incluye tres especies: sativa, indica y ruderalis.
El cáñamo se ha cultivado desde hace milenios con el fin de aprovechar
sus fibras para hacer tejidos y cuerdas, para alimentar aves y otros
animales con sus frutos, los cañamones, y como droga, médica o
recreativa. Cada año, ciento ochenta millones de personas consumen algún
derivado del cannabis por sus poderes psicoactivos y, a nivel mundial,
es la principal droga ilegal, tras el alcohol, el tabaco y el café,
legales en la mayor parte del mundo. No obstante, el estatus jurídico va
cambiando con rapidez y el Tribunal Supremo de México, el principal
productor mundial de cannabis, dictaminó en 2015 por cuatro votos a
uno que prohibir el consumo y cultivo de cannabis para uso personal
violaba el derecho humano al libre desarrollo de la propia personalidad.
Esta consideración como un derecho humano ha sido una sorpresa, puesto
que otros movimientos legalizadores, como en Irlanda, donde han aprobado
el uso supervisado de heroína, citan razones de salud pública, de uso
compasivo o económicas, pero no lo consideran un derecho del ciudadano.
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El
principal compuesto psicoactivo del cannabis es el tetrahidrocannabinol
(THC), aunque la planta contiene más de cien cannabinoides cuyas
propiedades distan de ser conocidas. Es importante porque, por ejemplo,
otro de ellos, el cannabidiol (CBD), parece ser útil para reducir el
dolor y la inflamación, controlar los ataques epilépticos, tratar alguna
enfermedad mental e incluso para ayudar a dejar la adicción al
cannabis, y hay de hecho un ensayo clínico en marcha para su posible
utilización. El THC incrementa el apetito y reduce las náuseas y se han
aprobado medicamentos con THC o CBD con estos objetivos. Hay algunas
pruebas de que el THC también puede ayudar a disminuir el dolor, la
inflamación y a aliviar algunos problemas musculares.
Las
sustancias psicoactivas del cannabis se acumulan en unos tricomas o
pelos glandulares, que son especialmente abundantes en los cálices
florales y en las brácteas de las plantas femeninas. El producto a la
venta suelen ser los capullos de las flores (marihuana), la resina
(hachís) o varios extractos grasos conocidos generalmente como aceite de
hachís. El uso de los derivados del cannabis es un tema importante para
la salud pública pues se trata de un consumo al alza. Además, los
modelos de uso de cannabis están cambiando debido a distintos factores:
la legalización en distintos países o estados, la disponibilidad de
análogos sintéticos —uno de los más difundidos se conoce como «spice»—,
la selección de nuevas variedades como el «skunk», más potentes y
peligrosas, y el uso de nuevas herramientas para su consumo como
vaporizadores y diversos productos comestibles. El resultado es que
a día de hoy la adicción al cannabis ha superado a la de la heroína
entre los europeos que buscan ayuda en los servicios especializados de
atención a drogodependientes, pero se encuentran con un problema serio:
no disponemos de ningún fármaco que ayude en este proceso, al contrario
de lo que sucede con otras drogas.
No
sabemos cuántos usuarios habituales de la marihuana quedan enganchados a
este consumo. Una cifra citada a menudo habla de un 9 %, una referencia
derivada de un estudio realizado en los Estados Unidos en la década de
los noventa, lo que la haría menos peligrosa que otras drogas ya que las
cifras correspondientes para la heroína son 23 % y 15 % para el
alcohol. Sin embargo, han pasado muchas cosas en esos veinte años y los
nuevos compuestos tienen niveles muy superiores de THC, lo que aumenta
el riesgo. Por ejemplo, los consumidores de skunk triplican el
riesgo de psicosis frente a los no consumidores y lo quintuplican si lo
usan diariamente. Los principales síntomas de la dependencia al cannabis
son ansiedad, irritabilidad, aburrimiento e insomnio al intentar dejar
el consumo. Un problema es que mucha gente considera que no es adictivo,
por lo que es posible que estemos subestimando este riesgo.
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Puesto
que el consumo intenso de cannabis se ha asociado a un mayor riesgo de
trastornos mentales —incluido psicosis, adicción, depresión, tendencias
suicidas, daño cognitivo y falta de motivación— es fundamental que
tengamos una imagen clara de los efectos del consumo de esta planta, que
no son los mismos que tomar una píldora con una concentración exacta de
THC o CBD. Usando tomografía de emisión de positrones se ha visto que
los usuarios de cannabis producen menos dopamina, algo que es más
notable en pacientes que cumplen los criterios clínicos para abuso o
dependencia y que encaja con lo que habíamos aprendido en los
laboratorios de investigación en roedores. Los usuarios de cannabis
también muestran una menor liberación de dopamina en respuesta a un reto
estimulante y déficits cognitivos que incluyen una peor memoria de
trabajo, como cuando se nos olvida algo que estamos haciendo en ese
momento. Hay muchas otras pruebas que permiten concluir que la
liberación de dopamina está alterada en los consumidores de cannabis y
que incluso está alterada la morfología de las neuronas dopaminérgicas;
por un lado, es un ejemplo llamativo de la plasticidad neuronal y, por
otro, un detalle preocupante.
Un
factor importante es la fecha de inicio del consumo y los datos que
tenemos sugieren que debemos esforzarnos por evitar el consumo durante
el embarazo y durante la adolescencia. Son dos épocas de la vida
cruciales en el desarrollo cerebral, y la exposición al cannabis en el
feto o en los jóvenes parece que tiene consecuencias en la vida adulta.
Una de esas diferencias es que la exposición al THC durante la
adolescencia aumenta el efecto de los cannabinoides posteriormente,
sugiriendo que el inicio del consumo durante la adolescencia incrementa
el riesgo de una adicción posterior. También se ha visto que los
consumidores habituales de cannabis presentan problemas cognitivos, en
particular aquellos que se iniciaron en el consumo durante la
adolescencia.
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Finalmente,
otro estudio indicaba que los adolescentes que consumían cannabis
tenían un riesgo mayor de fracaso escolar, adicción y suicidio. Este
artículo indicaba que el riesgo de suicidio era siete veces superior
frente a los no consumidores, aunque estos estudios longitudinales
muestran una correlación pero no demuestran una relación causa-efecto.
Es evidente que la gente toma drogas por una razón y esa razón puede ser
la que esté generando el efecto y no el propio cannabis, sin embargo
parece evidente que es un mensaje preocupante. En el estudio se
excluyeron cincuenta y tres posibles causas, cincuenta y tres
variables, desde trastornos de conducta, hasta depresión o divorcio de
los padres, pero no se pueden excluir todas las posibles variables y
parece lógico que algunos adolescentes tienen problemas cuando se
inician en el consumo y usan el cannabis como una forma de escapar de
ellos. En Canadá, uno de los países con mayor consumo de los países
desarrollados y donde el Gobierno ha indicado que procederá a la
legalización del cannabis la próxima primavera, la Asociación Canadiense
de Pediatría ha avisado sobre las serias consecuencias a largo plazo
sobre los cerebros en desarrollo y ha pedido «salvaguardas» para
proteger a los niños y adolescentes de esos daños, lo que se traduce
en intentar que la fecha de inicio del consumo sea lo más tarde posible.
Los
defensores del consumo de cannabis utilizan frecuentemente el argumento
de sus virtudes medicinales. Aunque el consumo con fines terapéuticos es
legal en diferentes países incluyendo Alemania, Austria, Canadá,
Finlandia, Holanda, Israel, República Checa y España, parece
una excusa. Una revisión de setenta y nueve ensayos clínicos realizados
entre 1975 y 2015 ha analizado los efectos médicos del cannabis con
fines médicos y para distintos problemas incluyendo el dolor crónico, el
dolor asociado al cáncer, los problemas de insomnio, la pérdida de
apetito en las personas con sida, y los trastornos musculares asociados a
la parálisis cerebral. La mayoría de los estudios mostraron leves
mejorías en las síntomas, pero el análisis de los datos encontró que no
alcanzaban el nivel de significación estadística; es decir, la
diferencia era nula, mínima o no relevante. Otros estudios analizaron
los datos sobre el uso de marihuana en personas con fibromialgia,
depresión, trastornos de ansiedad, neuropatías asociadas a la artritis
reumatoide y esclerosis múltiple y de nuevo no encontraron ninguna
evidencia de que funcionara, de que mejorasen de sus síntomas.
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La
revisión de estas investigaciones no es fácil, pues muchos estudios
sobre el empleo del cannabis con fines terapéuticos presentan problemas
metodológicos tales como poblaciones de estudio demasiado pequeñas,
datos incompletos, pérdidas sustanciales de voluntarios durante el
ensayo y otros. Para otros temas para los que también se han sugerido
beneficios como la depresión, el trastorno de ansiedad, la psicosis, la
esquizofrenia, las náuseas durante la quimioterapia, o el glaucoma, los
datos a favor son prácticamente inexistentes; es decir, no hay
evidencias científicas sólidas que demuestren que el consumo de cannabis
beneficie realmente en estos trastornos y enfermedades. También se
recomiendan los cannabinoides cuando los tratamientos habituales para
trastornos como la anorexia, la artritis o las migrañas han sido
ineficaces. De nuevo, hay serias dudas de que tenga efectividad en estos
casos. En realidad, las evidencias son pobres, están limitados al uso
de un cannabinoide concreto y no de la planta.
El
Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas (NIDA), el centro de
investigación más potente del mundo en este tema, ha declarado que
«hasta el momento, los investigadores no han llevado a cabo suficientes
ensayos clínicos a gran escala que muestren que los beneficios de la
planta de marihuana superan los riesgos para los pacientes que
supuestamente va a tratar». El resumen puede ser una desilusión para
algunos, pero parece contundente: no hay evidencias científicas sólidas
de que la marihuana u otros derivados del cannabis tengan virtudes
medicinales. Más aún, otro aspecto que los estudios sobre el uso médico
del cannabis han mostrado es que los pacientes que lo consumen tiene un
riesgo mucho mayor de efectos secundarios, incluyendo problemas serios
como trastornos renales, hepáticos y psiquiátricos. No obstante, los más
comunes son más leves: mareos, confusión y desorientación.
En
realidad la impresión es que en distintos países se está aprobando su
uso médico sin exigir las mismas evidencias de seguridad y eficacia que
requerimos a cualquier medicamento. Si el objeto es usar la cortina de
humo del uso terapéutico para encubrir una legalización subrepticia del
consumo recreativo, entonces la comunidad científica debe quedarse al
margen. Las pruebas sobre fármacos son uno de los pilares de la medicina
basada en la evidencia y no podemos consentir que se manipulen a favor
de unos intereses determinados, sean los que sean, que aquí se usen y
allí no, en función de intereses del tipo que sean.
Un
ejemplo de la poca claridad de ideas es que a fecha de agosto de 2016,
veintitrés estados norteamericanos permitían el uso de cannabis como
medicina y cuatro para uso recreativo mientras que estaba prohibido en
todos los demás. Doce estados prohíben conducir si se ha tomado
cualquier cantidad de cannabis mientras que otros tienen niveles umbral
de 5, 2 o 1 nanogramo por mililitro. El problema aquí es que mientras
que en el caso del alcohol los niveles en sangre son una buena
referencia del grado de afectación de la conducción, en el caso del
cannabis los efectos varían enormemente de persona a persona. La
marihuana es la droga ilegal más comúnmente implicada en los accidentes
de tráfico.
La DEA
mantiene la clasificación del cannabis como droga de tipo 1, una
categoría reservada para las sustancias que no tienen beneficios
médicos. A fecha de agosto 2016, hay trescientos
cincuenta investigadores registrados para poder investigar con marihuana
en los Estados Unidos y solo un proveedor autorizado para
proporcionales la planta: la Universidad de Mississippi, algo que no
deja de ser curioso. Se va a producir a una ampliación de los
proveedores de cannabis para su uso en investigación.
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Dicho
todo esto, es necesario replantear la política mundial sobre las drogas.
Hay algunos investigadores que piensan que la legalización bajaría los
precios, incrementaría el consumo y multiplicaría los riesgos detectados
entre los adolescentes. Otros investigadores, en cambio, dicen que en
la mayoría de los países occidentales más del 90 % de las personas
afirman que es fácil comprar cannabis, por lo que preguntan sobre qué
cambio puede hacer que sea aún de más fácil disponibilidad. David Nutt,
catedrático de Farmacología en el Reino Unido ha declarado: «Para los
usuarios de drogas recreativas, la criminalización genera más daño que
las drogas que usan, y los adictos necesitan ser tratados de la
enfermedad que sufren, no perseguidos». Usemos los datos que nos
proporciona la ciencia para tomar decisiones racionales.
Para leer más:
- Borgelt LM, Franson KL, Nussbaum AM, Wang GS (2013) «The pharmacologic and clinical effects of medical cannabis». Pharmacotherapy 33 (2): 195–209.
- Weeks C (2016) «Doctors urge federal ‘safeguards’ to protect kids, youth from harms of pot». The Globe and Mail. Enlace.
- Whiting PF, Wolff RF, Deshpande S, Di Nisio M, Duffy S, Hernandez AV, Keurentjes JC, Lang S, Misso K, Ryder S, Schmidlkofer S, Westwood M, Kleijnen J (2015). «Cannabinoids for Medical Use: A Systematic Review and Meta-analysis». JAMA 313 (24): 2456–2473.
- «Drug Facts—Is Marijuana Medicine?». National Institute on Drug Abuse. Enlace.
-
Cannabis: El mayor estudio científico de la historia llega a algunas conclusiones definitivas
January 29, 2017
-|El uso de la marihuana (Cannabis sativa) es uno de los más controvertidos del planeta. La marihuana es defendida a capa y espada por unos sectores de la población por sus propiedades medicinales, y atacada por otros sectores por su carácter de droga adictiva. De hecho, cada vez hay más países que lo están legalizando, ya sea para su uso medicinal o incluso recreativo.Una encuesta realizada en Estados Unidos ha mostrado que 22,5 millones de estadounidenses mayores de 12 años han consumido cannabis el último mes (tendencia en aumento desde el año 2002 hasta el 2015). El 90 % de los usuarios lo hacían por uso recreativo, con menos del 10% para uso medicinal.Pero lo que está claro es que es necesario realizar estudios a gran escala para aclarar los efectos sobre la salud de la marihuana.Un estudio del “US National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine” ha recopilado más de 10.000 investigaciones realizadas desde 1999 sobre el cannabis y productos derivados de éste, para aportar luz al tema. Aunque seguro no convencerá a todos, sí que aclara muchos de los efectos de esta planta de una forma científica y rigurosa. En este riguroso estudio han llegado a casi 100 conclusiones. A modo de resumen paso a describir a continuación las más importantes por la cantidad de evidencias encontradas:Efectos positivos
Se han encontrado evidencias suficientes sobre el efecto positivo en:-La reducción del dolor crónico-Reducción de las náuseas producidas en la quimioterapia (especialmente en derivados del cannabis tomados oralmente)-Espasmos musculares relacionados con la esclerosis múltiple (también en tratamientos orales)
-Efectos negativosAunque se ha comprobado estos efectos positivos, se han evidenciado otros muchos efectos negativos:-Daños y muertes accidentalesEn los países que se ha legalizado su uso hay un incremento de los accidentes de coche debido al cannabis, así como las intoxicaciones de niños por dicha sustancia (2.82 veces superior que en los países que no es legal).-CáncerNo se han encontrado evidencias de que aumente el riesgo de cáncer que ya causa el tabaco, ni que el uso en madres durante el embarazo incremente el riesgo de cáncer en los hijos.-Ataques al corazón, infarto o diabetesNo hay una conclusión clara sobre el tema, aunque parece que algunas evidencias sugieren que el fumar cannabis puede aumentar el riesgo de ataques al corazón.-Enfermedades respiratoriasEl comité de salud que ha hecho el informe ha encontrado evidencias de que el fumar marihuana está asociado con una mayor frecuencia de bronquitis y de empeorar los síntomas como tos crónica o producción de flema. Por otra parte, no está claro que afecte a otras enfermedades como asma o funciones de los pulmones.-Sistema inmuneA pesar de que no hay evidencias suficientes para llegar a una conclusión clara, “evidencias limitadas” sugieren que puede tener actividad “anti-inflamatoria”.-Enfermedad mentalLos estudios sugieren que hay grandes probabilidades que el uso del cannabis incremente el riesgo de sufrir enfermedades mentales como esquizofrenia, otras psicosis, desórdenes sociales de ansiedad y depresión. En los usuarios con un uso importante de cannabis parecen más probables las tendencias suicidas que en los no consumidores. Además en las personas con trastorno bipolar que consumen diariamente cannabis parece que se incrementan los síntomas.-Tendencia a consumir otras drogasEl comité encontró “limitadas evidencias” de que sea una droga que inicie a otras drogas, especialmente el tabaco. Lo que si encontraron fueron moderadas evidencias que sugieren que hay un nexo de unión con el abuso de otras sustancias como alcohol, tabaco y otras drogas ilegales.-PsicosocialSe ha encontrado que el aprendizaje, memoria o atención se degradan inmediatamente después del consumo del cannabis. Sin embargo, se han encontrado “evidencias limitadas” de que esta degradación permanece si se detiene su consumo, así como de que afecte a la educación, y relaciones sociales. También encontraron "evidencias limitadas" de una relación de uso del cannabis con las tasas de desempleo y bajos ingresos económicos.ConclusionesEste estudio llega a la conclusión de que es necesario estudiar con más profundidad los puntos que no han sido aclarados totalmente. Además incide en la necesidad de facilitar por parte de las autoridades la investigación en este ámbito ya que se ponen muchas trabas burocráticas que impiden a los científicos profundizar en los efectos positivos y negativos del consumo del cannabis, así como en la investigación de medicamentos derivados de esta planta.-Algunos links interessantes:https://www.nap.edu/catalog/24625/the-health-effects-of-cannabis-and-cannabinoids-the-current-statehttps://www.youtube.com/watch?v=z_w6s2kJ8Q4
El ser humano lleva miles de años utilizando las propiedades curativas de incontables plantas. Existen documentos que nos ofrecen pruebas del uso terapéutico del Cannabis sativa en el Antiguo Egipto y durante siglos su consumo no solo ha tenido fines “recreativos” sino que se ha extendido a una gran variedad de dolencias.Un estudio demuestra que el cannabis no ofrece beneficios para el dolor crónico
Sin embargo, a pesar de esa especie de unanimidad que ha existido desde hace décadas en que el cannabis es efectivo frente a dolores crónicos, lo cierto es que las investigaciones que se han realizado son escasas y relativamente recientes. Debemos reconocer que sabemos muy poco sobre cómo funcionan los aproximadamente quinientos elementos que componen el Cannabis (de los cuales más de un centenar poseen efectos psicoactivos), y sobre todo debemos empezar a reconsiderar, o al menos matizar, algunas afirmaciones sobre sus beneficios que creíamos asentadas.
Esta semana el Centro Nacional de Investigación sobre Drogas y Alcohol, en colaboración con el Consejo Nacional de Salud de Australia, ha publicado el mayor estudio realizado hasta la fecha sobre los beneficios del cannabis en pacientes con dolores crónicos no relacionados con el cáncer y los resultados han sido bastante decepcionantes respecto a las ideas preconcebidas que todos teníamos sobre la eficacia de esta sustancia.
En concreto han participado más de 1500 pacientes con dolores crónicos en un estudio de cohorte que ha durado más de cuatro años y que ha finalizado con unos resultados muy pobres a favor del uso del cannabis. Según los autores, no existen evidencias claras de que el cannabis reduzca la intensidad del dolor en comparación con otros tratamientos analgésicos más efectivos.
Estos bajos resultados contrastan con el hecho de que en Estados Unidos, Canadá o Países Bajos el dolor crónico es la razón más citada para el uso del cannabis medicinal, y con la tendencia generalizada en cada vez más países que se están planteando su legalización y utilización terapéutica.
Las conclusiones no dejan en buen lugar el uso de cannabis medicinal que actualmente se están recetando para el tratamiento del dolor crónico no relacionado con el cáncer y califica esta práctica como “controvertida” debido a la insuficiencia de pruebas de su eficacia a largo plazo y también por el aumento de los daños a medida que aumenta la prescripción de opioides.
La sociedad demanda cada vez más legislaciones y regulaciones más abiertas en este campos, lo que significa que podría haber un aumento en el uso de productos cannabinoides para el dolor crónico y sin embargo, seguimos sin tener pruebas sólidas que muestren sus beneficios. Quizás sería conveniente esperar a más investigaciones y evidencias científicas, reconociendo que aún queda mucho por estudiar en un campo tan amplio como los psicoactivos para el tratamiento del dolor.
Referencias científicas y más información:
Gabrielle Campbell, Wayne D Hall, Michael Farrell, Louisa Degenhardt, et al. “Effect of cannabis use in people with chronic non-cancer pain prescribed opioids: findings from a 4-year prospective cohort study” The Lancet Volume 3, No. 7, e341–e350, July 2018 DOI: https://doi.org/10.1016/S2468-2667(18)30110-5
Liam Mannix “In major study, cannabis shows no benefit for chronic pain” Sydney Morning Herald
- htps://www.bicsociety.org/single-post/2017/01/29/Cannabis-El-mayor-estudio-cient%C3%ADfico-de-la-historia-llega-a-algunas-conclusiones-definitivas
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