Reeducar el cerebro
Entender cómo funciona nuestro
cerebro nos abre la posibilidad de ser felices todo el rato. No sé si
David del Rosario estará de acuerdo con este sucinto resumen de su
ensayo: El libro que tu cerebro no quiere leer (Urano). En todo caso,
conocer la mecánica de nuestro cerebro es uno de los mejores regalos que
nos podemos hacer a nosotros mismos, porque cambia nuestra manera de
estar sobre la tierra y, curiosamente, en lugar de llenarnos de
conceptos, nos vacía. Este investigador y divulgador científico
apasionado nos guía con maestría por los recovecos de la mente tan
aficionada a encerrarnos en patrones mentales, y nos propone una manera
de decirle al cerebro “por aquí no vamos bien” y que nos haga caso.
El
cerebro es un agricultor con mono azul y sombrero de paja que se dedica
a sembrar pensamientos, emociones y sensaciones en el campo mental.
¿Pensamientos y emociones que recolectamos para vivir?
Sí, para hacernos una idea del mundo y de quienes somos. Cada vez que el cerebro encuentra un parecido entre situaciones, personas, cosas..., simplifica el asunto asignando el mismo nombre a todas ellas.
¿Y simplifica mucho?
No hay ninguna duda de que el cerebro deja de ver cuando cree saber.
Eso es grave.
Sí, porque sólo el que no sabe mira. El origen de cualquier problema es olvidar que estamos viendo una imagen mental y no la realidad.
¿Nuestro cerebro crea la realidad?
Sí, la realidad es una percepción individual que genera el cerebro en base a tres premisas: la base genética, su experiencia pasada y las predicciones futuras.
¿Los pensamientos son una propuesta neuronal?
Sí, que nuestro cerebro hace ante cada situación de vida basándose en el pasado. Hay tres cosas fundamentales que todos debemos saber.
Adelante.
En primer lugar, la neurociencia nos demuestra que la memoria es muy poco de fiar, pero constantemente nuestro cerebro nos lleva a tomar decisiones hoy, a partir de lo que almacena nuestra engañosa memoria.
Segundo punto.
Los pensamientos. Nuestro cerebro piensa con la misma naturalidad que nuestro corazón bombea sangre y nuestros pulmones aire, essu función: pensar. No piensas tú, piensa tu cerebro.
¿Cómo aplico esto al día a día?
Cuando asumes que aquello que piensas sólo es una propuesta de tu cerebro partiendo del recuerdo del pasado, de tu base genética y las propuestas de futuro que te presenta la mente, tus pensamientos dejan de ser un hecho.
Tercer punto.
Las emociones. El 85% del tiempo sentimos lo que pensamos. Lo que estoy sintiendo ahora es el resultado de mis asociaciones mentales.
¿Qué hacemos con esta información?
Lo que yo propongo es alinear nuestra conducta con la forma de funcionar de nuestro organismo. Estos tres ingredientes bastan para hacer una pequeña revolución en tu manera de ver la vida, no en tu vida. Teniendo en cuenta que los cambios de percepción tienen una gran influencia, ya que nos relacionamos con el mundo a través de lo que percibimos.
Percibimos el 0,5% de la realidad.
Esa es la información que llega a nuestro cerebro, para todo lo demás nuestro cuerpo no tiene sensores para captarlo. Y de ese 0,5% de información llega a la parte consciente el 0,01%, esa es la materia prima con la cual nuestro cerebro construye sus pensamientos y emociones.
¿Recuerdos y pensamientos son falsos?
En un 99,9%. Por eso insisto en que, siendo condescendiente, lo que pienso son propuestas cerebrales; pero podemos usarlas o no.
Interesante.
Yo lo que propongo es darle un uso diferente a los pensamientos, en lugar de creérselos y defenderlos a capa y espada, pregúntese cómo le hace sentir ese pensamiento. Inmediatamente recibirá lo que llamamos la sensación afectiva: bienestar o malestar y el nivel de excitación.
¿Y?
El malestar te está informando de que ese pensamiento que te está proponiendo el cerebro no es útil en ese momento, y ahí es donde está el giro. Cuando retiras la atención de ese pensamiento y lo pones en lo que sientes, ya estás no usándolo.
No se trata de cambiar lo que sentimos.
El cerebro interpreta que un pensamiento es útil cuando le presto atención. La próxima vez la probabilidad de que mi cerebro me proponga ese pensamiento que he descartado disminuye.
Entiendo.
El cerebro nos propone todo el tiempo los pensamientos que más usamos, se aferra con fuerza a sus patrones mentales más arraigados y consume gran parte de su energía resistiéndose a los cambios en lugar de adaptarse.
Es primitivo.
En la raíz de todo malestar, si analiza qué hay detrás de los pensamientos que le crean malestar, verá que está básicamente el miedo. Y ahora viene algo interesante.
...
El miedo y la confianza utilizan las mismas redes neuronales, son las dos caras de la misma moneda, eso significa que en cada situación de vida estamos decidiendo si vivirla desde el miedo o desde la confianza.
¿Propone gestionar las emociones?
No. Las emociones no están ahí para ser gestionadas, sino para ser sentidas. Cuando le dices a tu cerebro “este pensamiento no me sirve en este momento” empieza a proponerte pensamientos distintos y el círculo vicioso en el que solemos estar atrapados se rompe.
¿Dejamos de repetir, y repetir...?
Así es, y tu realidad cambia porque cuando tú decides usar un pensamiento, tu cerebro se pone al servicio de ese pensamiento y construye una percepción de la realidad coherente con lo que piensas. Al cerebro no le importa la verdad, sólo la coherencia.
¿Pensamientos y emociones que recolectamos para vivir?
Sí, para hacernos una idea del mundo y de quienes somos. Cada vez que el cerebro encuentra un parecido entre situaciones, personas, cosas..., simplifica el asunto asignando el mismo nombre a todas ellas.
¿Y simplifica mucho?
No hay ninguna duda de que el cerebro deja de ver cuando cree saber.
Eso es grave.
Sí, porque sólo el que no sabe mira. El origen de cualquier problema es olvidar que estamos viendo una imagen mental y no la realidad.
¿Nuestro cerebro crea la realidad?
Sí, la realidad es una percepción individual que genera el cerebro en base a tres premisas: la base genética, su experiencia pasada y las predicciones futuras.
¿Los pensamientos son una propuesta neuronal?
Sí, que nuestro cerebro hace ante cada situación de vida basándose en el pasado. Hay tres cosas fundamentales que todos debemos saber.
Adelante.
En primer lugar, la neurociencia nos demuestra que la memoria es muy poco de fiar, pero constantemente nuestro cerebro nos lleva a tomar decisiones hoy, a partir de lo que almacena nuestra engañosa memoria.
Segundo punto.
Los pensamientos. Nuestro cerebro piensa con la misma naturalidad que nuestro corazón bombea sangre y nuestros pulmones aire, essu función: pensar. No piensas tú, piensa tu cerebro.
¿Cómo aplico esto al día a día?
Cuando asumes que aquello que piensas sólo es una propuesta de tu cerebro partiendo del recuerdo del pasado, de tu base genética y las propuestas de futuro que te presenta la mente, tus pensamientos dejan de ser un hecho.
Tercer punto.
Las emociones. El 85% del tiempo sentimos lo que pensamos. Lo que estoy sintiendo ahora es el resultado de mis asociaciones mentales.
¿Qué hacemos con esta información?
Lo que yo propongo es alinear nuestra conducta con la forma de funcionar de nuestro organismo. Estos tres ingredientes bastan para hacer una pequeña revolución en tu manera de ver la vida, no en tu vida. Teniendo en cuenta que los cambios de percepción tienen una gran influencia, ya que nos relacionamos con el mundo a través de lo que percibimos.
Percibimos el 0,5% de la realidad.
Esa es la información que llega a nuestro cerebro, para todo lo demás nuestro cuerpo no tiene sensores para captarlo. Y de ese 0,5% de información llega a la parte consciente el 0,01%, esa es la materia prima con la cual nuestro cerebro construye sus pensamientos y emociones.
¿Recuerdos y pensamientos son falsos?
En un 99,9%. Por eso insisto en que, siendo condescendiente, lo que pienso son propuestas cerebrales; pero podemos usarlas o no.
Interesante.
Yo lo que propongo es darle un uso diferente a los pensamientos, en lugar de creérselos y defenderlos a capa y espada, pregúntese cómo le hace sentir ese pensamiento. Inmediatamente recibirá lo que llamamos la sensación afectiva: bienestar o malestar y el nivel de excitación.
¿Y?
El malestar te está informando de que ese pensamiento que te está proponiendo el cerebro no es útil en ese momento, y ahí es donde está el giro. Cuando retiras la atención de ese pensamiento y lo pones en lo que sientes, ya estás no usándolo.
No se trata de cambiar lo que sentimos.
El cerebro interpreta que un pensamiento es útil cuando le presto atención. La próxima vez la probabilidad de que mi cerebro me proponga ese pensamiento que he descartado disminuye.
Entiendo.
El cerebro nos propone todo el tiempo los pensamientos que más usamos, se aferra con fuerza a sus patrones mentales más arraigados y consume gran parte de su energía resistiéndose a los cambios en lugar de adaptarse.
Es primitivo.
En la raíz de todo malestar, si analiza qué hay detrás de los pensamientos que le crean malestar, verá que está básicamente el miedo. Y ahora viene algo interesante.
...
El miedo y la confianza utilizan las mismas redes neuronales, son las dos caras de la misma moneda, eso significa que en cada situación de vida estamos decidiendo si vivirla desde el miedo o desde la confianza.
¿Propone gestionar las emociones?
No. Las emociones no están ahí para ser gestionadas, sino para ser sentidas. Cuando le dices a tu cerebro “este pensamiento no me sirve en este momento” empieza a proponerte pensamientos distintos y el círculo vicioso en el que solemos estar atrapados se rompe.
¿Dejamos de repetir, y repetir...?
Así es, y tu realidad cambia porque cuando tú decides usar un pensamiento, tu cerebro se pone al servicio de ese pensamiento y construye una percepción de la realidad coherente con lo que piensas. Al cerebro no le importa la verdad, sólo la coherencia.
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