“Tengo la misma enfermedad que sufre Stephen Hawking”, explicó Kroto a El País hace dos semanas, durante la presentación en Londres de la Medalla Stephen Hawking,
a la que acudió en una silla de ruedas para sorpresa de muchos asistentes. “Ahora no puedo andar y mi voz se está yendo”, detalló.
El científico británico ganó el Nobel de Química en 1996 por descubrir los fullerenos junto a los estadounidenses Robert Curl y Richard Smalley. Estas moléculas esféricas de carbono muy parecidas en estructura a
un balón de fútbol eran interesantes por su potencial aplicación en nuevas terapias, aunque su hallazgo surgió de la más pura curiosidad por la formación de estos compuestos en las estrellas.
Kroto (Wisbech, Reino Unido, 1939) ha sido siempre una mente inquieta. De no haber descubierto los fullerenos podría haberse dedicado al diseño gráfico, otra de sus pasiones. También ha hecho importantes apuestas por la
divulgación científica, en especial entre niños y jóvenes, y ha mantenido una activa vida política que le ha llevado a criticar públicamente a
papas y presidentes. Ahora está jubilado. “Lo que hago es trabajar en
mi página web, publicando en ella todo lo que he hecho, pero pronto no podré hablar”, reconoce. En esta entrevista, breve por el visible cansancio que le produce hablar, el científico discurre sobre la importancia del hallazgo que hizo en 1985 y sobre la necesidad de redirigir la investigación hacia los verdaderos problemas de la humanidad.
Hay que dirigir la investigación hacia criterios de interés humanitario
Pregunta. ¿Qué ha sido lo más excitante en su campo de trabajo?
Respuesta. Lo más excitante es que la predicción que hice hace 27 años se ha hecho realidad, que las moléculas de C60 [el fullereno hecho de 60 átomos de carbono] están por todo el universo.
P. ¿Qué implicaciones tiene eso?
R. Puede que sea esta la molécula que transporta carbono al lugar en el que se forman los planetas. La implicación es que el C60 puede sobrevivir y después romperse en moléculas más pequeñas
P. ¿Cree que hay vida en otros planetas?
R. Supongo que hay bacterias, formas primitivas de vida.
P. ¿Y vida inteligente?
R. Bueno, no hay vida inteligente aquí. Creo que ese es el problema. El mismo impulso que ha hecho que lleguemos hasta donde estamos actualmente puede ser autodestructivo. A medida que se desarrolla la tecnología, la gente puede usarla para destruirnos. Ahora mismo estamos mandando señales por toda la galaxia y aún no hemos visto nada. Tenemos radiotelescopios muy sensibles, pero por ahora no hay nada obvio de que haya formas de vida tan avanzadas desde el punto de vista tecnológico como nosotros.
P. En 1996 dijo que sin educación científica la humanidad no durará más allá del siglo XXI ¿Cree que han mejorado las cosas?
R. Es cierto. Mira por ejemplo el uso de combustibles fósiles. Necesitamos un gran descubrimiento rompedor en ciencia y tecnología para evitar una catástrofe. No estamos lo suficiente preparados en ese aspecto. Un montón de gente se cree falacias. La ciencia es como es y la gente no la quiere reconocer. La ciencia es una forma de pensar, mantiene que solo lo que es verdad merece ser contado. La gente que inventa cosas puede ser muy mala. Es lo que vemos hoy cada día, la gente se cree cosas y hace cosas horribles. Por ejemplo, el terrorismo. Antes tenías que matar a la gente de uno en uno, ahora puedes matar a 90 de una vez y serán posibles armas que podrán destruirnos a todos.
Si tu móvil fuese tan efectivo como rezar no lo comprarías
P. La crisis económica ha empujado a muchos gobernantes, incluidos los españoles, a reducir el presupuesto para investigación ¿Qué les diría?
R. Deberían reconocer que nuestra única esperanza es la tecnología, pero esta debe estar guiada por criterios humanitarios y no por el beneficio económico. Yo no quiero que se desarrollen aviones de combate. Tenemos que pensar en este asunto y dirigir a la sociedad y a la investigación hacia criterios de interés humanitario.
P. ¿Cuál cree que será la próxima revolución científica?
R. Soy un científico, no tengo ni idea. Pero una cosa es segura, la próxima será una gran sorpresa y vendrá a través de la ciencia básica, la fundamental, no la que usa la ciencia para hacer dinero. Mi descubrimiento se hizo gracias al interés por las estrellas, no en la nanotecnología, y ese es el problema.
P. Hace unos años firmó una carta de condena del Papa Benedicto XVI ¿Qué piensa del nuevo?
R. Bueno, ha hecho cosas buenas. El anterior era antagonista de lo secular. Por ejemplo, no reconocía que el 50% de la gente en Reino Unido declara no tener religión. No podía simplemente ignorarlos. Por eso gente como yo, que solo aceptamos la validez de la verdad, de la evidencia, reconocemos que lo que la gente inventa, las religiones, pueden ser peligrosas. Como podemos ver en Oriente Medio. El papa actual es mucho mejor que el anterior pero, aún así, se puede hacer mucho con el humanismo. El humanismo reúne todo lo bueno que hay en la religión y nada de lo malo.
P. ¿Hay algún lugar para Dios en la ciencia?
R. Yo creo que no. Nueve de cada diez científicos de élite son escépticos, solo aceptan evidencias, pruebas. Depende de a qué llames Dios. Si dices que es la naturaleza entonces sí, pero si quieres que sea el concepto de la iglesia, no hay ninguna prueba. La ciencia se basa en probar si las cosas funcionan y, si lo hacen, entonces tu móvil funciona. Si fuese tan efectivo como rezar, no lo comprarías. Las ecuaciones de Maxwell están probadas y funcionan cada vez que enciendes tu teléfono, cada vez. Billones y billones y billones de pruebas a favor de esas ecuaciones.
P. ¿Por qué le gustaría ser recordado?
R. No me importa mucho. Creo que he sido un tipo bastante decente. Intento ayudar a la gente a través de la educación, con mi web, a través de unos cuantos proyectos humanitarios, como por ejemplo escribir cartas a favor de Raif Badawi, un bloguero que está en prisión en Arabia Saudí, o hace ya tiempo escribir a Bush y Blair para que no invadieran Irak. Ese tipo de cosas son las más importantes. Ya que gané el premio Nobel, lo usé para intentar mejorar un poco las cosas.
http://elpais.com/elpais/2015/12/28/ciencia/1451325056_934944.html
http://www.kroto.info/
http://www.kroto.info/quotes/
http://www.kroto.info/books/
El pasado sábado falleció Harold Walter Kroto, uno de esos escasos científicos que marcan una época y cuya aportación a la ciencia queda para siempre grabada en el acervo cultural de la humanidad. En primer lugar, por el enorme alcance del descubrimiento científico de los fullerenos que realizó, en 1985, junto a Robert Curl y el ya fallecido Richard E. Smalley —además de los entonces estudiantes Jim Heath y Sean O’Brien— y que, 11 años después, les valió la concesión del premio Nobel de Química de 1996
Hombre preocupado por los demás, lo que le valió tener una gran popularidad y un enorme número de amigos dentro y fuera de la profesión, fue nombrado sir por la reina Isabel II de Inglaterra en 1996. Kroto se retira de Sussex a la Universidad del Estado de Florida en 2004, donde permaneció hasta el pasado 2015, cuando, coincidiendo con el 30º aniversario del descubrimiento de los fullerenos, se le hizo un homenaje en la Royal Society of Chemistry en Londres. Tuve la suerte de asistir a este momento histórico que mostró al Kroto humano de siempre con signos graves de la enfermedad (HeLa) que, finalmente, ha acabado con su vida.
Kroto fue un adelantado a su tiempo y nos ha dejado algunos mensajes claros que no debemos desatender. Ya en 1996 dijo que sin educación científica la humanidad no duraría más allá del siglo XXI. Este mensaje aún no ha calado en los responsables de la ciencia en nuestro país. Iconoclasta y rompedor, creyente de la ciencia, firmó una carta de condena al papa Benedicto XVI por ser antagonista de lo secular. Si bien afirmaba que no hay lugar para Dios en la ciencia, consideraba el humanismo algo que reúne todo lo bueno que hay en la religión y nada de lo malo.
Enemigo de los mitos por considerarlos “la causa de la conformidad del pensamiento”, se definía a sí mismo como “un tipo bastante decente” al que no le importaba mucho cómo le gustaría que fuese recordado. Harry Kroto será recordado no solo por sus muchos amigos sino, también, por las futuras generaciones por su gran aportación a la ciencia y por su humanismo infinito. Como se dijo de Lavoisier, se tardará más de un siglo en tener otro científico de esta talla.
Nazario Martín es catedrático de Química Orgánica en la Universidad Complutense y presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España.
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