Premio Nobel de Medicina para los 'padres' de la vacuna de ARNm contra el Covid
Katalin Karikó y Drew Weissman han recibido la distinción de la academia sueca por sus aportaciones a la Medicina del siglo XXI: "Sus hallazgos innovadores han cambiado la comprensión sobre cómo el ARN mensajero interactúa con el sistema inmunitario"
La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo ha distinguido con el Premio Nobel de Medicina y Fisiología a los 'padres' de las vacunas de ARNm contra el Covid, Katalin Karikó (Szolnok, Hungría, 1955) y Drew Weissman (Lexington, EEUU, 1959). "Nunca pensé en ganar", ha reconocido Weissman, en la rueda de prensa que ofrecieron desde Philadelphia ambos investigadores. "No trabajamos para obtener el galardón, sino para tener una solución a un problema médico", apostilla Karikó.
"Mediante sus hallazgos innovadores, que han cambiado de forma fundamental nuestra comprensión sobre cómo el ARN mensajero interactúa con nuestro sistema inmunitario, los galardonados han contribuido al desarrollo a una velocidad sin precedentes de una vacuna frente a uno de las mayores amenazas para la humanidad en los tiempos modernos", ha destacado el jurado.
Al contrario que las vacunas 'convencionales', que se valen de patógenos debilitados o inactivados para estimular al sistema inmunitario para que aprenda a localizar y destruir a ese 'enemigo', las vacunas de ARNm se aprovechan de nuestra maquinaria celular para que sean nuestras propias células las que produzcan proteínas idénticas a las que portan los virus en la superficie, de forma que el sistema inmune se entrene y aprenda a reconocerlas para que esté preparado en caso de que se produzca una infección.
Esta innovadora tecnología que nunca antes se había empleado en el desarrollo de una vacuna -y en la que están basadas las vacunas contra el Covid de Pfizer y Moderna- permitió cambiar el curso de la pandemia.
Según estimaciones realizadas por por científicos del Imperial College de Londres, solo en los 12 meses que transcurrieron entre diciembre de 2020 y diciembre de 2021, las distintas vacunas que se desarrollaron contra el Covid evitaron la muerte de unos 20 millones de personas en todo el mundo.
Las vacunas que se basan en patógenos debilitados o inactivados o las que usan 'trozos' del microbio para 'enseñar' al sistema inmunitario requieren largos procedimientos de desarrollo, con cultivos celulares a gran escala, lo que limita la posibilidad de responder rápidamente ante una nueva epidemia.
Sin embargo, las vacunas de ARNm, creadas mediante biotecnología, permiten adaptar la secuencia genética deseada de forma rápida y eficaz, lo que acelera el proceso.
Cabe destacar que el camino hasta la consecución de las vacunas no fue sencillo. Tal y como recordaba recientemente en una entrevista con este diario Katalin Karikó, al principio nadie creía en la idea de que la tecnología basada en ARN mensajero podía ser útil para la biomedicina.
De forma conjunta, Karikó y Weissman desarrollaron métodos de modificación del ARN mensajero para evitar su destrucción por parte del sistema inmunitario humano, una vez introducido en el organismo, abriendo la posibilidad de utilizarlo como agente terapéutico. Su utilización para desarrollar vacunas del Covid fue su primera aplicación clínica, pero se explora ya su uso en otras áreas, como el cáncer, el VIH, la gripe o la malaria.
Pese a que para muchos el galardón ha tardado en llegar, Weissmann ha explicado por qué les ha pillado por sorpresa. "Normalmente estos grandes avances tardan nueve años en ser reconocidos por la institución". Al tiempo, recuerda que estos avances no han sido fruto de diez meses, sino de décadas de trabajo. "Desde 1999 trabajamos juntos. Han sido 24 años de investigaciones codo con codo", expone Karikó. "Ya en 1997 vimos el potencial que esta tecnología tenían. Y nunca nos rendimos".
Ambos investigadores han insistido en que la pandemia ha servido para acelerar los ensayos clínicos y demostrar los beneficios clínicos que las inversiones en la tecnología de ARNm tiene. "Ahora tenemos que enfocarnos en los siguientes pasos, no solo en las vacunas ya conseguidas contra el Covid, sino en las aplicaciones que están ahí, cáncer, infecciosas...".
Ambos científicos ya habían sido galardonados previamente con reconocimientos como el Premio Princesa de Asturias o el Premio Fronteras del Conocimiento en Biomedicina que otorga la Fundación BBVA.
REACCIONES DE LA COMUNIDAD CIENTÍFICA: "UN PREMIO MUY MERECIDO"
Para Mariano Esteban, jefe del grupo de Poxvirus y Vacunas del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC), se trata de "un Premio Nobel muy merecido por la relevancia que ha supuesto la tecnología desarrollada por ambos investigadores sobre llevar el mRNA al interior de una célula, incrementar su estabilidad, encapsularlo en nanopartículas y conseguir su aplicación como vacuna eficaz frente a agentes infecciosos como el SARS-CoV-2/COVID-19".
Su aplicación, además, "abre las puertas a su uso frente a otras patologías como el cáncer. Como siempre ocurre en ciencia hay otros investigadores que también podrían haber formado parte del elenco", añade Esteban.
Es un ejemplo de la perseverancia de los investigadores para seguir adelante con su trabajo sobre el mRNA, a pesar de muchas negativas para financiarlo
La directora del Laboratorio de Coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC), Isabel Sola, apunta que el galardón "es muy merecido" ya que "reconoce cómo un trabajo de investigación básica de Kariko y Weissman alrededor de 2005 ha permitido el desarrollo de una nueva clase de vacunas de mRNA que han salvado millones de vidas en la pandemia".
"En mi opinión es un premio a la ciencia básica y a su aplicación para resolver problemas del mundo real. Es un ejemplo de la perseverancia de los investigadores para seguir adelante con su trabajo sobre el mRNA, a pesar de muchas negativas para financiarlo. Aunque antes de 2020 ya hubo algunos intentos de utilizar el mRNA como molécula terapéutica en terapia génica o cáncer, finalmente la pandemia fue la oportunidad de aplicarlo frente a un nuevo patógeno. El éxito de los resultados lo hemos conocido todos en primera persona", añade la investigadora.
Ignacio Melero, co-director del Servicio de Inmunología e Inmunoterapia de la Clínica Universidad de Navarra e investigador senior del CIMA, subraya que "es un premio Nobel claramente muy merecido ya que las vacunas de mRNA que partían de su concepto original han salvado a Occidente en la pandemia COVID".
Como siempre ocurre en ciencia hay otros investigadores que también podrían haber formado parte del elenco
"El desarrollo de las vacunas basadas en mRNA en vez de proteínas o microorganismos atenuados tenía muchos obstáculos que han requerido de múltiples soluciones biotecnológicas. Estos investigadores fueron los pioneros sin duda alguna, pero en las aplicaciones prácticas de la vacunación mRNA ha habido otros investigadores que merecerían también el galardón entre los que incluiríamos destacadamente tanto a Ugur Sahin como Ozlem Turecci. En particular por el desarrollo de la necesaria formulación del mRNA en nanopartículas de lípidos y por el desarrollo clínico vertiginoso de la primera vacuna COVID eficaz".
Para Melero, las vacunas mRNA probablemente transformarán la prevención de otras enfermedades infecciosas para las que hoy en día carecemos de vacunas eficaces y están demostrando su eficacia en algunos tipos de cáncer principalmente para prevenir la recidiva tras la cirugía.
El uso terapéutico en cáncer lo valora desde el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Luis Álvarez Vallina, jefe de la Unidad de Investigación Clínica en Inmunoterapia del Cáncer H12O-CNIO. "La tecnología ARNm es la base de la próxima revolución que viviremos en oncología, el desarrollo de vacunas personalizadas según el perfil mutacional específico de cada tumor. Los primeros ensayos clínicos con vacunas ARNm en cáncer están demostrando un enorme potencial y la posibilidad de ser combinadas con otras estrategias de inmunoterapia para mejorar la supervivencia de los pacientes de forma muy significativa".
Los primeros ensayos clínicos con vacunas ARNm en cáncer están demostrando un enorme potencial
Y Vallina no olvida mencionar que "la bioquímica Karikó y el inmunólogo Weissman desarrollaron por primera vez métodos de modificación del ARN mensajero (ARNm) para evitar su inmunogenicidad, abriendo así la puerta al uso del ARNm como herramienta terapéutica"
Por su parte, Maite Huarte, directora de la División de Terapias de ADN y ARN del CIMA Universidad de Navarra, indica que la concesión del Nobel a Karikó y Weissman es una gran noticia. "La vacuna del ARNm es un ejemplo clarísimo de cómo la investigación básica se traduce en los grandes avances de la Medicina. En especial me alegro por el reconocimiento a Kataliln Karikó, que durante mucho tiempo trabajó fiel a sus ideas a pesar de no tener el apoyo de las agencias financiadoras ni de su propia universidad. Un muy merecido reconocimiento de un avance que ha abierto la puerta al desarrollo de muchas otras vacunas y tratamientos basados en moléculas de ARN".
Desde la Asociación Española de Vacunología (AEV), Amos García Rojas también pone en valor esta distinción. "Por un lado, han introducido un elemento totalmente novedoso en el mundo de las vacunas: el ARN mensajero, que nos permite modificar la percepción histórica sobre cómo interviene las vacunas en el contexto de su impacto en las enfermedades de transmisión. Por otro lado, han dado una respuesta rápida a la pandemia más importante en los últimos tiempos: el SARS-CoV-2".
Y García Rojas subraya que con estos elementos ya se podía justificar el galardón en la edición pasada, "ya esperábamos que hubieran sido distinguidos en 2022 y no fue así. Hay que felicitarlos por la innovación que gracias a ellos se ha introducido en el mundo de las vacunas, en el que han marcado un punto de inflexión".
El presidente de la AEV, Jaime Jesús Pérez, concluye que "es de esos premios que todos los profesionales sanitarios recordaremos, porque tiene varios componente importantes: pone en valor la investigación básica traducida en una investigación aplicada para vencer una de las mayores amenazas del siglo XXI".
Por su parte, la genetista Alexandra Henrion Caude, autora de Los aprendices de brujo, deja la puerta a preguntas sobre si conocemos del todo el funcionamiento del ARNm: "Si hay una tecnología que sigue planteando preguntas sin respuesta, ésa es la de las vacunas de ARNm. Sin embargo, es en este contexto en el que se acaba de conceder el Premio Nobel a los descubridores Katalin Karikó y Drew Weissman". Y puntualiza que "este galardón podría ser una invitación a reconsiderar, en la humildad de la investigación, el aspecto verdaderamente experimental de esta inyección genética masiva, para finalmente plantear juntos las preguntas sin respuesta sobre el uso de un código genético completamente nuevo para la especie humana".
OTROS PREMIADOS
El año pasado fue distinguido con el Nobel de Medicina el biólogo sueco Svante Pääbo (Estocolmo, 1955) por sus hallazgos sobre la evolución humana y la secuenciación del genoma de especies extintas.
En 2021, el galardón fue para los científicos David Julius y Ardem Patapoutian por haber sabido desentrañar los mecanismos que nos permiten sentir el frío, el calor, la presión o el dolor.
Tras el galardón de Medicina, que abre todos los años la entrega de los Nobel, seguirán el de Física el martes 3 de octubre, Química el miércoles 4 y Literatura el jueves 5. El viernes 6 se concederá el Nobel de la Paz y, finalmente, el galardón a las Ciencias Económicas se anunciará el lunes 9.
Premio Nobel de Medicina para los 'padres' de la vacuna de ARNm contra el Covid | Salud (elmundo.es)
Drew Weissman: "Cuando tuvimos la secuencia del virus nos llevó solo unas horas generar el ARNm"
Junto a Karikó y Felgner, ha explicado este lunes en rueda de prensa sus investigaciones para el desarrollo de vacunas frente a la covid-19. Con otros cuatro investigadores han ganado el 'Premio Princesa de Asturias de Investigación'.
Los investigadores cuyos trabajos han sido fundamentales para el desarrollo de las vacunas frente a la covid-19 y que ya están en Oviedo para recoger el viernes el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica han destacado las enormes posibilidades de los procedimientos basados en ARN mensajero, sobre todo, en el caso de las vacunas por su rapidez, potencia y seguridad. "Cuando tuvimos la secuencia del virus en unas horas conseguimos empezar a generar el ARNm".
Y han sido claros al señalar que "si la vacuna no llega a todo el mundo no controlaremos la pandemia". Así lo ha señalado en Oviedo Drew Weissman, inmunólogo, que trabaja en la Universidad de Pensilvania junto a otra de las galardonadas Katalin Karikó, bioquímica, pionera en el estudio de las posibilidades terapéuticas de esta molécula y considerada la madre de este tipo de vacunas. Ambos llevan décadas trabajando en vacunas basadas en ARNm y vieron que esta molécula provocaba fuertes reacciones inflamatorias porque el sistema inmunitario la detectaba como intrusa.
La accesibilidad de la vacuna no es un problema de fabricación sino de factores políticos
Weissman destacó la rapidez con la que permiten avanzar las investigaciones basadas en ARNm frente a las estrategias que trabajan con virus inactivados. "El ADN codifica todas las proteínas que forman la vida y para ese proceso las células realizan una copia del ADN utilizando el ARNm que es leído por una especie de máquina que es el ribosoma, de modo que se produce la proteína a partir del mismo código".
Las vacunas que utilizan esta tecnología se basan en que el cuerpo reconoce esa proteína como ajena y así se genera la respuesta inmunitaria. La principal ventaja de este procedimiento, según ha señalado Weissman, es la velocidad frente al mayor tiempo de investigación que necesitan las estrategias basadas en virus inactivados, "que requieren aislar el virus, cultivarlo y aprender a inactivarlo".
"Con ARN solo necesitamos la secuencia y saber la proteína que nos interesa. Con coronavirus llevábamos mucho tiempo trabajando por eso este segundo aspecto ya lo sabíamos y en cuanto tuvimos la secuencia nos llevó unas pocas horas empezar a generar el ARN, de ahí la rápida velocidad de producción", ha explicado Weissman.
PROTECCIÓN POTENTE Y SEGURIDAD
Otra de las ventajas destacadas por este investigador han sido "la protección muy potente y la seguridad, con más de mil millones de personas vacunadas y ningún efecto adverso grave". En la misma línea se pronunció Katalin Karikó, quien explicó que con las vacunas de ARN se utiliza la misma configuración de laboratorio para cualquier secuencia de codificación y cualquier vacuna, de ahí la rapidez, "algo muy importante en momentos de pandemia".
Si la vacuna no llega a todo el mundo no se controlará la pandemia
Con respecto a la administración de una tercera dosis y las dificultades de aún muchos países para administrar la primera vacuna Weissman ha explicado que "llevamos muchos trabajando por la igualdad en el acceso a las vacunas, desde mucho antes de la pandemia por Covid-19", y ha sido claro al decir que "hasta que no consigamos que todo el mundo se vacune no acabaremos por controlar la infección". Según sus palabras la tercera dosis es precisa para conseguir la inmunidad necesaria frente a la infección "pero si el resto del mundo no pone en marcha el programa de vacunación no controlaremos la epidemia".
FACTORES POLÍTICOS, NO PROBLEMAS DE PRODUCCIÓN
Por su parte Philip Felgner, inmunólogo de la Universidad de California, ha sido claro y contundente al señalar que los problemas en la accesibilidad a las vacunas frente al coronavirus no están relacionados con la fabricación del producto sino "con factores políticos". Karikó respaldó sus palabras y matizó que, aunque la fabricación inicial llevó un tiempo y por eso en primera instancia no había tantas vacunas disponibles como era deseable, "ahora ya se ha cogido el ritmo y cada vez habrá más".
POSIBILIDADES INFINITAS DEL ARNM
Sobre la utilidad de las técnicas basadas en ARNm esta experta señaló que son "ilimitadas". Entre ellas citó los ensayos que se están ya llevando a cabo para codificar una proteína que genera nuevos vasos sanguíneos cuando se inyecta en el corazón, así como las investigaciones con distintas citokinas en tratamientos oncológicos.
MÁS RÁPIDO, MEJOR Y MÁS ECONÓMICO
Felgner ha explicado que la denominación que se le dan a estas nuevas estrategias es el de tecnología disruptiva pero lo que hace es permitirnos trabajar "más rápido, mejor y de una forma más económica" y comparó la situación a la vivida hace unos años con los anticuerpos monoclonales. Respecto a la técnica de microarrays en la que es experto, Felgner señaló que se utilizan para medir la respuesta de anticuerpos relacionados con infecciones o vacunas.
"Cuando llegó este coronavirus teníamos una micromatriz que medía ya 88 virus respiratorios a la vez". Los resultados de los ensayos para conseguir la inmunidad colectiva fueron sorprendentes, "impresionantes. No lo podíamos creer y tuvimos que esperar a una segunda fase del análisis para estar convenidos de que era verdad, que funcionaba y eso es lo que ahora nos ha traído hasta aquí".
Felgner, Karikó y Weissman recogerán el viernes en Oviedo el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, junto a Uur ahin, Özlem Türeci, Derrick Rossi y Sarah Gilbert, por su contribución de forma independiente a las vacunas conseguidas hasta la fecha
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El Instituto Karolinska ha concedido el Premio Nobel de Medicina o Fisiología a Katalin Karikó y Drew Weissman por sus revolucionarios descubrimientos, que han cambiado radicalmente nuestra comprensión del modo en que el ARNm interactúa con nuestro sistema inmunitario, y han hecho posible el desarrollo de vacunas a una velocidad sin precedentes durante la pandemia de covid-19.
Carlos Briones
Doctor en Bioquímica y Biología Molecular, investigador del CSIC en el Centro de Astrobiología, donde dirige un grupo que investiga sobre el origen y la evolución temprana de la vida y el mundo ARN, coautor de 12 patentes en biomedicina y biotecnología
El Premio Nobel de Fisiología o Medicina de este año ha galardonado a los dos científicos que han hecho posible una aproximación revolucionaria en el campo de la inmunología, al poner a punto la tecnología para producir vacunas de ARN mensajero (ARNm): la bioquímica húngara Katalin Karikó y el médico norteamericano Drew Weissman.
La innovación clave de su aproximación consiste en la producción in vitro de ARNm con una de sus bases nucleotídicas modificada químicamente (pseudouridina en vez de uridina) y cuya secuencia codifica la proteína inmunogénica de interés (por ejemplo, la proteína spike o S del coronavirus SARS-CoV-2). Ese ARNm, debidamente encapsulado, se puede administrar por diferentes vías, es interiorizado por las células dendríticas del sistema inmune y su traducción dentro de ellas genera y expone la proteína codificada sin que se produzca una respuesta inflamatoria indeseada.
Esta aproximación fue esencial para la producción de las vacunas más eficientes frente al SARS-CoV-2 durante la pandemia de covid-19 (las comercializadas por BioNTech/Pfizer y Moderna), y su uso sin duda ha salvado millones de vidas en todo el mundo. Además, esta misma metodología está siendo utilizada para el desarrollo de vacunas frente a otros patógenos, y en el tratamiento de diferentes enfermedades. Por todo ello, se trata de un premio más que merecido, por el que este año había apostado y que me alegra especialmente. Además, el galardón vuelve a destacar la relación que existe entre la investigación básica y sus aplicaciones biotecnológicas, y subraya la importancia que el ARN (biomolécula intermediaria entre el ADN y las proteínas en todas nuestras células) ha tenido en la biología desde que comenzó la vida en la Tierra, hace unos 3.800 millones de años.
José Gómez Rial
Jefe de Servicio de Inmunología del Hospital Clínico Universitario Santiago de Compostela, director del Laboratorio Inmunogenética y coordinador de Inmunología en el Grupo de investigación en vacunas GENVIP
En el campo de la investigación científica pequeños descubrimientos suponen grandes avances científicos y este es el caso, dado que las investigaciones llevadas a cabo por Katalin Karikó y Drew Weissman sobre las modificaciones en la composición del ARNm permitieron el desarrollo de las vacunas de ARNm que conocemos en la actualidad y que tantas vidas ha salvado durante la pandemia.
Las primeras vacunas ARNm, con la formulación sin modificar, resultaban altamente reactogénicas, con producción de gran cantidad de efectos secundarios inflamatorios a nivel local que hacía su uso impensable en seres humanos. Fueron los trabajos de Karikó y Weissman los que descubrieron que haciendo pequeñas modificaciones en la composición del ARNm (cambio de un Uridina por un pseudo-Uridina en la formulación de los nucleósidos que conforman la molécula del ARNm) disminuía la reactogenicidad y la inflamación, desaparecían los efectos secundarios locales y las vacunas de ARNm empezaron a poder aplicarse a seres humanos.
El nombre de la compañía Moderna proviene de Modi-RNA (modified RNA).
José Alcamí
Virólogo, director de la Unidad de Inmunopatología del SIDA (Instituto de Salud Carlos III) e investigador principal del estudio sobre pautas heterólogas CombivacS
Personalmente, para mí es una alegría la concesión del Nobel a Katalin Karikó, con quien coincidí hace poco en la lección conmemorativa de la Fundación Jiménez Díaz. En cierta manera era la "crónica de un Nobel anunciado" porque Drew Weissman y Katalin Karikó son los progenitores de la modificación del ARN que permite que las proteínas que codifica sean expresadas a alto nivel sin que la maquinaria celular degrade ese ARN.
Destacaría dos aspectos de este Nobel:
- El primero, que es el premio a la constancia, sobre todo de Katalin Karikó, que jugó un papel esencial en el desarrollo de esta tecnología, y que perseveró a pesar de ser un trabajo poco reconocido por la ‘academia oficial’. Como ella misma nos decía, en un sistema altamente competitivo no conseguía proyectos de investigación al no considerarse su línea de trabajo prioritaria.
- El segundo, que se premia a la investigación básica, no a los desarrolladores o a las compañías, aunque hayan tenido un papel fundamental en el desarrollo de las vacunas ARN frente a la covid-19. El mensaje es que hay que apoyar la buena ciencia, sin exigir que sea traslacional de entrada, porque no sabemos hasta dónde llegará la investigación básica, aparentemente más alejada de la aplicación práctica.
En este caso, el trabajo de Weissmann y Karikó, académico, impecable, elegante, centrado en una pregunta de investigación básica, literalmente, ha salvado la vida a millones de personas. Como dice el poema de José Angel Valente No sabemos hasta dónde o hasta cuándo, puede alcanzar una palabra, en este caso, un trabajo de investigación.
Ana Fernández Sesma
Investigadora y viróloga, catedrática y directora del departamento de Microbiología en la Escuela Icahn de Medicina en Monte Sinaí en Nueva York
Me parece un premio Nobel totalmente acertado que está reconociendo el trabajo de científicos durante muchos años en una ciencia fundamental —no me gusta llamarla básica, sino fundamental—, como son las modificaciones del mARN que han permitido que se estabilice y que se puedan utilizar para terapias, en este caso, para vacunas.
Simplemente es un descubrimiento básico que ha servido para que se puedan desarrollar el definitivamente estas vacunas en un tiempo récord por su estabilidad y porque se ha podido entender bien cómo modificarlas. Aparte de que se ha premiado a un equipo que trabaja muy bien y que lleva muchos años trabajando sin reconocimiento y sin casi apoyo. Y encima, en el caso de Estados Unidos siempre gusta ver personas migrantes de otros países que han desarrollado su carrera fuera y que consiguen ese tipo de de logros. Es una alegría y, sobre todo, que se haya reconocido a una mujer, que como bien sabemos hay muy poquitas [entre las laureadas], y es totalmente merecido.
Isabel Sola
Codirectora del grupo de coronavirus en el Centro Nacional de Biotecnología
Me parece un premio muy merecido. Reconoce el trabajo de investigación básica de Karikó y Weissman alrededor de 2005, que ha permitido el desarrollo de una nueva clase de vacunas de mRNA que han salvado millones de vidas en la pandemia.
En mi opinión, es un premio a la ciencia básica y a su potencial aplicación para resolver problemas del mundo real. Es un ejemplo de la perseverancia de los investigadores para seguir adelante con su trabajo sobre el mRNA, a pesar de muchas negativas para financiarlo. Aunque antes de 2020 ya hubo algunos intentos de utilizar el mRNA como molécula terapéutica en terapia génica o cáncer, finalmente la pandemia fue la oportunidad de aplicarlo frente a un nuevo virus emergente. El éxito de los resultados lo hemos conocido todos en primera persona.
Otra lectura de este premio, para quienes dudan de las vacunas frente a la covid por su rápido desarrollo, es demostrar que las vacunas de mRNA tienen detrás un largo camino de investigación de más de 20 años.
La suma de ese conocimiento previo conseguido por Kariko y Weissman y la oportunidad de convertirlo en un producto farmacéutico han sido fundamentales para superar lo peor de la pandemia.
Amós García Rojas
Jefe de Servicio de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Servicio Canario de Salud, miembro del Grupo Permanente para Europa de la OMS y expresidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV)
Sin lugar a dudas, el Nobel a estos dos investigadores está más que fundado por varios conceptos, en primer lugar, porque han introducido un elemento totalmente novedoso en el mundo de las vacunas, como son las vacunas de ARN mensajero que nos debe hacer modificar la percepción histórica que tenemos sobre cómo intervienen las vacunas en el contexto de la protección, ante determinadas enfermedades transmisibles. Y además, evidentemente porque han dado una respuesta rápida y segura al gran problema sanitario que se ha dado en los últimos tiempos, que ha sido la pandemia por el SARS-CoV-2.
Esos dos elementos hacían bien justificada ya que se le concediera el premio Nobel en la edición del año pasado. No fue así y todo esperábamos y deseábamos que se consolidara en la sesión de este año, y así ha sido. Hay que felicitarlos, es totalmente merecido y gracias a ellos la innovación que se plantea en el mundo de las vacunas gracias a su trabajo de investigación significa un punto de inflexión donde ya nada va a seguir siendo igual.
África González-Fernández
Investigadora de CINBIO, catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo, académica de la RAFG y autora del libro divulgativo Inmuno Power: conoce y fortalece tus defensas (2021)
Todas las personas debemos felicitarnos porque la academia Nobel haya concedido este prestigioso premio a los doctores Katalin Karikó y Drew Weissman, bioquímica e inmunólogo respectivamente, claro ejemplo de la importancia de colaboración entre disciplinas, por su trabajo pionero en el desarrollo de vacunas ARN. Ha sido necesaria una pandemia para que esta tecnología diera el salto a ser empleada en clínica. Nunca sabremos si pudiera haberse quedado en un cajón olvidado, como muchos otros descubrimientos, si no hubiéramos tenido la llegada del coronavirus SARS-CoV-2.
La doctora Katalin Karikó, científica de origen húngaro, ha sido la pionera en estudiar y creer desde hace décadas que era posible emplear el ARN (ácido ribonucleico) para desarrollar vacunas. Colaborando más tarde con el doctor Drew Weissman, y tras diversas modificaciones, demostraron la utilidad de esta nueva tecnología, que se mantuvo durante muchos años con la incomprensión, falta de financiación y poco apoyo por parte de la comunidad científica internacional.
La vacuna de ARN, en vez de las vacunas tradicionales que emplean el microorganismo entero o partes de él, usa solamente unas instrucciones (secuencias de ARN) para que la propia célula produzca la proteína concreta. Para que el ARN sea estable se introduce en nanopartículas lipídicas, lo que va a permitir su estabilidad y activar una respuesta inmunitaria eficaz.
Gracias a esta vacuna se han salvado millones de personas de enfermar de forma grave o morir en la pandemia de covid-19, pero también se ha abierto la puerta al desarrollo de nuevas terapias con esta tecnología: ya están trabajando en otras vacunas, y en terapias para cáncer y enfermedades autoinmunitarias gracia a esta tecnología.
Es un verdadero orgullo para la Inmunología que la academia sueca les haya concedido este galardón por el desarrollo de vacunas de ARN. Propongo que se ponga el nombre de Katalin Karikó en calles de pueblos y ciudades españolas.
Natalia Egri
Especialista en Inmunología del Servicio de Inmunología del Hospital Clínic de Barcelona, especializada en respuesta inmunitaria frente a vacunas antiinfecciosas
Manel Juan
Jefe de Servicio de Inmunología
La pandemia por SARS-CoV-2 ha colocado a la inmunología y a la vacunología en un lugar central a nivel mundial, en el contexto de las infecciones, y también generó una urgente necesidad para desarrollar vacunas seguras y eficaces. Gracias a sus descubrimientos, los doctores Katalin Karikó y Drew Weissman pudieron proponer una herramienta que abre la posibilidad para diseñar vacunas de ARN mensajero en el contexto de las infecciones (e incluso en otras enfermedades), permitiendo así el desarrollo de este tipo de vacunas con una rapidez inusual con gran eficacia. De hecho, cabe recordar que se pudo desarrollar la vacuna de mRNA frente a SARS-CoV-2 gracias al desarrollo previo de vacunas antitumorales que pueden ser un gran avance a corto plazo.
Todo esto ha sido clave ya que la inmunización obtenida mediante la vacunación nos ha permitido afrontar y resolver, en gran medida, la pandemia de la covid-19 y salvar millones de vidas a nivel mundial. Esperamos que los criterios de urgencia para la aprobación de estas vacunas se impongan en las agencias reguladoras, puesto que para muchos pacientes la situación es una ‘urgencia personal’ (muchos fallecerán durante los años que necesitan estas aprobaciones) y no pueden esperar los largos periodos que imponen las actuales normas regulatorias.
Por ejemplo, considerar la secuencia del mRNA como productos muy distintos y exigir empezar los procesos para su aprobación ralentizan su implantación (como se evidencia por el hecho que no podemos implantar mRNA de variantes de SARS-CoV-2 más prevalentes que las aprobadas en su momento). Tenemos grandes opciones de mejorar la salud de nuestros ciudadanos si priorizamos la urgencia y la lógica en el tratamiento de cáncer, de muchas infecciones e incluso de otras muchas enfermedades inmunomediadas que no tienen opciones terapéuticas disponibles. Los doctores Katalin Karikó y Drew Weissman han abierto una puerta para mejorar la salud en todo el planeta.
Ignacio J. Molina Pineda
Catedrático de Inmunología
La compleja información contenida en nuestros genes (ADN) necesita procesarse en un paso intermedio (ARN) antes de ser convertida en los productos finales que se encuentran expresados en las células. Inyectar este ARN para conseguir un efecto terapéutico fue una idea postulada a principios de los años 90, pero había dos grandes problemas: el RNA es sumamente inestable y, sobre todo, provoca una rápida y potente reacción inmunitaria que lo destruye rápidamente, por lo que es inviable su aplicación terapéutica.
En 2005, Karikó y Weissman realizaron el extraordinario descubrimiento de que, al realizar pequeñas modificaciones en la estructura del ARN, este ya no era inmunógeno, por lo que no era destruido por el sistema inmunitario y podría ser utilizado en muchas estrategias terapéuticas. Además de este seminal descubrimiento, recibido con escepticismo inicialmente por la comunidad científica, Karikó y Weissman realizaron importantes avances acerca de los métodos para su purificación y administración, lo que ha permitido abrir una nueva era en el tratamiento de enfermedades como el cáncer y prevención de enfermedades infecciosas, debido a su seguridad, rapidez de producción y bajo costo. Un descubrimiento extraordinario.
Margarita del Val
Viróloga e inmunóloga en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, coordinadora de la Plataforma de investigación interdisciplinar en Salud Global del CSIC
Muchas veces el empuje para los avances llamativos de la investigación surge cuando lo permiten las novedades tecnológicas. El desarrollo y la comercialización de las vacunas de ARN mensajero frente a la pandemia de la covid-19 es un claro exponente de ello. Con el premio Nobel de Fisiología de 2023 se reconocen las largas trayectorias de investigación básica de los doctores Katalin Karikó y Drew Weissman que han permitido la modificación óptima del ARN mensajero y su vehiculización en partículas lipídicas. Cuando ha hecho falta se han aplicado los conocimientos básicos a una necesidad tan perentoria como la emergencia mundial de la pandemia, que requería de gran rapidez en todo el desarrollo industrial. Con estas vacunas se ha logrado inducir una inmunidad de actividad protectora tan sólida en gran parte de la humanidad que nos ha permitido enfrentar y, sobre todo, superar la pandemia gracias a la investigación científica.
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