Enfoque integral de la investigación científica
La investigación científica en el campo de la salud es esencial para comprender enfermedades, desarrollar tratamientos efectivos, mejorar la atención médica y promover la salud pública. En este marco, la participación de los jóvenes se concibe fundamental para el progreso continuo de la ciencia y la tecnología en aras de avanzar hacia soluciones concretas en el ámbito sanitario.
En ese sentido, la doctora Melissa García Caballero, señala una evolución del ámbito investigador en nuestro país. “Yo empecé mi tesis doctoral en 2009, y si echo la vista atrás, me doy cuenta de que ha habido un avance importante en estos últimos años, ya que se está invirtiendo más en I+D+i y hay más programas de atracción de talento que hace 14 años. No obstante, la financiación que se destina a Ciencia es limitada y si nos comparamos con otros países europeos tenemos mucho que mejorar aún […]”.
Sin embargo, desde su ámbito de trabajo, la profesora Beatriz Galindo del Dpto. de Biología Molecular y Bioquímica de la Universidad de Málaga, apunta a una falta de motivación por parte de los jóvenes para lanzarse a “esta aventura de la investigación y la ciencia”. “Tenemos que realizar una labor de rescate importante, […], la mayoría de mis estudiantes piensan que la biología o medicina es algo muy sacrificado, que son grados con pocas salidas profesionales, que el salario del investigador es muy bajo o que hay que trabajar muchas horas. […] Hay que mostrarles que la investigación científica es algo apasionante que compensa tanto personal como laboralmente”, incide.
Para la Dra. García-Caballero, la solución pasa por “un cambio cultural, un cambio en cómo está establecido el sistema”. “Hay personal muy capacitado en España y dispuesto a llevar a cabo investigaciones punteras, […], pero tenemos una limitación y hay que romper con ella”. “Si queremos evolucionar y desarrollar más el ámbito científico, necesitamos financiación […] para que nuestros proyectos se puedan materializar y podamos trasladar las ideas del papel a la poyata de un laboratorio y en un futuro a un paciente”. Y “tenemos que adquirir una cultura que sea paralela a la de otros países europeos, si se produce este cambio de mentalidad, estoy segura de que le seguirá lo siguiente, que es invertir más en I+D+i y canalizar fondos para el impulso de la investigación científica”, concluye.
Ahondando en este debate, Melissa también destaca los retos en el ámbito STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) desde la perspectiva de género. “Yo me remito a las estadísticas y, claramente, hay una brecha de género en carreras y educación STEM, […] a menudo, no tenemos referentes femeninos en este tipo de carreras, o no se visualizan tanto, y esto sin duda influye en las más jóvenes cuando de elegir su futuro profesional se trata”. Esto implica no solo desafíos en el ámbito académico, sino también en el laboral. “Existe falta de oportunidades, […] y esto viene acompañado de falta de apoyo y falta de mentoras que guíen y en las que las niñas y jóvenes puedan verse reflejarse en sus años venideros” […] si no tenemos ese ejemplo, quizás es más difícil lanzarnos hacia este tipo de carreras”, apunta.
Otro de los desafíos a tener en cuenta en el ámbito de la investigación es la revolución de las nuevas tecnologías y cómo se integran en todo este entramado. Según la doctora, “necesitamos ese avance tecnológico porque la ingente cantidad de datos que generamos cada día (datos ómicos, de secuenciación de organismos, células de pacientes, imágenes, etc.) es inabordable sin la tecnología y los programas informáticos específicos que nos permiten analizarlos”. “No podemos desvincular la transformación tecnológica del avance sanitario, ya que los análisis de datos masivos e imágenes de diagnóstico son primordiales para el desarrollo biomédico y el descubrimiento de nuevos fármacos y tratamientos”, destaca.
En ese sentido, la investigadora apunta a que el uso de estas tecnologías “supone una ventaja muy grande, pues permite el análisis de muchos datos en poco tiempo”. Por ejemplo, en el caso de diagnóstico y monitoreo, “ahora se están desarrollando programas que gracias a la integración de datos y la inteligencia artificial permiten la interpretación rápida y automatizada de imágenes médicas, como escáneres y resonancias magnéticas, para el diagnóstico temprano de enfermedades”. Para ella, “es imposible pensar ahora en biología o avances sanitarios sin contar con la revolución tecnológica que se ha producido en los últimos años”.
Al hilo de esta reflexión, Melissa también señalaba la conexión de este incremento en el uso de nuevas herramientas digitales con la necesidad de contar con perfiles transversales, evolucionando hacia equipos multidisciplinares para el desarrollo de investigaciones de elevado impacto. “Para hacer un estudio y enfoque integral no sólo podemos tener en cuenta una disciplina; sino todo lo contrario, éste debe ser abordado desde distintos ángulos para conseguir una visión colaborativa. Por ejemplo, en mi caso, yo soy experta en biología, pero en mi equipo cuento con profesionales con experiencia en bioquímica, informática, medicina, etc. porque sólo de esta forma podemos conseguir resultados y decisiones de forma equilibrada y reducir posibles errores…esto es muy importante cuando queremos trasladar a un paciente lo que estamos descubriendo en un laboratorio”, incide.
El intercambio de conocimientos entre las diferentes disciplinas de cara a la práctica clínica es fundamental en este sentido. “Con esto se consigue un enfoque integral, estamos considerando el problema desde todos los ángulos: la parte biológica, la experimentación animal, paciente, estadística, etc.” No solo para poder entender e involucrar a todas las partes, sino también para generar “una buena decisión colaborativa” y que “ese resultado sea lo más exitoso posible”. Para Melissa, “es necesario disponer de personal que te dé su opinión desde distintos ángulos, ya que todo eso nos da la tranquilidad de que estamos reduciendo errores”, apunta.
Desde nuestro país ya se han empezado a sentar las bases de mejora para el fomento de la investigación científica y del desarrollo tecnológico. La I+D+i ha pasado a jugar un papel central en la agenda política, constituyendo la base de las reformas que se están poniendo en marcha. Sin embargo, es fundamental conseguir motivar a las generaciones más jóvenes y aprovechar las ventajas que nos ofrecen las nuevas tecnologías en este campo porque, como bien sabemos, sin investigación, no hay futuro.
Desde 2021 es Investigadora y Profesora Distinguida Beatriz Galindo del departamento de Biología Molecular y Bioquímica de la Universidad de Málaga. Lidera el grupo de investigación “BE18: Vascular biology, Tumor microenvironment and Target Discovery” en IBIMA-Plataforma BIONAND. Es licenciada en Biología, y su tesis doctoral versa sobre la identificación y caracterización de nuevos compuestos anti-linf/angiogénicos y anti-tumorales. En su primera estancia postdoctoral fue becaria Marie Curie en el Laboratory of Tumors and Developmental Biology-GIGA Cancer de la Universidad de Lieja (Bélgica), y en 2017 comenzó su segunda etapa postdoctoral en el Center for Cancer Biology de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Ha publicado más de 42 artículos de investigación en revistas de muy elevado impacto, como Nature, Cell, Cancer Cell, Cell Metabolism y Circulation research.
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No solo jovenes hay mayores de 65 años, que con medios ayudarian en la investigación
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