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martes, 16 de julio de 2019

Las siestas mantienen a raya la hipertensión

Las siestas mantienen a raya la hipertensión

Pueden reducir la presión arterial casi al mismo nivel que pequeñas dosis de medicamentos


La siesta al mediodía está relacionada con la disminución del nivel de la presión arterial. Esta reducción ha sido comparada con la que producen los cambios en la alimentación, el ejercicio físico y algunos medicamentos antihipertensivos. 

Una reciente investigación ha revelado que las personas que duermen la siesta al mediodía son más propensas a que su nivel de presión arterial descienda, en comparación con aquellos que prescinden de ese descanso.
 
El estudio, que será presentado en la 68ª Sesión Científica Anual del Colegio Estadounidense de Cardiología (ACC), apunta a que las siestas pueden tener más efectos que reiniciar nuestro nivel de energía o mejorar nuestro estado de ánimo. De hecho, sitúa sus efectos al mismo nivel que otros hábitos relacionados con el cuidado de la hipertensión y que algunos medicamentos.
 
La Sesión Científica Anual del ACC se llevará a cabo del 16 al 18 de marzo de 2019, en Nueva Orleans, y reunirá a cardiólogos y especialistas cardiovasculares de todo el mundo para compartir los últimos descubrimientos en materia de tratamiento y prevención.
 
La hipertensión suele catalogarse como una enfermedad silenciosa. Casi la mitad de los adultos estadounidenses tienen presión arterial alta, y muchos no lo saben porque, a menudo, no hay signos ni síntomas. Con el tiempo, la presión arterial alta aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardíaco o accidentes cerebrovasculares.
 
Dieta, ejercicio y descanso
 
“La reducción de la sal y el alcohol puede disminuir los niveles de presión arterial entre 3 y 5 milímetros de mercurio (mmHg)", explica en un comunicado el doctor Manolis Kallistratos, cardiólogo del Hospital General Asklepieion en Voula, Grecia. El también coautor del estudio, añade que la medicación antihipertensiva en dosis bajas generalmente disminuye los niveles de presión arterial entre 5 y 7 mmHg de media.
 
En el estudio, una siesta durante el día se asoció con una caída promedio de 5 mmHg en la presión arterial, lo que, según los investigadores, está a la par con lo que se esperaría de otras medidas conocidas que se aconsejan tomar para disminuir la presión arterial. Además, por cada 60 minutos de sueño diurno, la presión arterial sistólica diaria promedio disminuyó en 3 mmHg.
 
"Estos hallazgos son importantes porque una caída en la presión arterial tan pequeña como 2 mmHg puede reducir el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares, como un ataque al corazón, hasta en un 10 por ciento", señala Kallistratos. "Según nuestros hallazgos, si alguien tiene el lujo de poder dormir una siesta durante el día, también puede tener beneficios para la presión arterial alta. La siesta puede ser adoptada fácilmente y por lo general no cuesta nada".
 

Los efectos de la siesta
 
El mismo equipo de investigación descubrió previamente que las siestas del mediodía estaban asociadas con niveles reducidos de presión arterial y que se prescribían menos medicamentos antihipertensivos entre las personas con lecturas de presión arterial muy altas.
 
El estudio incluyó en esta ocasión a 212 personas de 62 años de media, divididos en dos grupos: los que durmieron siesta y los que no (grupo de control). Poco más de la mitad eran mujeres y aproximadamente uno de cada cuatro participantes eran fumadores y/o tenían diabetes tipo 2. Los grupos fueron similares en cuanto a los factores de riesgo para enfermedades del corazón, excepto que había más fumadores en el grupo de siesta.
 
Los investigadores evaluaron y registraron: la presión arterial durante 24 horas consecutivas, el tiempo de sueño al mediodía (la duración promedio fue de 49 minutos), los hábitos de estilo de vida (por ejemplo, el consumo de alcohol, café y sal, y los niveles de actividad física) y la velocidad de la onda del pulso (una medida de rigidez arterial).
 
En general, la presión arterial sistólica promedio fue 5,3 mmHg más baja entre los que durmieron siesta en comparación con el grupo de control. También parecía haber una relación lineal directa entre el tiempo dormido y la presión arterial: por cada hora de siesta, la presión arterial sistólica promedio disminuyó en 3 mmHg.
 
"Obviamente, no queremos alentar a las personas a dormir durante horas a lo largo del día, pero por otro lado, no deben sentirse culpables si pueden echarse una siesta corta, dados los posibles beneficios para la salud", apunta Kallistratos. "Aunque ambos grupos estaban recibiendo la misma cantidad de medicamentos y la presión arterial estaba bien controlada, seguía habiendo una disminución significativa de la presión arterial entre los que dormían durante el mediodía".
 
Aunque son conscientes de que aún es necesario seguir investigando, el equipo de estudio cree que la dieta mediterránea, beneficiosa para la salud del corazón, junto con la aceptación cultural de la siesta, pueden desempeñar un papel en el perfil más saludable que se observa en las poblaciones de esta región.
 
Kallistratos presentará el estudio, “Mid-day Sleep Effects as Potent as Recommended Lifestyle Changes in Patients With Arterial Hypertension” ("Los efectos del sueño al mediodía son tan potentes como los cambios recomendados en el estilo de vida en pacientes con hipertensión arterial), el lunes 18 de marzo.

Referencia

Mid-day sleep effects as potent as recommended lifestyle changes in patients with arterial hypertension. Leonidas Poulimenos et al.. JACC March 12, 2019, Volume 73, Issue 9.

 

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